Paul Goodman insistía en las condiciones «deshumanizadoras» de la sociedad moderna, ya que la presión social y tecnológica acaba determinando nuestra conducta; es lo que denominaba un proceso (negativo, claro está) de socialización. Si la ciencia social se ocupa de la tensión entre la condición humana y las instituciones, esforzándose por lo tanto en ser siempre práctica y política, en la sociedad ideal existirá poca ciencia social, ya que las instituciones realizarán y promoverán las facultades humanas.
Colin Ward hacia hincapié en lo ardua que había sido lo lucha histórica por romper con la exclusividad de las instituciones religiosas en la labor educador y por que ésta fuera obligatoria, gratuita y universal. Los grandes opositores a esta labor contra el control religioso serían los privilegiados en la sociedad, aquellos que poseían intereses económicos y deseaban que los críos trabajaran cuanto antes y siguieran en la ignorancia.
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