En mi barrio hay una cantidad notable de gatitos. Tengo que aclarar, que si bien respeto a los gatos que andan sueltos por ahí y no les hago nada malo, en general les odio. Matan pájaros que me gustan. Verderones, currucas, petirrojos, rabilargos… Ninguno anda a salvo de las garras de los gatos. Lo mismo le pasa a los ratones, ratitas, lagartijas y salamanquesas. Por puro placer esos gatos gordos y sobrealimentados los asesinan. Un ejército de voluntarias y voluntarios les nutren de abundante pienso compuesto, y además les castran. Deberían estar tranquilos, pero cá.
En fin, charlando con una voluntaria amante de los animales de esto y de lo otro en el café de las seis de la mañana en el bar, me saca a relucir el tema de cómo los milicianos de Hamás han hecho no sé cuantas barbaridades. Secuestro de civiles, asesinatos de poblaciones indefensas, ataques bárbaros, etc. Mi respuesta es que no sé de qué se extraña. EEUU, la UE y el Estado de Israel han declarado que Hamás es una organización terrorista. Así que es normal que los terroristas secuestren, maten, decapiten y sodomicen el ganado durante sus incursiones mientras apuñalan ancianas y beben ginebra con heroína lanzando histriónicas carcajadas. Si son terroristas, no esperará nadie que lleven ramos de rosas y repartan panfletos sobre estudios bíblicos a la salida de la misa.
Ahora bien, le expongo a la muchacha antes de que me mande a la mierda… Que la aviación de un Estado con todos sus perejiles lance bombas enormes en una ciudad atestada, que una sola destruye una manzana y mata a cien personas… ¿Qué es? ¿La respuesta democrática y legal a un atentado terrorista? Se lo planteo así y me da una serie de respuestas incoherentes que escucho como el que oye llover.
Cuando termina de hablar le propongo el siguiente símil: «Hubo una organización terrorista local, que la derecha echa muchísimo de menos, que también ponía bombas de cuando en cuando. Si el enemigo del pueblo español era el terrorismo de esa peña, ¿qué clase de respuesta hubiera sido que el rey mandase a la Aviación y a la Armada a destruir casa por casa, pongamos por caso, Bilbao y el museo del Guggenheim? ¿No hubiera sido pasarse un poco, dejarles sin agua, sin luz, sin farmacias, sin internet…, aunque el museo citado sea un muermo que merezca la inmediata demolición?
Bueno pues ni por esas lo entiende y vuelve a farfullar cosas de esas de terrorismo que es horrible y que estamos en peligro. Y con toda la paciencia del mundo, le saco del móvil una galería de fotos que muestra el antes y el después de una barriada, tras la represalia justiciera sionista. Absolutamente todo, pero que todo, hecho fosfatina. Y se lo planteo del siguiente modo: «¿Tú no has pensado, que si quitamos de ese barrio a los milicianos de Hamás, a los funcionarios de la ONU, y a la población civil… No has pensado [énfasis insinuante] ¿no has pensado pedazo de burra, que ese bombardeo ha exterminado a todas las colonias controladas de gatitos, a todos los perritos, a todos los pececitos, lagartitos y hamsterscitos y restos de mascotas del barrio?
Y ahí –por fin– abre los ojos espantada. Definitivamente comprende la burrada terrorista que es que un ejército estatal bombardee una ciudad y la bloquee impidiendo el tránsito humanitario del pienso compuesto de los jodidos y puñeteros gatos, pese a que Hamás haya lanzado miles de cohetes a una población hebrea.
Y es que por difícil que sea, el Acratosaurio es inasequible al desaliento cuando busca los puntos sensibles de un drama. El drama es: o terrorismo, o barbarie. O ya puestos, ambas cosas.