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¿Por qué diablos hablamos tanto los ateos de Dios?

No soy muy original, la verdad, al formular dicha pregunta, ¿Por qué los ateos hablamos de Dios? Recuerdo alguna discusión, en cierto ámbito ateo (y, supuestamente, librepensador) en el que alguno sostenía que lo único que nos vinculaba a los ateos era la no creencia en Dios (o en cualquier tipo de dioses o deidad). De acuerdo, el asunto era técnicamente correcto, pero la mayor parte de los ateos, Seguir leyendo ¿Por qué diablos hablamos tanto los ateos de Dios?

Lo mismo rendirse es una opción a tener en cuenta

Conste que yo no creo en las naciones soberanas, para nada. Para mí son construcciones de pacotilla, artimañas, triquiñuelas y maquinaciones de personajes que, o bien tomaron demasiado sol y andan delirando, o bien se aprovechan del espíritu de rebaño para reclamar impuestos y tributos, que es la finalidad de todo buen nacionalista deseoso de Estado propio. Dicho esto.

Ucrania, va a perder la guerra. Cuando comenzó la invasión del Ejército de la Federación Rusa, lo dije porque estaba cantado. Ucrania –que es una nación soberana, y que por lo tanto tiene derecho a existir– (eso dicen los que hablan de naciones soberanas), tiene menos dinero, menos población, menos ejército, menos armas y menos de todo, que la Federación Rusa. Así que necesariamente, están condenados a perder territorio, desarmarse, rendirse y entregarse a Rusia, o desangrarse lentamente. Rendirse tendrá la siguiente ventaja: no podrán estar peor de lo que están hoy, siendo bombardeadas sus infraestructuras y perdiendo en la hemorragia, del orden de cien soldados al día. Estarán mejor. Y Rusia también estará mejor y más contenta, por lo tanto, alegría para todos.

Con Palestina la cosa es más complicada. Se trata de otra nación soberana. Que como Ucrania, tiene derecho a existir. Pero va a ser destruida. Oh, sí. La agresión del Estado de Israel contra la población de Gaza, es tan desproporcionada, tan asimétrica, tan bestia, que ese va a ser el final. Yo escucho al gobierno de Israel, y exigen para parar la masacre, literalmente, que los 20.000 milicianos de Hamás se entreguen, y se rindan. Lo que pasa es que si Hamás se rinde, desde los altos mandos a los últimos reclutas de esa organización, serán conducidos a campos de concentración, juzgados y exterminados civilizadamente. Es decir, lo pasarán muchísimo peor de lo que lo están pasando en sus túneles y ruinas, dando caña al agresor. ¿Y si se rinde Israel? Pues lo mismo. Habiendo matado a miles de niños, mujeres y no combatientes, Netanyahu será sometido a juicio, ahorcado o encarcelado en Spandau. Así que no habrá armisticio, ni rendición incondicional por ninguna de las partes. Guerra Santa. Guerra Eterna.

Los que abogan por resistir a Israel (porque Palestina tiene derecho a su existencia), afirman que el gobierno de Israel no podrá aguantar mucho tiempo, y que al final se creará un Estado Palestino con todos sus avíos. Lo ha dicho Borrell, el Parlamento Británico, el Francés… Lo ha pedido hasta el Rey de España… Bueno, es que son estatistas, no pueden imaginar otra cosa. Lo que ocurre es que como la agresión militar está tipificada como Crimen Contra la Humanidad, y los tribunales internacionales, cuando se los convoca, suelen exigir a los agresores el pago de compensaciones económicas… ¿Quién iba a pagar los destrozos, las indemnizaciones, las deudas? ¿Hamás, Israel, Palestina? Y me pregunto, suponiendo que por fin tengan éxito los pro-Estado… ¿No es perverso, maquiavélico, retorcido, haber causado miles de muertos, para lograr la creación de un Estado?

Qué vida esta.

Acratosaurio rex
https://www.alasbarricadas.org/noticias/node/53960

La servidumbre voluntaria

Ya habréis adivinado por el título que voy a hacer referencia al texto de Étienne de La Boétie[1], un texto que he leído muchas veces, la última hace un par de semanas. Volví a leerlo porque me asombra ver a partidos políticos que dicen que la política es negociación y pacto y que eso justifica el decir sí a lo que ayer dije que no, haciendo de «la necesidad virtud». No importan las promesas hechas en campaña electoral, se dicen muchas cosas para atraer el voto y todo el mundo lo sabe y lo comprende.

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El lamentable efecto Sartre

A mediados del baqueteado siglo XX, los filósofos Jean Paul Sartre y Albert Camus se enzarzaron en una polémica irresoluble, que alcanzó su momento álgido cuando la revista Les Temps Modernes, que al parecer reflejaba el pensamiento y las intenciones políticas del inefable Sartre, publicó una crítica devastadora y maledicente sobre la gran obra de Albert Camus El hombre rebelde. En dicha reseña, firmada por un tal Francis Jeanson, pero auspiciada por la tantas veces valorada Simone de Beauvoir, se negaba hondura intelectual a un libro que hoy, afortunadamente, se considera uno de los grandes de su tiempo. Hay que decir que Camus, que se acercaría paulatinamente a los valores libertarios, provenía igualmente del comunismo, pero nunca justificó los desmanes del socialismo autoritario. Sartre, conocedor por supuesto de las atrocidades del estalinismo, sobre las que él mismo acabó reconociendo que mintió en alguna ocasión, no creía en tercera vía alguna y ponía su foco crítico en un capitalismo que sumía a la mayor parte de la humanidad en la pobreza, la ignorancia y la explotación. Según una lógica atroz, sería necesario el sacrificio de innumerables personas en los llamados regímenes socialistas en aras de un supuesto paraíso futuro sin clases. Camus, junto a los anarquistas, se mantuvo fiel a unos principios morales y nunca justificó medios inicuos ni dictadura alguna, fuera fascista o comunista, cuyos resultados represivos y totalitarios fueron muy similares.

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Lo imprevisible

Los medios y los fines constituyen una unidad. Alguien se preguntará: «¿para qué luchar si ya soy libre?» .Y la respuesta es «Sólo es libre quien lucha. La muerte es el cese de toda necesidad, de todo conflicto». Pero la finalidad nunca se alcanza, puesto que la fuente fluye constantemente, empujando al concepto a nuevos horizontes. Si la libertad de la que se parte, no contiene ya la libertad a la que se aspira, el viaje es inútil, queda frustrado. Lo admisible ayer u hoy, no tiene por qué ser admisible mañana. En caso contrario, se impugnará totalmente la autonomía y capacidad de decisión e influencia de los individuos en la historia. La «disciplina» del libertarioa nace de la convicción interior, no de las soflamas o consignas de un ente político jerárquico situado en un «afuera» y presuntamente provisto de una clarividente perspectiva de conjunto de la realidad. Lo que la izquierda no puede entender y lo que jamás le perdonará a la anarquía es que ésta pretenda derrocar a toda autoridad por roja que se proclame. La lección más interesante de la revolución española de 1936 desencadenada por el estallido de la guerra civil son las comunas campesinas y, en sentido inverso, la burocratización y el gubernamentalismo de los que se postularon como dirigentes y representantes de la CNT. Surge así la cuestión de si, indefectiblemente, cualquier movimiento de masas, los espoleados por la lucha contra el poder inclusive, no acaba siendo partícipe de la lucha por el poder. Una lucha por el poder para la que la CNT no estaba aleccionada, porque esa es el ámbito de acción específico de toda organización jerárquica (los partidos políticos y su pugna por el dominio del estado). De esta manera, la CNT quedó en tierra de nadie, con unas bases revolucionarias y reacias a la colaboración y unos líderes poco aptos, pese al empeño que pusieron, para la lucha política tradicional, lo que quedó trágicamente expuesto en los hechos de mayo del 37 en Barcelona.

Puesto que, al margen de derrocar a toda autoridad, la anarquía no es un programa político. No dice como ha de ser la sociedad ni en cuatro años ni en veinte. La imprevisibilidad del futuro es la fuerza motora libertaria y a la vez, el aspecto más desconcertante para las gentes, acostumbradas a delegar su voluntad política y, por lo tanto ,su capacidad de influir en acontecimientos venideros. Toda una estirpe de especialistas -políticos, economistas, científicos, banqueros, burócratas- programan y planifican basándose en la pasividad de las masas y en la apropiación ilegítima de la autonomía individual y colectiva. Pero en una hipotética sociedad libertaria, ¿quién se atreve a afirmar que fórmulas organizativas van a desarrollar los individuos y los pueblos cuando todo el mundo tenga la posibilidad de participar en su construcción? Dentro de los  anarquismos, existe desde el clásico obrero del anarcosindicalismo intentando infructuosamente concienciar a las masas, al individualismo solidario insurreccional, pasando por el -para mí, ilusorio- municipalismo libertario (propugnando una participación limitada en el sistema para socavarlo desde dentro, se obtiene que  la participación en las elecciones municipales refuerzan el sistema democrático y forzarían mayormente al apoyo a partidos de izquierda como «mal menor») o el anti tecno-industrialismo de un Theodore Kaczynsky , el anarcoprimitivismo o el anarquismo postizquierda. Todas las corrientes tienen en común su antiautoritarismo, pero difieren bastante en sus teorías, medios y métodos. Hay quien piensa que la ciencia y la tecnología son básicamente neutrales y que bien orientadas pueden servir a la causa de la emancipación y quien las  encuentra intrínsecamente nocivas para el ser humano, causantes de su esclavitud. Desde por lo menos los ludditas, que en los albores de la civilización industrial destruían las máquinas y las fábricas que los forzaban a convertirse en proletarios hasta la exaltación del trabajo como bien preciado y orgullo del individuo que podemos encontrar en el anarquismo decimonónico, estas contradicciones se han ido actualizando y agudizando hasta el presente. Lo apasionante del presente es el futuro, o lo apasionante del futuro es el presente.

V.J. Rodríguez González

Tomado de https://www.portaloaca.com/opinion/lo-imprevisible/

Hablando de libertad (con cierta ira)

Resulta ya extremadamente preocupante, y será cosa de la «involución intelectual» que diría una amiga mía, cómo calan los discursos abiertamente simplistas y grotescos. Es posible que uno de los años colaterales que ha hecho el socialismo estatista, una de cuyas variantes en versión totalitaria es lo que el imaginario popular entiende por comunismo a estas alturas, está en el hecho de que gobernantes que deberían ser vistos como lo que son, inicuos e irrisorios, se llenen la boca de libertad sin asomo alguno de vergüenza. Comunismo o libertad, que dijo la indescriptible tipa que preside la capital de este inefable país, llamado Reino de España, y es la libertad que repite sin sonrojo un esperpento como el nuevo presidente de la pobre Argentina. Libertad, para esta gente, es todo lo que no guste a su liberalismo insolidario, usando el subterfugio constante de rechazar la opresión estatal, ellos que están al frente de gobiernos, y alabando el esfuerzo individual sustentado en sálvate tú mismo explotando a los demás. Es especialmente terrible que infinidad de jóvenes, que acabarán siendo carne de cañón en sociedades basadas en la explotación laboral, compren sin rubor el discurso de esa libertad basada en el emprendimiento, en la acumulación de riqueza y en una meritocracia, que también resulta falaz en la práctica.

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Este es el jodido camino

De resultas de mis despotriques contra la religión, la religiosidad, la espiritualidad y cualquier cosa que no sea física pura, un colega muy querido y que está como una puñetera cabra, me manifiesta que no puedo entender la Pachamama, porque es un concepto muy profundo. Mucho profundo… Según he conseguido entender de lo que me cuenta, los ríos, montañas, mares, la tierra, son seres vivos (sagrados, divinos, santos). Pachamama representa la idea de una madre tierra fértil y benevolente que provee sustento y vida a todas las criaturas… Menos a las que son comidas, o  mueren en el parto (digo yo). Y yo, cuando se me inflama la próstata (también santa –supongo–), lo tengo que ver como un desajuste en mi espíritu, probablemente por actividades poco sanas. La enfermedad es una manera que tiene la Pachamama, de decirme que estoy haciendo algo mal, o sea, demasiada droga me dice el tío. El desequilibrio natural.

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¿Marxismo cultural?

La posmodernidad es una época peculiar que nos ha traído cosas buenas y algún que otro disparate; entre estos últimos, repliegues de fundamentalistas de diversa índole, reaccionarios o modernos proclives al dogmatismo, junto a otras cretineces varias. Mencionaré a los comunistas originados en Marx, y filtrados por Lenin, que se empecinan una y otra vez en acudir a las sagradas escrituras para llevar a la práctica algo que, sencillamente, ha sido un fracaso. Ni asomo de emancipación obrera, más bien una triste y cruel sociedad totalitaria. No seré yo el que niegue la brillantez en tantos aspectos del pensamiento marxista, pero tomado el mismo como doctrina «científica» y llevado a la praxis política ha sido un despropósito, con algunos logros, pero con demasiado coste humano. De hecho, los autores marxistas que más me han interesado han sido, en mi nada humilde opinión, los que se han acercado a las ideas libertarias en aras de la muy deseada liberación social. Pues sí, la crítica que los antiautoritarios hicieron a Marx y Engels en el siglo XIX era y es perfectamente válida; el ser humano necesita, al menos, un margen de libertad para llevar a cabo su proyecto de vida. Y sí, soy consciente de que la libertad es un concepto complejo, muy condicionado por demasiados factores, pero todos sabrán a lo que me refiero. No podemos observar la historia de modo lineal, ni marcada exclusivamente por la lucha de clases, las condiciones económicas y los modos de producción, algo que a estas alturas parece una obviedad. Mucho menos, que esa suerte de teleología nos conducirá al socialismo y, finalmente, al deseado comunismo con el fin de la explotación de unos sobre otros.

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Hola ¿A cuántos muertos está el Estado hoy?

Leía hoy en la prensa que la ONU declara que ya van 25.000 muertos en la guerra del Estado de Israel contra Hamás, un 80% de ellos mujeres y niños. O sea, 20.000 mujeres y niños, que hay que suponer que no eran combatientes de Hamás, aunque lo mismo había algún bebé que ya estaba alistado en la milicia. Allá vamos. Es decir, que si el 80% de los muertos son no-combatientes, puedo suponer y supongo que el 80% de las 5.000 víctimas masculinas, es decir, 4.000 hombres eran también no-combatientes. Y eso nos lleva a concluir dos cosas: que los combatientes de Hamás son endiabladamente escurridizos, y que es mucho más seguro estar alistado en el ejército que ser un no-combatiente.

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Ídolos mercenarios del deporte

Anda bastante gente decepcionada con el hecho de que un hasta ahora inmaculado deportista (¡ya será menos!), no estoy seguro, pero creo que es alguien con gran habilidad para dar a una bolita con una especie de mango con una red tensada, se ha convertido en promotor y embajador de un régimen tan repulsivo como el de Arabia Saudí. Alguien infinitamente más lúcido me aclara que no hace mucho se ha llegado a jugar un torneo balompédico (la misma palabra aclara algo sobre este deporte que despierta tantas pasiones) de este inefable país llamado España en la misma tierra saudita, por oscuros intereses crematísticos, sin que apenas nadie dijera ni mú sobre los derechos humanos, por lo que la hipocresía y consecuente indignación es aún mayor. En cualquier caso, no sé si hay mucho de lo que sorprenderse, con (muy) escasas excepciones, a estos deportistas de élite se les presupone una total falta de conciencia ética y social. Y, para el caso que nos ocupa en este más que lúcido blog, me interesa reflexionar en por qué este gente (o, más bien, auténtica gentuza), que tiene una cantidad incontable de dinero, para resolver la vida de los suyos durante varias generaciones, llega a semejante grado de indecencia moral llegando a corromperse hasta la náusea.

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