De unas semanas a esta parte, los medios, bien acompañados por ese templo de la mistificación que son las redes sociales, han decidido que cierto virus, cuya mortandad se sitúa alrededor del 1%, constituía el problema más terrible del mundo mundial solo comparable a otras pandemias de siglos atrás. No es que hayamos creído demasiado a la Organización Mundial de la Salud, cuyo silencio ante los problemas más acuciantes para la humanidad resulta repugnante, por lo que no sé qué diablos tenemos que hacer ante sus alarmismos ante el llamado coronavirus. Terribles y lamentables los fallecimientos por este virus de nuevo cuño, pero atendamos a unos datos. Son cientos de miles los diagnósticos anuales de cáncer, problemas cardiacos y enfermedades degenerativas. Si viviéramos en una sociedad justa, o al menos aceptablemente justa y razonable, deberían dedicarse todos los esfuerzos a curar, o al menos paliar, todos estos males. No solo no es así, sino que nuestra gran OMS calla de modo repulsivo ante los elevados precios de los tratamientos, lo cual provoca la ruina de la sanidad pública en los países. Seguir leyendo Virus mediáticos