El grupo REDES de Cordialidad[1], cumple cinco años de existencia este 2 de noviembre de 2023. El grupo va cumpliendo años y eso es motivo de alegría, no queremos transmitir la idea de que está resultando fácil (quizás lo más complicado es estabilizar el grupo y que haya continuidad en cuanto a sus integrantes). Estos tiempos no son propicios al pensamiento, al debate y a la reflexión lenta, son más bien tiempos de rapidez, de confrontación y de pocas ideas reposadas.
El Movimiento Libertario no pasa por su mejor momento y las disensiones y enfrentamientos están a la orden del día. Por fortuna, nuestra apuesta por la cordialidad como clave política, que significa renunciar al desafecto y la enemistad y apostar por el afecto, la amabilidad y la franqueza entre nosotras, funciona después de cinco años. Desde esta experiencia positiva vamos manteniendo este grupo virtual de debate y reflexión anarcofeminista.
Hemos llevado a cabo dieciséis debates sobre temas (y formatos) diversos. Este último año hemos desarrollado tres debates: el debate catorce tuvo como motivación la película «Las margaritas». La película trata de dos chicas que intentan entender el significado del mundo y de sus vidas. Realizada por Věra Chytilová, una de las más grandes directoras del cine checo; está considerada una obra maestra en cuánto a surrealismo se refiere.
El debate número quince nos llevó a la lectura de un texto de Peggy Kornegger, «Anarquismo: la conexión feminista». Se trata de una feminista anarquista de los años setenta del siglo XX que nos permitió darle vueltas a qué significa ser feminista y anarquista.
Y, por último, el debate dieciséis que acabamos de concluir y que tiene como protagonista a otra feminista anarquista, en este caso de este siglo: María Galindo. De esta autora boliviana hemos leído los Capítulos 1 y 4 de su libro «Feminismo bastardo». Unos textos que están generando debate y que no todas las integrantes del grupo valoramos de la misma manera.
Todos estos debates y reflexiones acaban sintetizados en textos que recogen las conclusiones que son diversas y, a veces, contradictorias puesto que no pretendemos definir una posición única sino recoger toda la riqueza de matices que generan nuestros debates. Para que podáis ver dichas conclusiones, visitad nuestro blog:
https://redescordialidad08.blogspot.com/
Este quinto aniversario queremos expresar nuestro profundo malestar sobre el auge del militarismo en el mundo y las guerras.
EN QUÉ CREO: RESPECTO AL MILITARISMO
Emma Goldman
(Laura)
Prefiero dejar la palabra a Emma Goldman que decía en 1908 estás palabras respecto al militarismo de EEUU. Creo que conservan toda su potencia hoy.
«El espíritu militarista es el más despiadado, cruel y brutal que existe. Promociona una institución mediante la cual no necesita ni siquiera fingir una justificación. El soldado, como ha indicado Tolstoi, es un asesino de seres humanos. […]. Es una herramienta mecánica, de sangre fría, que obedece a sus superiores militares. Está predispuesto a rebanar una garganta o echar a pique un navío al dictado de sus oficiales, sin saber el porqué o, tal vez, sólo importándole cómo. […]
¿Cómo podemos armonizar el principio de una “ciega obediencia” con el principio de “la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad? […]
Creo que el militarismo, una armada y ejército permanente en cualquier país, es indicativo de la pérdida de la libertad y de la destrucción de todo lo mejor y lo más puro de la nación. […]
Creo que el militarismo cesará cuando los amantes de la libertad a lo largo del mundo digan a su amos: “Vayan y asesinen ustedes mismos. Nos hemos sacrificado nosotros y nuestros seres queridos ya lo suficiente luchando en sus batallas. A cambio, ustedes nos han parasitado y robado en tiempos de paz y nos han tratado brutalmente en tiempos de guerra. Nos han separado de nuestros hermanos y han convertido en un matadero el mundo. No, no seguiremos asesinando o luchando por un país que ustedes nos han robado.
Creo, con todo mi corazón, que la fraternidad humana y la solidaridad despejarán el horizonte frente a esta sangrienta carrera de guerra y destrucción».
FUEGO
Clara
El joven soldado
espera a ser escuchado.
Se acerca cojeando
al gran fuego anaranjado.
Le hicimos una hoguera ardiente
para compartir los temblores.
Preparamos un caldero hirviente
para curar los dolores.
Fabricamos un oscuro ungüento
para, al fin, frenar el tiempo.
Surgen así nuevas palabras
desde el fondo de sus ojos dilatados;
esparciendo semillas y culpas
al masticar las viejas páginas.
Mastica los libros de cuentas,
de esquinas secretas y amarillentas,
para escupir todos sus nombres.
Muerde los libros de memorias
para no olvidar las historias
de los que llamaban negocio a la muerte.
Devora los libros de aventuras
que narran heroicas hazañas
excretándolas como enormes patrañas.
Canta viejas canciones,
escurre versos picantes,
silba hermosos romances.
´Ríe.
Creía que necesitaba un tanque.
Nos mira.
Con la mirada lúcida del fuego,
que ya todo ha digerido.
Pide tan sólo que escribamos
un libro.
Uno que nos cuente,
que no necesitamos su muerte.
EL SONIDO DE LAS GUERRAS
Diana
Recuerdo que en cuarto de la ESO me suspendieron un trabajo de plástica porque estaba inspirado en un poema de Miguel Hernández. Adoraba pintar, adoraba las artes y lo peor de todo es que se me daban bien. Nunca tenía menos nota que un 8 o un 9.
Recuerdo que el dibujo que hice era un caligrama de una rosa roja del siguiente poema:
Tristes guerras
si no es amor la empresa.
Tristes guerras.
Tristes armas
si no son las palabras.
Tristes, tristes.
Tristes hombres
si no mueren de amores.
Tristes, tristes.
Recuerdo que mi abuelo le gritaba a mi abuela orgulloso por la casa con un dibujo mío en su mano ¡Luisa, esta chica va a ser ingeniera, mira cómo dibuja! Las artes en casa eran casi como un código genético.
Recuerdo ese suspenso, si ni siquiera ponía un cero, sino una raya enorme roja y el bochorno, de lo que vino a continuación, el porqué. El dibujo era demasiado político. Miguel Hernández era demasiado político, estar en contra de las guerras era demasiado político. Discutí, pero daba igual discutir contra una pared, contra un muro.
Recuerdo que dejé de dibujar, pero ahora intento pintar con palabras.
Nadie recuerda el nombre de esa enorme raya roja, ni siquiera yo recuerdo ya su rostro de señor arrugado.
Pero todo el mundo recuerda los ecos de un no a la guerra, los ecos se convierten en fotos, en palabras, en arte, la música puede sustituir el sonido de las armas, el teatro revive las historias y la literatura cuenta lo prohibido.
Nadie quiere recordar el sonido de las guerras.
Una rosa puede crecer en cualquier jardín, podría crecer hasta de una baldosa rota.
LA ZONA GRIS
Inma
Decía Colette Guillaumin: para apropiarse de los hombres-machos se necesita una guerra, y yo añadiría que para apropiarse de lo que tiene un hombre-macho también se necesita una guerra. Una guerra donde mueren nuestros hijos.
Traed a todos nuestros soldados de regreso a casa, decía un general americano en una película cuyo nombre no recuerdo. La frase cargada de emociones, de anhelos, de ilusión, no deja ver que, seguramente, el señor que aúlla esas palabras es el mismo que firmó para que esos soldados salieran de sus casas. Jóvenes adiestrados para disparar sin que les tiemble el pulso a un joven «enemigo» que no conocen que ni siquiera odian.
Leer sobre cualquier guerra me impresiona y me enfada a la vez. Leer sobre cómo los políticos que empujan a jóvenes patriotas al corazón del mismo infierno, solo buscan aumentar su prestigio político como vencedores me llena de impotencia y rabia. Entiendes que las víctimas no importan. Ni cuántas son, ni que secuelas les quedaron, ni cómo viven el después…
Tras la II Guerra Mundial, las víctimas del exterminio nazi quedaron en un vergonzoso limbo gris. Los políticos y altos mandos de la coalición vencedora se daban palmaditas en la espalda mientras exhibían las cabezas de los criminales del III Reich, como hicieron en España pocos años antes. Poner de espaldas a las tapias a todo el que oliera a rojo y sentir el placer de verlos caer de rodillas al suelo, fue el primer golpe en la mesa que dieron los fascistas. Lo importante no es el pueblo sumido en la miseria, lo importante no es destruir un país, miles de familias, millones de vida. Lo importante es enseñar al mundo el cadáver del perdedor para aumentar la grandeza política de esos señores que lucen banda y medallas y saludan con una reverencia al jefe de estado.
¿De qué me extraña?
Veo la imagen de un niño palestino abrazando a un niño israelí y me vienen imágenes del libro El niño del pijama de rayas y no puedo evitarlo, las lágrimas humedecen mis ojos arrugados, cansados de ver tanta crueldad.
¿Cuántas guerras más tendremos que llorar?
ELLA PIDE UNA OPORTUNIDAD
Gloria Fuertes
(Emilia)
Como un maletilla, ella.
(Ella es la Paz.) Va destrozada,
mal vestida, delgada,
acerico de balas,
rasguño de metralla.
Iba hecha polvo entre el polvo
de las sucias trincheras,
cojeando
con su melena blanca desplegada s
e tiró al ruedo de la guerra,
-la Paz—.
¡Pedía una oportunidad!
Unos hombres con uniforme
la cazaron y a empujones
la esposaron en la barrera.
(Todavía la tienen detenida.)
La Paz, como un maletilla
sólo pedía una oportunidad.
RESISTENCIA AL DISCURSO DOMINANTE
Guiomar
Asistimos, con rabia y tristeza, al genocidio del pueblo palestino en Gaza por parte del Estado de Israel. Nuestra ética debería invitarnos a reflexionar sobre el origen de este tipo de crímenes para no aceptar una única narrativa, la dominante en los grandes medios de comunicación.
El modelo de propaganda de los medios de comunicación fue explicado por N. Chomsky y E. Herman en su obra “Los guardianes de la libertad” (1988). El ensayo explicaba cómo una gran parte de los medios de masas filtraban la información, decidiendo qué noticias publicar y la manera de acercarse a las mismas. Los autores citaban, como filtros, la propiedad de los medios en manos de grandes corporaciones, la publicidad como fuente de ingresos, la dependencia de ciertos proveedores informativos, la penalización por salirse de lo establecido y la connivencia con la ideología dominante (actualmente neoliberalismo) frente al miedo a las alternativas ideológicas.
De esta manera, quien detenta el poder posee la capacidad de perfilar el mensaje que se quiere trasladar a la población, acorde con sus intereses económicos y geopolíticos. Así, se hace posible categorizar a los individuos en víctimas dignas e indignas, donde las primeras aparecen en portada y cuyo sufrimiento importa, mientras que el dolor de las segundas se esconde o es irrelevante.
La narrativa manipulada nos inculca ideas teñidas, en muchos casos, de racismo, clasismo y machismo con el propósito de simplificar nuestra visión de la realidad y obstaculizar el desarrollo del discernimiento. Este tipo de discurso se acentúa en momentos de guerra o conflicto, intentando suprimir la libertad de expresión para conseguir un mensaje monocromático. Las élites, en vez de tratar de reducir y eliminar las causas que provocan la opresión y desigualdad, encauzan el malestar hacia aquellos que demandan cambios, hacia colectivos que se encuentran en situación de vulnerabilidad y, en general, hacia todos aquellos que disienten: los migrantes se convierten en delincuentes, los musulmanes en terroristas, los pobres son vagos, los anarquistas extremistas… El miedo y la inseguridad que se prende en nuestras mentes justifica el uso de la represión y la violencia, incluyendo la militar, que permite mantener los privilegios y beneficia a las empresas armamentísticas. Se moldea la conducta de la población, que llega a considerar natural lo arbitrario.
Militarizan nuestras mentes porque nos domestican, con el propósito de mantenernos como seres cuya única valía es la producción y el consumo constante, sin tiempo para el diálogo y la acción conjunta.
Sin embargo, la responsabilidad de dicha domesticación es nuestra también. No somos menores de edad ni deberíamos consentir un trato infantil. Tenemos la capacidad de observar, ser conscientes de la opresión y organizarnos para su denuncia. La escritora Chimamanda Ngozi Adichie sentenció que, debido al relato único, nos cuesta reconocer nuestra común humanidad, privando a las personas de su dignidad. Así comienza, entonces, la deshumanización del Otro. Tal y como vemos en Palestina.
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[1] Queremos recordar que nuestro grupo se llama así recogiendo esta propuesta de Lucía Sánchez Saornil cuando en 1936 se planteó tejer redes de mujeres alrededor de la revista Mujeres Libres para, a través de la cordialidad como propuesta política acabar construyendo un grupo de mujeres con la finalidad de acabar con la situación de subordinación patriarcal y explotación de clase que sufrían las mujeres.