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¡Lucha tu yuca, taíno! Entrevista a dos libertarios cubanos

Isbel Díaz Torres es biólogo, poeta y activista social. Al igual que el historiador Mario Gonzalo Castillo Santana. Ambos forman parte del Observatorio Crítico Cubano, del Taller Libertario Alfredo López y de la antirracista Cofradía de la Negritud, entre otros. Vinieron de gira en verano, para difundir la campaña de crowdfunding que les permita abrir sede, y esta es su visión libertaria y crítica de la realidad cubana.

– Empezando por los últimos acontecimientos oficiales en Cuba. La embajada estadounidense de nuevo abierta. Y próxima visita del Papa. ¿Cuál diríais que es la situación política, económica, social, de libertades, etc, ahora mismo en la isla?

Isbel: Cuba vive un sostenido e inequívoco proceso de restauración capitalista, liderado por las élites político-militares empoderadas en la isla. Este proceso –que implica la liberalización de la economía, con la habilitación de conocidos mecanismos de inversión extranjera, renegociación de la deuda externa, obtención de créditos en organismos internacionales, promoción de “Áreas Especiales de Desarrollo” al margen de las legislaciones laborales vigentes y con flexibilización para el libre actuar de las empresas foráneas, entre otras;– cuenta con el entusiasta apoyo de buena parte de la población, que manipuladas por los medios de información (todos estatales) creen que estas “aperturas” tendrán un significado positivo para sus economías domésticas, sobre todo aquellas medidas orientadas a la promoción de la propiedad privada, en la forma de pequeñas empresas llamadas “cuentapropistas”, y que en realidad son el germen de la clásica explotación de unas personas sobre otras. Todas estas transformaciones económicas de los últimos años no han llevado aparejado cambios en las estructuras políticas, que persisten en un esquema antidemocrático, no participativo, no transparente, y de represión del pensamiento y la expresión en menor o mayor grado. En Cuba no existen movimientos sociales, y la representación política es legal solo a instancias del Partido Comunista de Cuba y la Unión de Jóvenes Comunistas, dos instituciones burocratizadas que de “comunistas” solo llevan el nombre. Estas son algunas de las medidas tomadas: los precios de los productos en los comercios minoristas en divisa son grabados hasta con un 240% de su valor; se avanza en la aplicación de un complejo sistema tributario que establece 19 tipos de impuestos, tres contribuciones, y tres tasas; se aprobó una nueva Ley de Seguridad Social que aumentó en cinco años la edad de jubilación; se sigue reduciendo la cantidad de alimentos que llegaban mensualmente a la población con subsidio estatal; se recorta el gasto público en las esferas de Salud (cierre de consultorios y policlínicos, concentración los servicios especializados), cultura (reducción de presupuesto, cierre de premios), y deporte (reducción de presupuesto), avanza el reconocimiento y legalización de la propiedad privada y los micronegocios privados; a partir de 2011 se comenzó el despido masivo de miles de trabajadores provenientes del sector estatal, con el fin de alcanzar la cifra de 1,5 millones de personas en cinco años; continúa la militarización de la sociedad, con la ubicación en el Consejo de Estados, de Ministros, Buró Político y Comité Central, y la Asamblea Nacional de altos jefes militares fieles a Raúl Castro y su programa; así como el empoderamiento de empresas subordinadas al ejército, que controlan renglones como la producción agrícola, las infocomunicaciones, la seguridad ambiental, las inversiones, el turismo, la construcción, y en cualquier sector estratégico en vías de expansión. Por último, la aprobación de un nuevo Código de Trabajo que promueve la explotación privada del trabajo obrero, no garantiza la real participación obrera en la gestión y toma de decisiones, reduce las vacaciones remuneradas para los empleados por cuentapropistas (a quienes no concede el derecho a establecer Convenios Colectivos de Trabajo), deja fuera de su cuerpo a los cooperativistas y otros trabajadores, esconde sus Reglamentos asociados, y no reconoce el derecho a la huelga.

 

– Una de vuestras preocupaciones es el ecosistema y su degradación debido a esta posible alianza con el capitalismo salvaje. ¿Qué amenaza a la isla?

Isbel: Hasta el momento las implementaciones realizadas obvian ostensiblemente los ámbitos social y ecológico, sin que indicadores de sostenibilidad como “conservación”, “derechos humanos”, “participación social” puedan ser verificados. Muchos de los objetivos económicos propuestos implican acciones de irreversible impacto ambiental negativo, entre ellas la deforestación y sobreexplotación hídrica asociada al desarrollo del turismo, sobre todo la promoción de campos de golf a todo lo largo de la isla, incluidas Reservas de la Biosfera como la Península de Guanahacabibes. Estos campos de golf están asociados a inmobiliarias en las que el país coloca como principal incentivo la concesión del derecho de superficie por 99 años a los extranjeros, a quienes permitirá además que adquieran propiedades a perpetuidad. Por otra parte está el mantenimiento de una matriz energética contaminante basada en el petróleo. El país continúa invirtiendo millones en infraestructura. Después de la intensiva modernización de las plantas termoeléctricas llevada a cabo hace diez años, ahí están ahora los trabajos en la refinería de Cienfuegos, el ducto de Cienfuegos a Matanzas, el almacenaje para 600 mil barriles en Matanzas, el megapuerto de El Mariel a un costo de unos mil millones de dólares, a lo que se suma además la implementación de técnicas de fracking para extraer crudo de los yacimientos más explotados del país, ubicados en Boca de Jaruco. Como último ejemplo, la promoción de tecnologías agrointensivistas, en específico el cultivo de semillas transgénicas, es otra de las áreas que demuestra que el gobierno cubano no se detendrá ante nada en su búsqueda del crecimiento económico. En la actualidad, en manos de empresas militares cubanas como CUBASOY, de manera no transparente, avanza la introducción de cultivos transgénicos en la agricultura cubana, sobre todo maíz y soya, que forman parte de la dieta humana básica en la isla. El proceso se realiza sin informar a la población de tales características y sus posibles implicaciones higiénico-ambientales. Además, el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología trabaja en la producción de otros organismos transgénicos como: boniato, tomate, papa, arroz, y una variedad de pez como la claria transgénica. El actual acercamiento de EE.UU. implica un nuevo riesgo, dado que sabemos que el 70 % de los alimentos procesados en ese país contienen productos transgénicos. Debido a la saturación de su mercado y a la fuerte oposición a sus productos agrícolas en Europa, las firmas estadounidenses de semillas y en general de agronegocios, han vuelto su mirada a China y América Latina, para aumentar en crecimiento y ganancias.En una jugada de politiquería barata, estas grandes empresas promotoras de transgénicos han formado la Coalición Estadounidense de Agricultura por Cuba (USACC), con el “noble” propósito de lograr el levantamiento del bloqueo, pero que en realidad buscan extender su mercado.

 

– Como opositores libertarios, ¿os sorprenden estas últimas transformaciones? ¿sufrís algún tipo de advertencia para que todo se desarrolle según lo previsto?

Isbel: No hay sorpresa posible, puesto que los anarquistas del Taller Libertario Alfredo López hace cinco años venimos advirtiendo el real carácter del sistema cubano. No ha habido ningún cambio de sentido, sino que ahora estos cambios tienen lugar con alguna celeridad y más al desnudo, confirmando nuestras denuncias. Muchas de las transformaciones, sobre todo las más cosméticas, han funcionado como respuesta a los sistemáticos pedidos de la oposición de derecha en la isla: acceso a la telefonía móvil, acceso a los hoteles de lujo, eliminar las prohibiciones para viajar fuera de la isla, liberalizar la comercialización de casas y automóviles, avanzar en la profesionalización del deporte, ampliar el acceso a Internet. Si miramos estos cambios, obtendremos una imagen distorsionada de la realidad social, donde estas medidas tienen un muy reducido impacto popular, y contribuyen al crecimiento de las desigualdades, provocando una ya evidente e inmoral estratificación de la sociedad, con el establecimiento de élites empresariales, militares, y partidistas, que se reparten los beneficios. Para los libertarios cubanos, nuestras demandas han tenido una respuesta justo en el sentido contrario, como hemos visto. No obstante, el sistema insiste en invisibilizarnos, estrategia que implica mecanismos de represión más sofisticados y poco evidentes, diferentes a las tradicionales golpizas y arrestos irregulares con que tratan a la tradicional disidencia de derechas. Nuestros activistas reciben amenazas personales por parte de oficiales de la Seguridad del Estado, entidad que se empeña en infiltrar sus agentes en nuestras filas. Además, recurren a nuestros centros de trabajo con el propósito de desacreditarnos, acusarnos de contrarrevolucionarios asalariados por el imperio yanqui, agentes de la CIA, y cuanta calumnia puedan inventar. Uno de nuestros militantes ha perdido su empleo en dos ocasiones por su labor libertaria, pero eso no nos amedrenta. Nuestros teléfonos tienen escuchas permanentes, y todas nuestras acciones son supervisadas por agentes vestidos de civil. No obstante, como hace mucho renunciamos al anonimato y al trabajo clandestino, nada de eso nos detiene. La peor parte es que tal actividad del Ministerio del interior, muchas veces interfiere con nuestro empeño de laborar en las comunidades, y de ampliar nuestra membresía.

 

– ¿Qué es el Observatorio Crítico cubano? ¿Cómo nace y qué actividades desarrolla? ¿Cuáles son las dificultades que tenéis que sortear? ¿Y el apoyo de la gente?

Isbel: El Observatorio (OC) ha tenido dos momentos. Hasta el 2014 fue una red que implicaba la suma cualitativa de varios proyectos socioculturales que, desde una red de colectivos autogestionarios, contribuían al desarrollo de los contenidos liberadores y populares latentes en la sociedad cubana. Investigadores, críticos, profesores, artistas, promotores culturales, activistas comunitarios, comunicadores, e integrantes de movimientos emergentes, compartimos un espacio de diversidad, diálogo y protagonismo solidario. En esos escenarios de Cuba y el planeta, analizábamos y articulábamos vivencias, prácticas y saberes liberadores como alternativa a alienaciones capitalistas, autoritarias y coloniales.

La red fue consecuencia natural (y deseada) de los eventos anuales promovidos por la Cátedra Haydée Santamaría desde el año 2006, pero consolidó su funcionamiento a partir del 2009. Desde ese momento el proyecto global creció considerablemente en activistas, alcance, profundización de sus posicionamientos y creatividad en sus dinámicas organizativas.

A partir de 2015, sin embargo, a raíz de analizar nuestro real impacto y la crisis de varios de los proyectos constituyentes, el OC pasó a configurarse ya no como una red, sino como un colectivo activista auto-organizado por integrantes que creen posible, hoy y mañana, un mundo donde la vida cotidiana tribute a la consecución de la libertad y las potencialidades plenas de cada habitante del planeta. Nos definimos como antiimperialistas, anticapitalistas, antiautoritarias, ecologistas, respetuosas de la pluralidad y diversidad, antirracistas, antisexistas, solidarias, horizontalistas, antiburocráticas y antimilitaristas.

Nuestro propósito es crear espacios libres de relaciones de dominación y promover el activismo afín a los principios abrazados por nuestro proyecto. Para ello, interpelamos crítica y propositivamente la realidad política y social, actuamos en las comunidades, operamos plataformas tecnológicas, convocamos encuentros, y concertamos acuerdos. Nuestro espacio decisorio soberano es la Asamblea de nuestros integrantes.

Las dificultades han sido las mismas que señalamos anteriormente, pues los anarquistas que integramos el Taller Libertario Alfredo López, también formamos parte de este colectivo más plural.

 

– En lo laboral, ¿qué pasa en los centros de trabajo? ¿hay paro? ¿hay explotación?

Isbel: Las luchas obreras de los siglos XIX y XX han sido apagadas por los desempeños de la actual Central de Trabajadores de Cuba (CTC), que insiste en mantenerse fiel a las élites partidistas, sin importar los caminos que estas emprendan, huérfanas de un posicionamiento crítico y verdaderamente anticapitalista y antiautoritario. El XI Congreso de la CTC celebrado en 1961 confirmó la pérdida de autonomía cuando los delegados renunciaron a casi todas las conquistas históricas del movimiento obrero: los nueve días de licencia por enfermedad, el bono suplementario de navidad, la jornada semanal de 44 x 48 horas, el derecho de huelga y el incremento del 9,09%, entre otros. La CTC ha sido justamente la herramienta que ha usado el gobierno para implementar sus recientes medidas (los despidos masivos, el aumento de la edad de jubilación, la aprobación de un Código Laboral antiobrero, y otros).

En los centros de trabajo reina la desidia y el desencanto. Con un salario promedio de 20 dólares al mes, los trabajadores cubanos acuden diariamente a sus puestos en las empresas estatales sin esperanzas de mejorar sus condiciones de vida, sin poder decidir en las decisiones empresariales, sin ningún control sobre la producción ni los destinos de esta. Es por eso que la perspectiva de un nuevo explotador con una cara más moderna y tecnologizada (las empresas inversoras extranjeras) han despertado la esperanza en ese sector de la población. No quieren convenios colectivos de trabajo, ni vacaciones pagadas, ni Órganos de Justicia Laboral… lo que quieren en un salario mayor al actual, y si es en divisas, tanto mejor.

 

– Se habla por lo bajo, en los medios de comunicación occidentales, de racismo y homofobia. ¿Qué hay de cierto?

Isbel: Es cierta la reemergencia en Cuba de expresiones de racismo y discriminación racial, tanto a nivel de individuo y sociedad, como al interior de las instituciones estatales y en general las estructuras de poder. La profunda crisis de los 90 y la pequeña “retirada” del Estado, junto a las forzosas aperturas que debió permitir entonces, condujeron a que el racismo oculto aflorara, esta vez con una carga de cinismo y desnudez verdaderamente ofensivos. De tal modo, las actuales reformas económicas relacionadas con la liberalización del mercado, ensayadas sin ninguna legislación que proteja de modo efectivo los sectores más vulnerables, han significado a la postre ejercicios de discriminación racial. El racismo institucional ha pasado con total “naturalidad” a las exclusiones por motivo de color de la piel en los micronegocios vinculados al turismo, a la sub-representación de negros en las aulas universitarias, y su sobre-representación en cárceles y barrios marginales. Después de más de 50 años del triunfo revolucionario de 1959, al interior de las poblaciones afrodescendientes también se reproducen los estereotipos discriminatorios, y se siguen los patrones de consumo y estándares de belleza producidos desde las élites de poder económico y político, quienes a su vez los toman de los estándares globalizados.

Las Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgéneros hemos obtenido logros significativos en los últimos años, después de sufrir una profunda represión durante las primeras décadas posteriores a 1959. Un rol decisivo en ello lo ha tenido la presencia de esa comunidad y sus problemáticas en la obra de los artistas del patio.

No obstante, el principal impulso ha sido dado por el involucramiento de Mariela Castro (hija del actual presidente), con un trabajo de visibilización y sensibilización sobre esta realidad. En el último congreso del PCC, se logró incluir un acápite que refrendara el derecho de las personas a no ser discriminadas por motivo de orientación sexual. Sin embargo, la concreción de esta política en leyes y prácticas reales todavía no se ha logrado aún. En su esencia, la actividad política, al menos la legalmente reconocida, permanece en manos de determinados sectores e instancias oficiales, dejando a un lado (cuando no silenciando) una tímida y precaria actividad de actores independientes. El activismo LGBTI, por ejemplo, no logró colocar el tema de la discriminación en el ámbito laboral dentro del nuevo Código de Trabajo, a pesar de que muchos y muchas lo planteamos en nuestras asambleas; sino que lo logró la diputada Mariela Castro. Ello no significa, por supuesto, que no exista un activismo LGBTI desde la sociedad civil; sino que su influencia real permanece casi nula, a consecuencia del actual ordenamiento socio-político de la isla. Es por eso que las modificaciones del Código de Familia, famosas en la isla pues se dice que contienen una propuesta de reconocimiento a la unión legal entre personas del mismo sexo, ha sido relegado para su aprobación durante años.

El incipiente activismo independiente por los derechos LGBTI en Cuba, lucha por una legislación sustantiva que legitime nuestros derechos, y nos proteja de manera efectiva de las discriminaciones en los ámbitos públicos, institucionales, familiares, así como servicios públicos de la economía estatal y privada; insertada en una Ley General Contra las Discriminaciones. También demanda el libre acceso de grupos civiles (no estatales) a los medios de comunicación para desarrollar campañas públicas contra la discriminación, amplificar las demandas, visibilizar nuestra realidad y problemáticas, y construir comunidad. Por supuesto, la demanda por la libertad de asociación es parte de esta lucha, que estimule el crecimiento y organización de la sociedad civil sensibilizada con la promoción y defensa de nuestros derechos. La comunidad busca el reconocimiento legal de las familias homoparentales, base fundamental para una necesaria legalización futura de la adopción y acceso a los métodos de reproducción asistida; así como la necesidad de un cambio de estrategia para garantizar el reconocimiento de las uniones legales en parejas homosexuales, de cara al inminente cambio constitucional que se cocina ahora mismo de espaldas a la gente.

 

– Habéis introducido el concepto de memoria histórica…

Mario: Hemos estado personalmente al tanto de lo que en España se ha discutido intensamente bajo el alero de un concepto como el de “Memoria Histórica” y la diversidad de posturas que se han generado, y especialmente cómo este concepto ha sido puesto en buena medida en función de nacionalizar y estatizar la memoria colectiva en torno a la llamada guerra civil y la dictadura franquista. Acá, sin embargo, cuando hablamos de memoria histórica casi siempre le hemos puesto un apellido: popular y proletaria, dos palabras que han sufrido un descrédito casi universal, y Cuba no ha estado fuera de ello. Pero en una sociedad donde el dispositivo policíaco-cultural del Estado cubano ha monopolizado para sí la representación folklorizada tanto de lo popular como de lo proletario, y donde las nuevas sensibilidades conservadoras y de derechas que se están delineando han borrado estas palabras de su vocabulario (como en todos lados), varios en nuestro circuito ácrata y de activismo contra el racismo y el coloniaje cultural hemos ocupado este juego de términos para definir un accionar público que libere del régimen de amnesia oficial a tantos nombres de luchadores y luchadoras sociales, experiencias liberadoras, espacios y saberes producidos desde el mismo mundo popular y proletario en la Isla. De otra forma hoy simplemente no quedarían huellas de sus existencias, quedando condenados a la infame memoria histórica del poder y sus intelectuales orgánicos (cínicos desencantados o entusiastas militantes, producen lo mismo). Creo que un componente importante de nuestros empeños por desarrollar una perspectiva libertaria y antiautoritaria en Cuba debe pasar por producir otra memoria histórica sobre el devenir de nuestra sociedad, que alumbre y contraste las alternativas que han existido al orden establecido durante más de medio siglo.

 

– ¿Qué salvaríais de la revolución?

Isbel:
•    Su voluntad (en algún momento) de levantarse como experimento político-social-económico diferente a las democracias burguesas que dominan el mundo.
•    El alcance universal de sus servicios de salud y educación (que hoy están en peligro), y a pesar que a nivel de calidad, estos dejan mucho que desear.
•    Su antiimperialismo, dando por descontado que siempre fue un discurso parcializado, pues no incluía las prácticas también imperialistas de Rusia o China, y que hoy mismo está totalmente apagado.
•    Un cierto sentido de igualdad y dignidad, que aún persiste escondido entre la gente, y que es herramienta fundamental para identificar las injusticias, y desmontarlas.

Mario:
•    Las energías de renovación espiritual, de descolonización cultural, de dignificación del mundo popular, el deseo de conocimiento universal que en ciertos sectores sociales y momentos puntuales generó el hecho revolucionario de 1959 en Cuba.

 

– La izquierda occidental se niega a ser crítica con el estado autoritario y le echa la culpa siempre al embargo. Toda crítica es capitalista. ¿Qué les diríais desde vuestra mirada libertaria y dentro de la isla?

Isbel: No es posible seguir pensando que la represión, la falta de libertad, la corrupción, la falta de transparencia, solo son condenables cuando las ejerce la derecha. Regímenes autoritarios que se autoproclaman de izquierda, han sido expresión inequívoca de estos mismos desmanes, y Cuba no es excepción. Además, no es posible construir el socialismo con reformas capitalistas. Un trabajador despedido es un trabajador despedido, en Cuba o en España. Sé que Cuba ha sido siempre un referente para la lucha mundial por su oposición al imperialismo yanqui, pero ya ni eso nos queda, después del actual acercamiento entre ambos Estados, y el inminente levantamiento del bloqueo. Los libertarios cubanos hemos estado solos por décadas, pero ahora, con la emergencia de gobiernos “progresistas” en América Latina, nuestra circunstancia es menos particular, y se asemeja mucho más a las luchas de los libertarios en Venezuela, Argentina, o Brasil. Si les interesa Cuba, busquen las verdades fuera del discurso oficialista (que en esencia desprecia las luchas de los explotados en el mundo). No digo que sean mis palabras las depositarias de la verdad; solo digo que allí, en el poder de las élites militares y partidistas que dominan todos los medios de comunicación en la isla, definitivamente no está la verdad.

Mario: Yo les diría que Cuba además de ser una sociedad que ha servido de referencia para buena parte de los partidos de izquierda en el mundo, es una sociedad con un Estado, un gobierno, cárceles, barrios burgueses, clases medias cosmopolitas, barrios marginales, con racismo, sexismo, centralismos. Cuba, además de los importantes indicadores de calidad de vida que puede exhibir al mundo, es también una sociedad común que sufre los embates diversos del estatismo, los imperialismos y el capitalismo nacional. Esas embestidas no disminuirán, sino que se harán mucho más agresivas y evidentes, y los esfuerzos dialécticos que en un pasado cercano sirvieron de fundamento a los famosos “apoyos críticos a la Revolucion [El Estado] Cubana”, en los próximos años ya no servirán de mucho. Por tanto, hágannos parte de ese mundo que sufre y se enfrenta a esa máquina de opresión estandarizada y global que se puede encontrar en todos lados.

Ante los rumbos que están tomando los timoneles del Estado cubano, seguir sosteniendo que cualquier crítica a Cuba es pro-capitalista es un acto de arrogancia ideológica fenomenal y suicida, frente a una derecha neoliberal y pro imperialista cubana que cada día gana más espacio y adeptos. La solidaridad internacional debe servir de contrapeso a la solidaridad de la derecha internacional que también está muy consciente de lo que significa destruir el mito Cuba, a pesar de todas sus falencias.

 

– Cuáles son vuestros proyectos.

Isbel: Son muchos los proyectos en los que estoy involucrado. El Guardabosques es un proyecto ecologista que ha ido radicalizándose con el paso del tiempo. También formo parte del Proyecto Arcoíris, un grupo anticapitalista e independiente que lucha por los derechos de la comunidad LGBTI. De más reciente creación es CUP (Consumidores y Usuarios Protegidos), que intenta activar a la gente en pos de la autodefensa de sus derechos ante los abusos y atropellos de las instituciones estatales y privadas cubanas. Pero el más integral, el que más energía me consume, es el Taller Libertario Alfredo López. Ahora mismo estamos lanzando un crowdfunding para obtener plata y poder tener en 2016 nuestra sede: un Centro Social y Biblioteca Libertaria. Con esta sede funcionando muchas de nuestras dificultades podrán ser resueltas, y nuestro impacto social será tremendo. Esperamos poder contar con la ayuda de todos y todas.

por [Juana Vázquez]

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Equipo de El Topo

Isbel Díaz Torres (1976). Licenciado en Biología. Poeta. Como activista social, forma parte del Observatorio Crítico Cubano, del colectivo ecologista El Guardabosques, del Taller Libertario Alfredo López, del colectivo LGBT Proyecto Arcoíris Anticapitalista e Independiente, del colectivo antirracista Cofradía de la Negritud. Columnista fijo en el portal digital Havana Times. Co-fundador y co-editor de los boletines digitales: Compendio OC, Ahí te Va, y El Guardabosques.

Mario Gonzalo Castillo Santana (1975). Licenciado en Historia. Máster en Estudios Interdisciplinarios en América Latina, el Caribe y Cuba. Como activista social, forma parte del Observatorio Crítico Cubano, del Taller Libertario Alfredo López, del colectivo antirracista Cofradía de la Negritud, y del Grupo de Acción Cultural Anamauto. Es integrante del Grupo de Trabajo Anti-Capitalismos & Sociabilidades Emergentes (CLACSO). Ha desarrollado activismo e investigación militante en torno a las sociabilidades y las culturas políticas de las inmigraciones chinas y africanas a Cuba, así como del mundo del trabajo cubano y la impronta del anarquismo.

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