ACRACIA ANARQUISMO NIHILISMO

De ideologías y justificaciones

Cuando uno se define como anarquista en ciertas situaciones, con algo de provocación y un poquito de orgullo, no tiene precio el gesto que suele adquirir el interlocutor, a medio camino entre la ignorancia supina y una perplejidad exenta de luz alguna. Dan ganas, inmediatamente, de añadir que cierta dosis de nihilismo le salva a uno de caer en tentaciones dogmáticas; mejor no hacerlo, ya que es muy posible que la cabeza del vulgo empieza inevitablemente a girar sobre su eje. El caso es que dicha confesión, expresada a un público no versado en el tema, en vez de provocar alguna curiosidad para tratar de aumentar sus conocimientos, suele caer en los más lamentables tópicos: «eso es una utopía», «eso no lo quiero yo», «eso es algo del pasado» y bla, bla, bla. He de reconocer que dichas respuestas me provocan tal hastío, que no pocas veces, en lugar de verbalizar justificación alguna, para tratar de razonar con el sujeto en cuestión, suelto cualquier barbaridad. Recuerdo otros tiempos, en los que el que suscribe era (más) joven y tiernamente ingenuo, que en estas situaciones solía matizar que mis simpatías estaban con la izquierda libertaria; en estos tiempos posmodernos, no resultan muy claros ni el sustantivo ni el apelativo, aunque frente a toda distorsión es plenamente asumible reivindicar «lo libertario» como emancipatorio (perdón por la solemnidad).

En cualquier caso, quizá hay algo de equívoco en uno de los términos elegidos para titular esta lúcida columna. Es decir, nunca he defendido el anarquismo como una «ideología», a pesar de que así puede haber sido en no pocas ocasiones. Y no lo hago necesariamente por esta lata de la posmodernidad en la que nos vemos inmersos, donde todo es terriblemente líquido y difuso, no; siempre he considerado que los anarquistas portaban más una posición moral que cualquier bandera doctrinaria, lo cual les mantenía a salvo de rigidez alguna. Sea como fuere, la palabra ideología invita a muchas lecturas y, sin modestia alguna, voy a tratar de aportar algo de luz al asunto. ¿El comunismo es una ideología? Es muy posible, aunque el profeta fundador del mismo teorizó que la ideología, precisamente, venía a ser algo así como una representación falsa de la realidad, una ilusión de la conciencia originada en ciertas condiciones materiales dominantes (o algo así). Claro, lo que nos legó el gran profeta no tenía pretensión ideológica alguna y sí pretendía convertirse en la gran doctrina científica; ¡asi nos ha ido con el comunismo! Y, ojo, no digo yo que tito Marx no tuviera razón al menos en parte, solo hay que ver la cantidad de pobre diablos que aseguran no tener ideología alguna para acto seguido hacer exactamente lo que dicta el statu quo, no importa lo mucho que le perjudique y sin un asomo de rebeldía. Pues sí, el comunismo ha sido una de las grandes ideologías del siglo XX; cuando el imperio soviético se vino abajo, hubo uno apenas nada interesado en el asunto que aseguró que había llegado el fin de las ideologías.

Lo que aquel sinvergüenza ocultaba es, por un lado, que sencillamente una ideología había triunfado temporalmente sobre otras. Podría decir que la misma es el liberalismo, pero este es tan poliédrico que deberíamos ser cautos con el asunto, ya que de lo que hablamos en la práctica es de capitalismo, libre mercado, propiedad privada, democracia parlamentaria y otros rasgos del sistema este que sufrimos, aunque se mantiene cierta ilusión de libertad (¡quizá una representación falsa de la realidad!). Por otra parte, algo que se oculta usualmente, es que por ejemplo las religiones son puras ideologías; fundadas en ficciones sobrenaturales y de tendencia dogmática, pero ideologías puras y duras, que sencillamente algún día caerán en desuso. La noción de ideología es, efectivamente, polisémica y uno cree nada modestamente que las ideas, que todos tenemos a priori, solo adquieren legitimidad a través de un práctica ética y social. Desde ese punto de vista, si el liberalismo va asociado normalmente a la tolerancia hacia la vida del otro (mi libertad acaba donde empieza la tuya, aunque te mueras de hambre), el anarquismo siempre ha tenido un lado más comunitario apostando por la solidaridad y el apoyo mutuo (mi libertad se completa con la tuya y a ver si hacemos la vida social un poquito mejor). Por supuesto, las ideas libertarias tuvieron mucho de ideología en su momento, a diferentes niveles y con diversas propuestas, pero quizá están más cargadas de futuro al no tener una base teórica fuerte. No sé si, por ejemplo, la solidaridad puede considerarse ideología o si forma parte de alguna condición humana; lo que sí sé es que una posibilidad más y, si lo logramos extender su práctica, no se queda solo en una ilusión de la conciencia y la acabamos convirtiendo en una realidad social.

Juan C´áspar

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