Animada por la Fundacion Betiko y por el Área de Ciencia Política de la Universitat de Girona, el 27 y 28 de octubre de 2022 convocamos a las Jornadas Intersecciones y constelaciones feministas. Después de plantear varias posibilidades temáticas, decidimos con Pedro Ibarra que era mejor lanzar una convocatoria amplia, no específica sobre algún eje del feminismo, sino que juntara distintas voces y problemáticas. Fue entonces cuando vi la oportunidad de tejer un encuentro que fuera más allá de una suma de ponencias y que rescatara la esencia de las luchas de las mujeres: desarreglar la palabra, alterar el verbo, abrirnos a la complicidad, aprender unas de otras, discrepar y, sobre todo, reírnos.
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La saludable lectura de Bertrand Russell
Bertrand Russell (1872-1970) tuvo diferentes intereses, siendo los primeros los matemáticos, y combinándolos después con los filosóficos, históricos y sociales. La evolución filosófica de Russell fue compleja, aunque ello no impide trazar las líneas principales del pensamiento del autor, ya que los cambios fueron debidos seguramente al miedo a llegar a vías muertas o congestionadas. Seguir leyendo La saludable lectura de Bertrand Russell
Como acabar de una vez por todas con la kultura
La llamada izquierda, sea lo que sea lo que signifique eso a estas alturas, siempre ha tenido una confianza exacerbada en la cultura como herramienta emancipadora. Esta afirmación, que corresponde más bien a la llamada modernidad, hoy que dicen que estamos en una sociedad posmoderna, es digna de ponerse en cuestión. Y no lo digo porque no haya infinidad de militantes progresistas, sea lo que se lo que eso venga a significar, que no crean honestamente que el enriquecimiento cultural genera una nueva conciencia en las personas, lo cual dará lugar a la nueva sociedad y bla, bla, bla. Veamos por qué digo lo que digo. Yo mismo, aunque hubiera sido mucho más feliz de otro modo, que he sido un ingenuo izquierdista y he tenido una serie de descacharrantes inquietudes intelectuales desde temprana edad, muy vinculadas encima a la reflexión política, me he encontrado con un muro de hormigón cuando he tratado de profundizar en según que cosas y he corrido alborozado a mostrarles la luz a los demás. Cuando digo los demás, no me refiero a un minoría a modo de vanguardia intelectual, no, me refiero al pueblo llano (que uno ha tratado a veces).
Seguir leyendo Como acabar de una vez por todas con la kultura¿Necesita utopías el anarquismo?
Reconozco que esta pregunta es un tema recurrente en el que pienso muchas veces1. Abandono el tema durante meses o años, pero siempre acabo recalando en él. Debe ser porque mi posición no es definitiva y siempre que creo que lo tengo claro aparecen fisuras, grietas, a veces, boquetes que me obligan a repensar, a retomar la pregunta.
Seguir leyendo ¿Necesita utopías el anarquismo?Debate libertario: una necesidad actual
Quizás, solo quizás, se esté produciendo un renacimiento del movimiento libertario en España y en el mundo. La democracia occidental clásica, liberal, modelo tras la Segunda Guerra Mundial en gran parte del mundo, está dando signos de agotamiento. Ante esta situación hay unos nuevos autoproclamados «libertarios», neoliberales de corte fascista, con unas características nuevas muy particulares que nada tienen que ver con el verdadero libertarismo anarquista, aunque llevan a la confusión a cierta parte de la población. El verdadero libertarismo es anarquista y anti-jerárquico, estos «libertarios», sin embargo, quieren desprenderse de la parte del Estado que les molesta, odian los impuestos y las regulaciones, así como las prestaciones sociales que estos generan.
Seguir leyendo Debate libertario: una necesidad actualUna solución al problema de la guerra
¿No decía la izquierda, que la culpa de que la derecha gane las elecciones la tiene la abstención. Pues bueno, en Alemania en estas elecciones, ha ganado la derecha con un 84% de participación. Es decir, que ha votado casi todo el mundo, menos los que no podían acercarse a las urnas por problemas de movilidad, documentación caducada, errores de censo, despistes, etc., más los que votan nulo… Yo mismo no he votado en esas elecciones porque tenía que cepillar al perro. Quería votar con todas mis fuerzas, y fue imposible.
Seguir leyendo Una solución al problema de la guerraApuntes sobre salud y cárcel
«La cárcel solo fue hecha para los pobres. Todo lo que le estorba a la sociedad y toda persona rebelde acaba ahí, pero a un rico no lo veréis nunca, a lo mejor un mes o dos, y no en las condiciones en que están nuestros familiares. A mí que no me digan que existe la justicia, porque para la gente pobre no hay.» (Pastora González Vieites)
La atención sanitaria en las prisiones españolas atraviesa una crisis de gran magnitud caracterizada por el incumplimiento de la ley por la propia Administración (La ley de 2003 de Cohesión y Calidad que preveía la transferencia de los servicios sanitarios a los Servicios Públicos de Salud de las Comunidades Autónomas), por lo que 20 años después, salvo Cataluña, País Vasco y Navarra, dichos servicios siguen dependiendo del Ministerio del Interior en calidad de funcionarios de prisiones y dentro de cada cárcel, subordinados a las autoridades no sanitarias -Director y Jefe de Servicios- convirtiéndose en la práctica en el escudo de los carceleros. Ahora ya no se cubren las plazas ni se relevan las jubilaciones y las plantillas se han reducido hasta quedar en un 30% de la relación de puestos de trabajo. En las cárceles españolas, como veremos más adelante, se practica una suerte de submedicina centrada en las contenciones químicas y supervisando las mecánicas que llevan a cabo los carceleros. Las medidas-parche que se toman, como la contratación privada al estilo de subcontratas laborales o la telemedicina, profundizan aún más la desatención. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Trataremos de ordenar los aspectos principales de esta evolución, empezando por la ideología punitiva que la preside.
Seguir leyendo Apuntes sobre salud y cárcelIndigencia moral
Paseando por un barrio céntrico, de una gran ciudad, uno puede contemplar como una muestra más del paisaje urbano toda una auténtica comunidad de indigentes. Estas personas que viven en la calle, son ya tan habituales, que la actitud recurrente de las personas de una condición social más acomodada es, simplemente, de indiferencia. A lo largo de mi vida, he sentido siempre un profundo rechazo a la pobreza, y quiero creer que está claro lo que quiero decir. Alguien me dijo una vez que las clases más conservadoras sienten verdadera repulsión a la pobreza, pero también miedo, de ahí que se esforzaran en mantenerla lejos. Por supuesto, a pesar de que su propia actitud y condición es la que genera y sustenta esa misma pobreza, siempre ajena, claro está. En mi caso, huelga decirlo, el rechazo a la pobreza no es aversión al pobre, fobia o actitud que ahora tiene una llamativa denominación en forma de neologismo. Desgraciadamente, ese repudio, desprecio o mera indiferencia a la persona pobre, y más en concreto al abiertamente indigente, es algo profundamente interiorizado en las sociedades mal llamadas desarrolladas. Es así hasta el punto que las superfluas y justificativas opiniones sobre la situación de esas personas pasan por considerarlos vagos e irresponsables, algo que siempre me sorprende, ese aventurarse en el juicio sobre las circunstancias vitales de los demás y, con más saña, en el caso de los más desafortunados. También, se alude en ocasiones a un posible desequilibrio mental o a adicciones habituales al alcohol u otras sustancias, algo que cargaría aún más de responsabilidad al pobre desgraciado. Seguir leyendo Indigencia moral
Christian Ferrer, sobre el anarquismo y los anarquistas
Christian Ferrer, nacido en Santiago de Chile en 1960, es un sociólogo, ensayista y anarquista, especializado en sus escritos en cuestiones como las redes de poder y las sociedades de control. Es profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, en la que imparte Filosofía del lenguaje y Filosofía de la técnica.
Entre otras obras, ha publicado El lenguaje libertario, recopilación de textos sobre el pensamiento anarquista contemporáneo, y una compilación de ensayos del poeta y ensayista Néstor Perlongher con el título de Prosa Plebeya. Mal de ojo. Crítica de la violencia técnica es un ensayo sobre la violencia técnica producida cotidianamente sobre las personas y sobre el paisaje urbano; con el análisis presente en esa obra, Ferrer pretende, no tanto criticar como mostrar, comprender que el proceso técnico es un movimiento emocional; tal y como el mismo autor lo expresa, un auténtico espíritu libre debe, antes que cualquier otra cosa, eludir el chantaje de tener que pronunciarse a favor o en contra de todo ese proceso con una actitud decididamente optimista o pesimista.
En sus ensayos sobre anarquismo, Ferrer recuerda que los anarquistas fueron desde el principio de la modernidad la «oveja negra» en cuanto a propuestas políticas, en una época en la que se imponía la idea de la república democrática. No es extraña la hostilidad que generó el anarquismo en las otras corrientes políticas, incluidas aquellas que se decían progresistas, y las numerosas derrotas que tuvo que encajar. Christian Ferrer explica la pervivencia, y auge cíclico, de las ideas libertarias al no existir un mejor antídoto teórico y existencial contra la sociedad de la dominación; y ello, a pesar de que no pocas veces hay que soportar que se tilde a la sociedad anarquista de fantasiosa, e incluso de peligrosa. Ferrer también se apresura a romper el vínculo que se suele hacer entre las palabras «socialismo» y «totalitarismo»; en el caso de los anarquistas, no hubo quienes desearan ofrecer unos contornos demasiados planificados de futuro.
Las filosofías emancipatorias modernas pueden sintetizarse en tres fundamentales: liberalismo, marxismo y anarquismo; es necesario un mínimo de cultura política para conocer lo que las tres tienen en común y también lo mucho que las separa. Con el marxismo, el anarquismo se distancia en la correlación moral entre medios y fines, así como de manera más elemental en su renuncia a toda conquista del poder político y a la repudia de todo partido de «vanguardia». Del liberalismo, jamás pudieron aceptar los anarquistas que no pudieran conciliarse los polos de la libertad política y de la justicia económica; en vez de tener que elegir entre uno de ellos, los ácratas se empeñaron en dar impulso a sus ideas emancipatorias en aras de un horizonte mental más amplio que el de las otras doctrinas. En lugar de sucumbir ante la historia objetiva o de caer en un falso optimismo, hay que estar de acuerdo con Ferrer cuando señala que los anarquistas se empeñaron, y continúan haciéndolo, en postular los fundamentos de una ciencia y de una experiencia de la libertad.
Si hay que reconocer a Marx haber descubierto los secretos de la explotación económica, hay que observar el pensamiento de Bakunin de forma más ambiciosa al «descubrir» el secreto de la dominación: «el poder jerárquico como constante histórica y garantía de toda forma de iniquidad» («Sobre los libertarios», texto de Christian Ferrer compilado en El lenguaje libertario). Así es, los anarquistas insistieron en que las desigualdades de poder resultan determinantes, y por lo tanto históricamente previas, de las diferencias económicas. Ferrer concluye que es entonces en el dominio político, yendo por lo tanto más allá del análisis marxista, donde se encuentran las claves de la comprensión de la sociedad de la dominación. Resulta casi indiferente la forma del órgano garante del domino, sea el Estado autocrático, el liberal o la corporación capitalista, los anarquistas se esfuerzan en combatir la voluntad de sometimiento.
Es posible, tal como ya sostuvo Bakunin, que si las modalidades de dominación se adecúan a los grandes cambios históricos, las significaciones imaginarias vinculadas con la jerarquía persisten igualmente y se convierten en un tabú intocable; en la actualidad, la representación política es la forma que adopta la dominación en el imaginario colectivo. Ferrer insiste en ello, la fraternidad humana desprovista de jerarquía, la posibilidad de abolir el poder jerárquico, es un tabú político combatido solo por los ácratas, no solo en ciertos momentos históricos, también en prácticas cotidianas. Por lo tanto, Ferrer expresa de modo inmejorable esa condición de «leyenda negra» del anarquismo en la modernidad, aunque nunca fuera del todo ignorada por sus adversarios al calificarla habitualmente de peligrosa y anómala. La realidad es que el anarquismo no solo promovió un ideal de emancipación, se esforzó en la creación de nuevas instituciones y modos de vida en el seno de la sociedad impugnada: sindicatos, grupos de afinidad, escuelas libres, comunidades autogobernadas y experimentos autogestionarios de producción; así se explica la insistencia ácrata en buscar la coherencia entre medios y fines, que niega la disciplina cuartelaria, el elitismo o la participación en la maquinaria electoral.
La grandeza del pensamiento libertario estriba en que, más que en una teoría acabada de la revolución, se esfuerza en estimular la voluntad para revolucionar cultural y políticamente a la sociedad. Es una constante generación de modos de vida distintos, una permanente «educación de la voluntad» sin la cual no habría podido producirse lo que históricamente conocemos como «revolución». Para la filosofía política anarquista, la libertad no es una abstracción o un sueño, sino un sedimento activo en las relaciones sociales existentes en la actualidad. Es por eso que los anarquistas, aunque parte indudable de la modernidad y herederos de la ilustración, no es tan fácil acusarles sin más de todo lo cuestionable que ahora se quiere ver en ella, como son la confianza exacerbada en el progreso o el positivismo dogmático. Todavía hoy, aunque resulte ya indignante tener que hacerlo, hay que seguir aclarando que el pensamiento anarquista es muy complejo, casi imposible de articular al estar exento de dogmas, algo que otorgó un horizonte muy amplio, teórico y práctico, a los que lo adoptaron. Por eso, el anarquismo no desfallece nunca y busca nuevos paradigmas de actuación, sabedor de que sus exigencias son despreciadas por los discursos políticos establecidos y sus convicciones innegociables con toda forma de dominio. Tal y como lo expresa Christian Ferrer: «…si las ideas anarquistas aún pertenecen al dominio de la actualidad es porque sostienen y transmiten saberes impensables, o al menos inaceptables, por otras tradiciones teóricas que se pretenden emancipatorias. En el resguardo de ese saber antípoda reside su dignidad y su futuro«.
Capi Vidal
Anarquismo: la respuesta racional a la crisis capitalista y al fracaso del socialismo autoritario
La catástrofe capitalista que vivimos hoy es el resultado inevitable de un sistema basado en la explotación, la acumulación desenfrenada y la alienación del individuo. El capitalismo, lejos de ser un sistema natural o racional, es una máquina de destrucción que transforma todo en mercancía: la naturaleza, el trabajo, incluso las relaciones humanas. Mientras tanto, el socialismo autoritario, especialmente el marxismo, fracasó en su promesa de liberación, ya que replicó las estructuras de dominación que pretendía abolir, centralizando el poder y sofocando la autonomía individual. Ante este doble fracaso, el anarquismo surge como la única alternativa verdaderamente racional y viable para una existencia humana más justa y libre.
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