La «guerra» estalla de nuevo en Gaza. Dicen los telediarios que entre Israel y Hamás. Lo que nadie ha sabido explicarme, es por qué si la guerra es entre Hamás e Israel, el ejército israelí está bombardeando indiscriminadamente Gaza. No me explican por qué ministros del Estado de Israel aseguran que la gente de Gaza son meros animales que pueden ser exterminados, cuando el enemigo es Hamás. ¿Por qué les cortan agua, luz, alimentos, comunicaciones, suministros médicos a civiles indefensos, si Hamás es el objetivo? ¿Por qué arrasan barrios enteros, si sus enemigos son los miembros de Hamás? La doctrina israelí de «respuesta desproporcionada» no explica esa barbaridad que estamos viendo. Es una verdadera locura.
En este caso Israel, que es un Estado con todos sus perejiles, y además armado con bombas atómicas, está llevando a cabo una campaña terrorista en la que se está saltando a la piola todos los derechos humanos habidos y por haber. Todos los acuerdos internacionales en materia de guerra. Todo lo que haya que saltarse, se lo salta. Una persona que viva en esa zona de Gaza, un civil, ahora mismo, no tiene un lugar seguro en donde esconderse. Y nuevamente la impotencia recorre a los pueblos ante lo que está por venir, mientras masas iracundas jalean para la masacre.
Flipante. ¿Quiénes son los actores de la tragedia, los asesinos, los terroristas? Pues los Estados que se implican y que arrastran a la muerte a personas que todo ese conflicto de estrategias y de tácticas, ni les va ni les viene. Lo que estamos viendo es una enorme operación de terrorismo de Estado para destruir Gaza, apoyada por EEUU que ha mandado un portaaviones moderno, con su escolta de cruceros, destructores y submarinos nucleares, más la UE y Reino Unido por la parte que nos toca. Y el Derecho Internacional, en la papelera de la Historia.
Ojalá que el ejército israelí no entre en Gaza, o que alguien con una pizca de sensatez obligue a Israel a detenerse antes de que Líbano, Siria, Egipto, Irán, y quién sabe qué más, se conviertan en campos de batalla.
Los Estados no son la solución. A la vista está. Son el problema.
Acratosaurio rex