Konstantino Costa-Gavras, nacido en Atenas en 1933, es a sus más de 90 años todavía un referente activo del cine político en un ámbito el del noveno arte donde, desgraciadamente, no prolifera la profundidad filosófica y moral. Un ejemplo de ello es su más reciente película, la notable El último suspiro (Le dernier souffle, 2024), todavía en la cartelera española cuando escribo estas líneas, por lo que merece la pena hacer un repaso a su filmografía, al menos de la más abiertamente política, y dar a conocer su valiosa obra al público más joven. El debut de Costa como realizador de largometrajes se produjo con el policíaco Los raíles del crimen (Compartiment tueurs, 1965), que él mismo adaptó de la novela de Sébastien Japrisot, que le había fascinado; se trata de un perfecto ejemplo del llamado género polar (policíaco francés), historia en la que nada es lo que parece, y donde ya se vislumbra algún asomo de denuncia política.
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La noción de anomia y el anarquismo
Anomia significa, etimológicamente, ausencia de ley. Anómico tiene el sentido de «alegal», y no hay que confundirlo con algo «ilegal» (contrario a la ley). Parece ser que la palabra «anomia» (o «anomía», como aparece en algunas ocasiones) se forma por analogía con otras en las que interviene la misma formación originaria del griego: «autonomía» (ley propia), «heteronomía» (ley ajena), «teonomía» (ley divina), «eleuteronomía» (ley de la libertad)…
Pensar el materialismo anárquico
I. Introducción: Hablar de la cosa misma
Podríamos quedar para hablar de Platón y sus teorías sobre el mejor gobierno, podríamos entonces leer y comentar la tesis de los filósofos-reyes de la República, luego leeríamos El Político, donde habría cambiado y sostiene que el gobernante es un hombre común y no un sabio, para terminar, leyendo Las Leyes, donde volvió a cambiar y ya defiende que no han de gobernar los seres humanos sino las leyes, porque tienen algo de divino. Leeríamos y comentaríamos entonces tres diálogos, dos de ellos sus más extensos, unas 2.000 páginas quizás en total, viendo como a lo largo del tiempo el filósofo cambiaba de opinión. Y aun después de eso no habríamos empezado a hablar de la cosa misma, es decir, sobre cuál sea el mejor gobierno que podamos nosotros pensar.
Seguir leyendo Pensar el materialismo anárquicoHacerse uno mismo con los demás: ética y estética anarquista
«No nos debería concernir en absoluto la pregunta de por qué el ser humano existe, por qué ‘el ser humano’ existe: ¡pero pregúntate a ti mismo por qué existes tú: y si no encuentras respuesta, entonces construye tus propias metas para ti mismo, elevadas y nobles metas, ¡y sucumbe en el intento de alcanzarlas! No conozco mejor propósito en la vida que el de perecer en el intento de alcanzar algo grande e imposible»1.
Seguir leyendo Hacerse uno mismo con los demás: ética y estética anarquistaEl diablo y la anarquía
El anarquismo ha sido vinculado a cuanta maldad en el mundo se haya podido encontrar, por un proceso curioso de inversión, quienes han tenido los mejores y mayores ideales de emancipación y libertad para la humanidad han sido tenidos por los más malos desde el mundo del Orden, de Dios y del poder dominante de cada momento. Tanto que incluso se le ha acusado de ser un movimiento satánico.
Seguir leyendo El diablo y la anarquía«Anarquismo versus liberalismo. ¿Un abismo infranqueable?» (prólogo del libro)
Suelen mencionarse como dos las corrientes políticas y filosóficas que marcan el desarrollo de la modernidad, socialismo y liberalismo; sin embargo, el engaño de tal aseveración estriba en la marginación de una que, aunque ello precise de muchos matices, puede observarse como una síntesis de ambas. De esa manera, como afirma el sociólogo Christian Ferrer, podrían ser tres las filosofías modernas con aspiración emancipatoria: liberalismo, marxismo y anarquismo; particularmente, creo que son muchas las diferencias que separan las ideas libertarias de las marxistas, mientras que de las ideas liberales no podían aceptar bajo ningún concepto que la libertad política y la justicia económica fueran irreconciliables. Es por eso que, una de las tesis de este libro, es que la anarquista es la más compleja concepción de la libertad que ha dado la modernidad. Es cierto que las ideas libertarias, proudhonianas o bakuninistas en origen, nacen o al menos se desarrollan inicialmente como una corriente socialista en la Asociación Internacional de Trabajadores, pero pensamos que van mucho más allá y una muestra de ello sería la temprana ruptura con la rama marxista, por incompatibilidad entre medios y fines, por realizar la doctrina de Marx demasiado hincapié en la liberación obrera, pero también por la fe que depositaban los libertarios en la autonomía individual y en el criterio y la responsabilidad personales.
Seguir leyendo «Anarquismo versus liberalismo. ¿Un abismo infranqueable?» (prólogo del libro)Reflexiones sobre la propiedad (con perdón)
Como a día de hoy, todavía, es posible escuchar de boca de algunos anarquistas que están en contra de la propiedad privada, esta aseveración me suscita no pocas preguntas y reflexiones. Uno es así de terco. Hay quien afirma que el anarquismo moderno nació como una corriente socialista, que a diferencia de otras no consideraba la libertad como algo dispensable y que proponía la colectivización de los medios de producción para participación y disfrute de todas y todos. Niego la mayor, uno considera desde su alabada ingenuidad que las ideas anarquistas (mejor en plural) son también herederas del liberalismo. Se me ocurrió, recientemente en cierto evento libertario, recordar aquella declaración del bueno de Rudolf Rocker, cuando sostuvo que se trataba el anarquismo de la síntesis de las dos grandes corrientes de la modernidad, socialismo y liberalismo, y observé con estupor cómo se torcieron varios morros entre aquel granado público. Recordemos, está muy bien indagar en la historia y aprender un poquito de ella sin ese detestable dogmatismo anclado en el pasado, algunas de las propuestas ácratas sobre el trabajo y la propiedad. Así, una de ellas es la que recibió el nombre de colectivismo, según la cual el productor debía tener todo el derecho a la propiedad de los bienes de consumo, ya que los mismos serían un garante de la libertad individual. Una vez escuché hablar de un anarquista de primera generación, no recuerdo el nombre, que ante el enfrentamiento con los marxistas, afirmó que esa gente, con sus prácticas autoritarias, iban a conseguir que las personas odiaran el término comunismo.
Seguir leyendo Reflexiones sobre la propiedad (con perdón)Los valores del imaginario anarquista
Lejos de todo tipo de determinismo, ni el que insiste en condiciones objetivas y económicas, ni el que se alimenta de toda voluntad poder, los movimientos anarquistas trabajan por un imaginario social opuesto a toda forma dominación en el que las personas se involucren en los procesos sociales instituyentes (con la permanente crítica a lo instituido).
La primacia de lo ético sobre lo político en el anarquismo
El anarquismo clásico considera la mejor organización social, en oposición a la regulación por parte de una instancia objetiva externa (el Estado), surgida de la voluntad de individuos libres, autónomos y conscientes con el paradigma de la solidaridad frente a cualquier otro; se trata de una primacía de lo ético sobre lo político.
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La saludable lectura de Bertrand Russell
Bertrand Russell (1872-1970) tuvo diferentes intereses, siendo los primeros los matemáticos, y combinándolos después con los filosóficos, históricos y sociales. La evolución filosófica de Russell fue compleja, aunque ello no impide trazar las líneas principales del pensamiento del autor, ya que los cambios fueron debidos seguramente al miedo a llegar a vías muertas o congestionadas. Seguir leyendo La saludable lectura de Bertrand Russell