Desde que tengo uso de razón, y aunque de (más) joven no era el portento intelectual ácrata que escribe estas líneas, no recuerdo haber justificado jamás, al menos no de manera incondicional, ninguna praxis comunista. De hecho, apenas había alcanzado la mayoría de edad, cuando recuerdo una manifestación del Primero de Mayo en la que el líder de Comisiones Obreras pidió libertad para el pueblo cubano; el que suscribe era tan entrañablemente ingenuo, que dibujó una amplia sonrisa en su rostro congratulándose de tan estupenda crítica a la tiranía en que había desembocado la Revolución cubana. No, aquel fulano se refería única y exclusivamente al bloqueo criminal del imperialismo yanki; tan perverso, como lo es el que sufren los cubanos por parte de sus dirigentes. No obstante, y a pesar de ese espíritu libertario avant la lettre, uno pensaba todavía que el viejo Marx podía tener bastante razón a nivel político, pero la ideas se habían traicionado en la práctica de manera pertinaz una y otra vez. Sí, un cliché no muy original, con una buena dosis de sinsentido, pero qué queréis, uno era un zagal de lo más candoroso. No sé si hace falta remontarse a los tiempos de la Primera Internacional, cuando los socialistas antiautoritarios acabaron rompiendo con los partidarios de conquistar el poder.
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Sobre “Datos necesarios para la Memoria Histórica”
Para “centrar el debate parlamentario entre los actuales herederos del centro derecha de UCD, y los del PSOE y PCE, siglas estas subsumidas en una coalición”, el catedrático emérito de Historia en la Universidad de Castilla-La Mancha, Juan Sisinio Pérez Garzón, ha publicado -en la sección Opinión de EL PAIS del 31 de octubre- un articulo, “Datos necesarios para la memoria histórica” (1), en el que pretende “refrescar datos”, sobre “el ya largo proceso de resarcimiento y dignificación de los republicanos fusilados y de los perseguidos por la dictadura”; pues, según él, esos datos son “políticamente necesarios para abordar las tareas pendientes con un conocimiento preciso de lo realizado hasta el momento, por más que sea incompleto”.
Seguir leyendo Sobre “Datos necesarios para la Memoria Histórica”Fronteras
Unos de los rasgos más característicos del repulsivo mundo político y económico que sufrimos supone la creación de fronteras de todo tipo. Cuando decimos fronteras, algunas de las cuales son casi invisibles en nuestras llamadas sociedades desarrolladas, también podríamos hablar de muros físicamente explícitos que impiden el acceso a tantos desposeídos hacia lo que creen algo mejor. Aunque esta situación es continua, y usualmente cerramos miserablemebte los ojos ante ella cuando no la justificamos, en los últimos días ha saltado a la palestra la situación de miles de migrantes atrapados y muriendo en la fronteras de Polonia con Bielorrusia. Los gobiernos, malditos ellos, se culpan unos a otros de forzar a todas estas personas, que huyen de conflictos y calamidades de todo tipo en África y Oriente Medio, a pasar un territorio a otro mientras perecen en el empeño. Resulta estremecedor que, mientras escribo estas líneas, tantas personas se encuentran en esa terrorífica situación permitida por la vieja y cruel Europa. En la frontera, policías, soldados y bandas nacionalistas, gentuza de la peor especie, van a la caza y saqueo de los migrantes, que ya son víctimas previas de contrabandistas sin ningún escrúpulo o, directamente, no tardan en ser deportados. Un nuevo horror en tierra polaca, donde ya se produjo un holocausto hace no tanto tiempo; mientras resultaba fácil poner nombre y rostro a los culpables de aquello, ahora hay que señalar a los muchos culpables de esta permanente crisis humanitaria que estamos permitiendo.
Seguir leyendo FronterasModa en tiempos de crisis
No está de más hablar un poco de moda en estos tiempos tan revueltos, con presencia de fachas, seguratas, rompepiquetes, desocupas y en general uniformados de porra y nómina a porrillo, que disfrutan de una completa sensación de impunidad. Por supuesto que hay que hacerles ver que no estamos indefensos y que somos propensos a resistir todo tipo de arbitrariedades, y que por nuestra simple presencia, somos capaces de mostrar que sus actos, sus discursos y su propaganda tienen una respuesta con nuestros cuerpos. Porque nuestros cuerpos en movimiento son actos, discursos y fuerza allí donde estén. Y por mera potencia gravitatoria, impedimos que esa basura ideológica se extienda.
Seguir leyendo Moda en tiempos de crisisEl inverecundo Felipe González y el neoliberalismo
Recientemente, el inicuo expresidente de este bendito país, Felipe González, hizo las siguientes declaraciones: «El neoliberalismo ha sido una deformación que ha generado mucha desigualdad en la redistribución del ingreso». ¿Se puede ser más caradura? A propósito de esto, conviene recordar lo que es la historia reciente de este indescriptible país, por un lado, así como por otro la del propio liberalismo (no especialmente fácil de trazar). Sobre esta última, resulta especialmente irritante que los «liberales» patrios rechacen el uso del prefijo ‘neo’ ya que, claro, pretenden trazar una historia del liberalismo desde los clásicos, como Locke y Adam Smith, pasando por Hayek y llegando hasta lo que ellos digan. Como se supone que los que sostienen este discurso no son abiertamente idiotas, hay que deducir que hablamos de simples canallas, con poca o ninguna vergüenza, que sencillamente quieren justificar un capitalismo sin barreras, que sume a gran parte de la población en la indigencia. No daremos nombres, de momento, aunque uno de ellos es un prestigioso literato de dudosa ética personal. Sobre la historia del liberalismo, en el polo opuesto, hay quien se ha esforzado en señalar que el origen de esta filosofía se encuentra principalmente, no en el individualismo y en el lucro personal, sino en la búsqueda de la tolerancia, la pluralidad e, incluso, lo que haría torcer el gesto a ciertos liberales, en la virtud y el sentido comunitario.
Seguir leyendo El inverecundo Felipe González y el neoliberalismoBanderas e identidades colectivas
Uno posee una profunda aversión por las banderas, los himnos y toda suerte de símbolos de identidad colectiva; soy consciente de que exagero, pero es más fuerte que yo, y creo que nunca mejor dicho. Esto es extensible, ya que uno es coherente hasta la extenuación en sus manías, a la cuestión ácrata. Es más, hace muchos años, cuando el que suscribe era joven e ingenuo (sigo siendo ambas cosas, por supuesto), participó en la creación de una publicación libertaria y no se me ocurrió otra cosa que proponer el bonito nombre Sin bandera. El caso es que la revista duró unos cuantos números, con esa misma denominación de cabecera, pero el asunto no estuvo exento de polémica, ya que hay quién afirmó con rotundidad que, por supuesto, los anarquistas también tienen bandera. Leo un artículo reciente, en la imprescindible publicación libertaria actual Todo por hacer, en el que se sostiene que es un pensamiento erróneo muy extendido creer que los ácratas no entienden de banderas ni estandartes, ya que sencillamente son símbolos que representan a una comunidad de personas organizadas con unos intereses comunes, pero no necesariamente a Estados-nación ni a ningún tipo de idea autoritaria o grupo basado en alienantes identidades colectivas. Para exponer su argumentación, el texto abunda en dispares ejemplos más o menos libertarios y no solo en la bandera negra o rojinegra: la Comuna de París, la Makhnovia en Ucrania, Rojava en el Kurdistán, comunidades zapatistas en México o las mismísimas colectividades españolas de 1936.
Seguir leyendo Banderas e identidades colectivasSobre perdones y rancias tradiciones
A escasos días de la fiesta nacional del 12 de octubre, que tan cachondos pone a los reaccionarios de este insufrible país, el muy repulsivo José María Aznar ha hecho gala de su espíritu patriótico y ha reivindicado el legado del imperio hispánico frente a cualquier discurso crítico con el mismo. Como el ego de este fulano es inversamente proporcional a su escasa estatura moral, ha personalizado la cuestión sin rubor alguno afirmando que él no piensa pedir perdón «por defender la importancia de la nación española». También se despachó a gusto contra el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, precisamente por exigir disculpas a España por haber cometido toda suerte de tropelías en la conquista de las Américas. Vaya por delante que lo de estos estadistas progresistas, como el propio López Obrador, me parece una mera pose, ya que mucho habría que hablar de lo que tendrían que reconocer tantas naciones y poderosos sobre toda suerte de iniquidades a los pueblos, por no hablar de los que siguen sometidos en la actualidad.
Seguir leyendo Sobre perdones y rancias tradiciones¿Feminismo liberal?
Uno se pregunta qué diablos quiere decir el líder de la inefable derecha, de este indescriptible país, cuando asegura que su popular partido defiende el «feminismo liberal». No me pregunto sobre el contenido ideológico y político de dicho concepto, me dedico a evidenciar el problema que tiene la derecha hispana con el liberalismo y, claro, con el feminismo. Sí, sé que el ideario liberal recoge sobre sus espalda demasiadas corrientes, incluso algunas contradictorias entre sí. No obstante, aunque parezca mentira, es posible reivindicar un liberalismo alejado de ese capitalismo salvaje e individualismo ególatra que tanto gusta a muchos que aseguran ser liberales; un liberalismo progresista, cosmopolita, tolerante y antidogmático, tan preocupado de los derechos de la persona, como de lo comunitario, de la moral y de la justicia. Esto último, habrá provocado espasmos en algún que otro botarate, pero en este bendito país llamado España hubo un tiempo en que ser liberal podía significar algo parecido. En ese mismo momento histórico, los ácratas recogieron esa condición liberal para radicalizarla y convertir en hechos los meros derechos sin dejar de lado la solidaridad y la cuestión social.
Seguir leyendo ¿Feminismo liberal?Autoayudas
Dijo aquel filósofo, tan influyente en la modernidad para bien y para mal, que la creencia religiosa venía a ser «el consuelo de los afligidos». No puedo estar más de acuerdo. Dejemos claro que semejante aseveración poco o nada aporta sobre lo benévolo o no de la religión, ya que la misma vendría a ser una consecuencia de los males terrenales. Si a las carestías materiales o físicas, se une el miedo, la inseguridad y las promesas de una existencia mejor, más acá o más allá, el despropósito viene a ser mayor. En la actualidad, al menos en las sociedades mal llamadas desarrolladas, la carestía material está habitualmente mezclada con todo suerte de malestares físicos y psicológicos, lo cual empuja a que gran parte del personal abrace sin pudor las más variopintas y descabelladas creencias, teorías, doctrinas y terapias. Al parecer, la tremebunda crisis sanitaria que estamos sufriendo en los últimos tiempo ha hecho que los libros llamados de autoyuda aumenten sus ventas de forma notable. Para que luego digan que la gente no lee. El problema, por supuesto, al menos en este caso, no es la falta de lectura. El problema es que… ¡madre mía qué lecturas!
Seguir leyendo AutoayudasBulos
No me resulta tan preocupante la cantidad de información falsa que anda circulando, en tiempos donde más medios hay para acceder a ella, como la cantidad de bodoques que están dispuestas a tragarse cualquier cosa que se adecúe a su estrecha concepción del mundo. Desgraciadamente, existen no pocos botarates reaccionarios que aplauden cada vez que un medio difunde, en un titular repulsivamente amarillista, la nacionalidad extranjera de algún supuesto criminal. Los magrebíes, teníamos ya esa sensación, son el grupo más jugoso a la hora de publicar cualquier tipo de delito. Ahora, se evidencia que gran parte de estas noticias repulsivas, especialmente protagonizadas por inmigrantes marroquíes, son sencillamente falsas. De toda la vida, los informativos, incluso en aquellos medios considerados más serios, suelen dar una imagen del mundo mucho más peligrosa y violenta de los que es, al primar el espectáculo sobre cualquier asomo de honestidad. Sin embargo, ahora, en el tiempo de las nuevas tecnologías, en un mundo posmoderno etéreo, fluye la mentira sin ningún escrúpulo. Y, desgraciadamente, falsedades que suelen apuntalar un mundo inicuo, globalizado en algunos aspectos y plagado de fronteras en muchos otros.
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