Caramba, voy a responder a una petición en torno a «¿qué debe aprender una persona que desea «ser anarquista»? Válgame Durruti, que hay gente que quiere ser cosas bien raras, pero allá voy.
Lo primero, es saber que un anarquista es una persona que no quiere dominar, ni ser dominada. O sea, no quiere ni obedecer, ni mandar, mucho ojo. Por eso mi concepto de libertad es el siguiente: haz lo que te dé la gana, siempre que puedas. Porque como te pongas a hacer las cosas que los demás dicen que debes hacer, serás libre haciendo cosas que te apetecen tanto como ahorcarte. «Cumplir con tu deber libertario», viene a ser como que hay que trabajar mucho por el bien de España.
Y lo segundo, es evitar la sensación de «superioridad ético-moral». Tú no eres peor que cualquiera siendo anarquista, claro que no. Pero tampoco eres mejor porque no votes y no seas ministro. Y es que ser ministro es dificilísimo, ya que para ello sí que hay que ser un cabrón revenío.
Hay quien te dirá que tienes que leer los clásicos anarquistas, o los heterodoxos de este momento que dentro de cien años serán ortodoxos… Ey, ahora que estamos solos, ahora que no me ve nadie, confieso que hasta los cuarenta y tantos años no me leí el primer libro de Bakunin. Antes lo intenté, por supuesto, por eso de que «debes leer y formarte». Ay, sinceramente, ahí va, me dormía leyendo a Bakunin. Ya más mayor sí que le cogí el tranquillo. En cambio a Proudhon, a Stirner, a Landauer… Puf. Ni de coña. Y los más modernos como los de la enciclopedia de las nocividades, franceses, italianos y alemanes… Puagh. Muchos no los entiende ni su madre. Esos igual podían haberlo escrito en finlandés. Así que si por lecturas fuere, no soy muy anarquista. Eso sí, La Conquista del Pan de Kropotkin me le leí muy joven y me gustó, y de ella lo que más me gustó, fue el tema de la reducción de la jornada laboral. Y es que soy de naturaleza indolente, vaga, perezosa. Ahora bien, si tuviera que definir qué autores más me han influido, sin ninguna duda han sido novelistas, hombres y mujeres, que me abrieron la imaginación a mundos sorprendentes. Ahí va.
Luego está lo de la propaganda por el hecho, que es llevar tus planes a la práctica. Y mostrarlos al mundo (o al barrio) bellos, fuertes, victoriosos. Si es con más gente como tú, pues mejor. Y si tiene que ser mal acompañado, o en solitario, pues como prefieras. Hacer lo que uno dice, y decir lo que uno hace, eso es.
Y en realidad, creo que haciendo esas cosillas, todo lo demás vendrá dado, escucharás lo que los demás tengan que decir, apoyarás a quien creas que lo merece, y tendrás una vida bastante satisfactoria, dentro de tus posibilidades físicas, sanitarias, económicas y coyunturales.
Mil años de vida para los/as anarquistas, que no olvidan mi lema ancestral: lo que es de uno es de todos, lo que es de todos es de nadie, lo que es de nadie es de uno.