Que nadie me pregunté por qué estaba ahí, pero en mi casa, recientemente, ha aparecido un librito denominado ¿Qué era la derecha? ¿Qué es? Ahora hablo del autor, pero para que el pobre sufridor que lea esta líneas se haga una idea, se trataba de una colección donde los mismos interrogantes se aplicaban a diversos conceptos: ayuntamientos, capitalismo, nacionalismo, socialismo… Lo digo todo, si aclaro que dicha serie de cuentos, editados en los años 90, estaba dirigida por Rosa Regás y que el dedicado al ambiguo concepto político de izquierda estaba suscrito nada menos que por Felipe González. Para echarnos unas risas. El caso es que el ejemplar que ocupa estas líneas, dedicado a la derecha, fue escrito nada menos que por Aleix Vidal-Quadras. No, para los que conozcan este fulano, a día de hoy, no es un lapsus al escribir su nombre de pila. El hoy conocido como Alejo, al parecer, firmaba antaño con la forma catalana de su nombre. Tal vez, la explicación para semejantes variantes en la gracia personal estriba en las volubles y enajenantes identidades colectivas (y en sus obsesiones con la lengua). El caso es que no pude evitar echar un vistazo a lo que este tipo pudiera decir sobre la identidad de la derecha.
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Reconversiones
Recomiendo fervorosamente la visión de «El año del descubrimiento», sorprendente documental dirigido por Luis López Carrasco, que nos recuerda los efectos de la reconversión industrial, en este caso, en la región de Cartagena a principios de los 90. La falta de memoria histórica en este indescriptible país es notable y, si hay quien no se acuerda de lo que ocurrió con la victoria fascista hace más de 80 años, como para pedirles que rememoren lo que hicieron los llamados gobiernos socialistas encabezados por ese añorado estadista que fue Felipe González. Precisamente, la tremebunda crisis sanitaria que estamos sufriendo en la actualidad, con la escasez de material para afrontar la pandemia, ha evidenciado la debilidad de la industria en este inenarrable país. Hagamos un poco de memoria. Fue después de la conocida hilarantemente como Transición democrática, tras la vistoria del PSOE en 1982, cuando se empezó a gestar el desmantelamiento del tejido industrial de este bendito país. Si en los años 60, gracias en gran medida a la falta de libertades y al control de los trabajadores y sus salarios, se vivía en la dictadura cierto desarrollo económico e industrial, la cosa iba a empezar a cambiar tras la muerte del dictador en 1975.
Golpes de Estado
Dicen que lo que ocurrió, hace unos días, en el Capitolio de Estados Unidos fue un intento de golpe de Estado. No hace falta aclarar, para toda mente bien oxigenada, que ni por asomo. Cuando eso se produzca de verdad, intervendrá a la fuerza el Ejército y, seguro, esa cosa que da tanto miedo en USA que llaman la Guardia Nacional. En España sí que sabemos mucho de pronunciamientos militares y golpes de Estado exitosos. Aunque de momento todo está «atado y bien atado» en la llamada Monarquía constitucional, tal y como padecemos últimamente, con el auge de grupos específicos de ultraderecha, con militares diciendo lo que piensan de toda la vida y con crisis de todo tipo, la situación se las trae. No es nada nuevo en este país, desde esa farsa que llamaron Transición, pero sencillamente la mierda está saliendo abiertamente a flote. Todo este ruido de sables, comenzó mediáticamente con la publicación de un chat, en el que un general de división aseguró querer fusilar (de nuevo) a millones de españoles, así como el posterior envío de cartas al rey pidiendo un nuevo pronunciamiento para poner en orden el país.
Seguir leyendo Golpes de EstadoCárceles dentro de las cárceles, y dar hostias con la mano tonta
En este país es imposible beberse un litro de cubalibre tranquilo, sin que algún alcohólico en la mesa de al lado hable a grito pelado, manifestando claramente que él está allí, que existe, que lo que dice es importante, y que tiene sensación de impunidad. Esta mañana el discurso de un pelagatos de esos, iba de que está harto de confinamiento, que es una cabronada que el Gobierno nos limite de este modo, que no poder salir, ni reunirse, ni pasarlo en el bar hasta las tantas le está afectando sicológicamente (¡JA!). Y no me pude resistir. Porque este mismo tipo es de los que va diciendo que las cárceles españolas son hoteles de lujo en donde los presos tienen bibliotecas, piscinas, gimnasios, terapeutas y siquiatras a su disposición las 24 horas del día. Inicié el diálogo diciéndole «tú lo que eres es imbécil y un cretino pedazo de cabrón de mierda» y se puso como loco siendo imposible llevar a cabo un intercambio sereno de opiniones. Eso es lo que pasa con los fanáticos, que es imposible hablar con ellos, y que te lanzan escupitajos víricos.
Seguir leyendo Cárceles dentro de las cárceles, y dar hostias con la mano tontaViolencia y emancipación social
El uso de la violencia para transformar la sociedad ha dado lugar a numerosos y apasionados debates en el seno de los movimientos revolucionarios. Para los libertarios, esta cuestión ha sido siempre de una gran importancia. No sólo por las posibles derivas de la violencia en terror, en terrorismo, sino porque el recurso a ella pone en causa la necesaria consecuencia entre medios y fines que siempre nos ha parecido fundamental. No obstante, la perpetuación de la dominación y la explotación y circunstancias coyunturales muy particulares nos han obligado a recurrir a ella. Lo que no quiere decir que el dilema ético haya dejado de interpelarnos, y no siempre a posteriori.
Seguir leyendo Violencia y emancipación socialCañadas reales
Se habla ya de fallecidos en la Cañada Real, en la que millares de personas se ven en una situación dramática, con el suministro de luz y de calefacción cortado desde hace más de tres meses. A lo largo de más de 15 kilómetros, en el sureste de la capital de este insufrible país, en este asentamiento ilegal hay tráfico de droga, sí, pero sobre todo actividades de todo tipo y viviendas de gente vulnerable, que han visto durante años cómo ningún gobierno ha mejorado su situación. El nombre de Cañada es un vestigio del pasado, de la antigua transhumancia ganadera, algo ya en desuso desde hace décadas, mientras que las personas más humildes se han ido incrementando en la zona al menos desde mediados de la década de los 70 del turbulento siglo XX. Solo periódicamente, durante todos estos años, tras algún hecho puntual, se ha publicado alguna cosa sobre uno de esos barrios precarios, que muchos madrileños desconocen a pesar de vivir a escasos kilómetros. Hay que decir que, en origen al menos, la Comunidad de Madrid era la titular del terreno, mientras que los municipios por los que discurre la Cañada, Madrid, Coslada y Rivas-Vaciamadrid solo tenían competencias residuales. El gobierno central se encargaba de la cuestión de la seguridad ciudadana. Las diversas legislaciones posteriores han envuelto en un halo de ambigüedad legal la situación.
Seguir leyendo Cañadas realesFilomena, la que has liado
Amalia, la directora de alasbarricadas, que además es mi sobrina-nieta, está desde el año pasado que se sube por las paredes. Me instó a que escribiera lo que fuera de análisis de actualidad, que incremente el puto contador de visitas, dado que la peña libertaria prefiere feisbu, tuite, o hacerse fotos en pelotas en la nieve pa subirlas a instagrá. Era el 28-D, y fue inútil explicarle que tradicionalmente empleo la noche del 27 al 28 de diciembre en un festival autodestructivo de alcohol, pastillas, sexo y música de los años sesenta. En esta última ocasión, solo de pastillas de Ibuprofeno… A falta de otra cosa, y a fuerza de chillos, me puse a escribir un análisis que sea la madre de todos los análisis, y me he puesto a ello hoy 9 de enero.
Seguir leyendo Filomena, la que has liadoFelipistas
No, no me refiero con el título de esta columna a los seguidores del borbón actual en el trono, al que se presume más que deseoso de hacer un nuevo lavado de rostro a la obsoleta y corrupta institución. Hablo del antiguo presidente del gobierno, en este inefable país, durante nada menos que cuatro legislaturas. Este fulano estaba al frente un partido que se decía de izquierdas, pero como cantaba el gran Javier Krahe, ni socialista, ni obrero, ni (aun) español. Como todavía me sorprende la tendencia a la idolatría del género humano, que a mí me gusta más denominar papanatismo, mucha gente, progre e incluso ilustrada, afirmaba sentir poco menos que fervor por el que sería señalado por muchos como el señor X en la guerra sucia contra ETA. Hace no tanto, todavía se le nombraba como ejemplo de gobernante alternativo a la inicua derecha política. Conteníamos la carcajada, o el sollozo, al escuchar esto último, al mismo tiempo que nos preguntábamos si lo de este indescriptible país es solo falta de memoría o algún deterioro cognitivo aún más grave. Hoy, puede escucharse a parte de esos apasionados seguidores lamentarse de la figura actual de expresidente y de sus declaraciones en perfecta consonancia con la derecha más rancia. No, no es algo achacable a la senectud, ya que el conocido antaño como Isidoro se encuentra, estoy seguro, en perfectas condiciones mentales. Perversas condiciones, por supuesto, pero sin deterioro biológico alguno.
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Hay cosas que se leen estos días: que el poder domina nuestras mentes como nunca lo hizo, que hay una conformidad que da pánico, que los ricos están ganando mucho dinero con sus maquinaciones, que el control social a través del miedo por parte del Estado es total, que hay programas de reconocimiento facial, espionaje con videocámaras, destrucción de empleo, que la subida del SMI será la catástrofe… Desde luego, como uno se deje llevar de la voz de tanto predicador que pronostica el apocalipsis chungo, es que te acabas cagando en los pantalones.
Seguir leyendo Viviendo en el Reinado del MiedoVacunas
Despedimos este asqueroso año 2020 en plena crisis, sanitaria y de todo tipo, y con la incertidumbre de no saber muy bien en qué manos estamos. El gobierno de progreso ha decidido iniciar la vacunación masiva contra el maldito virus y, como en tantas otras cuestiones, y al margen de la decisión personal que finalmente adoptemos, nos asaltan multitud de dudas sobre el (también, maldito) poder, tanto económico como político, que vienen a estar entrelazados. Vaya por delante que me distancio de forma abisal, de los inefables antivacunas, tantas veces amantes de teorías estrambóticas y conspiranoicas. Sabemos muy bien cuáles son los intereses de las empresas farmacéuticas, tantas veces colocando el beneficio por encima de la salud de las personas, pero una cosa es eso y otra ya perder el norte sobre lo que es o no científico (es decir, demostrable como válido, en este caso para sanar o prevenir). Las vacunas han permitido avances innegables en la lucha contra las enfermedades, aunque ello se haya producido en una modernidad marcada todavía por graves desigualdades sociales y con gran parte del planeta sin acceso a bienes esenciales, entre los que se encuentra una buena sanidad.
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