El libro de Paul B. Preciado, Dysphoria mundi es un libro imposible de reseñar sin simplificar. Estamos ante un texto que se comporta como un río que recoge manantiales, pequeños y briosos cursos de montaña, ríos afluentes y, de este modo, el río cada vez recoge más y más agua hasta desbordar en el mar.
Esta reflexión no es una reseña, son consideraciones sobre aquellos planteamientos que me han aclarado ideas, me han hecho pensar en otras, me han generado dudas o me han confirmado intuiciones que ya tenía. Estamos ante un libro de filosofía que, a la vez, es un ensayo y una autobiografía. Un libro que abre una puerta que te conduce a otras puertas y estas a otras muchas y así sucesivamente.
Leer a Dani Jiménez Franco – autor de obras como Trampas y Tormentos(2015) y Mercado-Estado-Cárcel en la democracia liberal española (2016) – siempre es muy enriquecedor. En su página web (Un Enorme Campo) tenemos acceso a muchos de sus artículos (incluido uno que ya publicamos en este periódico hace dos años), entrevistas, charlas, traducciones (es muy activo en este campo, traduciendo a autores extranjeros al castellano), su tesis e, incluso, a algunos de sus libros. Por ello, poder entrevistarle y profundizar en algunas de las cuestiones que analiza en sus textos ha sido un placer para nosotras.
Este uno de mayo, como es mi costumbre, acudí a la manifestación convocada por los sindicatos que me son más afines. Iban en la marcha diversas organizaciones como el SAT, la CGT, USTEA, CoBas y claro que sí, la CNT. No me fijé si había alguno más y que me perdonen si no les nombro. También marcharon diversas asociaciones políticas: una representación de Podemos, que estuvo bastante discreta, una bandera republicana, algún partido trotskista, los estalinistas… En fin. El paseo fue agradable, con un solecito de unos treinta grados o poco más, y finalizó con la lectura de un manifiesto unitario.
Hace unos días leía un artículo de alguien en las redes del Colapso Energético. El autor o autora (en el anonimato) manifestaba que era ingeniero, y que por su oficio y experiencia, podía prever una serie de acontecimientos ineluctables: agotamiento de energía, metales raros, agua escasa, problemas financieros de inflación, encarecimiento de todo, crisis económica, desabastecimiento… Se resumía el panorama en lo siguiente: Algo muy gordo y muy chungo, va a pasar.
Cornelius Castoriadis (1922-1997), que desempeñó en la Segunda Guerra Mundial un papel activo en la resistencia griega contra el Ejército alemán, quedará marcado por los acontecimientos posteriores al conflicto bélico: la Guerra Fría, el estalinismo, las guerras coloniales en Francia (Indochina, primero, y después Argelia), la desobediencia civil, las revueltas del 68… Si Castoriadis fue en sus inicios un marxista de pro, evolucionará hacia una crítica furibunda del mismo.
La amenaza de disolver uno de los colectivos que apeló a manifestarse contra los embalses agrícolas de regadío el 25 de marzo, es una nueva ilustración del desprecio que este régimen expresa hacia cualquiera que quiera obstaculizar a la política que hacen al servicio de la burguesía.
Se trata en efecto de sostener la idea de que miles de manifestantes presentes en Sainte-Soline habrían sido niños sin ninguna autonomía, presentes allí, bajo la influencia de alguna fuerza oculta.
Se cumplen doce años desde que un pequeño pueblo de catorce mil habitantes y su comunidad indígena organizaran un grito de rabia en la meseta michoacana, México. El 15 de abril de 2011 pusieron fin a la violencia estatal, a las extorsiones, los secuestros, las violaciones y asesinatos. Y es que ya desde comienzos del siglo XXI, el pueblo indígena purépecha de ese territorio, tuvo que hacer frente al narcotráfico que comenzaba a controlar y dominar completamente la región, abriéndose un conflicto social con terribles consecuencias para el municipio de Cherán. Sometidos a una situación descontrolada de continuada extorsión, estos grupos narcotraficantes actuaban con la connivencia de las propias autoridades mexicanas.
El dicho poético “de Madrid al cielo” tiene un origen incierto y difuso. Hay diferentes ideas entre las cuales parece enraizar esta prosaica expresión clerical, aunque para algunos la que más peso pueda adquirir al parecer es la que se asienta sobre unos versos de Quiñones de Benavente. Pero no investigaremos aquí cuál es su génesis, más bien su contrario, desbrozaremos muy someramente porqué Madrid no conduce al cielo, sino al infierno.
No se andaba con rodeos Murray Bookchin y lanzó en más de una ocasión un ataque furibundo contra los que denomina «intelectuales posmodernistas» y las convenciones culturales creadas por ellos, derivadas de un relativismo social, político y moral. Abunda Bookchin en epítetos sobre las características de este conjunto relativista, aunque el que subscribe no desea reproducirlos sin más, por requerir de las debidas matizaciones. Los autores posmodernos critican una visión teleológica de la Historia, mientras que Bookchin sigue reclamando un sentido histórico (lo cual, no supone una reivindicación de ningún proceso) en aras de una sociedad racional.
A lo largo de los últimos dos meses, cientos de miles de personas en el Reino Unido y Francia se han unido a las huelgas convocadas, han paralizado la economía y han tomado las calles. Lo hacen para protestar contra la carestía de la vida, para mostrar su rechazo al retraso de la edad de jubilación y reivindicar subidas salariales. Y con ello nos han mostrado que, ante los recortes en derechos laborales, debemos plantar cara y pararlo todo o, de lo contrario, nadie nos escuchará. Y es que la huelga y la movilización son las herramientas de las que dispone la clase obrera. Prueba de ello son todos los derechos sociales y laborales que poseemos, los cuales son el fruto de la lucha y la autoorganización.
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general