Archivo de la categoría: Opinión

El anarquismo y el cambio revolucionario

¿Qué significa el término ‘revolución’ hoy en día? Si bien, es obvio, que el significado social y político tiene su importancia histórica, en la actualidad parece haberse desterrado, en gran parte del imaginario de la gente, la posibilidad de un gran cambio revolucionario.

Seguir leyendo El anarquismo y el cambio revolucionario

Cosas de creyentes en los Estados

Con esto de la Nueva Era Mundial, me quedo muchas veces perplejo. Por ejemplo, me pongo a ver algo que sea serio, un debate en el programa de este tío… ¿cómo se llama aquel que fue vicepresidente y dimitió? Joder, que no me acuerdo (1)… Pues habla de Trump y de los aranceles, y llega a la siguiente conclusión: que la subida del 25% que anuncia Trump, la van a pagar los consumidores estadounidenses. Tomo nota: Trump toma malas decisiones. A continuación hablan los tertulianos progresistas de las contramedidas de China, que va a subir a su vez los aranceles a productos americanos un 10%… Es decir, que China toma medidas adecuadas de respuesta, y entonces pienso… ¿A los chinos no les van a cobrar el sobrecoste o cómo es eso?

Seguir leyendo Cosas de creyentes en los Estados

Como acabar de una vez por todas con la kultura

La llamada izquierda, sea lo que sea lo que signifique eso a estas alturas, siempre ha tenido una confianza exacerbada en la cultura como herramienta emancipadora. Esta afirmación, que corresponde más bien a la llamada modernidad, hoy que dicen que estamos en una sociedad posmoderna, es digna de ponerse en cuestión. Y no lo digo porque no haya infinidad de militantes progresistas, sea lo que se lo que eso venga a significar, que no crean honestamente que el enriquecimiento cultural genera una nueva conciencia en las personas, lo cual dará lugar a la nueva sociedad y bla, bla, bla. Veamos por qué digo lo que digo. Yo mismo, aunque hubiera sido mucho más feliz de otro modo, que he sido un ingenuo izquierdista y he tenido una serie de descacharrantes inquietudes intelectuales desde temprana edad, muy vinculadas encima a la reflexión política, me he encontrado con un muro de hormigón cuando he tratado de profundizar en según que cosas y he corrido alborozado a mostrarles la luz a los demás. Cuando digo los demás, no me refiero a un minoría a modo de vanguardia intelectual, no, me refiero al pueblo llano (que uno ha tratado a veces).

Seguir leyendo Como acabar de una vez por todas con la kultura

¿Necesita utopías el anarquismo?

Reconozco que esta pregunta es un tema recurrente en el que pienso muchas veces1. Abandono el tema durante meses o años, pero siempre acabo recalando en él. Debe ser porque mi posición no es definitiva y siempre que creo que lo tengo claro aparecen fisuras, grietas, a veces, boquetes que me obligan a repensar, a retomar la pregunta.

Seguir leyendo ¿Necesita utopías el anarquismo?

Una solución al problema de la guerra

¿No decía la izquierda, que la culpa de que la derecha gane las elecciones la tiene la abstención. Pues bueno, en Alemania en estas elecciones, ha ganado la derecha con un 84% de participación. Es decir, que ha votado casi todo el mundo, menos los que no podían acercarse a las urnas por problemas de movilidad, documentación caducada, errores de censo, despistes, etc., más los que votan nulo… Yo mismo no he votado en esas elecciones porque tenía que cepillar al perro. Quería votar con todas mis fuerzas, y fue imposible.

Seguir leyendo Una solución al problema de la guerra

Indigencia moral

Paseando por un barrio céntrico, de una gran ciudad, uno puede contemplar como una muestra más del paisaje urbano toda una auténtica comunidad de indigentes. Estas personas que viven en la calle, son ya tan habituales, que la actitud recurrente de las personas de una condición social más acomodada es, simplemente, de indiferencia. A lo largo de mi vida, he sentido siempre un profundo rechazo a la pobreza, y quiero creer que está claro lo que quiero decir. Alguien me dijo una vez que las clases más conservadoras sienten verdadera repulsión a la pobreza, pero también miedo, de ahí que se esforzaran en mantenerla lejos. Por supuesto, a pesar de que su propia actitud y condición es la que genera y sustenta esa misma pobreza, siempre ajena, claro está. En mi caso, huelga decirlo, el rechazo a la pobreza no es aversión al pobre, fobia o actitud que ahora tiene una llamativa denominación en forma de neologismo. Desgraciadamente, ese repudio, desprecio o mera indiferencia a la persona pobre, y más en concreto al abiertamente indigente, es algo profundamente interiorizado en las sociedades mal llamadas desarrolladas. Es así hasta el punto que las superfluas y justificativas opiniones sobre la situación de esas personas pasan por considerarlos vagos e irresponsables, algo que siempre me sorprende, ese aventurarse en el juicio sobre las circunstancias vitales de los demás y, con más saña, en el caso de los más desafortunados. También, se alude en ocasiones a un posible desequilibrio mental o a adicciones habituales al alcohol u otras sustancias, algo que cargaría aún más de responsabilidad al pobre desgraciado. Seguir leyendo Indigencia moral

Fascismo por doquier

Lo siento, pero se me llevan los demonios con el uso, excesivo y más bien irreflexivo, del término «fascista». Nos encontramos ya acabando el primer cuarto del siglo XXI y resulta habitual escucharlo, hay quien dice que incluso de forma más habitual que cuando, hace cosas de cien años, existía de verdad la barbarie fascista. ¿Qué se pretende con dicha comparación en plena posmodernidad? Es tan sencillo como que, de esa manera, acabas desprendiendo al concepto de contenido y le das armas al contrario para que te ridiculicen. La muy difícil de describir presidenta de la Comunidad de la capital de este inefable Reino de España, que puede ser una simple títere, pero cuyos hilos los maneja gente tan perversa como ladina, lo dejó muy claro sin el menor asomo de vergüenza: «si te llaman fascista, es que lo estás haciendo bien». Lo que cierta izquierda, congratulándose, quiso ver como un reconocimiento, se trataba en realidad de una maniobra tremendamente efectiva. Se estarán revolviendo en su tumba, debido a unos y otros, los que verdaderamente combatieron el fascismo. Me recuerda a cierta comedia televisiva donde un tipo viaja al pasado, para encontrarse con una versión suya más joven, y acabar avergonzándose de sí mismo por tildar casi todo de fascista. Sí, todos hemos sido jóvenes e irreflexivos y la palabra de marras resultaba demasiado jugosa para evitar emplearla y dejar claro, orgullosos, nuestro imaginario político netamente izquierdista.

Seguir leyendo Fascismo por doquier

¿Hay un lado correcto de la historia?

Cuando el que suscribe escucha la frasecita de marras, «el lado correcto de la historia», expresada usualmente por alguien bien pagado de sí mismo asegurando estarlo, es como para echarse a temblar. Últimamente la pronuncia el inefable Pedro Sánchez, pertinaz presidente del Gobierno del Reino de España, pero también la oí de boca del no menos indescriptible Juan Carlos Monedero, palmero mayor de Nicolás Maduro (otro que debe estar en ese lado y a qué precio). No puedo evitar rememorar aquella máxima pronunciada por Fidel Castro: «la historia me absolverá»; debe ser algo así como «no importa las barbaridades que podamos hacer en el poder, todo tendrá al final una justificación y habrá merecido la pena». Pues no, no la tiene, ni en fines, ni mucho menos en medios, por eso uno, sin asomo de disculpa, es un ácrata irredento con esos inevitables tics nihilistas. Lo más gracioso y paradójico para los tremendamente progresistas Sánchez y Monedero es que la sentencia en cuestión, me refiero a estar en el lado correcto de esta convulsa historia de la humanidad, alude al libro de un ultraconservador estadounidense llamado Ben Saphiro. En la obra, sin asomo de vergüenza, se sostiene que todo lo maravilloso de la humanidad se ha hecho en Occidente y corresponde a los valores judeo-cristianos; creo que también menciona a Grecia, pero bueno, esto es por la visión pueril de que la razón brota en el ser humano pasando del mito al logos por obra y gracia, es de suponer, divina.

Seguir leyendo ¿Hay un lado correcto de la historia?

¿Monarquía o res publica?

Algunas fuerzas políticas siguen dando la matraca con un posible referéndum sobre la elección de un sistema monárquico u otro republicano. Por supuesto, como en toda consulta al pueblo las opciones son constreñidas, ya que se limitan a dar a elegir entre una forma de Estado u otra. Es decir, o una dominación u otra. Como uno tiene una arrogante condición ácrata y nihilista, se niega a adherirse a principio trascendente alguno. Tampoco en política, qué le vamos a hacer. Es cierto que asquea bastante este inefable país en forma de reino, y con mayor motivo si recordamos los vínculos borbónicos con la ignominia histórica. ¡Ah, la memoria histórica! Cómo pedirle a las personas que recuerden lo que ocurrió hace cien años, si no parecemos capaces de reconocer a personajes infames recientes en este país para volver a tropezar una y otra vez en la misma piedra. Hagamos, no obstante, un poco de memoria. Probablemente, si uno hubiera vivido cuando el republicanismo debió emerger en tierras hispanas, allá por el tercer tercio del siglo XIX, la cosa hubiera sido diferente. La condición verdaderamente democrática y social de aquella militancia republicana, al menos, hubiera tenido que despertar ciertas simpatías entre los libertarios.  Hasta uno, escéptico y nihilista hasta los tuétanos, hubiera cedido un poquito.

Seguir leyendo ¿Monarquía o res publica?

Contra la religión (también, claro, bodoque, la musulmana)

Como es sabido para los que sigan este lúcido blog, soy un ateo recalcitrante, y no solo por por una obvia ausencia de creencia, también por ser un feroz combatiente (intelectual y moral, se entiende) de todo tipo de religiones y derivados. Podría resumirse, creo que también lo he aclarado en no pocas ocasiones, en que soy enemigo de todo dogma: es decir, de toda idea inamovible e innegable no sujeta a libre examen; esto es propio de la religión, pero también de ciertas doctrinas, que podríamos considerar herederas de aquella, aunque se presenten con cierto rostro diferente. Supongo que no es nada fácil ser un librepensador, pero al menos sí sabemos lo que es no serlo, lo mires como lo mires. Sí, podríamos entrar en un interesante debate sobre el dogmatismo (absolutismo) y el relativismo, pero trataremos hoy de emplear un lenguaje más mundano y accesible en nuestro irreductible crítica al pensamiento religioso. No abordaremos, algo que es francamente difícil de dilucidar y con lo que juegan los que pretender defender sus propias creencias, qué religión es más dañina. Una de las cosas que me irritan, de las muchas que lo hacen al observar tanta falta de actividad neuronal, es esa memez tan repetida, algo así como «sí, mucha crítica al cristianismo, pero no os atrevéis a meteros con la religión musulmana». Veamos.

Seguir leyendo Contra la religión (también, claro, bodoque, la musulmana)