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La Internacional Situacionista, la subversión de la vida cotidiana

La crítica social radical, de la forma que la elaboraron organizaciones como la Internacional Situacionista, propiciando la autogestión en todos los ámbitos de la vida, es hoy más necesaria que nunca; esa búsqueda de la autonomía individual y colectiva, lo aleja de sus raíces marxista y lo vincula necesariamente al anarquismo

La Internacional Situacionista fue una organización de artistas e intelectuales, que tuvo como uno de sus principales objetivos acabar con la sociedad de clases y, de modo general, con el capitalismo como sistema opresor en la civilización occidental. Puede entenderse también como una fusión de lo artístico con lo político, lo que a la postre acabaría siendo lo mismo para este movimiento. Leyendo un especial de la revista Ahtropos sobre el tema, en cualquier caso una fuente de anális primordial para el tema que nos ocupa, extraña encontrar muy poquitos vínculos con el anarquismo. Las referencias ideológicas para el situacionismo serían el pensamiento marxista de Anton Pannekoek, Rosa Luxemburg, Georg Lukacs o el consejismo obrero. Como podemos ver, la raíces de este movimiento son marxistas, aunque es cierto que muy crítico con la deriva autoritaria de la praxis leninista o maoísta, y muy cercano al socialismo libertario. En cualquier forma, pareció propulsar


siempre la autogestión obrera, basada en controlar los medios de producción y en la organización en consejos de base democrática. La organización nace en 1957, en la localidad italiana de Cosio d’Arroscia, dentro de otro movimiento subversivo, la Internacional Letrista, fusionada con algunos otros de aquellos años; su existencia no duraría más de 15 años. Habitualmente, se considera a la Internacional Situacionista como uno de los impulsores ideológicos del Mayo del 68, proponiendo en aquel momento histórico el comunismo consejista como el ideal organizativo social. Otros grupos sobre los que ejercieron influencia fueron la Angry Brigade o Brigada Iracunda (1970-1972) o el Movimiento Ibérico de Liberación (1971-1973).

Puede decirse que el planteamiento central de esta corriente era construir ‘situaciones’, de ahí su denominación (aunque, al parecer, sus miembros rechazaban el término ‘situacionismo’), lo prioritario sería la vida cotidiana de forma concreta y colectiva, aprendiendo de la experiencia en una continua experimentación y reconstrucción crítica. Se rechaza el dogmatismo, propio de las grandes ideologías, que se acaban convirtiendo en objetos de adoración y de consumo. Uno de los nombres más conocidos de la Internacional Situacionista fue Guy Debord, junto a su obra La sociedad como espectáculo, también el pintor holandés Constant Nieuwenhuys, el escritor escocés-italiano Alexander Trochi, el artista inglés Ralph Rumney, el escandinavo Asger Jorn, el arquitecto húngaro Attila Kotanyi, la escritora francesa Michèle Bernstein o el escritor y filósofo belga Raoul Vaneigem. Una importante obra la escribió precisamente Vaneigem en 1967, Tratado del saber vivir para uso de las jóvenes generaciones, que analiza la vida cotidiana en el sistema capitalista, el cual reduce todo a mercancía, y propone como única solución emancipatoria el cambio radical diario, tanto a nivel individual como colectivo. En 1962, hubo un intento fallido de una Segunda Internacional Situacionista por parte de varios miembros disidentes. Pueden considerarse continuadores también a las organizaciones Antinacional Situacionista (1974) o la más reciente Internacional Antiteocrática Insurreccional.

Es necesario hablar de algunos conceptos para comprender el legado teórico de la Internacional Situacionista. El Détournement se refiere a la posibilidad de subvertir cualquier objeto de la cultura imperante para dotarlo de un efecto crítico. Otra idea es la de la recuperación, que propone incorporar a la lógica de la dominación, política y capitalista, ideas y cosas revolucionarias. La deriva lo que propone es una reflexión a las formas de observar y experimentar la vida urbana, para escapar de toda prisión de la vida rutinaria y buscar nuevas emociones para situaciones radicales. Este deriva se produciría dentro de una forma más amplia, que es la psicogeografía, que alude a lo mismo dentro del ambiente geográfico para entender cómo afecta este a las emociones y el comportamiento de las personas. La creación de situaciones, como dijimos anteriormente, busca construir situaciones cotidianas de forma concreta y deliberada para la organización de la vida colectiva.

La Internacional Situacionista tiene su importancia histórica, fue tal vez, además del anarquismo, igualmente impulsor de los hechos de Mayo del 68, de los primeros movimientos revolucionarios en comprender el fracaso del marxismo tradicional y observar la miseria de la vida cotidiana en las sociedades occidentales. La clase obrera, lejos de convertirse en revolucionaria en su mayor parte, fue seducida por la vacuidad de la sociedad de consumo y por una frívola cultura imperante. Los miembros de la Internacional Situacionista comprendieron esto y analizaron los nuevos mecanismos de alienación de la sociedad capitalista. Hoy, sabemos de la importancia de ese cuestionamiento radical de esta cultura basada en el espectáculo, y en la necesidad de generar una nueva cultura que nos haga tomar el control de nuestras vidas.

Capi Vidal

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