Archivo de la etiqueta: Fascismo

Contra Vox ¿De espaldas o de frente?

En las últimas semanas, tres hechos o escenarios se han planteado para demostrarnos que hay distintas posturas entre quienes creemos, con más o menos entusiasmo, que a esta gentuza hay que eliminarla del espacio público y que su discurso de odio debe ser silenciado. Nos referimos a la polémica acerca de qué hay que hacer cuando visitan nuestros barrios a esparcir su basura y a la difusión o no de sus actos de provocación como los tan conocidos carteles en la estación de Cercanías de Sol.

También a lo sucedido en el debate en la Cadena SER, cuando Pablo Iglesias (el que inició la carrera política en el fango de Intereconomía y ha pasado más horas debatiendo con Inda que nosotras repartiendo este periódico) se negó a participar en el debate cuando la despreciable Rocío Monasterio no condenó las amenazas recibidas por éste. En esto último, no nos meteremos, les dejamos la interpretación a los que viven de la política y de opinar (pero, que Gabilondo se levante antes de la mesa que Mónica García…).

Por qué hay que silenciarles

Por autodefensa y por solidaridad.

Por autodefensa, porque todas somos sus objetivos y su victoria, no solo electoral, sino en la normalización de sus ideas nos harán la vida, por lo menos, un poco más complicada.

Pero también por solidaridad: si bien, como decíamos a todas nos afecta, no es en la misma intensidad. Nacidos en España, con trabajo más o menos precario, no podemos compararnos con lo que va a sufrir un chaval recién llegado de Marruecos si estas bestias no solo pueblan las fuerzas de policía sino que también las dirigen.

Por eso, y partiendo de que hay tantas situaciones como personas amenazadas, llamar a combatirles solo mediante el voto, deja fuera de la respuesta a una gran parte de sus afectados. Personas migrantes sin derecho al voto (o sin las herramientas para saber cómo ejercerlo), menores, currantes que ni de coña van a poder faltar a su trabajo un martes (y no, no todo el mundo conoce ni sabe ejercer el voto por correo) o las que, como anarquistas o anticapitalistas coherentes se niegan/negamos a legitimar este sistema y apoyar una lista creada por la cooptación de los movimientos sociales.

De la visita a Vallecas…

No creemos necesario entrar al detalle de lo qué pasó en Vallecas la tarde del 7 de abril. Un breve resumen: Abascal y Monasterio vinieron a la plaza Roja a dar un mitin rodeados de señores con fachaleco venidos de otros lugares. El barrio respondió y la policía, después de que la gente de Vox rompiera el cordón de seguridad, cargó contra las vecinas. Después, lo de siempre, brutalidad policial y detenciones tanto en el lugar de los hechos como en los domicilios días después.

Lo que nos interesa, a efectos de las reflexiones de este artículo, son las distintas posturas sostenidas en los momentos posteriores a conocer que la extrema derecha nos visitaba. Como es lógico, y siguiendo la tradición antifascista del barrio (no en vano, de aquí salieron Vicente Cuervo y Carlos Palomino cuando fueron asesinados por protestar contra el fascismo), enseguida se hicieron llamamientos a salir a la calle e impedir el acto de provocación.

También desde el principio, comenzaron los discursos que llamaban a ignorar el acto para restarle repercusión y que el boicot no fuera utilizado para que la extrema derecha recibiera más atención en los medios de comunicación.

Desde aquí creemos que el tiempo de no hacerles caso, si es que en algún momento fue útil, ya pasó. Ahora copan las televisiones, tienen concejalías y, lo que es peor, su discurso se ha normalizado y hay gente que cree que es tolerable ser un despreciable racista. Si las vecinas de Vallecas no hubieran impedido que el acto se desarrollara con normalidad, la noticia que hubiera trascendido es que “los vecinos de Vallecas reciben a la formación de Santiago Abascal con los brazos abiertos y acuden a escuchar sus ideas” y ese vecino o comerciante “un poco facha” que todos tenemos cerca, hubiera visto normal acercarse a la plaza y confraternizar con especímenes como él. Y eso no puede ser porque, aunque nos repitamos, ser un racista, un homófobo, un machista… no puede ni debe ser respetado.

Pero no solo Vox buscaba sacar rédito electoral de esa convocatoria. Hay que hacer mención que los partidos del Gobierno (PSOE y Podemos) y Más Madrid sacaron un comunicado horas antes de la cita pidiendo no acudir porque “a la ultraderecha se la combate social y electoralmente con la movilización electoral”. Poco después, su policía (sí, los antidisturbios son dirigidos por Delegación de Gobierno) abría cabezas y detenía aleatoriamente a quienes habían desobedecido las llamadas a la pasividad.

La unanimidad entre los opinadores profesionales y políticos que defendían “no hacerles el juego” y que nos quedáramos en casa, fue rota por un artículo de Antonio Maestre (sí, otro que ha pasado más tiempo con Inda que con su familia) que expresaba con bastante claridad las dudas que surgen con estos actos pero que, entendemos, daba en el clavo al dejar la responsabilidad y la iniciativa a las afectadas: las vecinas vallecanas “Hagan lo que hagan habrá un coste, porque no hay una manera ideal de afrontar una provocación de este tipo y confrontar a la extrema derecha. Si algo se merece Vallecas es el derecho propio a elegir la manera en que decide recibir al fascismo en su propia casa”.

… a los carteles de Sol

El otro ejemplo que adelantábamos era el vomitivo cartel de Vox de la estación de Sol y que rápidamente fue replicado en las redes sociales y en todos los platós de televisión. Los mismos que nos decían que no podíamos caer en su trampa y “darles lo que ellos querían” lograron que nadie se quedara sin ver esas ilustraciones y que solo se hablara de si chavales extranjeros recibían o no demasiados cuidados. Recogidas de firmas, declaraciones políticas, denuncias de la Fiscalía… fueron menos efectivas que las decenas de manos anónimas que no hacían cálculos electorales y que, poco a poco, taparon el cartel con pegatinas y arrancaron trozos hasta que éste solo existía en las bocas de quienes no querían hacerles “casito”.

Todo por hacer

¿Superhéroes o supervillanos? De fascismo y cómics

“Quis custodiet ipsos custodes?” (¿Quién vigila a los vigilantes?)

Frank Castle era un ex-marine que, tras luchar con distinción por su país en el extranjero, volvió a casa para trabajar como un agente del FBI. Castle confiaba ciegamente en el sistema para el que trabajaba hasta que un día un mafioso asesinó a su mujer e hijos. El sistema judicial, cuya máxima es la absurda presunción de inocencia, se mostró ineficiente a la hora de darle la Justicia que tanto ansiaba y absolvió a los responsables. Por tanto, Castle, que es más listo que nadie y sabe a ciencia cierta quiénes se encontraban detrás de todo, abandonó su uniforme gubernamental, se enfundó en cuero negro con una gran calavera blanca en el pecho y, llamándose a sí mismo Punisher (“Castigador”) se dedicó a aniquilar de la manera más sanguinaria posible a todos los mafiosos que se encontraban detrás del asesinato de su familia. Y, no contento con eso, vaga por los barrios de Nueva York matando a todos los criminales con los que se encuentra. Porque ante un sistema judicial corrupto e ineficaz, la verdadera Justicia la imparte él.

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El poder de la fascistocracia. Estados Unidos se atraganta en la Fiesta de la Democracia

El mundo entero: “2021 no puede ser peor que 2020”
Estados Unidos: “Sujétame el cubata”

Principio y fin del siglo americano

En 1941, Henry Luce, propietario de la revista Time, se refirió al siglo XX como el “American Century” (“siglo estadounidense”), un periodo marcado por el dominio político y económico del gigante norteamericano en el mundo entero. Según Luce, un derechista ultrarreligioso, Estados Unidos (EEUU) es una nación elegida con un claro “destino manifiesto”, que es expandirse e imponer su autoridad en el mundo entero para lograr la Pax Americana, un periodo de paz duradera tras la Segunda Guerra Mundial a través del control total de la economía mundial.

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Los intelectuales y el fascismo

Creo que hace año y pico, en este inefable país, se estrenó la última (y más bien mediocre) película dirigida por el prestigioso Alejandro Amenábar, llamada Mientras dure la guerra. Como es sabido, el film se centraba en el momento del golpe de Estado perpretado por el genocida general Franco y sus secuaces, teniendo como localización la ciudad de Salamanca y como protagonista a Miguel de Unamuno. El colofón era los (¿conocidos?) hechos del Paraninfo de la Universidad de Salamanca donde el intelectual se enfrentó dialécticamente a los sediciosos fascistas con la consecuente ira del ridículo matarife Millán Astray. El film, cómo no, al margen de su calidad, que ya digo que me resultaba bastante discreta, a pesar de su impecable factura, molestó a gran parte del facherío patrio, lo cual es de agradecer. Sin embargo, resulta curioso, meses después de su estreno, pude escuchar a cierto bodoque ultrarreaccionario, en un irrisorio medio televisivo de extrema necedad ideológica, asegurar que a la película de Amenábar no se le había reconocido demasiado «por no ser lo suficientemente antifranquista». Me gustaría, o no, saber lo que pasa por la cabeza de estos tipos ultraderechistas para mantener su repulsivo relato sobre los hechos recientes de este indescriptible país.

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Fascistas grotescos

Hoy*, hemos amanecido con la noticia de la exculpación del inefable esperpento fascista que es Javier Ortega Smith. Este sujeto, objeto de la denuncia que finalmente el Tribunal Supremo ha decidido que no es delito, afirmó que las llamadas Treces Rosas «torturaban, asesinaban y violaban vilmente» (sic). Este estulto ultrarreaccionario «argumentaba» con ello, en oposición a la Ley de Memoria Histórica, que en la Guerra Civil Española ambos bandos cometieron crimenes, que las heridas no hay que reabrirlas, que quieren dividir a los españoles y bla, bla, bla. Nada nuevo, ya que toda esta retahíla de insultantes lugares comunes nos la vienen repitiendo desde la Transición para justificar el actual régimen de Monarquía constitucional y la continuidad económica que supuso aquel proceso. Sí, Vox son los más explícitos herederos de la dictadura, pero todo ese fraude que constituyó la llamada Transición democrática se edificó en torno a una supuesta reconciliación entre todos los españoles, vencedores y vencidos, para maquillar a nivel político lo que no era más que una continuación moral y económica del régimen anterior. El argumento de que «los rojos mataron muchísimo» no es nada nuevo, lo que ocurre es que Ortega Smith es tan inicuo como estólido.

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Estados Unidos

Ante los hechos recientes en la gran potencia democrática, un nuevo asesinato policial con tintes racistas, se evidencia de nuevo la sociedad en la que vivimos. La gente decente, gran parte de la humanidad, se lanza a la calle a protestar por lo que consideran un sistema plagado de abusos policiales y un país, por muy democrático que se quiera presentar, construido en base al genocidio y la discriminación racial. Pueden parecer palabras gruesas, pero estoy seguro de que esto es, con los matices que Seguir leyendo Estados Unidos

La pataleta de los ricos y la respuesta en los barrios obreros de Madrid

La paciencia de los señoritos de alta alcurnia en plena cuarentena de la Covid-19 se ha acabado, ya están hartos de no poder ir al club de golf los fines de semana, ya no aguantan más sin que una sirvienta les prepare la comida, no soportan ni un solo día más sin pasearse por todas las tiendas de la «milla de oro» de Madrid. Seguir leyendo La pataleta de los ricos y la respuesta en los barrios obreros de Madrid

El puño y la pluma: el movimiento LGTBI se moviliza contra el fascismo y la homofobia institucional

En el mes de septiembre tuvo lugar en Madrid una convocatoria bajo el lema ‘Orgullo frente al fascismo’, una marcha de un millar de personas que recorrió el Paseo del Prado desde Atocha hasta la Plaza de Colón, pasando delante del ayuntamiento gobernado por la extrema derecha en Madrid. A comienzos del verano, concretamente el 28 de junio, el movimiento LGTBI salió a las calles Seguir leyendo El puño y la pluma: el movimiento LGTBI se moviliza contra el fascismo y la homofobia institucional

Monumentos

Hoy, está prevista una marcha de la CNT en el Valle de los Caídos, obviamente, para protestar por la existencia de un monumento y mausoleo que exalta el fascismo, algo inédito en cualquier otra nación. No tendría que hacer falta recordar, pero seguro que sí, dado el páis en el que vivimos, que el sindicato confederal fue una vez mayoritario en tierras hispanas. Un movimiento anarquista, y Seguir leyendo Monumentos