UCRANIA GUERRA BOMBARDEOS

Un año (más) de guerras

Pues sí, está en boca de todos que se ha cumplido un año de una guerra iniciada, no lo olvidemos, con la agresión militar del ejecutivo ruso sobre el territorio de Ucrania. Con todos los matices que se quiera sobre el conflicto, que los hay y por supuesto que hay que insistir en ellos, resulta peculiar que haya quien siga insistiendo en la criminalización del régimen ucraniano y únicamente en el imperialismo de la OTAN y, aunque no se diga de esta manera, en que Putin y su gobierno no habrían tenido así más remedio que iniciar la ofensiva militar. En el otro extremo, como relato oficial de los países atlantistas, estaría que el ejecutivo ruso es el único culpable de la guerra, que no quiere en absoluto negociar, y sí una victoria militar en toda regla, y que el pueblo ucraniano necesita defenderse, por lo que tenemos que ofrecerle toda nuestra solidaridad. Ambas lecturas son un insulto a la inteligencia y un atentado contra la moral, lo cual por supuesto no me sitúa en equidistancia alguna. Tampoco me coloca en una abstración pacifista, ni me hace lavarme las manos sobre cualquier conflicto donde, como siempre, quien está sufriendo es el pueblo llano e incontables jóvenes que, en nombre de toda suerte de ficciones inicuas, son empujados a ponerse un uniforme y portar un arma para morir o matar. Resulta indignante que esta guerra, como tantas otras en activo, no provoque nuestras protestas masivas como así ha sido cuando el culpable claro son los Estados Unidos.

Como se habrá comprobado, no he mencionado hasta ahora los parámetros políticos de izquierda y derecha, y no tanto porque uno no tenga ya claro a estas alturas lo que significan, sino por ser algo que hoy por hoy parecen aportar más distorsión que otra cosa. No obstante, como es la izquierda la que suele promover protestas y movilizaciones en nombre de un mundo mejor, y de eso tan denostado que es el progreso, expresaré una vez mi estupefacción ante la justificación, directa o indirecta, que pueda hacerse desde esas posiciones de una ocupación militar. Una ocupación militar, huelga decirlo, tan repulsiva como cualquier otra. Por supuesto que, una vez dejada sin ninguna duda nuestra denuncia antibelicista y antimilitarista (siempre importante este concepto), es indispensable señalar la hipocresía de los Estados Unidos, que igualmente ha llevado a cabo invasiones de países cuando le ha convenido. O el rearme que está llevando a cabo la OTAN y la propia Unión Europea, algo que con seguridad hubieran seguido haciendo a pesar de que la guerra de Ucrania nunca se hubiera producido. No, por supuesto que esto no va de meros buenos y malos, sino de intereses geoestratégicos y económicos de diferentes poderes en conflicto para los que las personas son meras piezas sacrificables en un tablero; la insistencia en que Putin es un nuevo Hitler encubre esta realidad de diversos intereses, pero no lo hace menos el pretender que el ejecutivo de Zelenski, paradójicamente, es poco menos que fascista.

Me adelanto a las críticas que puedan hacérseme desde cierta izquierda, con acusaciones de hacer el juego a la hipocresía de Occidente y la escalada armamentística que, desde las falsas promesas cuando cayó el bloque soviético, no han dejado de hacer. No dejemos tampoco a un lado el lucrativo y criminal negocio de las armas, cuya producción solo ha ido en aumento en los últimos años para mantener tanto conflicto en activo, algo de lo que debiéramos estar debidamente informados para tratar de comprender el mundo en que vivimos. Es indispensable esta denuncia de todo aquello que alimenta la guerra, que es mucho y complejo, pero al mismo tiempo hay que alzar la voz enérgicamente para que acaben conflictos bélicos muy concretos, y hay que hacerlo en primer lugar a los que han iniciado la agresión para que retiren inmediatamente sus efectivos militares. El gobierno más progresista de la historia acaba de enviar a Ucrania no sé cuántos tanques, lo cual se interpreta por algunos como una manera de avivar el conflicto, mientras que el relato oficial lo observa como el legítimo derecho de los ucranios a defenderse. Alguien dijo una vez que no era deseable un mundo en paz sin justicia; hay que recordar que la primera es una quimera, con decenas de conflictos armados olvidados en el mundo, pero la segunda es sencillamente una falsedad.

Juan Cáspar

Un pensamiento sobre “Un año (más) de guerras”

  1. Putin es fascista, o parafascista. Es verdad absoluto, que base de «nazismo ucraniano».

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