La propaganda para que en breve, creo que es a finales de este mes de julio, vayamos a votar es de una ferocidad tal, que en caso de no hacerlo a uno le hacen sentir como un bastardo hijo de perra sin entrañas. Por supuesto, estoy hablando del bando progre, claro, no vale con votar a cualquiera, hay que hacerlo a eso tan difuso que llaman izquierda. No tengo del todo claro si dentro de la misma se encuentra el partido todavía llamado socialista y obrero (e incluso español), pero supongo que sí, que dan por hecho que se va a aliar con todo cristo (incluso con la extrema izquierda, sea lo que sea eso) con tal de que no gobierne la derecha (oficial) conjuntamente con la ultraderecha (que todos sabemos, no es nada nuevo, que son cosas muy parecidas en este inefable país). Y algo que ha contribuido a agitar el miedo, ya a lo bestia, ha sido que en las recientes elecciones locales el Partido Popular no ha tenido problema alguno en gobernar con Vox; lo que no me cabe en la cabeza es que alguien tuviera la más mínima duda. Pues eso, que una vez más el fascismo puede ganar las elecciones y hay que pararlo en las urnas; hasta, no preguntéis por qué y de qué manera, escuché el otro día a Monedero afirmar entusiasmado que en este país de anarquistas la izquierda estaba logrando hacer eso que llaman un «frente amplio». Ojalá, Juan Carlos, ojalá, y me refiero a lo de «país de anarquistas», no a lo segundo.
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¿Otra debacle electoral?
Ya os habréis dado cuenta de que no he dicho ni pío de la abstención, para estas elecciones en las que según se decía, tanto se jugaba la izquierda. Bueno, pues ya veis los resultados: el PP gana, VOX gana, y la izquierda se queda de mascota en los diversos parlamentos. Vuelvo a decirlo: la izquierda pierde, porque no gana. Para que la izquierda pueda gobernar, solo tiene que ganar. Si gana la derecha, la izquierda podría ganar también, pero no lo hace. Es así de simple. La derecha ha ganado, consigue que la gente vote sus candidaturas. En cambio la izquierda no convence a su electorado. Y ahora que los analistas, digan cien mil tonterías.
Seguir leyendo ¿Otra debacle electoral?¿Frente amplio de izquierdas?
No soy nada dado a perder excesivo tiempo en las redes sociales, y mucho menos a enredarme en debates (más bien estériles). Ojo, tampoco creo que haya que obviar los nuevos medios de comunicación, de manera dogmática y aislacionista; como ya he dicho en otras ocasiones con intenciones poco o nada modestas, no se trata tanto de lo que leas o consumas, como del espíritu crítico que emplees en ello. Es complicado, no obstante, seamos honestos, no enmarañarse en las redes del sistema. El caso es que por purita casualidad me encuentro un mensaje en ese infierno llamado Twitter de un tipo muy activo en las redes, que ya conocía y que en algún momento ha asegurado ser anarquista (o, como veremos más adelante, eso me parecía a mí). A este hombre, creo que recientemente, le han dado un espacio en La Base, el pódcast del muy peculiar exvicepresidente del Gobierno, en este inefable país llamado Reino de España, Pablo Iglesias Turrión; algo que ya me hizo torcer el gesto un poco. Sí, le echo un vistazo a todos estos medios de la izquierda parlamentaria, lo mismo que hago con otros de signo muy diferente; insisto en que todos tenemos una parte del cuerpo intrincada en el sistema y, lo fundamental, es ser consciente de qué pie cojean los que tienen más bien el conjunto de su anatomía. Volvamos al youtuber, sobre el que no tengo en absoluto animadversión alguna y al que llamaremos RH; el tuit en cuestión, que motivó mi respuesta, aludía a la salida de Más País de la coalición de izquierdas establecida por Izquierda Unida y Podemos, por lo que nuestro amigo, partidario de un frente amplio, único o común de la izquierda, espetaba categóricamente que suponía la sentencia (de muerte, es de suponer) de esa otra fuerza parlamentaria. Bien, pues se me ocurrió, por una vez y sin que sirva de precedente, venciendo mi natural aversión a estos menesteres, dejar un atrevido comentario en las redes.
Seguir leyendo ¿Frente amplio de izquierdas?Una guerra con lecciones para todos
Quienes siendo de izquierdas, manifestaban que la hipocresía de la UE era tremenda y que no se hablaba de la guerra en otras partes del mundo, que las hay a porrillo, pueden sentirse aliviados. Ya casi no se habla de Ucrania. No acapara primeras páginas. Shakira y su canción sobre Piqué tienen mucha más audiencia. ¿Nuevo truco diabólico de los EE.UU.? Haya pues, paz. Ucrania poco a poco se está convirtiendo en un conflicto crónico, y saldrá en los periódicos de forma esporádica, cuando se produzca algún desastre monumental.
Seguir leyendo Una guerra con lecciones para todosLa guerra de Ucrania y la ideología de izquierdas
Me ha costado mucho decidirme a escribir sobre el tema de la guerra en Ucrania y la actitud de la izquierda, incluidos sectores libertarios, hacia este conflicto bélico (no caeré en el justificante ideológico de decir «guerras» cuando quiero decir guerra en Ucrania). Asumo el riesgo que conlleva esta reflexión a contracorriente, busco el debate y el intercambio de pareceres.
Seguir leyendo La guerra de Ucrania y la ideología de izquierdasLa izquierda identitaria
En los últimos años, ante el avance de la extrema derecha (EE.UU., Brasil, Polonia, Hungría, Italia, Suecia, etc.)… Los analistas progresistas venían a decir que el electorado se decantaba por esas ideologías, porque la izquierda se había dedicado a lo identitario (matrimonio homosexual, derechos de la mujer, transexualidad…) y había dejado de lado la lucha laboral y al movimiento obrero. Al no dar la izquierda –según esta explicación– al proletariado seguridad laboral, sueldos elevados, empleo digno…, la clase obrera se hacía reaccionaria.
Seguir leyendo La izquierda identitaria¿Izquierda woke?
Hasta hace no tanto, uno permanecía indiferente ante el fluir idiota de según qué términos de nuevo cuño de afán abiertamente insultante. Así, para el que no sepa todavía lo que significa eso de ‘izquierda woke‘, es una de las etiquetas despectivas con los que el facherío patrio cree mofarse de lo que ellos consideran progresía. Eso sí, resulta paradójico, patético y abiertamente grotesco, que toda esta pléyade de defensores caposos de las esencias hispanas adopte un anglicismo de lo más peculiar solo para denigrar al contrario de la forma más burda y necia. Como el público a la diestra, en este inenarrable país, no se caracteriza por su enriquecimiento léxico, y mucho menos por la profundización intelectual, las terminales mediáticas más conservadoras han popularizado un apelativo con aspiraciones de convertirse en etiqueta sarcástica. No creo que muchos de los que lo emplean conozcan que el término alude en inglés a ‘estar despierto’ y que, ya hace décadas, fue empleado por los trabajadores en Estados Unidos como signo de adoptar conciencia, de estar alerta ante los atropellos laborales y políticos. Hace unos años, fue recuperado por movimientos sociales, que luchan contra el racismo, así como por los derechos de las mujeres y de personas de diversa orientación sexual; eso explica el uso denigrante por parte de todos estos bodoques reaccionarios, que no han sido ni capaces de una traducción al castellano.
Seguir leyendo ¿Izquierda woke?El fracaso de los anarquistas
En Italia triunfa electoralmente una reaccionaria coalición de partidos reaccionarios, y la izquierda real, la que se une por el futuro, se tira de los pelos. No os digo de qué pelos se trata, pero son de los más dolorosos. Ya no es solamente Hungría, Polonia y una docena de países de Occidente en los que la ultraderecha o bien es potente, o bien gobierna. Ahora son hermanos latinos de aquí al lado los que se pasan al lado oscuro, bien es cierto que en medio de un fuerte abstencionismo.
Seguir leyendo El fracaso de los anarquistasLa abstención tiene la culpa
Confieso mi total y absoluto desconocimiento de la política chilena. Sabía que había trincado la presidencia chilena una persona de izquierdas, y poco más. Estos días he escuchado que iban a votar en Chile una nueva Constitución, en términos progresistas y, por fin, a día de hoy me entero de que el pueblo –por dos tercios de votantes–, ha dicho que «no» a una constitución progresista, paritaria, plurinacional, con referencia a los indígenas, al aborto, de Estado Social y de Derecho. El proyecto presentado por la izquierda, no le gusta a la mayoría popular.
Seguir leyendo La abstención tiene la culpaNuevos contratos, viejas políticas
Recientemente, los titulares de los grandes medios de desinformación se han llenado de declaraciones de Yolanda Díaz, la gran esperanza actual de la izquierda parlamentaria, en las que aludía a la necesidad de un nuevo «contrato social». Como creo haber leído algo sobre el asunto en algún viejo manual de filosofía política, me parece recordar que eso del contrato alude a un supuesto pacto originario entre los hombres para ceder su libertad, fundar el Estado y a joderse todos sometiéndose a la autoridad política. Sí, creo que en otras teorías el contrato lo que funda es la sociedad civil, pero seamos serios, cada vez que alguien nos ha venido con esto, lo que se legitima con seguridad es una instancia coercitiva que, en nombre de unos pocos, arrebata el poder decisorio al conjunto de la sociedad. Como uno no recuerda haber hecho ningún pacto, ni contrato alguno, para ceder su potestad individual, ni pretendemos ahora realizar otro en similares condiciones, seguiremos empecinados en apostar por un acuerdo, precisamente, para desmantelar el Estado y ceder el poder a la sociedad civil. ¡Toma ya! Uno, que posee un encomiable espíritu ácrata, con algún que otro tic nihilista, considera que toda esta jerga retórica no es sino una artimaña para, una vez más, monopolizar la violencia en manos de unos pocos, de uno u otro pelaje, legitimar el privilegio y que las cosas continúen más o menos como estaban.
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