Un nuevo mundo es una película estrenada este mes de mayo de 2022, al menos en la cartelera madrileña; tuvo se estreno internacional, por cierto, también este país, en el Festival de Málaga de hace un par de meses. Con este film, Stéphane Brizé completa su trilogía, que se ha venido en llamar, del trabajo: primero fue La ley del mercado, en 2015, que abordaba el drama del desempleo; luego En guerra, en 2018, cuyo tema central era la lucha sindical, y por último esta “Un nuevo mundo”, donde como veremos a continuación el protagonista es un directivo de una multinacional con problemas de conciencia y con presiones a todos los niveles, también en el ámbito personal.
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Malnacidos comisionistas
Gracias a los dioses, o a quien se tercie, uno no tiene nada que ver con ese campo abonado para la enajenación, que es el deporte balompédico. Sin embargo, resulta inevitable no empaparse, dentro de esta cultura de la comisión y corrupción moral que nos invade, de lo acaecido recientemente al desvelarse ciertos audios sobre no sé qué leches de torneo deportivo español celebrado en Arabia Saudí. De entrada, a uno le puede sorprender que un evento futbolístico, de este inefable país que sufrimos, se celebre en tierras lejanas; si vamos un poco más allá, y vemos que en dicho lugar impera un repúlsivo régimen que vulnera todos y cada uno de los derechos humanos, el asco ya se manifiesta sin pudor. Por supuesto, la cosa tiene su explicación crematística si comprendemos que el negocio está por encima de cualquier atisbo moral. Así, de la conversación ahora hecha pública se desprende que un miembro de un todopoderoso club deportivo y el presidente de algo así como la Federación balompédica deciden negociar comisiones millonarias a cambio de celebrar la competición en un país dictatorial, que de paso queda convenientemente blanqueado de cara a la opinión pública.
Seguir leyendo Malnacidos comisionistasBajada de salarios de en torno al 10%
La inflación acumulada llega al 10%. Total. Que el BCE se ha dedicado durante décadas a mantener la inflación en el 2% o menos. Para ello el BCE se ha valido de dos instrumentos: los tipos de interés con los que presta el dinero a la banca, (venden dinero barato que el banco revende caro); y el control de los salarios de la purria obrera por debajo de la inflación. Traducido al castellano: que los ricos sean más riquísimos, no afecta a la inflación; subir un 3% los salarios afecta la inflación. Ahora tenemos salarios bajos, dinero barato para la banca…, e inflación elevada. Resultado: fracaso del BCE. Sin dimisiones. Sin fusilamientos. Sin despidos. En cambio suben el SMI, y no veas la que se lía con los tertulianos. ¿Que tenías mil euros? Ahora son novecientos.
Seguir leyendo Bajada de salarios de en torno al 10%Bromas pesadas de España
Así que el gasoil y la gasolina han subido a los dos euros el litro, y eso a pesar de que los depósitos de reserva están llenos, y que la gasolina dura años y años sin caducar como demuestran las películas de zombis y apocalipsis, que los supervivientes siguen sacándola de vehículos y gasolineras. ¿Que solo digo tonterías? Sin duda. Además lo que pasa es que tenéis menos memoria que Dory buscando a Nemo… Caramba, la simpática pececita con amnesia retrógrada. Os lo explico.
Seguir leyendo Bromas pesadas de EspañaCrisis permanentes
A las crísis económicas cíclicas del capitalismo, que es lo mismo que decir que el capitalismo es la crisis, se une hace dos años el inicio de una crisis sanitaria de envergadura, que hace que vivamos permanentemente con (aún más) miedo y, consecuentemente, agachemos la cerviz y obedezcamos a las autoridades en nombre del ‘sentido común’. Sin haber salido del todo de la pandemia del Covid, con diversos grados de intensidad y variantes durante este tiempo, todo el foco mediático y político mundial se coloca en la intolerable agresión militar del ejecutivo de Rusia a su vecina Ucrania, país rico en ciertas materias primas y, sobre todo, región geoestratégica a la que la OTAN había seducido en diversas ocasiones. Ya digo, totalmente condenable la invasión encabezada por el gobernante ruso Putin, no hace tanto aliado de Estados Unidos, como repulsivo es el militarismo en general; no obstante, deberíamos estar muy lejos de asumir el maniqueísmo y la simplificación a la que nos empujan los medios occidentales.
Seguir leyendo Crisis permanentesDe nacionalismos e imperialismos
En cierta ocasión, un amigo al que le tenía en cierta estima intelectual me soltó que el ser humano tenía una «tendencia dicotómica» (sic). Esto fue una respuesta ante mi sorpresa por su alabanza de la todavía inexplicablemente mitificada figura del Che Guevara, pero también por su defensa de la Revolución cubana, para mí, un fracaso a todos los niveles. Es decir, lo que se me quería aclarar es que había que posicionarse entre unos y otros, siendo los otros el capitalismo y el imperialismo yanki. En otras palabras, al parecer, hay que elegir siempre entre la peste y el cólera, sin que podamos insistir en que lo que queremos es estar razonablemente sanos y, sobre todo, no seguir propagando enfermedad alguna. En fin. Dicho sea esto como lúcida reflexión mía, por la tendencia del ser humano, no sé si tanto a la dicotomía como al papanatismo más lastimoso (bien alimentado por el maniqueísmo y la insistencia en el mito sin atender demasiado a la realidad). Ejemplos los podemos observar, por doquier, en nuestras sociedades «avanzadas» del siglo XXI, y eso cuando hace ya más de dos siglos en los que se pretendió que la razón crítica nos condujera, si no al paraíso terrenal, al menos a algo medianamente decente. Hoy, intereses de los poderes políticos y económicos han empujado de nuevo a jóvenes a matarse unos a otros por llevar una bandera diferente; desconozco si una mayoría de ellos creerá que su causa es la verdadera, dentro de la esa supuesta «tendencia dicotómica», o simplemente se ven condicionados por muchos factores para llevar a cabo hechos que atentan contra la moral más elemental.
Seguir leyendo De nacionalismos e imperialismosTremendo cine de denuncia
Alucino bastante con la tira de premios nacionales, esos que no sé por qué diablos llevan el nombre de un pintor, que se ha llevado «El buen patrón», una película para el que suscribe harto mediocre. Y, yendo más allá de su escasa calidad cinematográfica, creo recordar mi desazón al salir de aquella sala de proyección también por otros motivos; uno se preguntaba angustiado si era eso todo lo que tenía que ofrecer, culturamente, cierta izquierda para confrontar un sistema basado en la explotación del trabajo ajeno. Hubo un tiempo que Fernándo León nos ofrecía algún que otro film impregnado de talento, pero seamos claros y honestos, como artillería progresista no fue nunca más allá de aliviar alguna que otra conciencia cinéfila burguesa. Para mayor escarnio, lo que pretende ser una sátira de denuncia de los abusos empresariales está producida nada menos que por el tremendamente izquierdista magnate de la prensa Jaume Roures.
Seguir leyendo Tremendo cine de denuncia‘No Mires Arriba’ o cómo la industria del cine nos hace mirar donde quiere
Cuando se le preguntó a Charlton Brooker la razón de cancelar la serie Black Mirror su respuesta pudo sonar grandilocuente: «Influido por Huxley u Orwell, quise crear una corriente de opinión y reflexión a través de una serie, pero esta, lejos de producir un cambio, solo consiguió normalizar la distopía, que ya vivimos, o el futuro apocalipsis, para transformarlas en un producto cultural. […] Mi alianza con Netflix fue la puntilla de Black Mirror y acabé tan desazonado que decidí no volver a creer en que las cosas pueden cambiarse desde dentro».
Seguir leyendo ‘No Mires Arriba’ o cómo la industria del cine nos hace mirar donde quierePrecariedad y pureza
Esta mañana me reía mucho con lo escrito en un diario por un antiguo alto cargo sindical y político de los de toda la vida. Tema: Reforma Laboral, y ya sé que estoy dejando a un lado temas tan relevantes como el pasaporte sanitario, la amante de Urdangarín o el enchufe del Festival de Benidorm. Lo sé lo sé. A lo que voy: el legendario diputado, mencionaba a la pureza, explicando que mantenía –literalmente– la precariedad laboral. Los puros, –nos explica–, no se mojan firmando, no asumen contradicciones, con lo cual se sumergen en la irrelevancia. Defendía así la firma de la Reforma Laboral (la última). Añadiría yo que los que firman, cobran la subvención estatal, autonómica, local, directas, indirectas, más las fundaciones, los cursillos, el apoyo en materia de locales sindicales, oficinas, fungibles, facturas, las liberaciones institucionales, las de la LOLS, las de las elecciones sindicales, la parte de la cuota de Formación Profesional…, una millonada anual superior a los mil millones de euros (poneos a sumar). Sea dicho de paso: eso es firmar: no sumergirse en la irrelevancia.
Seguir leyendo Precariedad y purezaBurocracias infernales para 2022
Estos días atrás una amiga, maestra, licenciada en Historia, me pidió que la ayudase a cambiar los datos administrativos de su tarjeta sanitaria porque se mudaba de piso. Y me decía que no daba pie con bola. Como soy muy bondadoso entré en la página de la Consejería de Sanidad, llegando al apartado de trámites administrativos y cambios de residencias, me dice que tengo que o bien disponer de un certificado digital, o registrarme en clave. Y la muchacha opta por el registro en clave. Llevamos a cabo el registro sin grandes problemas y que ya mandarán una carta con un número con el que podremos completar el registro, o recibir un pin, o algo así. Al cabo de unos días recibimos la carta con un número más largo que un día sin pan. Hacemos el registro, ponemos el número, descargamos la app, recibimos un mensaje diciendo que podemos solicitar el pin. Y cuando lo hacemos, nos dice que la operación de cambio de domicilio tiene que hacerse personándose el o la interesada en las oficinas de no sé dónde en horario laboral. Y mi amiga se tiraba de los pelos aunque yo la instaba a beber cerveza. Si eso le pasa a una licenciada en Historia, que se quiera o no algo de burocracia sabe, imagínense a alguien que no tenga internet, ni teléfono móvil, ni vivienda ni trabajo estable, ni cuenta corriente, y quiera pedir el bono social para comprar un cuchillo marca Ernesto y cortarse las venas. Eso es España: un laberinto de papeleo en el que se ahoga cualquier mindundi.
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