Archivo de la etiqueta: Movimientos sociales

Al pueblo lo que es del pueblo. Décimo aniversario del movimiento 15M

Se cumplen diez años de la irrupción en la escena política y social del Estado español de un movimiento que ocupó las plazas de ciudades, barrios y pueblos; una oleada de indignados con el sistema económico y el régimen político que está estrechamente vinculada al nacimiento pocos meses antes y consolidación de nuestro periódico. En este texto queremos reivindicar que ha de reconocerse al pueblo lo que es del pueblo. Es nuestra historia de esta década, pero también queremos y debemos contribuir a una crítica y desromantizar necesariamente el movimiento 15M.

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Contra Vox ¿De espaldas o de frente?

En las últimas semanas, tres hechos o escenarios se han planteado para demostrarnos que hay distintas posturas entre quienes creemos, con más o menos entusiasmo, que a esta gentuza hay que eliminarla del espacio público y que su discurso de odio debe ser silenciado. Nos referimos a la polémica acerca de qué hay que hacer cuando visitan nuestros barrios a esparcir su basura y a la difusión o no de sus actos de provocación como los tan conocidos carteles en la estación de Cercanías de Sol.

También a lo sucedido en el debate en la Cadena SER, cuando Pablo Iglesias (el que inició la carrera política en el fango de Intereconomía y ha pasado más horas debatiendo con Inda que nosotras repartiendo este periódico) se negó a participar en el debate cuando la despreciable Rocío Monasterio no condenó las amenazas recibidas por éste. En esto último, no nos meteremos, les dejamos la interpretación a los que viven de la política y de opinar (pero, que Gabilondo se levante antes de la mesa que Mónica García…).

Por qué hay que silenciarles

Por autodefensa y por solidaridad.

Por autodefensa, porque todas somos sus objetivos y su victoria, no solo electoral, sino en la normalización de sus ideas nos harán la vida, por lo menos, un poco más complicada.

Pero también por solidaridad: si bien, como decíamos a todas nos afecta, no es en la misma intensidad. Nacidos en España, con trabajo más o menos precario, no podemos compararnos con lo que va a sufrir un chaval recién llegado de Marruecos si estas bestias no solo pueblan las fuerzas de policía sino que también las dirigen.

Por eso, y partiendo de que hay tantas situaciones como personas amenazadas, llamar a combatirles solo mediante el voto, deja fuera de la respuesta a una gran parte de sus afectados. Personas migrantes sin derecho al voto (o sin las herramientas para saber cómo ejercerlo), menores, currantes que ni de coña van a poder faltar a su trabajo un martes (y no, no todo el mundo conoce ni sabe ejercer el voto por correo) o las que, como anarquistas o anticapitalistas coherentes se niegan/negamos a legitimar este sistema y apoyar una lista creada por la cooptación de los movimientos sociales.

De la visita a Vallecas…

No creemos necesario entrar al detalle de lo qué pasó en Vallecas la tarde del 7 de abril. Un breve resumen: Abascal y Monasterio vinieron a la plaza Roja a dar un mitin rodeados de señores con fachaleco venidos de otros lugares. El barrio respondió y la policía, después de que la gente de Vox rompiera el cordón de seguridad, cargó contra las vecinas. Después, lo de siempre, brutalidad policial y detenciones tanto en el lugar de los hechos como en los domicilios días después.

Lo que nos interesa, a efectos de las reflexiones de este artículo, son las distintas posturas sostenidas en los momentos posteriores a conocer que la extrema derecha nos visitaba. Como es lógico, y siguiendo la tradición antifascista del barrio (no en vano, de aquí salieron Vicente Cuervo y Carlos Palomino cuando fueron asesinados por protestar contra el fascismo), enseguida se hicieron llamamientos a salir a la calle e impedir el acto de provocación.

También desde el principio, comenzaron los discursos que llamaban a ignorar el acto para restarle repercusión y que el boicot no fuera utilizado para que la extrema derecha recibiera más atención en los medios de comunicación.

Desde aquí creemos que el tiempo de no hacerles caso, si es que en algún momento fue útil, ya pasó. Ahora copan las televisiones, tienen concejalías y, lo que es peor, su discurso se ha normalizado y hay gente que cree que es tolerable ser un despreciable racista. Si las vecinas de Vallecas no hubieran impedido que el acto se desarrollara con normalidad, la noticia que hubiera trascendido es que “los vecinos de Vallecas reciben a la formación de Santiago Abascal con los brazos abiertos y acuden a escuchar sus ideas” y ese vecino o comerciante “un poco facha” que todos tenemos cerca, hubiera visto normal acercarse a la plaza y confraternizar con especímenes como él. Y eso no puede ser porque, aunque nos repitamos, ser un racista, un homófobo, un machista… no puede ni debe ser respetado.

Pero no solo Vox buscaba sacar rédito electoral de esa convocatoria. Hay que hacer mención que los partidos del Gobierno (PSOE y Podemos) y Más Madrid sacaron un comunicado horas antes de la cita pidiendo no acudir porque “a la ultraderecha se la combate social y electoralmente con la movilización electoral”. Poco después, su policía (sí, los antidisturbios son dirigidos por Delegación de Gobierno) abría cabezas y detenía aleatoriamente a quienes habían desobedecido las llamadas a la pasividad.

La unanimidad entre los opinadores profesionales y políticos que defendían “no hacerles el juego” y que nos quedáramos en casa, fue rota por un artículo de Antonio Maestre (sí, otro que ha pasado más tiempo con Inda que con su familia) que expresaba con bastante claridad las dudas que surgen con estos actos pero que, entendemos, daba en el clavo al dejar la responsabilidad y la iniciativa a las afectadas: las vecinas vallecanas “Hagan lo que hagan habrá un coste, porque no hay una manera ideal de afrontar una provocación de este tipo y confrontar a la extrema derecha. Si algo se merece Vallecas es el derecho propio a elegir la manera en que decide recibir al fascismo en su propia casa”.

… a los carteles de Sol

El otro ejemplo que adelantábamos era el vomitivo cartel de Vox de la estación de Sol y que rápidamente fue replicado en las redes sociales y en todos los platós de televisión. Los mismos que nos decían que no podíamos caer en su trampa y “darles lo que ellos querían” lograron que nadie se quedara sin ver esas ilustraciones y que solo se hablara de si chavales extranjeros recibían o no demasiados cuidados. Recogidas de firmas, declaraciones políticas, denuncias de la Fiscalía… fueron menos efectivas que las decenas de manos anónimas que no hacían cálculos electorales y que, poco a poco, taparon el cartel con pegatinas y arrancaron trozos hasta que éste solo existía en las bocas de quienes no querían hacerles “casito”.

Todo por hacer

Canarias, la cárcel más grande del Estado

La ubicación geográfica de Canarias la coloca de forma natural en las rutas migratorias habituales para salir del continente. Su situación en el Atlántico la ha convertido también en un punto de conexión tricontinental, un lugar de paso histórico en la travesía de Europa a América. El volumen de emigración canaria fue enorme desde el siglo XVI hasta el XX y aún hoy mantiene diásporas destacables en países como Cuba, Puerto Rico o Venezuela (llamada durante mucho tiempo en Canarias “la octava isla”). La afirmación de que habían más canarios viviendo fuera de las islas que en ellas fue un lugar común a principios del siglo pasado.

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Radio Almaina, La Onda Invisible de Granada

RadioAlmaina, La Onda Invisible de Granada, es una radio libre o emisora autónoma que no depende de ninguna empresa, subvención pública o ideología, sino que funciona y elabora sus parrillas de programación colectivamente en asamblea, y se abre a movimientos sociales, a iniciativas culturales críticas y a toda inquietud que transite sobre el adoquinado de Granada.

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8M pandémico y polémico

Sin duda alguna el 8M de 2021 será una jornada diferente a la de los últimos años. Por lo menos dos circunstancias nos hacen prever que será así. En primer lugar será imposible que haya manifestaciones multitudinarias debido a la pandemia que pone limitaciones a grandes concentraciones de personas. La situación de crisis económica que ha desencadenado la emergencia sanitaria hará difícil que la palabra «huelga» se pueda conjugar con cierta solvencia.

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El anarquismo español y la acción revolucionaria (1961-1974)

Reseñamos este libro, por un lado para comprender la oposición libertaria a la cruel Dictadura de Franco en los años 60 y 70, por otro, para aprender de la historia sobre posibles tácticas y estrategias transformadoras, en las que el anarquismo debe tener mucho que decir, huyendo de toda tentativa dogmática e inmovilista.

El fin de la Segunda Guerra Mundial, todavía con la esperanza de una intervención de las potencias occidentales para acabar con la Dictadura franquista, llevó a las organizaciones clásicas del anarquismo a cierta espera e inmovilismo renunciando a la acción revolucionaria.  La situación parecía que iba a ser muy diferente con el Congreso de la CNT en Limoges, en 1961, que supondrá la reunificación de la CNT. Como Luis Andrés Edo aclara en el prólogo, la base de este libro está en un Dictamen elaborado en dicho Congreso, que promulga la creación de un organismo conspirativo que iba a recibir el nombre de Defensa Interior (D-I); se pretendía romper con el inmovilismo y fomentar la acción directa radical contra la Dictadura de Franco.

 

Este Dictamen contemplaba la participación, no solo de la Confederación Nacional del Trabajo, también de la Federación Anarquista Ibérica y de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias. En el Congreso de CNT de 1963, en Toulouse, se inicia un proceso orgánico de disolución del D-I, que culminará dos años más tarde en el Congreso de Montpellier. Se denuncia que este proceso «oficial» de disolución del D-I, que no aceptará la FIJL, y continuará respaldado además por sectores de base de la CNT, iniciado además después de un momento clave como es la ejecución de Granado y Delgado, crea una falsa polémica sobre la «ilegalidad orgánica» de la organización de Defensa Interior. Sea como fuere, estamos hablando del testimonio clave de dos personas, protagonistas históricos, firmantes de un libro, que ya conoció una primera edición en 1975.

El Movimiento Libertario sufrió en España, tras la Guerra Civil, una ruptura generacional provocada por la cruel represión y por el forzado exilio de cientos de miles de militantes; a ello se une el trágico suceso de la Segunda Guerra Mundial, que supondrá la muerte de unos cien millones de personas. El anarquismo necesitaría, ya en la segunda mitad del siglo XX, una reactualización urgente. El contexto será, en los años 50, el del nacimiento de la Guerra Fría con el temor constante de un tercer conflicto mundial; ese miedo llevará al paralizamiento de la actividad política y sindical de los partidos y organizaciones clásicos produciéndose un profundo inmovilismo, ello a pesar de que continúen produciéndose situaciones conflictivas cuyos protagonistas serán ya otros.

Este inmolivismo tendrá una especie de «mar de fondo» en Occidente protagonizado por una juventud de diferente calado ideológico (marxistas, comunistas, cristianos…); el anarquismo, como no podía ser de otra manera, también será protagonista en gran medida a través de la la llamada Internacional Situacionista. Sin embargo, habría una organización española en el exilio, la FIJL, que no romperá con la estructura del movimiento clásico, pero sí con su estrategia inmovilizadora. Será la FIJL, siempre dispuesta a colaborar en acciones radicales contra la Dictadura, la que promueva la creación de ese organismo conspirativo que recibirá el nombre de Defensa Interior. Del seno de la FIJL nacerá el Grupo Primero de Mayo que, con el apoyo de algunas figuras experimentadas en el movimiento libertario, llevarán el anarquismo a las luchas obreras y estudiantiles producidas en el país.

El discurso central del libro es que la D-I supondrá, no solo una ruptura con el inmovilismo imperante en la organizaciones clásicas, también una impugnación ideológica a cualquier forma de dogmatismo que pudiera producirse en el movimiento anarquista; por supuesto, es un antidogmatismo que no adopta la forma de ningún tipo de posibilismo, sino la acción directa y radical contra el autoritarismo de la Dictadura y del capitalismo. No se trataba de entronizar la violencia, es más, se otorgó dignidad a las actividades al no producir ni una sola víctima mortal. Los autores del libro consideran que ha faltado objetividad crítica sobre la actividad del activismo anarquista, en los años que abarca la obra. Esa impugnación que un movimiento anarquista renovado, gracias en gran medida al ímpetu de la juventud, realiza al enclaustramiento de gran parte de las organizaciones clásicas supuso un cambio notable en los planteamientos y estrategias de las diversas corrientes revolucionarias.

Ese activismo anarquista contra la dictadura, en los años 60 y 70, recibirá a su vez la influencia de otros grupos revolucionarios surgidos en Occidente, poniendo así evidencia la crueldad de la Dictadura franquista aliada con las democracias occidentales. Si en América Latina ya estaba pronunciándose una juventud rebelde en los años 60 cuya máxima era «La revolución es obra de todos los revolucionarios», será la condición indudablemente antiautoritaria de Mayo del 68 junto al activismo revolucionario anarquista en Europa la que lleve la situación a su máximo apogeo. El fracaso de todas estas tentativas revolucionarias, resultado de diversos factores, es digno de análisis; el orden autoritario irá perfeccionando sus formas de manipulación y su nivel de eficacia. Para el futuro, quedará la estrategia anarquista de adecuación de medios a fines bien lejos de ese «terrorismo» de quienes tienen como objetivo conquistar el poder y no tardan en convertirse ellos mismos en represores.

Hoy, bien entrado el siglo XXI, cuando el orden autoritario adopta forma más sutiles y perfeccionadas, pero no menos alienantes, irracionales y también violentas, es más necesaria que nunca una nueva renovación de las tácticas y acciones verdaderamente transformadoras en el movimiento anarquista. Al margen de la forma que adopte ese movimiento, hoy sin una gran organización de masas, no cabe duda del importante legado de unas ideas libertarias que han impregnado la acción auténticamente revolucionaria de las últimas décadas: crítica a la familia, a la escuela, a la empresa capitalista, al Estado; negación de todo paternalismo, de la burocracia, el nacionalismo o el militarismo; reclamación de espacios autogestionarios, profundización democrática, solidaridad comunitaria…

Octavio Alberola y Ariane Gransac terminan su libro a mediados de los años 70, en un momento en que el orden autoritario tenía dos caras, la liberal y la dictatorial; la tesis de su obra es que lo que condujo, en cierta medida, a una sociedad más libre e igualitaria no fue una izquierda tradicional subordinada al juego político, finalmente en España integrada en el sistema dentro de esa farsa que fue la Transición democrática, sino la actividad revolucionaria de una juventud decididamente revolucionaria y antidogmática. La revolución auténticamente emancipadora, aquella que elimine la alienación y la explotación, y funde una sociedad libre y fraterna, es un objetivo por el que los anarquistas en el siglo XXI deben trabajar, influyendo en los movimientos sociales y en el conjunto de la sociedad, huyendo de nuevo de todo sectarismo.

En palabras de los propios Gransac y Alberola como colofón a su libro:

Para los anarquistas, lo esencial no es reconquistar un lugar entre las organizaciones sindicales o los movimientos políticos, sino reforzar y radicalizar todas las formas de «contestación» antijerárquica y de afirmación de la solidaridad revolucionaria en el seno de las sociedades en que viven y en el mundo.

Esa es la lección que hemos aprendido a lo largo de este testimonio.

Capi Vidal

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El Síndrome de Sherwood o cómo la policía revienta una protesta

Tras la irrupción de una turba de Mossos d’Esquadra en la Universitat de Lleida el pasado martes 16 de febrero y la posterior detención del rapero Pablo Hasél, una ola de solidaridad inundó las calles de ciudades y pueblos del Estado Español. Las manifestaciones en contra del encarcelamiento y a favor de la libertad de expresión se extendieron desde ese mismo día, y con ellas la represión y los altercados.

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Miedo en tus ojos

Hace tiempo escribí un texto que empezaba tal que así: “El miedo siempre está presente. Es una emoción básica y uno de los motores para bien o para mal, de las sociedades humanas. Siempre he oído que hay que hacerlo cambiar de bando; pero el miedo está en ambos lados. Simplemente, unos tienen las armas y las herramientas para protegerse de sus miedos. Otros, nos las negamos.”

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Pseudociencia-Pseudofilosofia-Internet-Redes-Sociales-Librepensamiento-Anarquismo-Acracia

Filosofía sin Escuela, y Escuela sin Filosofía

Con eso de que quitan la Filosofía de la escuela, resulta indispensable filosofar por nuestra cuenta. Filosofar es pensar sobre lo que nos rodea. Una luz no enciende, no se ve un huevo, hay que iluminar…, porque todos y todas somos filósofos y filósofas. Por lo tanto, hay que traducir la realidad al lenguaje común. Eso es fundamental para pensar, pues el mundo, por ser tan complejo, tiene que ser expuesto de forma sencilla. Filosofar, es comprender el mundo, ver el problema, mostrarlo diáfano, descubrir las soluciones. Dar a conocer la complejidad de manera incomprensible (misión de los académicos), a lo único que conduce es a lanzarse como loco a ver series de ficción en páginas piratas. Como lo oyes.

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Anarquismo Nacionalismo Cataluña

La resistencia como espacio de creación

« (…) los movimientos no se reducen a pedir cosas, sino que son también instancias creadoras de nueva realidad, nuevos valores, nuevas relaciones sociales, nueva humanidad (…)»
Amador Fernández-Savater, Habitar y gobernar, p. 95

Resistir no es solo oponerse a algo, sino crear otros modos de vida y otras relaciones sociales. A la lucha convencional le da miedo la Sigue leyendo