Creo que estos días se está jugando alguna competición balompédica, de esas en las que entran en lid selecciones nacionales, ya que resulta casi imposible que no le inunden a uno con imágenes de tíos en calzoncillos de diversos colores. No sé qué tendrá ese deporte que seduce y obnubila al personal hasta el punto de que no tarda en envolverse una bandera y, en caso de que su equipo meta la bolita en la red, agitarse alborozado como si hubiera alcanzado la eudaimonia. Como el único deporte que practica uno es correr cuando le persiguen, normalmente tipos uniformados muy malintencionados, y todo lo que huela a nación y derivados le repele abiertamente, le resulta ajeno todo esto fervor por alegrarse del triunfo de deportistas nacidos en este inefable Reino de España. Ya lo dijo el clásico, «un patriota viene a ser un bodoque que se alegra por recibir su vecino una medalla». No obstante, como el que subscribe no anda escaso de curiosidad antropológica, e incluso posee el admirable anhelo de una sociedad un poquito más inteligente y menos alienada, se ve obligado a poner el foco una y otra vez en los llamados deportes de masas.
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Ídolos mercenarios del deporte
Anda bastante gente decepcionada con el hecho de que un hasta ahora inmaculado deportista (¡ya será menos!), no estoy seguro, pero creo que es alguien con gran habilidad para dar a una bolita con una especie de mango con una red tensada, se ha convertido en promotor y embajador de un régimen tan repulsivo como el de Arabia Saudí. Alguien infinitamente más lúcido me aclara que no hace mucho se ha llegado a jugar un torneo balompédico (la misma palabra aclara algo sobre este deporte que despierta tantas pasiones) de este inefable país llamado España en la misma tierra saudita, por oscuros intereses crematísticos, sin que apenas nadie dijera ni mú sobre los derechos humanos, por lo que la hipocresía y consecuente indignación es aún mayor. En cualquier caso, no sé si hay mucho de lo que sorprenderse, con (muy) escasas excepciones, a estos deportistas de élite se les presupone una total falta de conciencia ética y social. Y, para el caso que nos ocupa en este más que lúcido blog, me interesa reflexionar en por qué este gente (o, más bien, auténtica gentuza), que tiene una cantidad incontable de dinero, para resolver la vida de los suyos durante varias generaciones, llega a semejante grado de indecencia moral llegando a corromperse hasta la náusea.
Seguir leyendo Ídolos mercenarios del deporte«Qatar. Sangre, dinero y fútbol», de Fonsi Loaiza
Ahora que ya pasó el mundial de ese deporte que parece enloquecer a las masas conviene recordar, gracias a este libro Qatar. Sangre, dinero y fútbol, la explotación y miserias que se producen en torno a ello, que es lo mismo que decir del sistema en que vivimos. Efectivamente, es necesario profundizar en ello, máxime, en este mundo de la información de la inmediatez y la permanente manipulación; como ejemplo, se filtraron gran parte de los crímenes producidos, con miles de trabajadores muertos por condiciones infrahumanas, por la celebración del mundial en un país con una dictadura y sin tradición futbolística, pero se ahogaron las protestas y la cosa se acabó celebrando sin mayores problemas para vergüenza de la profesión periodística y del mundo en general.
Seguir leyendo «Qatar. Sangre, dinero y fútbol», de Fonsi LoaizaMás sobre el corrupto mundo balompédico
Aclararé, sin ánimo excusatorio alguno, que el deporte del balompié me interesa entre muy poco y nada. Sin embargo, algo que mantiene embobados a infinidad de espectadores obliga, si queremos empezar a anular toda actividad alienante, no obliga a indagar un poquito en todo ello. Máxime, cuando el Mundial de Qatar está en boca todos por diversos motivos. Solo asistí, en cierta ocasión, a un partido futbolístico y la serie de barbaridades que allí escuche todavía hoy me estremece (no, no son meros remilgos, es oposición a la barbarie). En primer lugar, y no me lo podrá negar ningñun aficionado sensato, el fútbol destila machismo por los cuatro costados y hay quien señala en ella un repulsivo modelo de masculinidad imperante. Esto es así hasta el punto que los futbolistas y árbitros que han declarado tener una orientación sexual diferente se pueden contar con los dedos de una mano. Y habrá quien diga, como caldo de cultivo para la actitud más repulsivamente hipócrita, que nadie tiene que reconocer su condición sexual de modo público; no, amiguito, no se trata de reconocer, se trata de ser y actuar con toda normalidad, algo que no se produce para nada en el universo futbolístico. Al parecer, en el deporte femenino hay algo más de visibilidad; las mujeres, como suele ocurrir, algo más adelantadas tambien en esto. Volvamos ahora al nauseabuando Mundial de Qatar, un país donde el régimen prohibe la homesexualidad y se sanciona con varios años de prisión.
Seguir leyendo Más sobre el corrupto mundo balompédicoEl Mundial de Qatar y la sangre de los trabajadores
En unos días, comenzará en un pequeño país árabe ese fenoméno universal de enajenación colectiva que denominan mundial balompédico. Al parecer, hace unos años sorprendió que se concediera la sede a Qatar, un lugar sin tradición futbolística y sin infraestructuras, a lo que sea añadía unas temperaturas que superan los 50 grados, lo que explica que se se haya retrasado el alienante evento a los meses de noviembre y diciembre. Recordemos que no menor estupefacción produjo que el anterior país que acogió el Mundial, en 2018, fuera la hoy criminalizada Rusia. En 2015, pocos años después de aquellas decisiones, hagamos un poquito de eso tan necesitado en todos lares llamado memoria histórica, se reveló toda una trama criminal vinculada a la FIFA, con toda suerte de fraudes, comisiones y sobornos, relacionadas con los futuros mundiales en Rusia y Qatar; algo debió torcerse para que, una vez más, se decidiera eliminar a dirigentes para poner a otros en su lugar y que todo siguiera más o menos igual. Efectivamene, a pesar de las coyunturales mascaradas policiales y judiciales, Rusia acogió el enajante evento deportivo y no habría problema en que lo hiciera Qatar años después; todo ello, a pesar de las denuncias por violaciones de derechos humanos, trabajadores muertos y corrupción en la construcción de los estadios. No debería sorprender todo esto, ya que una y otra vez se repite la misma situación en este inicuo sistema económico y político que sufrimos; empresarios, en plena connivencia con los que regentan los poderes políticos, ofrecen una estupenda idea sobre algún proyecto de gran magnitud para que, inmediatamente, se produzcan pagos de todo tipo para que sean unos pocos quienes se beneficien y los medios desinformen sobre lo benévolo del proyecto.
Seguir leyendo El Mundial de Qatar y la sangre de los trabajadoresMalnacidos comisionistas
Gracias a los dioses, o a quien se tercie, uno no tiene nada que ver con ese campo abonado para la enajenación, que es el deporte balompédico. Sin embargo, resulta inevitable no empaparse, dentro de esta cultura de la comisión y corrupción moral que nos invade, de lo acaecido recientemente al desvelarse ciertos audios sobre no sé qué leches de torneo deportivo español celebrado en Arabia Saudí. De entrada, a uno le puede sorprender que un evento futbolístico, de este inefable país que sufrimos, se celebre en tierras lejanas; si vamos un poco más allá, y vemos que en dicho lugar impera un repúlsivo régimen que vulnera todos y cada uno de los derechos humanos, el asco ya se manifiesta sin pudor. Por supuesto, la cosa tiene su explicación crematística si comprendemos que el negocio está por encima de cualquier atisbo moral. Así, de la conversación ahora hecha pública se desprende que un miembro de un todopoderoso club deportivo y el presidente de algo así como la Federación balompédica deciden negociar comisiones millonarias a cambio de celebrar la competición en un país dictatorial, que de paso queda convenientemente blanqueado de cara a la opinión pública.
Seguir leyendo Malnacidos comisionistas¿Espíritu de sacrificio?
Al parecer, un conocido jugador de tenís, cuyo nombre no recuerdo en estos momentos, acaba de ganar su enésimo torneo internacional. De este tipo, no paran de halagar los medios su espíritu de sacrificio, voluntad, entrega, fortaleza psicológica y bla, bla, bla. No seré yo quién le quite méritos al susodicho deportista, que seguro que se merece todo lo que ha conseguido y mucho más. ¡Satanás me libre me libre de criticar a un ídolo de masas! No obstante, el caso me viene al pelo para unas nuevas y lúcidas reflexiones sobre esta sociedad que sufrimos, basada precisamente en la competitividad, el ascenso social, la meritocracia y bla, bla, bla. Antes de adentrarme en mis sesudas disquisiciones, me gustaría señalar los problemas mentales, cada vez más extendidos, que pueden verse a poco que nos asomemos a las estadísticas; señalo lo que puede ser una triste paradoja, esas exigencias al común de los mortales de entregarse a un mundo de competencia desmedida, una suerte de darwinismo social que demanda poco menos que seres con superpoderes, para encontrarnos con que una gran masa acaba con todo tipo de patologías mentales, algo que acaba por repercutir en el conjunto de la existencia.
Seguir leyendo ¿Espíritu de sacrificio?Deporte, sociedad y homofobia
Hoy, leo una noticia sobre un jugador profesional de water-polo, que al parecer hace tiempo que aseguró que le gustan los tíos y que se joda al que no lo apruebe. En un lance del partido, se produjo cierta discusión, y un cretino rival le espetó: «¡Cállate, maricón!». Esto, que ya es suficientemente irritante si se hubiera quedado en un calentón en plena disputa deportiva, no se terminó ahí y el idiota homófobo, lejos de disculparse al término del partido, reiteró el insulto. Como se supone que la sociedad ha avanzado mucho, en cuestiones de respeto a los gustos sexuales de cada cual, sorprende bastante la noticia y muchos se apresuran a pedir alguna medida desciplinaria sobre el estúpido machito insultador. Para lo que sigan este blog, ya sabrán que no soy nada amigo de medidas represivas, aunque habría muchas manera de sancionar comportamientos que afectan al prójimo, y no necesariamente pasan por la intervención de una autoridad superior coercitiva. Desgraciadamante, este hombre que «salió del armario» (¡y eso debería dejar de ser necesario, simplemente hay que normalizar y que se joda al que no le guste!), me da la impresión de que es una excepción en el mundo competitivo profesional, tan plagado de «virilidad», por lo que el asunto invita a una reflexión.
Seguir leyendo Deporte, sociedad y homofobiaMundial de fútbol, un gran circo global
Se llevará a cabo una nueva edición de la Copa Mundial de Fútbol, ahora en Rusia, y notamos una vez más, cómo millones de seres humanos en el orbe pasan horas y horas frente a sus televisores, prácticamente hipnotizados e idiotizados por el evento en cuestión. Multitudes absorbidas cada cuatro años por un espectáculo que de deportivo tiene poco y de negocio tiene mucho (beneficiando Seguir leyendo Mundial de fútbol, un gran circo global
El juego
No se puede escapar a la confusión que envuelve a la noción de juego, desde el punto de vista léxico y desde el punto de vista práctico, más que considerando los cambios que ha sufrido. Tras padecer durante dos siglos la continua idealización de la producción, las funciones sociales primitivas del juego se manifiestan como supervivencias bastardas mezcladas con formas inferiores que Seguir leyendo El juego