Voy a empezar con un apunte que es meramente conceptual, o quizás simplemente terminológico.
I—Fascismo y neofascismo
Es bien conocido que el fascismo propiamente dicho, el fascismo clásico, es un fenómeno históricamente situado en el cual se suele englobar, pese a sus diferencias, tanto al fascio mussoliniano como al nacionalsocialismo hitleriano. También sabemos que ese término ha sido extrapolado para designar tanto a los regímenes que guardan cierto parecido con los que se impusieron en los años veinte y treinta del siglo pasado, como para calificar a las posturas políticas y a los movimientos que se reclaman de las ideologías de aquellos regímenes, introduciendo si acaso algunas actualizaciones menores.
La idea que la mayoría de la gente tiene del terrorismo es que este consiste en poner bombas y tirotear personas. El terrorismo es a veces eso, pero no sólo eso. Aunque no existe una definición comúnmente aceptada de terrorismo,1 lo cierto es que constituye un fenómeno que presenta una serie de elementos característicos. De entre estos elementos, el que quizás lo define mejor es que el terrorismo busca de forma deliberada crear terror en sus víctimas por un motivo de carácter político, para lo que se vale del uso de la violencia o la amenaza creíble de utilizarla contra personas y objetos, todo ello para conseguir un cambio en la conducta de la población o de los gobernantes que permita la realización de los objetivos de quienes protagonizan los actos terroristas.2
El desastre causado por las inundaciones provocadas por la “gota fría” del 29 de octubre pasado, especialmente en la parte sur del Área Metropolitana Valenciana, no tiene nada de natural. En la génesis y desarrollo de la mayor catástrofe habida en la zona han confluido cuatro causas antinaturales muy imbricadas en los modos de habitar, trabajar y administrar la cosa pública bajo un régimen capitalista. La primera, de origen industrial, es el calentamiento global generado por la emisión de gases de efecto invernadero de las fábricas, calefacciones y vehículos, causante de fenómenos meteorológicos extremos como la d.a.n.a. La segunda, de carácter político, es la incompetencia culpable de la administración estatal y autonómica, cuya irresponsable pasividad y negligencia podría tacharse de homicida. La tercera, de características económicas y sociales, es la suburbanización completa de la periferia agraria de la ciudad de Valencia, o sea, la conversión de los municipios de la Huerta en un gran suburbio-dormitorio y en una zona poligonera logística, comercial e industrial. La cuarta, consecuencia de la anterior, es la motorización generalizada de la población suburbial, forzada por la tajante separación que el desarrollismo ha implantado entre los lugares de trabajo y de residencia.
«La cárcel solo fue hecha para los pobres. Todo lo que le estorba a la sociedad y toda persona rebelde acaba ahí, pero a un rico no lo veréis nunca, a lo mejor un mes o dos, y no en las condiciones en que están nuestros familiares. A mí que no me digan que existe la justicia, porque para la gente pobre no hay.» (Pastora González Vieites)
La atención sanitaria en las prisiones españolas atraviesa una crisis de gran magnitud caracterizada por el incumplimiento de la ley por la propia Administración (La ley de 2003 de Cohesión y Calidad que preveía la transferencia de los servicios sanitarios a los Servicios Públicos de Salud de las Comunidades Autónomas), por lo que 20 años después, salvo Cataluña, País Vasco y Navarra, dichos servicios siguen dependiendo del Ministerio del Interior en calidad de funcionarios de prisiones y dentro de cada cárcel, subordinados a las autoridades no sanitarias -Director y Jefe de Servicios- convirtiéndose en la práctica en el escudo de los carceleros. Ahora ya no se cubren las plazas ni se relevan las jubilaciones y las plantillas se han reducido hasta quedar en un 30% de la relación de puestos de trabajo. En las cárceles españolas, como veremos más adelante, se practica una suerte de submedicina centrada en las contenciones químicas y supervisando las mecánicas que llevan a cabo los carceleros. Las medidas-parche que se toman, como la contratación privada al estilo de subcontratas laborales o la telemedicina, profundizan aún más la desatención. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Trataremos de ordenar los aspectos principales de esta evolución, empezando por la ideología punitiva que la preside.
Las conocidas como Redes sociales nacieron de forma incipiente como una forma de comunicación entre jóvenes ignorando el sistema del correo electrónico que ya estaba implantado mucho antes.
Podemos considerar que la generalización del uso de las redes sociales, en España, comenzó ya en el siglo XXI aunque hubo varias aplicaciones que ya estaban funcionando con anterioridad. MySpace y LinkedIn aparecieron en 2003 pero se pueden considerar redes mucho más profesionales y orientadas a empresas. Pero que incluso en la actualidad siguen usándose como intercomunicación de usuarios.
El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de la ONU aprobó la Resolución 181, en virtud de la cual se acordaba dividir el Mandato británico de Palestina en dos Estados, uno judío y otro árabe. Pese a que los judíos poseían únicamente un 7% de las tierras palestinas en ese momento, la Resolución les otorgó el 55% del territorio, con el apoyo de Estados Unidos y la URSS – quien lo vio como una forma de debilitar a Gran Bretaña – y el rechazo de la comunidad árabe.
Vaya por delante que escribo este texto con muchas ganas, pero también con mucho cuidado. De ninguna manera querría que estas líneas se entendieran como un ejercicio de sentar cátedra, sino, más bien, como un intento de abrir interrogantes, de compartir dudas y de pensar acompañada. Ni siquiera lo que parece que afirmo de forma tajante ha de ser entendido de manera dogmática. Empleando una expresión de Antonin Artaud, ardo en preguntas. También, y antes de empezar, querría agradecerle a mi amiga Marina Acero su lectura atenta y critica de este artículo y las conversaciones a las que este tema ha dado lugar.
Este texto surge de la reflexión impulsada por la Escuela de las periferias, un colectivo de autoformación política y discusión del centro social La Villana de Vallekas. El texto se formó en varios tiempos: primero, un debate interno entre sus participantes, de donde surgió una redacción inicial que, más adelante, fue puesta en común con las compañeras de La Villana que se sintieron apeladas por el tema. Ambos pasos suceden dentro de nuestro centro social y, por este motivo, la reflexión no hace sino recoger nuestro actuar político, nuestros conflictos, nuestros proyectos de resistencia, nuestros horizontes de emancipación y, sobre todo, nuestras preocupaciones en torno a los cuidados.
«y si cuidar no fuera capricho moral fuera pura condición vital» María Arnal y Marcel Bagués
Albert Camus nació en 1913 en la comuna de Dréan, en la zona oriental de Argelia, durante el dominio colonial francés. Era un pied-noir, descendiente de colonos europeos, en su mayoría franceses, aunque también había familias de origen español, como la de su madre, Catherine Helena Sintes, una mujer humilde y analfabeta. Su padre, Lucien Camus, trabajaba como vendedor de vino en la zona. El matrimonio tuvo dos hijos, Lucien Jean Étienne, nacido en 1910, y Albert, quien llegó al mundo en 1913. Sin embargo, la felicidad familiar duró poco, ya que Lucien fue movilizado en septiembre de 1914 en el contexto de la Primera Guerra Mundial y murió poco después a causa de las heridas de guerra en octubre de ese mismo año, cuando Albert tenía solo un año de edad. Este hecho marcó profundamente la vida y la obra de Camus, quien siempre mantuvo una relación compleja y dolorosa con la figura paterna ausente y con la guerra en general.
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general