Claudicaciones

Si, recientemente, aludí a una supuesta involución intelectual de la humanidad, al menos en estas sociedades que se dicen avanzadas, inevitablemente, hoy tengo que continuar con la cantinela. Así, como parte lógica de ese proceso se encuentran diversos factores sintomáticos, entre ellos una especie de distorsión cognitiva alarmante, la ausencia de pensamiento crítico y la nula presencia de memoria histórica. A poco que uno observe a su alrededor, encuentra todo tipo de evidencias sobre ello. Como razonable y razonada explicación, estoy muy de acuedo con los (pocos) que sostienen que vivimos en una sociedad del espectáculo cada vez más exacerbada. Eso es, el permanente afán por mantenernos entretenidos mediante imágenes, cada vez más sofisticadas gracias a la tecnología, que nos impiden estar en contacto con la realidad. Es, tal vez, mucho presuponer que algunas personas quieran estar en contacto con la realidad, o que al hacerlo tengan un comportamiento aceptablemente digno, pero perseveremos en nuestro voto de confianza en la humanidad. Dejaremos para otro momento disquisiciones filosóficas acerca de lo que es real, aunque tengamos claro lo que no lo es, al menos para millones de personas en el mundo que continúan viviendo en la indigencia.

Todos viajamos en esta nave que es la humanidad con un rumbo, por decirlo suavemente, más que cuestionable, de acuerdo. Imposible bajarse del todo e, incluso, puedo reconocerlo, a veces resulta inevitable el participar en el espectáculo de a bordo. Pero, una cosa es eso, y otra muy distinta la claudicación moral e intelectual de tantos seres que se dicen humanos, mientras muchos permanecen a bordo sin recursos y, no pocos, terminan ahogándose sin ni siquiera embarcar. Iba a detallar las diversas clases sociales que se encuentran en la nave, pero creo que ya me estoy poniendo pesado con la metáfora. Volvamos a la sociedad del espectáculo y a los síntomas de involución cognitiva o de (definitiva) claudicación intelectual. Uno de los más obvios se está celebrando estos días en Madrid con el pomposo nombre de Cumbre del Clima. A ver si lo entiendo, los mismos que dirigen la nave, contaminante y depredadora, además de garante de un abismo social entre clases, pretenden hacernos creer que tienen conciencia y que van a tomar medidas sobre la situación. Ya estoy otra vez con la metáfora, lo siento, pero es que me viene muy bien.

Dejémonos de grandes ejemplos y acudamos a cosas más concretas. Cuáles pueden ser eso (muchos) elementos de la sociedad espectacular, esos factores de enajenación que nos impiden acercarnos a una realidad digna. Otro bastante general es la propia democracia representativa, que basa sus principios electivos en esos factores de espectáculo permanente. Cómo si no explicar que la gente se ilusione una y otra vez, a pesar de no cambiar demasiado el contexto y caer una y otra vez en crisis de diverso tipo, con partidos de viejo o nuevo cuño. Sí, ya sé que parte de la población, profundamente reaccionaria, no obedece a esa lógica de la sociedad del espectáculo, que simplemente son así de bodoques y mezquinos, pero esa es otra cuestión.  Los nacionalismos y patriotismos (¿acaso no son lo mismo?), parece que en boga ahora, pero que lo han estado siempre, que se alimentan de la falta de memoria antes aludida, uno de los mayores factores de alienación que se me ocurrre y fomentador de toda suerte de espectáculos lamentables. Sí, lo han adivinado, no hablo solo de Cataluña, también me refiero, por ejemplo, a la administración trifachita en Madrid colocando banderas rojigualdas por doquier, Qué decir del deporte, el gran caldo de cultivo para mantener entretenido al personal. No solo eso, el tratamiento mediático en general, con ayuda de las distorsionadoras e irreflexivas redes sociales, y con escasas excepciones, puede ser el mayor campo abonado para la alienación y el entretenimiento. ¿Exagero? Es posible, tal vez no exista dicha alienación y la teoría acerca de la sociedad espectacular es más que cuestionable, esto es lo que hay. Sí, puede ser simplemente que seamos así, pero yo pienso seguir manteniendo, al menos, el pensamiento crítico.

Juan Cáspar

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