Andan los más centralistas bastante alterados debido a que el vendepatrias Pedro Sánchez en aras de ser investido de nuevo presidente de este inefable país, supuestamente, ha pactado con los nacionalistas catalanes no sé muy bien qué, si el indulto del proceso aquel, la condonación de ingentes deudas o la definitiva ruptura de la sacrosanta nación. Claro, es muy raro que una fuerza política sea del pelaje que sea, para conservar el poder, pacte con dios o el diablo. Por supuesto, los subterfugios para defender esa indescriptible España, unidad de destino en lo universal, son diversos; el más divertido es decir que se desmantela el «Estado de Derecho» o que se trata de una cuestión de proteger la libertad y la democracia (contengamos las risas, viniendo de quién viene). Y es que sería solo hilarante, si no fuera tan peligroso, cómo esta fauna, que no puede apenas esconder su condición reaccionaria, alude a conceptos mistificadores más o menos asumibles por la masa y a figuras históricas, algo insondables para la gran mayoría, saltándose la inicua historia contemporánea de este inenarrable país. Sí, una vez más, recordaremos que, en plena modernidad, aquí ganó la reacción, una forma peculiar de fascismo luego «liberalizada». De aquellos polvos, estos lodos.
Eso sí, hay que reconocer que los reaccionarios lo tienen muy fácil para alterarse, a nivel ideológico, de manera mucho más concreta que otros; solo tienen que defender una ideología desfasada, abiertamente protectora de privilegios y jerarquías, exaltar esa abstracción llamada nación (e, incluso, «imperio» para mayor regocijo), en nombre de la que tantos jóvenes se han sacrificado de forma estéril, seguir erigiendo estatuas a la ignominia, etc., etc. Hay que reconocer que, muy probablemente, solo en una mayoría es mero papanatismo, ya que algunos grupos se esfuerzan en ciertas tareas, más o menos intelectuales, escribiendo libros y creando foros de debate en los que deben adornar, con más o menos habilidad, la permanente reafirmación en la misma fantasía reaccionaria. Por cierto, es casi gracioso que esta peculiar pléyade nacionalista (vertiente españolista) se queje una y otra vez de la posmodernidad, ellos, que apenas pueden disimular con circunloquios su desprecio por la modernidad. Tal vez, por eso se dice que el fascismo es, tanto un producto moderno, como una reacción en defensa de inicuos valores tradicionales. Sí, ya sé que resulta casi demasiado fácil meterse con el facherío y derivados, y que nosotros, la muy lúcida minoría ácrata (solo de momento, minoría), nos tenemos que esforzar también en otros menesteres contra el poder.
Pero, es que al que se le altera de verdad la moral, más incluso que la ideología, es a este que suscribe en este brillante blog. Y es que en esta época, moderna o posmoderna, donde tantas personas están muriendo en nombre de residuos imperiales o de identidades nacionales de reciente creación, que haya grupitos que abanderen formas de militarismo benignas (porque es eso lo que está detrás de cualquier forma de poder), pues provoca que uno se enerve cargado de razón. Efectivamente, no es solo un problema de los más reaccionarios, con sus fantasías raciales antaño expansionistas, ya que la dominación adopta formas indignantemente diversas bien adaptadas a los tiempos que corren; incluso, la existencia de estos botarates abiertamente nacionalistas sirven de excusa a otros, con un imaginario y una terminología distinta, que sustentan el mismo mundo perverso que sufrimos. Un mundo, donde ahora mismo, en nombre de todos esas abstracciones identitarias e intereses estatales, uniformados de uno u otro pelaje están masacrando a gente en lugares como Ucrania, Palestina, Siria, Yemen u otras regiones del mundo sin espacio en los medios. Por no mencionar los millones de personas que pasan la más intolerable necesidad hoy, en nombre de unas u otras banderas, que enmascaran los privilegios de clases dominantes.
Juan Cáspar
Privilegios… Tener apellidos… Ver águilas por todos los sitios…
Es mi razón la que me lleva a intervenir, será la voluntad la que conduzca en el camino a La Humanidad.
He de hablar del rango que se me otorga: «explorador», Jefe de Exploradores, Montaraz, Jefe de Montaraces, obrero, obrero superior, obrero intelectual, clase intelectual, clase proletaria, clase obrera, clase media.
Estas palabras me vienen a definir. No soy muy diferente a esas palabras. Esas palabras no me definen del todo pero son parte de mí.
Como soy fumador, se me trata con ternura y como no bebo alcohol se me considera como a uno de los más responsables.
Nadie se debería dejar llevar por los prejuicios. Los prejuicios sólo conducen al fascismo.
El nacionalismo catalán y el vasco es nacionalismo identitario y, por tanto, corriendo el rasgo de promover lo que Maalouf llamaba en un libro «identidades asesinas» y supremacistas. Eta fue un buen ejemplo de esa deriva.
El anonimo es anonima y soy Laura Vicente
Los partidarios de la descentralización son otros nacionalismos que tienen planteamientos sorprendente similares a los de la España unitaria (sustituyase España por Cataluna, Euskadi, etc. y son tan unitarios yvreaccionarios en su pequeña nación como los otros).
Si no somos libertarias y anarquistas quienes denunciamos el nacionalismo, cualquier nacionalismo ¿quién lo hará?