¿Qué queremos decir exactamente cuando hablamos de tener una «ideología»? Huyendo de la utilización de la filosofía como herramienta elitista, y como separación del mundo de las ideas con la realidad cotidiana (algo que puede observarse como muy habitual), parece importante reflexionar sobre este aspecto, y por varios motivos. Por un lado, vivimos en una sociedad básicamente conservadora, en la que tener una ideología parece una cosa arcaica propia de personas dogmáticas que desean, inútilmente, cambiar el mundo conforme a un modelo establecido y, desgraciadamente, incluso a un nivel vulgar, es el pensamiento que ha triunfado: las grandes ideologías murieron y todo intento de resucitarlas supone el peligro de una nueva tentación totalitaria.
El anarquismo es pluralidad y diversidad y es por ello que hay muchas maneras de entenderlo, de vivirlo, de pensarlo y hay muchas corrientes, algunas de las cuales hasta parecen oponerse y enfrentarse. A esto concurre que el anarquismo es más una idea que vive que el resultado final y terminado de una elucubración intelectual. El anarquismo es dinámico en su identidad, por lo que Seguir leyendo Reflexiones anarquistas→
Procedente el pensamiento de Mella de fuentes proudhonianas, parece seguir toda la vida el curso de su caudal fecundo y es fiel a su compañía hasta el fin. No retrocede ni vacila. En efecto, aún corrigiéndose constantemente, Mella no se niega nunca. Permanece siempre el mismo. Su pensamiento viene del anhelo de la Libertad y de la Justicia social entrevistas y va, en alas de ese anhelo, en pos de su ideal cada día más ancho y divisado en nuestro horizonte tras cada eminencia del camino. Por la Justicia social y la Libertad, es decir, por el Socialismo y la Anarquía, hacia el progreso indefinido, absoluto, sin termino, ni meta. (Eleuterio Quintanilla.)
Un examen cuidadoso de lo que Proudhon, Bakunin, Kropotkin, y otros fundadores del anarquismo escribieron acerca de la naturaleza humana, presenta el innegable interés de informarnos sobre algunos de los supuestos que guiaban su pensamiento, al mismo tiempo que evidencia la falacia de ese manido tópico que atribuye al anarquismo una visión excesivamente optimista de la naturaleza humana. Seguir leyendo La naturaleza humana: un concepto excedentario en el anarquismo→
Son muchas las obras que, a lo largo de la historia, se han ocupado de lo que entendemos como política; desde obras de Platón, como La República o Las Leyes, o de Aristóteles, Política o las dos que aluden a la Ética… (a Eudemio y a Nicómaco), pasando por Ciudad de Dios, de San Agustín o El príncipe, de Maquiavelo, hasta el Manifiesto comunista. En todas estas obras, en las que obviamente hay que incluir a los autores anarquistas de la modernidad, puede comprobarse que la política va unida a la filosofía, a la moral, a cuestiones antropológicas, sociales o económicas y, para bien o para mal, a la religión. Los temas de los que trata la política no pueden ser más importantes para los asuntos humanos: la estructura y formas de gobierno, las fuentes del poder, las obligaciones y derechos de los miembros de la sociedad (o de un Estado), la naturaleza de las leyes, la concepción de la libertad, las formas de justicia…
No pocas veces, se acusa a las ideas anarquistas de tener una confianza exacerbada en una supuesta voluntad libre del ser humano, algo de entrada ya muy cuestionable, que quiere identificarse con la vieja noción de «libre albedrío»; tal posición, no solo es errónea, sino que los anarquistas clásicos hicieron ya una crítica radical a lo que se considera un concepto reduccionista proveniente de la tradición religiosa y señalaron los condicionantes sociales para el ser humano. Para abordar con cierto rigor la cuestión hay que hablar también de otro concepto, aparantemente antitético, el determinismo.
De todos ellos se ha hablado en este blog, los más conocidos defensores del ateísmo en los últimos años: Richard Dawkins (biólogo, etólogo y divulgador científico), Daniel Dennett (filósofo y científico), Sam Harris (filósofo y neuorocientífico) y Christopher Hitchens (periodista y ensayista). Durante casi dos horas, en casa del ya fallecido Hitchens, debaten de manera jugosa sobre lo humano y lo divino (nunca mejor dicho).
Tanto en el anarquismo, como en el marxismo, la idea de inmanencia es básica referida al ateísmo. Hablamos de inmanencia, en términos filosóficos, cuando la actividad permanece dentro del agente en el sentido de que tiene en él su propio fin. El ser inmanente, y la inmanencia, se contrapone al ser trascendente, y la trascendencia, entendido como lo que está «más allá» de la realidad o como un principio supremo (Dios, el Absoluto, lo Uno…).
John Leslie Mackie (1917-1981) fue un brillante filósofo australiano, especializado en metaética y partidario del escepticismo moral, conocido ateo y participante en jugosas polémicas al respecto. En Dios no existe (peculiar traducción para The portable atheist, recopilación de textos realizada por Christopher Hitchens), se incluye un texto de Mackie sacado de su obra El milagro del teísmo: argumentos a favor y en contra de la existencia de Dios.
Ahora mismo, en la ciudad de Pamplona, en su Catedral, puede verse una exposición llamada Occidens. Se trata de una alabanza, no demasiado encubierta, del Occidente cristiano. Propaganda burda de la Iglesia Católica, vamos.
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general