El éxito de Javier Milei, un peculiar economista reconvertido en político, en las elecciones argentinas ha traído a la actualidad, y exacerbado, algo que solo puede enervar a alguien con un mínimo de conocimiento político y sensibilidad social. Esto es, la apropiación por parte de vulgares ultraliberales del término libertario(1) y su reproducción, totalmente acrítica, por parte de los medios generalistas en su sentido fraudulento con, desgraciadamente, notable calado en un imaginario popular no siempre sobrado de bagaje moral e intelectual(2). Aunque no pocas veces podamos usar en el lenguaje lo libertario como sinónimo de anarquista, puede venir al caso la distinción que Carlos Taibo ha realizado en ciertas ocasiones y con la que podemos estar muy de acuerdo. Así, aunque, efectivamente, en nuestro idioma libertario y anarquista resultan prácticamente sinónimos, podemos considerar anarquista a alguien que conoce bien las ideas y las prácticas históricas adscritas a dicha filosofía (término que me resulta francamente preferible a los de doctrina o ideología), mientras que aquellas personas esforzadas en organizar la sociedad desde abajo, trabajando por la autogestión y el apoyo mutuo, podemos tenerlas, conozcan o no a los grandes pensadores ácratas, como inequívocamente libertarias. Realizando esta aclaración tan precisa, no podemos menos que preguntarnos cómo es posible, no ya solo esa indignante mistificación de la condición libertaria, también que se presenten como abanderados del concepto más amplio de libertad los partidarios de un capitalismo sin barreras, tantas veces asociados con la derecha más reaccionaria. Es más, la apropiación libertaria llega hasta el punto de usar una retórica con nociones como gestión por parte de la sociedad civil, libre contrato o cooperación social, además de no tener ningún problema en considerarse como auténticos rebeldes(3) ante la opresión estatal, aunque su intención sea de forma obvia cambiar una dominación por otra de carácter privado. Y es que esta gente, que a partir de ahora para entendernos vamos a llamar pseudolibertarios, no tarda mucho en colar el sacrosanto respeto a la propiedad privada, por encima de cualquier consideración moral, e identificar su idea de libertad casi de manera exclusiva con la práctica capitalista. Esto nos da una idea de lo que se quiere vender a infinidad de personas, que parecen dispuestas a comprar el mezquino discurso del individuo emprendedor capaz de acumular riqueza, aunque la triste realidad para la mayoría de la población sea estar condenado a vender su fuerza de trabajo en el “libre” mercado. No parece ser de otro modo, la aparente seducción de discursos como el de Milei hacia un público despistado, cuando una reciente entrevista en Twitter al economista argentino, obviamente muy preparada por un comentarista ultraconservador llamado Tucker Carlson para vender en Estados Unidos a un tipo ahora reconvertido en político, ha sido la más visitada en la historia de la red social; nos preguntamos lo que puede pasar por la cabeza de esos cientos de millones que han escuchado un discurso plagado de simplezas, comentarios grotescos y análisis de trazo grueso(4).
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Agustín García Calvo, la subversión permanente de la realidad
Agustín García Calvo nació en Zamora, en 1926, y en esa misma ciudad falleció el 1 de noviembre 2012, no mucho después de aquel 15M en el que se implicó. Como es sabido, ocupó una cátedra de lenguas clásicas en Sevilla y en Madrid, de la cual fue apartado por el régimen franquista en 1965 por su apoyo a las revueltas estudiantiles, y en la cual fue restablecido en 1976. Escritor de diversos géneros literarios y filósofo, las facetas fueron múltiples en quien se reconoce a una figura clave de la cultura contemporánea, recibiendo tres veces un premio nacional: de Ensayo en 1990, de Literatura Dramática en 1999 y de Traducción al conjunto de su obra en 2006. Hay que recordar la rebeldía permanente de García Calvo hacia el poder establecido, por lo que nunca fue amante de recibir galardones; en cierta entrevista, explicaba que si acepto los anteriormente mencionados era porque eran premios muy pequeños, sin que él se presentara a ninguno, y «los jurados son muy grandes y variados y hay más probabilidades de que entre ellos haya gente honesta». Uno de los últimos trabajos en los que participó fue el documental de Basilio Martín Patino sobre el movimiento 15M, el cual utilizaba precisamente el título de uno de sus poemas: «Libre te quiero».
Seguir leyendo Agustín García Calvo, la subversión permanente de la realidadLenguaje racista
Alguien me llama la atención, por mi anterior columna, sobre el uso del término «denigrante«, que se señala como racista al querer decirse que lo negro es pernicioso. No era mi intención en absoluto, huelga decirlo, y lo cierto es que era algo ajeno totalmente al significado como creo que es obvio; simplemente, uno camina hacia un callejón sin salida a veces en el uso de sinónimos, ya que su léxico es más limitado de lo que le gusta admitir. Por cierto, ahora que caigo, lo mismo «pernicioso» tiene un origen en el mismo sentido (o vaya usted a saber), pero no voy a ir tan lejos de momento. Sea como fuere, lo que está claro es que el lenguaje refleja tantas veces los valores de una determinada cultura y hay quien considera que puede ser un instrumento de agresión y causar dolor al que se siente ofendido, de ahí la extrema precaución que adoptar algunos al respecto. Yo, lo admito, no suelo ir tan lejos. De hecho, no estoy muy seguro que la palabra en cuestión tenga un origen racista, de toda la vida luz y oscuridad han representado el bien y el mal; algo por supuesto totalmente cuestionable, aunque creo yo que por otros motivos que los de discriminar a la gente por algo tan superficial que el pigmento de su piel. A mí, particularmente, le voy la vuelta al asunto y reconozco que me encanta el negro; de hecho, la bandera por la que siento más respeto está tintada de ese color (o, quizá, ausencia de todos esos colores tan cuestionables).
Seguir leyendo Lenguaje racistaIzquierdas y derechas (y anarquismo)
Como es sabido (o debería serlo), los términos «izquierda» y «derecha», provienen de la primera Asamblea Constituyente tras la Revolución francesa. A la derecha del presidente se sentaron los partidarios del antiguo régimen y a la izquierda, los del nuevo. De esta manera, nacieron estas denominaciones políticas, que hoy parecen en decadencia.
La identidad anarquista
Nunca he entendido lo de considerarse anarquista como una identidad. Para mí las identidades colectivas tienden siempre a constreñirnos en compartimentos estancos, en categorías cerradas, cuantificables, cómodamente identificables y asimilables. Respeto todas ellas, siempre y cuando no se configuren en oposición a otras identidades que tengan por inferiores, pero en mi opinión la Seguir leyendo La identidad anarquista
¿Existe una identidad anarquista?
No es nada sencillo definir las señas de identidad del anarquismo, que por definición tiende a ser abierto, con fronteras algo borrosas. No obstante es importante ofrecer unas referencias para delimitar cuál es nuestra propuesta sin entenderlas como cierres que excluyen y separan. Para ello, podemos recurrir a los tres nombres con los que se ha llamado a la tradición anarquista: anarquistas, libertarios y Seguir leyendo ¿Existe una identidad anarquista?
Nuestro rechazo al populismo
La expresión populismo es quizás la más usada actualmente en el debate político tanto nacional como internacional. Suena sistemáticamente en los debates televisivos, caracteriza cada vez más a una crítica «políticamente correcta», se expande en los medios de comunicación de forma progresiva, se ha convertido de hecho en una auténtica categoría interpretativa. Pero ¿qué significa? ¿Cuáles Seguir leyendo Nuestro rechazo al populismo
Poder, autoridad y dominación
Amadeo Bertolo afirma («Poder, autoridad, dominio: una propuesta de definición») que, considerando el anarquismo la crítica más radical de la dominación realizada hasta el momento, «no ha dado lugar a una teoría del poder más articulada y sutil que las apologías de la dominación».
Anarquía, acracia o ideas libertarias
Insistimos mucho en ello, y si ningún ánimo de ser victimistas; la profunda desvirtuación y gran ignorancia sobre las ideas anarquistas. Es así hasta el punto que la difusión cultural, junto a prácticas en proyectos de todo tipo, son muy necesarias en el movimiento anarquista.
Todavía hoy, insistimos, tal vez demasiado, en depurar los nombres Seguir leyendo Anarquía, acracia o ideas libertarias
El esperanto, una lengua internacional al servicio de la emancipación de los trabajadores
A pesar de su respetable edad de 125 años, de una floreciente literatura para una lengua con solo un siglo de existencia y de numerosos grupos locales e internacionales, el esperanto se mantiene como un idioma relativamente confidencial. El propósito de este artículo es señalar brevemente algunos rasgos característicos del movimiento esperantista, especialmente del Seguir leyendo El esperanto, una lengua internacional al servicio de la emancipación de los trabajadores