De todas es sabido la dura represión que ocasionó el golpe de Estado de julio de 1936 en Zaragoza, «la perla del anarquismo». Siempre ha resultado sorprendente que el sindicalismo zaragozano de larga tradición y experiencia se dejara engañar por el General Miguel Cabanellas al mando de la V División Orgánica. Su condición de masón y la confianza del sindicalismo zaragozano en derrotar el golpe de Estado declarando la Huelga General provocaron que Zaragoza quedara bajo la autoridad de los sublevados desde el primer momento. Conocedores los militares de la importancia del anarcosindicalismo de la ciudad no dudaron en utilizar una represión despiadada para liquidar su potencia organizativa y de lucha.
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Agustín Comotto: Stein
El título de la historia que se narra en Stein (Piedra) tiene un sentido poliédrico porque es el nombre de alguien que pudo existir, o no, pero que tiene un gran protagonismo en este libro ilustrado (o cómic) y, a la vez, significa piedra que es algo perdurable, mucho más que la propia memoria, protagonista también de este libro.
Seguir leyendo Agustín Comotto: SteinNuestros hermanos portugueses
Tengo un amigo, que aboga por algo que él llama Unión de Repúblicas Ibéricas; creo que no, no le añade lo de Socialistas, pero por ahí van los tiros. Incluso, sostiene sin rubor que los anarquistas en el pasado, o al menos algunos de ellos, estaban también en esa línea. No puedo evitar que una mueca escéptica se dibuje en mi rostro ante semejante afirmación, pero bueno, al fin y al cabo los ácratas llamaron a su organización específica Federación Anarquista Ibérica. Es posible que pudiera haber una línea de entendimiento con los libertarios si estuviéramos hablando de un verdadero sistema federal, con autonomía de cada grupo, plena solidaridad entre ellos, profundización en la democracia y una economía autogestionada. No, nada de eso se produjo en la llamada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, a pesar de tener una estructura federal de boquilla, la población era presa de un feroz centralismo. Pero, vayamos con nuestros hermanos portugueses, a los que habría que preguntar si quieren formar parte de una estructura social y política junto a este inefable país (llamado, hasta nueva orden, Reino de España). Acaban de celebrarse unas elecciones en el país vecino, donde, para horror de la progresía, ha ganado la derecha y ha subido, notablemente, la extrema derecha.
Seguir leyendo Nuestros hermanos portuguesesReflexiones sobre el purismo ideológico (sea lo que sea eso)
Cuando uno era (más) joven, ingenuo izquierdista plagado de ideales, sufría toda suerte de comentarios críticos por parte de ciertos (presuntos) sapiens a su alrededor. Me sorprendía comprobar que para algunos elementos, más bien conservadores y acríticos con el mundo que colocaban delante de sus ojos, si pertenecías al universo de la izquierda, debías hacer poco menos que voto de pobreza. De esa manera, de modo sorprendente, se convertía en cuestionable para según que especímenes la legítima aspiración que todo ser humano posee de tratar de bien mejor en un sistema, a ser posible sin jorobar al prójimo, aunque este magnífico que sufrimos, basado en la competencia y en la salvación individual, más bien lo propicie. Normalmente, el personal que realizaba esa pseudocrítica, en este inefable país donde ser «rojo» es a menudo un estigma, no estaba sobrado de capacidad intelectual e inclusive yo diría que moral. No obstante, todavía hoy me sorprende esa visión del mundo que aceptaba que los que pueden vivir estupendamente son, claro, únicamente los de derechas o simplemente los que renuncian a tratar de cambiar el estado de las cosas para una sociedad más justa (que es lo mismo que decir «más libre», pero para todos). Hay quien dice que es muy saludable rodearse de personas que piensan diferente, departir con ellas y tratar de ver otros puntos de vista, pero en algunos casos, yo lo siento, es para que se lo hagan mirar los que adoptan cierta percepción de la realidad. Aquel entrañable ser que uno fue, empachado de unas ideas izquierdistas que no se habían dejado aplicar correctamente en la historia, emprendió ya hace mucho tiempo el camino hacia el horizonte de la bella acracia. No obstante, ojo, que nadie dude de a qué lado de la barricada me encuentro, en este inefable país donde ganó manu militari la reacción, y tampoco me molesta demasiado que me sigan tildando de rojo según qué personas.
Seguir leyendo Reflexiones sobre el purismo ideológico (sea lo que sea eso)¿Izquierda española?
Yo pensaba que iba de coña, pero no, se ha formado un nuevo partido que obedece al folclórico nombre de Izquierda Española. Ya puestos a invitar al jolgorio, yo la hubiera llamado «Izquierda de este inefable país», nos hubiéramos echado unas risas y, seguro, hubieran sacado más votos gracias al previsible animus iocandi de los que acuden a las urnas. Al contrario de lo que podría suponerse con tanta escisión y refundación de la izquierda más o menos radical (sea lo que sea lo que signifique eso), estos se definen como una formación progresista y socialdemócrata que centra su discurso en el rechazo a los nacionalismos. De ahí que adopten el gentilicio de este indescriptible país en el nombre del partido, aunque es de suponer que eso no tiene que empujar a pensar que apuestan por el nacionalismo (español). Al parecer, la cosa se ha aglutinado en torno a elementos que ya militaron en otras fuerzas políticas electoralistas, como el PSOE e Izquierda Unida, así como extintas alternativas al bipartidismo como las defenestradas UPyD y Ciudadanos.
Seguir leyendo ¿Izquierda española?El desorden de la memoria de la clase política
La socialdemocracia hace más de cien años que se definió como un socialismo realista que abandonaba las utopías para promover mayor equidad económica e igualdad social aceptando la economía capitalista. A la vista está que, si el foco con el que miramos es global, su fracaso es estrepitoso, las desigualdades no solo no han disminuido, sino que se han incrementado en el planeta. Es cierto que, los llamados países occidentales, lograron un «estado de bienestar» tras la II Guerra Mundial que mejoró la situación social en sus países, pero que nunca se pudo generalizar y que se alimentó de colonialidad(1). La caída de la URSS favoreció el desmantelamiento de dicho «estado del bienestar» y la extensión del neoliberalismo.
Seguir leyendo El desorden de la memoria de la clase política¿Hispanidad?
Es harto complicado meterse en la mentalidad de un reaccionario, no obstante, dado cómo calan ciertos relatos fantásticos en el imaginario del vulgo, vamos allá. Como es sabido, en este inefable país, no es que el facherío ande últimamente muy subidito, lo cierto es que ganaron (manu militari, por supuesto) y la triste realidad es que nunca se fue del todo. Así, si no fueran tan peligrosos, resultarían solo irrisorios ese gesto de orgullo y esa reiterada insistencia de la labor civilizatoria que realizó en el ¿Nuevo? Mundo esa raza superdotada que es la hispana (sí, es sarcasmo y del bueno). Aquella gesta imperial que nuestros reaccionarios añoran fue acompañada de una, nada sangrante y totalmente altruista, intención evangelizadora, más bien ganada de antemano, ya que un ser ultraterreno todopoderoso estaba del lado de la superior raza hispana (no hace falta aclarar las intenciones sarcásticas, aunque a nuestra facha medio, quizá sí). Nuestros nacionalistas españoles, cierto es que ya algo hiperbolizados, llegan a afirmar que las aportaciones culturales del imperio fueron indescriptibles y, ya sin el menos asomo de vergüenza, niegan que hubiera esclavitud y apenas una poca violencia. Cierto es que todas las naciones tienen sus mitos para alimentar la alienación de sus ciudadanos, perfectamente desmontables, pero es que hasta en esto este indescriptible país se sale bastante de madre. ¡Cosas veredes, amigo Sancho!
Seguir leyendo ¿Hispanidad?Entrevista a Embat, organización libertaria de Catalunya
Las huellas que deja el movimiento anarquista conforman un mapa de caminos andados y también de aquéllos que están por trazarse. En esa labor presente y futura donde aún está todo por hacer, no queremos olvidarnos de un colectivo que cumplió este año su décimo aniversario: la organización libertaria Embat en Catalunya. Hace una década se abría un proceso amplio de construcción de una organización basada en el anarquismo social y en el concepto estratégico del poder popular. Queríamos hacerles una entrevista para conocer los pormenores de esta década de andadura y, sobre todo, conocer más de cerca el panorama del movimiento anarquista y sus coordinaciones en la actualidad.
Seguir leyendo Entrevista a Embat, organización libertaria de CatalunyaCasas Viejas, historia y memoria
Lo que se dio en llamar memoria histórica en este inefable país, para tratar de paliar la profunda injusticia que supuso la victoria del fascismo, ha sufrido numerosas carencias y no pocas mutaciones. Así, hoy se alude a la «memoria democrática» y mañana no sabemos muy bien cómo se dará en denominar. La distorsión es tal que lo que nació, más por impulso de la sociedad civil que por iniciativa institucional, para hacer justicia sobre el golpe de Estado del 36, la represión consecuente y la cruenta dictadura posterior, ahora se ha querido extender en algunos casos unos cuantos años atrás e incluir los episodios represivos producidos también en la Segunda República. No seré yo quien se oponga a recordar los desmanes de cualquier forma de Estado, pero la llamada memoria histórica era un concepto mucho más concreto y todo esto solo recubre el problema de ambigüedad moral y sirve para que inicuos reaccionarios se aprovechen de ello para seguir arrojando su inmundicia sobre lo ocurrido en el pasado. Desgraciadamente, la propaganda masiva durante tantas décadas ha ido calando en gran parte de la sociedad y, los que no abrazan directamente el discurso reaccionario, ignoran sin más la historia o, directamente, de la manera más botarate y moralmente perezosa, equiparan a unos y otros.
Seguir leyendo Casas Viejas, historia y memoriaLa Transición española, la visión anarquista
Aunque algunas voces, y de manera muy matizada, quieren ahora ser críticas en los medios generalistas con la llamada Transición española a la democracia, es necesaria una profundización mayor recordando la visión anarquista también en la memoria histórica. Sin perder la autocrítica, siempre necesaria, hay que recordar los factores de silenciamiento y criminalización que llevaron al declive del único movimiento que no quiso participar en el domesticamiento político y sindical.