Siendo cada vez más ricos, nos volvemos más y más pobres

Me señalan –con razón–, cuando afirmo con contundencia que «los ricos son cada vez más ricos»,  que también hoy «los pobres son menos pobres que nunca. Y eso es una conquista de la clase obrera». Es cierto. Pero insuficiente.

Os cuento un cuento que me contaba mi abuela sobre la hambruna de 1904, que ella con diez años más o menos, sufrió… Sus condiciones de vida en el pueblo andaluz en que residía eran las siguientes: Como estaban en crisis, los propietarios empleaban a los jornaleros por 60 cms de peseta al día. En esa época era un salario de subsistencia que permitía comer pan cocido en agua. Cuando se podía, tenían para una media panilla diaria de aceite (unos 50cm3), y algo de vinagre y sal. Nada más.

En esa época, mi abuela (jornalera como toda su gente) decía que lo mínimo para poder vivir eran 2,50 pesetas (unos 500 euros anuales de hoy día). Y con dificultades llegaban a ganar 1 peseta diaria en una familia con varios miembros. ¿Ropa? La que se llevaba toda la vida. ¿Zapatos? Ella iba descalza. ¿Agua potable, carne, pescado, leche, huevos, verduras? Ja, ja, ja. Y añadía que cuando querían celebrar una reunión para hablar de estas cosas, el Gobierno les mandaba a 50 guardias civiles enseñando los fusiles. 

Ese año murieron 461 personas en un pueblo de 3.000 habitantes. Toooodo el día la campana tocando a muerto. ¿Causas oficiales? Tuberculosis, enfermedades digestivas (hambre), miseria, y supongo que también de la dieta de pan cocido.

Fue –por lo contado– en 1904, y en muchos pueblos de Andalucía. El ambiente era de puro odio. Los patrones no se atrevían a salir de sus cortijos.

Si tú comparas esa situación con la de ahora, claro que ha mejorado la vida de las personas. Y se debió a los enfrentamientos que hubo con los poderes públicos por parte de una masa obrera iletrada y analfabeta, pero que tenía claro quién era el enemigo y a quiénes servían las leyes. Porque a quienes piensan que los potentados han dado esa limosna porque sí, que hagan el ejercicio de imaginar a los accionistas de Movistar, o de Endesa, decretando en la Junta de Accionistas, entregar los beneficios a trabajadores no conflictivos, por pura bondad…

Lo que pasa, es que yo cuando digo que los ricos son más ricos que nunca, me refiero –principalmente– a la ganancia de Poder. Hoy los millonarios son miles de veces más acaudalados que el terrateniente andaluz más opulento del año 1904. Y eso les da un Poder inmenso.  Y los pobres, en comparación con nuestros actuales megamillonarios, somos cucarachas solitarias. Nuestra capacidad para movilizarnos, imaginar soluciones, explicar los hechos, dar sentido al mundo… Es menor que la de mi abuela. Que no sabía ni leer ni escribir (1).

Lo intento explicar con mis palabras: la pobreza se mide en el contraste. Para que haya ricos, tiene que haber muchísimos pobres. Da igual que ahora tengamos internet y un móvil. La riqueza proporciona a los millonarios Poder. Pueden cambiar las leyes con una llamada de teléfono. No necesitan gobernar. No necesitan votar. Los millonarios son los principales abstencionistas, porque saben que para mandar, no se necesita estar en el Gobierno, sino tener bien engrasados a los políticos, jueces, abogados, policías, periodistas, cineastas, curas, militares, científicos, doctorandos… Que funcionan –en la práctica– como lacayos y franquicias. 

Si los ricos toleran el Estado y sus funciones mediadoras (y sus problemas), es para evitar –en resumen– que se le vaya la mano y la pinza en algún momento a algún emprendedor tenebroso, y empiece a matar a la competencia o a convertir el capitalismo en un infierno de tiros entre bandas. Necesitan unas reglas de juego que les den la ventaja sobre los trabajadores que explotan, y una partida equilibrada con otros ricachones que les permitan prosperar e incrementar sus caudales. Y si ceden una reducción de jornada –a regañadientes–, es para evitar estallidos sociales, y porque perciben científicamente que pueden seguir amasando fortunas sin problemas. 

La tarea de la llamada izquierda, era justamente la contraria: no proporcionar espejitos, cascabeles y bisutería barata a los trabajadores, sino conseguir la redistribución, la equidad, la igualdad. Porque redistribuir la riqueza, implica quitarles dineros –y en consecuencia– Poder a los que mandan y restaurar una situación de equilibrio, en la que uno no tenga que venderse por necesidad, en la que cualquiera pueda decir «no», y seguir con su vida sin traumas…

Y en eso coincidimos los anarquistas con los ricos: no es necesario gobernar para legislar. Ir a las elecciones, es una pendejada. Y no basta tener la Razón. Es necesaria la Fuerza.

Acratosaurio rex
https://www.alasbarricadas.org/noticias/node/54274

NOTA
(1) Creo que vienen al pelo las palabras de Tomás González Morago. Ver en El Proletariado Militante, de Anselmo Lorenzo, Tomo I, Capítulo Séptimo, segunda reunión en la Bolsa, 1868: 
«No se nos hable de cosas que hoy están al alcance de todos y de que antes carecían hasta los poderosos. Nos decía el Sr. Moret que en cierta ocasión una princesa estrenó el primer par de medias…, y hoy llevan medias todas las mujeres; que en otro tiempo hasta en los palacios de los reyes se sentían las inclemencias atmosféricas, porque las ventanas no tenían cristales, cuando los tienen hoy las buhardillas de los proletarios y las barracas de los gañanes; porque si con esto quiso decirnos que hoy los pobres vivimos como príncipes, aparte de hallarse esto en contradicción con la miseria que deshonra la actual civilización, lo cierto es que la desigualdad es una ignominia que destruye la solidaridad humana tal como la concibe la razón, y la fraternidad tal como la enseña la doctrina religiosa, y no hay ni puede haber ventaja material ni progreso relativo que lave la mancha de la desigualdad».

Un pensamiento sobre “Siendo cada vez más ricos, nos volvemos más y más pobres”

  1. ¿Sabéis que hoy he podido ver la bandera de Castilla y León como es y no como nos la enseñan?

    ¿Qué se le va a pedir a un proyecto castellano? Pues sobriedad y simpleza.

    No digo que yo apoye ciertas cosas pero me sigo sin comer ninguna bandera.

    … Desde hace tiempo sólo veo roña en las banderas castellanas.

    Un saludo.

    (Que para una vez que veo decente en una bandera tampoco me van a quitar el púrpura (el morado cavernícola)).

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