El ateísmo fue inherente al movimiento socialista desde sus orígenes, aunque únicamente los anarquistas iban más lejos con el rotundo y significativo lema «Ni Dios, ni amo». Es decir, no al principio de autoridad, ya sea sobrenatural (poniéndola en primer lugar) o muy terrenal. Anarquismo es sinónimo de autonomía, a nivel individual y social, y tal noción no es totalmente posible si existe algún tipo de voluntad suprema. Insistiremos, desde siempre el anarquismo ha hecho propaganda contra la religión, por considerar que es consustancial a ella la existencia de alguna forma de autoridad por encima de los seres humanos. Es algo muy sencillo, y demasiado evidente, no puede haber libertad con la presencia de un amo, ultraterreno, eclesiástico, ideológico o político, del tipo que fuere.
Michael Shermer, fundador de la Skeptics Society, editor de la revista Skeptic, columnista divulgador en Scientific American, productor de programas sobre la ciencia y autor de, entre otros libros, Por qué creemos cosas raras, es uno de los más conocidos defensores del escepticismo científico y defensor de una filosofía humanista. Su obra está dirigida, principalmente, a las personas que no resultan tan escépticos y necesitan argumentos sólidos para tener una mirada más crítica sobre sus creencias.
No pocas veces, se acusa a las ideas anarquistas de tener una confianza exacerbada en una supuesta voluntad libre del ser humano, algo de entrada ya muy cuestionable, que quiere identificarse con la vieja noción de «libre albedrío»; tal posición, no solo es errónea, sino que los anarquistas clásicos hicieron ya una crítica radical a lo que se considera un concepto reduccionista proveniente de la tradición religiosa y señalaron los condicionantes sociales para el ser humano. Para abordar con cierto rigor la cuestión hay que hablar también de otro concepto, aparantemente antitético, el determinismo.
De todos ellos se ha hablado en este blog, los más conocidos defensores del ateísmo en los últimos años: Richard Dawkins (biólogo, etólogo y divulgador científico), Daniel Dennett (filósofo y científico), Sam Harris (filósofo y neuorocientífico) y Christopher Hitchens (periodista y ensayista). Durante casi dos horas, en casa del ya fallecido Hitchens, debaten de manera jugosa sobre lo humano y lo divino (nunca mejor dicho).
Tras décadas de postmodernismo, ha surgido con fuerza un nuevo escepticismo científico. Cada vez hay más grupos que pregonan volver a la ciencia y la razón para confrontar problemas éticos y sociales. Frases como «todo es según el cristal con que se mire» o «no hay verdades absolutas» han comenzado a rechazarse justificadamente: sin negar que hay afirmaciones relativas, la ciencia sí permite llegar a conclusiones absolutamente verdaderas, como: «Alguien atado a una bomba termonuclear de 150 megatones al detonar, irremisiblemente muere». Esta es una verdad absoluta y ni el más acérrimo filósofo postmoderno francés podría negarlo. No hay «cristal» que permita verlo de otra forma. Seguir leyendo Escepticismo y religión→
En el sitio web www.ateismopositivo.com.ar, donde se pueden encontrar uno textos muy interesantes bien argumentados, se cuestiona si es sostenible intelectualmente una posición atea, se realiza un análisis de la religiosidad como parte de una cultura autoritaria, y se evalúa si la religión beneficia a la sociedad. En primer lugar, algo obvio, reside en el creyente la llamada «carga de prueba», es decir, tiene la obligación de estar dispuesto a demostrar la veracidad de su proposición (naturalmente, cuanto más insólita es la proposición, más pesada resulta la carga de prueba, ya que el que recibe la propuesta necesitará un mayor esfuerzo).
Tanto en el anarquismo, como en el marxismo, la idea de inmanencia es básica referida al ateísmo. Hablamos de inmanencia, en términos filosóficos, cuando la actividad permanece dentro del agente en el sentido de que tiene en él su propio fin. El ser inmanente, y la inmanencia, se contrapone al ser trascendente, y la trascendencia, entendido como lo que está «más allá» de la realidad o como un principio supremo (Dios, el Absoluto, lo Uno…).
Leo un texto divulgativo en el que se parte de que para explicar los mecanismos de funcionamiento de la capacidad intelectual del ser humano no es necesaria ningún «alma celestial». Naturalmente, y aclaro, desprendemos a la noción de alma de todo vínculo teológico o metafísico. También, se dice que la racionalidad no es exclusiva del ser humano, ya que las emociones y facultades de las que se jacta el ser humano están, tanto de forma incipiente como a veces bien desarrolladas, en otras especies «inferiores».
Dentro de su impagable colección ¡Vaya timo!, la editorial Laetoli nos ofrece este título, que sostiene que la figura de Jesucristo es falsa, aunque no por ello hay que considerar que no existió.
Resulta falsa porque se ha construido, si bien con una base histórica real, en base a notables mistificaciones. Así, si bien se considera que Jesús fue real y vivió en Palestina hace 2.000 años, Seguir leyendo Jesucristo ¡vaya timo!→
Se nos ha muerto Javier Krahe, o lo que es lo mismo, se nos ha muerto una parte de nuestras vidas. Muchos crecimos y enriquecimos nuestra conciencia con sus canciones cargadas de irreverencia, sarcasmo e ironía. A diferencia de otros muchos instalados en el drama permanente, el humor era su seña de identidad a la hora de enfrentarse igualmente a la odiosa realidad del poder y sus vasallos. Y aprendimos su efectividad con la censura por TVE en 1986 de aquella valiente obra de arte llamada Cuervo Ingenuo. Seguir leyendo Muere un juglar→
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general