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El equívoco del Marx libertario

Cuando quieren refrescar la concepción política de su profeta, los marxistas traen a colación los textos escritos por Marx sobre la Comuna de París, por lo general recogidos en La guerra civil en Francia.
Se trata de la Directiva que el Consejo General de la Asociación Internacional de los Trabajadores publicó tras la caída de la Comuna, y que fue redactada por Karl Marx; en este texto se señala el funcionamiento de la Comuna de París, la necesidad por parte del proletariado de abolir el Estado y crear una nueva organización social; pero será sobre todo la introducción de Friedrich Engels, escrita con ocasión de la reedición del texto de Marx veinte años después de la Comuna, la que caracterizará este texto como una seña de identidad del pensamiento político marxista. La introducción de Engels finaliza con la frase, citada con frecuencia, “¿queréis saber cómo es esta dictadura? Mirad la Comuna de París. Eso era una dictadura del proletariado”.

Según Franz Mehring, biógrafo de Karl Marx, la Directiva contemplaba el carácter más íntimo de la política de la Comuna de París en el estrangulamiento del Estado, que no representaba más que una “excrecencia parasitaria” en el cuerpo de la sociedad, de la que desangraba las fuerzas e impedía el libre desarrollo.
Las realizaciones de la Comuna estaban en contraste con el tipo de lucha política sostenida hasta entonces por Marx y Engels, admite Mehring. En el prefacio a una nueva edición del Manifiesto comunista, publicada en junio de 1872, se retoca lo referente al punto de la conquista del poder político, haciendo referencia expresa de la Directiva; sucesivamente, bajo el acicate de la polémica contra el movimiento anarquista, dejaron caer de nuevo esta reserva y retomaron las viejas directrices del Manifiesto. Vale la pena recordar que Mehring, partiendo de posiciones lassallianas, después adherido al Partido Socialdemócrata, y finalmente fundador con Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht del Partido Comunista de Alemania, es el único que destaca esta contradicción.

El mismo Engels, en la introducción de 1891, la deja atrás y vuelve a proponer una continuidad en el pensamiento político marxista.
Tanto los escritos de Marx como la introducción de Engels fueron ampliamente difundidos entre los socialistas autoritarios: por ejemplo, en 1906 fueron utilizados por Iósif Stalin en una polémica contra los periódicos anarquistas de Tiflis, para ilustrar la concepción marxista de la dictadura del proletariado. Más tarde, en 1917, será Lenin quien citará profusamente estos trabajos en El Estado y la revolución. Pero de todos los autores citados, ninguno notará la contradicción entre lo que Marx y Engels escribieron antes y después de la Comuna sobre el Estado y las realizaciones de la propia Comuna, referidas a la Directiva de la Asociación Internacional de los Trabajadores.

No hay que olvidar que la Directiva, en cuanto que es obra de Marx, es un documento de aquella Internacional en que las corrientes libertarias eran muy fuertes, las proudhonianas muy numerosas, y las bakuninistas iban creciendo en importancia. Un documento oficial no podía infravalorar esta realidad; traigamos a colación una vez más lo que cuenta Mehring: Bakunin observaba irónicamente que Marx, cuyas ideas habían sido puestas patas arriba por la Comuna, debía rendirle pleitesía contra toda lógica, y encarnar su programa y sus fines. Si una insurrección no preparada y provocada de improviso por una brutal agresión podía quitar de en medio rápidamente el aparato opresivo del Estado, ¿no confirma esto todo lo que los anarquistas andan repitiendo? Gracias a la experiencia parisina, la propaganda anarquista en aquel periodo alcanzó un nivel sin precedentes.

Aunque entusiasmado por la Comuna de París, Marx nunca abandonó su táctica autoritaria, legalista, parlamentarista. Mientras Marx estaba ocupado en escribir la Directiva, que leerá en el Consejo General el 30 de mayo, Engels encarga a Carlo Cafiero, que parta de Londres ese mismo mes de mayo de 1871, que se afiance en Italia para combatir la influencia de Bakunin. Pocos meses después se celebra la Conferencia de Londres, que cambiará los estatutos de la Internacional, identificando la conquista del poder político como el instrumento de la emancipación del proletariado. Incluso sin acusar a Marx de tener dos caras, hay suficiente para creer que cuanto está escrito en la Directiva es fruto de una infatuación momentánea y de la influencia de los componentes libertarios de la Internacional.

La Directiva sobre la guerra civil en Francia y la Introducción de Engels han sido utilizadas repetidamente por los socialistas autoritarios en la polémica contra los comunistas libertarios, ocultando lo que era su verdadero programa. Todavía hoy son citadas por los marxistas críticos para demostrar el carácter revolucionario del marxismo, usando casi las mismas palabras que empleaba Stalin en 1906.
Hoy, parafraseando a Engels, se puede afirmar: “¿Queréis saber cómo es la dictadura del proletariado? Mirad lo que hizo Stalin en la Unión Soviética, ¡eso era la dictadura del proletariado!”

Tiziano Antonelli

Publicado en el periódico Tierra y libertad núm.324 (julio 2015).

3 pensamientos sobre “El equívoco del Marx libertario”

  1. El anarquismo es socialismo,comunismo,y bebe de la extensa fuente libertaria por doquier.De lo que jamás puede depender una sociedad y menos aún el pueblo proletario es de un sistema (sea capitalista o comunista),ni mucho menos de un Estado.Entendemos que debemos sustituir el gobierno de las personas por el gobierno de las cosas,y en éstas, deberíamos encontrar el bexo de unión hacia una sociedad libre,igualitaria donde el amor y la justicia social sean el santo y seña de su presente y de su futuro.

  2. Hola.

    Mira, la cuestión no es quién tiene razón, o quién es más lúcido, sino cuál es la auténtica vía de emancipación.

    Para ello, es primordial conocer las ideas, algo que sigue provocando demasiados equívocos. Recomiendo una y otra vez conocer a fondo la historia del socialismo desde la Primera Internacional. Me gustaría decir lo contrario, pero en los regímenes comunistas ha habido tantos, o más, oprimidos como en «el capital y en la derecha».

    Si se quiere culpar a alguien del triunfo del liberal-capitalismo, tal vez sea a los que han insistido en tomar la vía autoritaria (un desastre, a todas luces). Lo de la unión entre anarquistas y comunistas es, sencillamente, una falacia (la lucha de cada uno es muy diferente y el anarquismo es, por supuesto, enemigo del totalitarismo); los marxistas, partidarios del estatismo, que se muestran algo críticos son los que no tardan en añadirse el apelativo de «libertarios».

    Saludos.
    Capi

  3. Hay anarquistas recalcitrantes son tan tarados como los comunistas más recalcitrantes. Que importa mas la lucha por la igualdad y la libertad de los oprimidos ? O una pseudolucha egoísta por mirar si los anarquistas o comunistas tienen razón. Creo mas en la lucha que los une que en la diferencia que los separa. Es por eso que el mundo es gobernado por el capital y la derecha.

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