El 23 de julio son las elecciones al parlamento español. Frente a la amenaza de un gobierno del PP con el apoyo de la ultraderecha de Vox, la izquierda ha hecho un llamamiento a la responsabilidad para acudir masivamente a las urnas. Y tú, votante con dudas o abstencionista activo, ¿qué harás el domingo? ¿No serás también un negacionista de la democracia?
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¿Otra vez a las urnas? Las elecciones parlamentarias como el Día de la Marmota
Que nuestra vía no sea explorar el camino institucional lo tenemos bien claro. Ya hemos afirmado otras ocasiones como medio alternativo que nos parece una vía completamente estéril e, incluso, contraproducente para una verdadera transformación social y política. No estamos ante nada nuevo, siempre sucede la apertura de nuevos ciclos reformistas en los regímenes bajo el capitalismo, para introducirnos en la rueda del electoralismo con perversas amenazas sobre la llegada de algo peor: el fascismo. Siempre alertando con las orejas del lobo, en un discurso reactivo completamente a contrapié, y que determina que no haya posibilidad de tejer alternativas y una agenda propia desde los movimientos sociales.
Seguir leyendo ¿Otra vez a las urnas? Las elecciones parlamentarias como el Día de la Marmota¡Votad, votad, malditos!
La propaganda para que en breve, creo que es a finales de este mes de julio, vayamos a votar es de una ferocidad tal, que en caso de no hacerlo a uno le hacen sentir como un bastardo hijo de perra sin entrañas. Por supuesto, estoy hablando del bando progre, claro, no vale con votar a cualquiera, hay que hacerlo a eso tan difuso que llaman izquierda. No tengo del todo claro si dentro de la misma se encuentra el partido todavía llamado socialista y obrero (e incluso español), pero supongo que sí, que dan por hecho que se va a aliar con todo cristo (incluso con la extrema izquierda, sea lo que sea eso) con tal de que no gobierne la derecha (oficial) conjuntamente con la ultraderecha (que todos sabemos, no es nada nuevo, que son cosas muy parecidas en este inefable país). Y algo que ha contribuido a agitar el miedo, ya a lo bestia, ha sido que en las recientes elecciones locales el Partido Popular no ha tenido problema alguno en gobernar con Vox; lo que no me cabe en la cabeza es que alguien tuviera la más mínima duda. Pues eso, que una vez más el fascismo puede ganar las elecciones y hay que pararlo en las urnas; hasta, no preguntéis por qué y de qué manera, escuché el otro día a Monedero afirmar entusiasmado que en este país de anarquistas la izquierda estaba logrando hacer eso que llaman un «frente amplio». Ojalá, Juan Carlos, ojalá, y me refiero a lo de «país de anarquistas», no a lo segundo.
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Impávido aguarda uno la próxima cita electoral. ¿En julio? A ver si no me convocan. Ahora bien, la gente que se plantea votar «para evitar la ultraderecha»…, me parece bien, que cada cual haga lo que quiera. A los hechos me remito.
Seguir leyendo Líos electorales del copón¿Otra debacle electoral?
Ya os habréis dado cuenta de que no he dicho ni pío de la abstención, para estas elecciones en las que según se decía, tanto se jugaba la izquierda. Bueno, pues ya veis los resultados: el PP gana, VOX gana, y la izquierda se queda de mascota en los diversos parlamentos. Vuelvo a decirlo: la izquierda pierde, porque no gana. Para que la izquierda pueda gobernar, solo tiene que ganar. Si gana la derecha, la izquierda podría ganar también, pero no lo hace. Es así de simple. La derecha ha ganado, consigue que la gente vote sus candidaturas. En cambio la izquierda no convence a su electorado. Y ahora que los analistas, digan cien mil tonterías.
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Hoy, hay eso que llaman pomposamente convocatoria electoral en la capital del Reino, y creo que también en otras regiones de este inefable país llamado España. Hay quien considera que, por ser elecciones locales, es posible cambiar alguna cosita con más base que a nivel estatal. Claro, si llegan al poder los buenos. Bien, no dudo que sea posible cambiar «algo» a través del poder, pero la gran pregunta es si es posible cambiar alguna cosita sustancial. Y eso, si conquista el poder esa gente honesta, que tampoco los veo venir dada la patética e hilarante fragmentación de eso tan difuso que denominan ‘izquierda’. Hay pertinaces ácratas que se empecinan en hacer propaganda de la abstención, tratando de evidenciar la falacia de la democracia parlamentaria, pero yo siempre digo que no gastaría el mínimo esfuerzo en ello. Que cada cual haga tenga la ilusión que le venga en gana y haga lo que considere en consecuencia. Eso sí, por favor, está ya muy gastado el cuento de culpar a la abstención de nada. Si no se tiene la capacidad de seducir al personal con propuestas y hechos, más importante sería esto último, que nos dejen en paz a los que, en convocatoria electoral, nos quedamos en la cama igual. Hace no tanto, la democracia parlamentaria parecía estar en crisis. ¿Qué ha pasado desde entonces?
Seguir leyendo Otra vez, la fiesta de la democracia¿A las urnas?
En una asamblea de este periódico del mes de abril, alguien comenta: “Pues en mayo tenemos elecciones, algo habrá que escribir”.
La respuesta es unánime: «¿Otra vez? Si ya hemos escrito mil veces”
Después de la asamblea, un compañero envía un texto visto por twitter que anima el debate: “Sigo pensando que una conclusión valiente a esta década de experimentos políticos que nos ha tocado vivir es reconocer que “NO se pudo”. O más concretamente, que la política institucional es un camino que sin movimientos sociales y sindicatos independientes, es estéril”.
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Personas de mi entorno, más o menos afectivo, tan cándidas como bienintencionadas, me afean mi permanente crítica, bien aderezada de sano sarcasmo, a la izquierda parlamentaria de intenciones supuestamente transformadoras. Ya adelanto que la lúcida columna de hoy no va a ser, ni por asomo, nada parecido a una retractación. ¡Ni un paso atrás en mi nihilismo ácrata! Retórica y bromas aparte, y sin condescendencia alguna, una parte de mí, insondable si se quiere, comprende a este gente que sigue confiando de manera pertinaz en la llamada democracia representativa para tratar de cambiar, aunque sea un poquito, las cosas. De hecho, incluso yo, en cierta jornada electoral tuve la tentación de introducir una papeleta en la urna, aunque no tanto por confiar en político profesional alguno, sino simplemente por ver qué se sentía. ¡En la vida hay que probar cosas diferentes! En cualquier caso, que cada uno se responsabilice de sus motivos, pero lo que me cansa hasta el hastío son las razones esgrimidas para reprenderme cuando ejerzo la abstención, esa que denominan activa, de manera noble y perspicaz. El tipo humano minoritario que suele hacerme la crítica es el que considera, simplemente, que hay que votar como participación política del sistema en que vivimos, único y verdadero, y que, de no hacerlo, no puedes luego protestar ni exigir.
Seguir leyendo El pragmático y rebelde abstencionismo¿Frente amplio de izquierdas?
No soy nada dado a perder excesivo tiempo en las redes sociales, y mucho menos a enredarme en debates (más bien estériles). Ojo, tampoco creo que haya que obviar los nuevos medios de comunicación, de manera dogmática y aislacionista; como ya he dicho en otras ocasiones con intenciones poco o nada modestas, no se trata tanto de lo que leas o consumas, como del espíritu crítico que emplees en ello. Es complicado, no obstante, seamos honestos, no enmarañarse en las redes del sistema. El caso es que por purita casualidad me encuentro un mensaje en ese infierno llamado Twitter de un tipo muy activo en las redes, que ya conocía y que en algún momento ha asegurado ser anarquista (o, como veremos más adelante, eso me parecía a mí). A este hombre, creo que recientemente, le han dado un espacio en La Base, el pódcast del muy peculiar exvicepresidente del Gobierno, en este inefable país llamado Reino de España, Pablo Iglesias Turrión; algo que ya me hizo torcer el gesto un poco. Sí, le echo un vistazo a todos estos medios de la izquierda parlamentaria, lo mismo que hago con otros de signo muy diferente; insisto en que todos tenemos una parte del cuerpo intrincada en el sistema y, lo fundamental, es ser consciente de qué pie cojean los que tienen más bien el conjunto de su anatomía. Volvamos al youtuber, sobre el que no tengo en absoluto animadversión alguna y al que llamaremos RH; el tuit en cuestión, que motivó mi respuesta, aludía a la salida de Más País de la coalición de izquierdas establecida por Izquierda Unida y Podemos, por lo que nuestro amigo, partidario de un frente amplio, único o común de la izquierda, espetaba categóricamente que suponía la sentencia (de muerte, es de suponer) de esa otra fuerza parlamentaria. Bien, pues se me ocurrió, por una vez y sin que sirva de precedente, venciendo mi natural aversión a estos menesteres, dejar un atrevido comentario en las redes.
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En los últimos años, ante el avance de la extrema derecha (EE.UU., Brasil, Polonia, Hungría, Italia, Suecia, etc.)… Los analistas progresistas venían a decir que el electorado se decantaba por esas ideologías, porque la izquierda se había dedicado a lo identitario (matrimonio homosexual, derechos de la mujer, transexualidad…) y había dejado de lado la lucha laboral y al movimiento obrero. Al no dar la izquierda –según esta explicación– al proletariado seguridad laboral, sueldos elevados, empleo digno…, la clase obrera se hacía reaccionaria.
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