Cierto terrorismo anarquista, aunque muy situado en el tiempo a finales del siglo XIX, realizado solo por escasas figuras ácratas y muy explicable por causas sociales, desgraciadamente, todavía perdura en gran medida en el imaginario popular. De nada sirve que se trate de explicar, con sobrada paciencia, que lo que tratan de hacer los libertarios, precisamente, es desterrar la violencia de lo instituido, de nada sirve el rico corpus filosófico y las encomiables prácticas históricas de las propuestas anarquistas, de nada sirve aclarar que ofrecen sobre todo una propuesta moral también a nivel social y político, uno tiene que escuchar de manera reiterada toda clase de necedades al respecto. No es casualidad toda esta vinculación del anarquismo con la violencia, ya que ya hay que recordar al, en su decimonónico momento, reputado médico Cesare Lombroso cuando lanzó la teoría, nada menos, de la criminalidad innata de los anarquistas. El fulano aquel, que consideró a nivel general que el crimen tenía más causas biológicas que sociales, incluso estableció ciertos rasgos físicos brutales y primitivos para los delincuentes. Hace falta ser muy miope, en lo intelectual y en la propia vista, ya que resulta evidente que los anarquistas por lo general estamos sobrados de magnetismo físico e intelectual.
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Revolución, rebeldía y el efecto sartre
El inefable Mario Vargas Llosa, en la que era entonces su amplia tribuna en el diario El País de España, publica un artículo infame(1) a propósito del libro de Rafael Uzcátegui La rebeldía más allá de la izquierda(2). El prestigioso escritor, y disparatado analista político, aprovecha la obra y la figura de Uzcátegui, sociólogo, libertario y conocido defensor de los derechos humanos en Venezuela, para despacharse a gusto con el anarquismo queriendo vincularlo, cómo no, con la violencia. Escribir, sin ningún asomo de vergüenza, que los anarquistas recurrieron desde el principio a la bomba y al asesinato es, sencillamente, ser un ignorante o, me temo que es el caso, algo aún peor. Donde cae patéticamente el premio Nobel en el ridículo es al evidenciar su profundo desconocimiento de la acción directa anarquista, es decir, la búsqueda de una organización social en la que las personas puedan intervenir y decidir sobre los asuntos que les afectan, que Vargas quiere identificar patéticamente con alguna suerte de acción violenta.
Seguir leyendo Revolución, rebeldía y el efecto sartreViolencia para dar y tomar
Las manifestaciones de las últimas semanas en defensa de la libertad de expresión siguen trayendo cola y de qué manera. Por cierto, en más de una ocasión se ha visto publicado que dichas protestas era en defensa de Pablo Hasél y llegué a leer a un fulano en su legítimo derecho de expresión, lo cual no está reñido con la más flagrante estolidez, iba más allá y aseguraba que se producían «en defensa de su líder». Como el nivel es bastante preescolar, tendremos que aclarar una vez más que muchas personas pensamos que, incluso los botarates o los borricos (o ambas condiciones, que a menudo coinciden), tienen derecho a decir lo que piensan. Es más, me congratula saber que numerosos colectivos han defendido los derechos y libertades del inefable rapero, pero al mismo tiempo han criticado sus posicionamientos machistas y abiertamente autoritarios. Yo añadiré que, lo mismo que defiendo su libre expresión, no simpatizo en lo más mínimo con la ideología de Hasél y que algunas de sus frases, en letras de canciones o en tuits, me causan repulsión. Por otra parte, es indiferente para el caso si el tipo tiene o no talento literario-musical, algo que comprende cualquiera con un mínimo de intelecto, que claramente no es el caso de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Seguir leyendo Violencia para dar y tomarSobre la violencia y lo libertario
Una amiga me advierte hoy sobre un artículo en el muy progresista diario El País con el peculiar titulo «La tentación libertaria en la sociedad digital». Por un momento, pienso que se trata de una nueva apropiación, por parte de esos ultraliberales, parte de la derecha más insolidaria, del término «libertario». No haría falta aclarar, para cualquiera con un poco de conocimiento, que en este bendito país «libertario» es y debe ser sinónimo de «anarquista». El caso es que los tiros no iban por donde yo pensaba. El texto de marras viene firmado por un tipo que fue ministro en algún gobierno de Felipe González con algún pomposo título en derecho administrativo (o algo así). Son varios los reproches que le haría, en fondo y forma, pero lo más cabreante es el uso abiertamente despectivo que se hace de un concepto, que quiere verse como una intolerable libertad absoluta. Debería darle vergüenza al firmante, en un país en el que el movimiento libertario fue una vez mayoría y pudo cambiar las cosas para siempre. Sobre otros aspectos del texto, vayamos por partes. El artículo viene a ser una justificación de por qué el rapero Pablo Hasél ha sido condenado y ha terminado por ingresar en prisión. No es casualidad que comience recordando las numerosas manifestaciones, «con frecuencia, violentas», que ha desencadenado la sentencia, tal vez con un deseo de vincular anarquismo con violencia. Todo un clásico.
Seguir leyendo Sobre la violencia y lo libertarioViolencia y emancipación social
El uso de la violencia para transformar la sociedad ha dado lugar a numerosos y apasionados debates en el seno de los movimientos revolucionarios. Para los libertarios, esta cuestión ha sido siempre de una gran importancia. No sólo por las posibles derivas de la violencia en terror, en terrorismo, sino porque el recurso a ella pone en causa la necesaria consecuencia entre medios y fines que siempre nos ha parecido fundamental. No obstante, la perpetuación de la dominación y la explotación y circunstancias coyunturales muy particulares nos han obligado a recurrir a ella. Lo que no quiere decir que el dilema ético haya dejado de interpelarnos, y no siempre a posteriori.
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Ayer, no vienen al caso las razones, estaba sentado en un bar y no pude evitar fijarme en una emisión de televisión bastante indescriptible. No me hagan ustedes mucho caso, pero creo que era un presunto programa de actualidad, por lo que pude ver, con un permanente afán alarmista y con opinadores vociferantes en el plató, de una cadena llamada Cuatro. No entiendo mucho de la caja Seguir leyendo Violencia
¿Quién nos protege de la policía?
La historia de la policía y su creación nos confirma, a través de cualquiera de las etapas anteriores y presentes, no sólo el hecho de que no podemos confiar en la policía sino también, porqué no debemos hacerlo. Seguir leyendo ¿Quién nos protege de la policía?
Anarquismo como estrategia no violenta
Antes que nada aclarar que escribo desde la visión del entorno que me rodea. No puedo hablar desde otros puntos de vista donde se están viviendo otras realidades, otros contextos que desconozco al menos sobre el papel, por lo que no soy yo, el que desde la distancia tenga que entrar a valorar las estrategias de lucha que estan tomando quien sea donde sea. Insisto que hablo desde mi contexto Seguir leyendo Anarquismo como estrategia no violenta
De jóvenes, condiciones de existencia y formas de resistencia
En este 2016 ha habido dos muertes relacionadas con lo que los medios de comunicación llaman “bandas latinas”.
La primera, en marzo, en la céntrica Puerta del Sol, cuando un enfrentamiento entre Trinitarios y Dominicans Don’t Play terminó con uno de ellos muerto por arma blanca.
Desde 2004 ya son 11. El último muerto fue un ñeta de 17 años, a Seguir leyendo De jóvenes, condiciones de existencia y formas de resistencia
Los anarquistas expropiadores
Sé que llevo el paso cambiado, que la marcha que sigo no es la misma que sigue la mayoría, pero no puedo abandonar mi propio rumbo sin traicionarme. Dentro de este tipo de cosas, hay algo que siempre ha contado con mis simpatías, con lo que me identifico fácilmente y que de nuevo me sitúa al margen de la opinión común de la sociedad. Seguir leyendo Los anarquistas expropiadores