Sí, con ese magnífico titular no me refiero a otra cosa que al Estado. ¿Por qué diablos nos oponemos los lúcidos ácratas a esa tan «necesaria» institución? Y es que el Estado, supongo que en su forma moderna, liberal y democrática, ha logrado impregnar el imaginario de gran parte del personal observándolo como algo, no sé si del todo bueno, pero entendido principalmente como necesario. Ya los anarquistas clásicos, tremebundos por un lado en la crítica a la institución estatal, aclaraban no obstante que se referían principalmente a todo gobierno, es decir, al hecho de que decidan unos pocos, estén o no legitimados democráticamente, sobre el resto. El objetivo era, lo expresaré con bellas palabras, abolir toda autoridad e institución coactivas para fundar una sociedad de libres e iguales y satisfacer, sobre la armonía de los intereses diversos y el concurso voluntario de todo quisque, las necesidades sociales. Esto será todo lo «utópico» que se quiera, pero si alguno de los numerosos experimentos estatales que las historia nos ha deparado se ha acercado a dicha «sociedad de libres e iguales» que venga Bakunin y lo vea. Y, por supuesto, tampoco el capitalismo, a pesar de lo que sostengan algunos mitómanos actuales, sumamente simplistas e interesados, por no decir abiertamente mistificadores. Pero, centrémonos en el Estado.
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El hombre, Dios y el Estado
Como es sabido, el anarquismo considera, a través de Proudhon y Bakunin, que la autoridad política (el Estado) tiene su origen en la autoridad metafísico-trascendental (es decir, la idea de Dios). Seguir leyendo El hombre, Dios y el Estado
Bakunin, Dios y la autoridad
Bakunin, en Dios y el Estado, atribuía la creencia en un ser supremo abiertamente a la ignorancia; la imposición del trabajo, la falta de ocio y de medios intelectuales conducen a la aceptación acrítica de las tradiciones religiosas. Sacerdotes y gobernantes, para el anarquista ruso, son los que mantienen artificialmente esa dependencia mental y moral, de tal manera que resulta a menudo más poderosa que el buen sentido natural. Existe otro motivo para explicar la creencias absurdas del pueblo y Bakunin, en la línea de Marx, la atribuye en gran medida a las penosas condiciones económicas a las que se ve condenado. Solo existe un medio no ilusorio para salir del estado de necesidad material y es la revolución social, la cual acabará con todo rastro de hábitos y creencias absurdos. Bakunin considera que opresores y explotadores de la humanidad, aunque no sean verdaderos creyentes en su fuero interno, necesitan que el pueblo se aferre a una religión; hacen buena, así, la máxima de Voltaire: «Si Dios no existe, habría que inventarlo». Además, el filósofo anarquista señala otro tipo de creyentes, aquellos intelectualmente incapaces de aceptar los dogmas, pero que dejan intacto el absurdo máximo de la religión: se aferran a la existencia de Dios; no es ya el ser omnipotente y brutal de la teología clásica, pero siguen creyendo en un ser supremo, nebuloso e ilusorio, hasta tal punto que es plenamente identificable con la nada.
Seguir leyendo Bakunin, Dios y la autoridadLos anarquistas y el problema del poder
No pocas veces se ha acusado al anarquismo de no captar en todo su complejidad la noción de poder. Para evitar confusiones, sería buena emplear el término de coerción, o de autoridad coercitiva (superando de paso la alegría con la que a veces utilizamos el de autoridad), aunque el tema es, obviamente, digno de estudio. Se ha hecho una distinción entre la autoridad, que tiene una connotación más tradicional o de fidelidad a unos valores, y el poder, que estaría más vinculado a la represión, la fuerza y la burocracia.
Creencias
No sé qué fulano dijo en cierta ocasión que el ser humano, si dejaba creer en esa abstracción absoluta supuestamente idealizada que denominan Dios, acababa creyendo en cualquier cosa. Lo que no se tuvo en cuenta, con semejante aseveración nada imparcial, es que la misma creencia en un ser omnipotente, infalible y, presuntamente, magnánimo sin fisuras es el mayor despropósito al que nos podemos enfrentar los seres humanos. Que nadie se ofenda, todos creemos en cosas que a los ojos de otros, seguramente, resultan disparatadas. Yo mismo, mi fe inquebrantable en que algún día podamos fundar una sociedad mínimamente digna se contradice con la cantidad de estulticia, mediocridad y papanatismo con el que nos enfrentamos a diario. Exagero, por supuesto, hay gente haciendo cosas loables, pero los inicuos, los que fomentan la subordinación y creencias de la gente, hacen mucho daño y la masa gris parece seguirles a pies juntillas. Pero, volvamos a las creencias. ¿Puede evitarse que la gente crea en abiertas majaderías y actúe de forma aceptablemente racional?
Seguir leyendo CreenciasEn defensa del anarquismo, o la falta de legitimación del Estado
El anarquista es un escéptico o incrédulo. Hay quien afirma que (casi) toda la historia de la filosofía política ha sido un esfuerzo para justificar la «autoridad de la coacción legítima». La mayoría de las personas creen en el Estado sin cuestionarse de donde mana la obligación de obedecer la ley.
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El principio de autoridad en Proudhon
Proudhon consideraba que el progreso de la sociedad llevaría a la superación del principio de autoridad, el cual delega a determinados dirigentes el derecho a la verdad. Su confianza en la ciencia social, entendida como acumulación y ordenamiento del material empírico encontrado, además de como cierta visión histórica, le hacía ver una incompatibilidad entre ella y ese principio de autoridad (según expone en Révolution sociale).
Anarquismo: Organización vs. autoridad
La organización, elemento siempre considerado en la filosofía anarquista como imprescindible para la revolución, ha tenido también su contraparte en quienes piensan que todo tipo de organización afecta la libertad del individuo haciendo de él un ente que no cuenta en la organización. No ha sido poca la tinta que ha Seguir leyendo Anarquismo: Organización vs. autoridad
El paternalismo como dominación
“El paternalismo es el mayor despotismo imaginable” Immanuel Kant
El paternalismo es una actitud que está muy presente en innumerables ámbitos de la vida humana, y en el terreno político se manifiesta por igual en sectores conservadores como de izquierda. Así pues, se trata de una actitud autoritaria que en lo más Seguir leyendo El paternalismo como dominación
Obediencia conformista o protesta anarquista
Cuando me comentan que el anarquismo y el anarcosindicalismo, no son lo que eran, yo me quedo sorprendido… ¿Cómo que no? Cierto que hace la tira de años tenía mucha más influencia. Cierto que hubo una guerra que perdimos, y quedamos con muy poquita gente. Cierto que el autoritarismo se hizo fuerte… Pero el anarquismo sigue siendo el mismo que era, y su existencia y la de sindicatos, Seguir leyendo Obediencia conformista o protesta anarquista