Archivo de la etiqueta: Antimilitarismo

UCRANIA GUERRA BOMBARDEOS

Un año (más) de guerras

Pues sí, está en boca de todos que se ha cumplido un año de una guerra iniciada, no lo olvidemos, con la agresión militar del ejecutivo ruso sobre el territorio de Ucrania. Con todos los matices que se quiera sobre el conflicto, que los hay y por supuesto que hay que insistir en ellos, resulta peculiar que haya quien siga insistiendo en la criminalización del régimen ucraniano y únicamente en el imperialismo de la OTAN y, aunque no se diga de esta manera, en que Putin y su gobierno no habrían tenido así más remedio que iniciar la ofensiva militar. En el otro extremo, como relato oficial de los países atlantistas, estaría que el ejecutivo ruso es el único culpable de la guerra, que no quiere en absoluto negociar, y sí una victoria militar en toda regla, y que el pueblo ucraniano necesita defenderse, por lo que tenemos que ofrecerle toda nuestra solidaridad. Ambas lecturas son un insulto a la inteligencia y un atentado contra la moral, lo cual por supuesto no me sitúa en equidistancia alguna. Tampoco me coloca en una abstración pacifista, ni me hace lavarme las manos sobre cualquier conflicto donde, como siempre, quien está sufriendo es el pueblo llano e incontables jóvenes que, en nombre de toda suerte de ficciones inicuas, son empujados a ponerse un uniforme y portar un arma para morir o matar. Resulta indignante que esta guerra, como tantas otras en activo, no provoque nuestras protestas masivas como así ha sido cuando el culpable claro son los Estados Unidos.

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Una guerra sin sentido

«Seguir enviando armas a Ucrania es prolongar una guerra sin sentido». La frase la emite un actor del mundo mundial, de los que generan opinión. Efectivamente: la Federación Rusa presume de que está enviando al frente miles de tanques recién fabricados, artillería de precisión, drones suicidas, misiles balísticos, helicópteros de combate, la flota del Mar Negro… Una ingente cantidad de armamento, así como nuevas levas de soldados recién entrenados, presidiarios a los que se les pone a cavar trincheras, mercenarios de contrato, cientos de miles de soldados moviéndose hacia el frente de Ucrania y cantantes para animar a las tropas… No cabe duda de que la destrucción de infraestructuras civiles en Ucrania, depósitos de agua, depuradoras, red eléctrica, gas, refinerías, escuelas, carreteras, puentes, ferrocarriles, guarderías, hospitales, teatros y todo los que pueda usarse para la guerra (es decir, todo), prolongará esta guerra que dura ya casi un año. Será la Guerra Interminable, a medida que la Federación Rusa insista en sus propósitos mandando armamento a mansalva al frente de Ucrania.

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La guerra de Ucrania y la ideología de izquierdas

Me ha costado mucho decidirme a escribir sobre el tema de la guerra en Ucrania y la actitud de la izquierda, incluidos sectores libertarios, hacia este conflicto bélico (no caeré en el justificante ideológico de decir «guerras» cuando quiero decir guerra en Ucrania). Asumo el riesgo que conlleva esta reflexión a contracorriente, busco el debate y el intercambio de pareceres.

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Primero comer y luego filosofar

En un artículo anterior mencionaba que al haber sido invadida Ucrania por un ejército agresor, los ucranianos pensaban en buen número que están legitimados para defender su país y sus familias. Lo que pasa además –en mi opinión– es que el que se piense eso, no quiere decir que sea una buena idea.

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OTAN No, ni ayer, ni hoy

El 30 de mayo de 2022 se cumplían 40 años de la entrada del Estado español en la OTAN. El movimiento en contra de esta entrada había llegado a movilizar en aquellos años a cientos de miles de personas, que vieron cómo en el momento de llegar al poder, el PSOE cambiaba radicalmente de postura (como tantas otras veces ha vuelto a hacer en estas cuatro décadas) y pasó del «OTAN, de entrada, no» a defender por todos los medios la permanencia en la Organización.

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ESTATUA CENTENARIO LEGIÓN

¡A mí, el horror!

Hace un par de años, hubo el indignante proyecto de erigir en plena Plaza de Oriente madrileña una estatua de seis metros en homenaje al centenario de ese cuerpo militar de historial sangriento, que es la legión de este inefable país. Al parecer, el subterfugio para finalmente no hacerlo fue que los estudiosos del asunto pensaron que la castigada plaza, que tantas alegrías ha dado al fascismo patrio, no podría soportar semejante peso histórico forjado en piedra y bronce. Ahora, se ha anunciado ya que semejante monumento, que debería estar relegado a un museo donde se expliquen con detalle los desmanes del cuerpo fundado por MIllán Astray, irá ubicado en breve a las puertas del Cuartel General del Estado Mayor. El fundador del cuerpo legionario, admirador confeso de Hitler y Mussolini, amigo y compinche de Franco en sus crímenes, también da nombre a una calle madrileña, placa que fue repuesta hace no mucho con la mistificación histórica de que nada tuvo que ver el repulsivo Millán Astray con el cruento conflicto iniciado por el generalísimo y sus secuaces.

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Emma Goldman: antimilitarismo y revolución

La oposición de Emma Goldman a la participación de EEUU en la I Guerra Mundial encarna el antimilitarismo propio del pensamiento anarquista. Al mismo tiempo, niega que dicha posición convierta todo uso de la violencia en ilegítimo.

Goldman llegó a Estados Unidos en 1885 con 16 años y fue la tragedia de los mártires de Chicago lo que despertó su interés por el anarquismo. Desde ese momento empezó a frecuentar ambientes ácratas y a relacionarse con figuras destacadas del ámbito libertario como Johann Most o Alexander Berkman. El activismo de esta mujer se centraba en la propaganda, tanto en panfletos y revistas como en charlas. Fue su uso de “la palabra como arma” lo que la llevó a ser considerada “la mujer más peligrosa de Estados Unidos” por las autoridades de ese país.

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Estrategias y luchas anarquistas contra la guerra en Ucrania y Rusia

El pasado 24 de febrero, el gobierno ruso de Vladimir Putin decidió invadir Ucrania. De esta manera, cumplió con las nada veladas amenazas que contenía su discurso del día 21 de febrero, el cual, rebosante de anticomunismo, culpó a Lenin y a los bolcheviques de los males de Rusia, de la reducción de su territorio y de su poder y les acusó de crear artificialmente Ucrania como entidad separada. En consonancia con la tradicional narrativa nacionalista-imperialista de la Gran Rusia, el comunismo supuso la destrucción de la nación rusa, en palabras de Putin. Y esto justificaría, décadas después, una invasión al país vecino, el cual no tiene derecho a existir.

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Objecion-de-conciencia-Antimilitarismo-Anarquismo-Acracia

Antimilitarismo

«Sin ejércitos, no habría guerras», aseveración que puede parecer pueril en principio, pero que en realidad se trata de una perogrullada como un castillo. Es decir, hablamos de una organización armada, ferozmente jerarquizada, que sirve a los intereses de un nación, que es lo mismo que decir de un Estado, que viene a ser el poder político, que a su vez lo forma principalmente una oligarquía sujeta a determinados intereses, que no suelen coincidir en lo más mínimo con la sociedad de la que forman parte. Es decir, incluso a estas alturas, puede haber tarambanas que se crean esa mistificación inicua llamada «patriotismo», pero la realidad que no quieren ver ante sus ojos es que, si los conducen a la guerra, obedecen a los intereses de una clase dirigente. Así de sencillo. Alguien puede identificar un ejército, meramente, con la defensa armada de un pueblo o de una comunidad, pero seamos serios y usemos la semántica de forma mínimamente decente.

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Los inacabables conflictos bélicos

«Ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases» es la máxima esgrimida, desde algunos movimientos sociales, frente a cualquier conflicto bélico. Bueno, frente a cualquiera tal vez no, ya que en algunos casos se mezclan los conceptos, como es el caso de la Guerra Civil en este bendito país, que muchos califican en realidad de guerra entre clases. Por supuesto, el facherío patrio y lo que no es el facherío se esfuerzan en calificarlo de conflicto fraticida negando la brecha social e insistiendo en esa simpleza reduccionista de las dos Españas. Pero, reflexionemos en el texto de hoy, con indisimulable lucidez y visible agudeza, sobre las guerras, el pacifismo y el antimilitarismo. Particularmente, y dejando de momento mayor profundización en lo moral e ideológico, desde que uno tiene uso de razón ha vinculado el militarismo con el, efectivamente, enfrentamiento cruento entre pueblos; por muchas vueltas, o justificaciones históricas que se le quiera dar, me resultan repulsivamente indiferentes al dolor ajeno los que, abiertamente reaccionarios, lanzan loas a las hazañas bélicas en nombre de la patria en cualquier momento histórico. Léase el concepto de patria, por mucho que se le quiera dar otra acepción más ambigua aludiendo incluso a la fraternidad, como comunidad humana férreamente unida y jerarquizada en torno a un Estado-nación, cuyo brazo armado es precisamente el ejército. De forma quizás menos paradójica de lo que pueda parecer, y al menos en este indescriptible país, este tipo de humanos patriotas, amantes de lo castrense, suelen ser también fervorosamente religiosos; insistamos de nuevo en lo evidente, patriotismo (¿nacionalismo?) y religión, los conceptos que han abierto mayores brechas entre los seres humanos, algunas de las cuales en forma de ríos de sangre. Aclararemos que la fraternidad solo puede tener aspiraciones universales y no solo entre miembros hermanados por el mismo accidente geográfico empujados al enfrentamiento con otros nacidos en tierra extraña.

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