El ateísmo fue inherente al movimiento socialista desde sus orígenes, aunque únicamente los anarquistas iban más lejos con el rotundo y significativo lema «Ni Dios, ni amo». Es decir, no al principio de autoridad, ya sea sobrenatural (poniéndola en primer lugar) o muy terrenal. Anarquismo es sinónimo de autonomía, a nivel individual y social, y tal noción no es totalmente posible si existe algún tipo de voluntad suprema. Insistiremos, desde siempre el anarquismo ha hecho propaganda contra la religión, por considerar que es consustancial a ella la existencia de alguna forma de autoridad por encima de los seres humanos. Es algo muy sencillo, y demasiado evidente, no puede haber libertad con la presencia de un amo, ultraterreno, eclesiástico, ideológico o político, del tipo que fuere.
La relación de Proudhon con la religión es, tal vez, algo ambigua. Parece ser que Daniel Guerin llegó a decir que el pensador francés no se liberó nunca por completo de su formación cristiana. Una obra como Proudhon y el cristianismo, de Henri de Lubac, da muestra de esa ambivalencia o múltiple lectura que puede tener su obra. Por un lado, se admite en ese libro que el autor de Filosofía de la miseria fue el gran adversario de la fe religiosa en el siglo XIX, y sin embargo le dedica todo un libro, bien es verdad que tratando de llevar a su terreno ciertas nociones.
El presente artículo discute, por medio de elementos teóricos e históricos, la relación del anarquismo con el poder, la clase y la transformación social. Partiendo de una definición del anarquismo, sustenta que relacionar anarquismo y poder exige superar una problemática semántica, y propone conceptuar el poder en términos de relación entre fuerzas sociales asimétricas. Sustenta además que los anarquistas tienen una concepción y un proyecto general del poder que subsidia su concepción de clase, establecida por medio de un tipo de poder (la dominación), y constituye las bases de su noción de transformación social, que se caracteriza por: su creencia en la capacidad de la realización de los sujetos que constituyen parte de las distintas clases dominadas, su involucramiento en la transformación de esa capacidad en fuerza social, su intento para que esta fuerza aumente permanentemente, su defensa de un proceso revolucionario que permita superar las fuerzas enemigas y sustituir el poder dominador de la sociedad por el poder autogestionario.
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