Otra vez limpiando países

Cabizbajo y meditabundo leo diariamente el parte de guerra, tanto el que da el Ministerio del Interior ruso, como el que proporciona el de por aquí, intentando no intoxicarme y creerme de la misa la mitad, si acaso. Como ya dije, alguien debería dar el paso de declarar un alto el fuego unilateral. Pero la cosa se lía y se lía… Y dado que parece que tengo gafe y que lo que digo nunca se cumple, mejor me callo no sea que algún soldado tropiece con un cable, caiga sobre el botón rojo y para qué queremos más. ¿Por qué nadie me hace caso? ¿Por qué?

La cosa es que esta guerra está consiguiendo que una población que estaba mezclada, se vuelva homogénea. Los pro-rusos de Ucrania porque estarán emigrando en masa a zonas pro-rusas. Y los pro-Ucrania de Rusia porque estarán buscando aires más sanos. Y al final se acabará en ese sueño húmedo de los fachas, que cada cual tiene que estar en su país y punto final. Eso que llaman limpieza étnica, a no ser que hayan inventado en los periódicos otros nombres.

Porque vamos a ver, ahora que el ejército ucraniano tiene iniciativa… ¿Alguien puede dudar de que andarán buscando a los rusófilos que se hayan quedado atrás, para joderles a base de bien? Y es que en la guerra no hay medias tintas. O eres de uno, o eres de otro, o como señalaba agudamente Bakunin en el siglo XIX: como te declares indiferente, te ahorcan ambos bandos.

En fin, que como mínimo los rusófilos de Ucrania, que los hay o los había, tendrán que hilar muy fino ahora que hablar en ruso, lo mismo está hasta mal visto por aquellas latitudes. Seguramente cuando vayan a comprar el pan, emitirán gruñidos o lenguaje de signos (esperemos que universal) si no hablan un ucraniano fluido.

Y estas son las consecuencias de las grandes ideas de los grandes hombres: millones de personas huyendo, infraestructuras destruidas para décadas, decenas de miles de muertos, y otros tantos heridos multiplicados por tres. Más las secuelas post-traumáticas por las barbaridades que se ven obligados a llevar a cabo los soldados. Más las muertes que se producirán por desatención de ancianos, infecciones variadas… Y los curas de las diversas confesiones, bendiciendo la masacre. Escuela, himno, bandera… Esto es así. ¿Quiénes no participan en ese enredo? Los gitanos. Por ejemplo. Bien por ellos y ellas. No consta en parte alguna que un gitano haya tirado una bomba atómica, o declarado una guerra.

De todas maneras tengo que confesar que a mí lo que más me llama la atención de este bochinche, no es el aspecto humanitario de la guerra, si no el tema militar. Hay que ver cómo ha cambiado el ejército desde que yo estuve con el uniforme. Desde luego, si algún día nos da por hacer de una vez la revolución social y obrera, y hay que enfrentarse al ejército, vamos a tener más problemas que en el siglo XIX. Porque ahora te planta un chavo un dron iraní en la cabeza, y te suelta un pepino, que adiós muy buenas. Luego lo suben al YouTube ese, y dicen que eres un actor. 

La vida cambia. Habrá que adaptarse al cambio, porque todo permanece igual.

Acratosaurio rex

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