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Los Abogados Cristianos en el Día de Reyes

El asunto de los Abogados Cristianos me resulta sugestivo. ¿Qué hubiera pasado de haber tenido Jesús, cuando el juicio rápido con Pilatos, un abogado cristiano? ¿Hubiera aceptado que lo representase un chupatintas español? Es dudoso, porque entonces no nos hubiera o hubiese salvado. ¿Que de que qué nos salvó? No se sabe.

¿Del pecado? ¡Pero si no hago otra cosa!

La cuestión es que nos ha salvado de la Muerte Eterna, para darnos el Cielo y el Infierno. De un abogado cristiano, y de un juez cristiano, no. De eso no nos ha salvado. De eso no nos salva ni Dios.

Lo cierto es que un Abogado Cristiano, que hubiese acompañado a María y a José cuando el parto, probablemente hubiera…, no sé, se encuentra con unos viajeros y un bebé, en un establo con un burro y buey, pastores de clase obrera tocando la zambomba y tres reyes sin reino conocido, que en definitiva, eran unos brujos, científicos dedicados a la adivinación astrológica… El Abogado Cristiano seguro que monta la Inquisición. Los tres brujos, los pastores, las bestias, a juicio y ejecución. Y el bebé…, vamos a pensar que Herodes no se lo carga, y que es entregado a una familia romana. ¡Hubiera cambiado el curso de la Historia! ¡Jesús hubiera acabado en la Legión, cantando lo del Novio de la Muerte en el bosque de Teutoburgo! Sin crucifixión y sin resurrección… ¡Cáspita!, ¡no nos hubiésemos salvado!

Tal vez hubiera realmente un Abogado Cristiano en la corte del Emperador. El tipo se llamaba Gayo, el Emperador digo, pero optó por un apodo, César Augusto, que es como que más impresionante. La cosa es que ordena un censo, con fines recaudatorios y militares. Y José y María, por seguir sus costumbres ancestrales van a censarse a Belén, donde no residen. Porque vivían en Nazaret. Pero para cumplir una profecía de Miqueas (el Mesías tiene que ser de Belén) cogen el burro, e inician un viaje. Una semana por caminos horrendos. Unos 160 km con recovecos para no atravesar Samaria, que los samaritanos eran mala gente. Con una embarazada a punto de salir de cuidado. En diciembre. Con un frío que pela. Un montón de gente desplazándose para lo del censo. El camino lleno de cagadas de rumiantes. Los hoteles llenos… Todo es una locura. Tenía que haber ya por la corte romana un abogado cristiano, o un mago inspirado por Dios, para urdir semejante barbaridad. No quiero ni pensar en el lío que se harían los recaudadores de impuestos, cuando con el censo en mano, no encontrasen ni al Tato…

En fin. Todos sabemos que Dios, por ser Todopoderoso, no puede ofenderse. Dios es el vivo ejemplo de la autoestima, el empoderamiento y la resiliencia absoluta. Pensar que un vil mortal, como yo, puede ofenderle, herirle en lo más profundo, fastidiarle con mis bromas, es menoscabarle. Es una verdadera herejía. Es tan estúpido como imaginar que con halagos y súplicas, uno puede torcer la voluntad de Dios y hacer que te toque la Lotería del Niño.

A lo que voy es que todo el relato del nacimiento de Cristo, incide en unos contenidos simbólicos: el viaje, las dificultades, el pesebre, los animales dando calor, tres magos (astrólogos, científicos) de Persia, Arabia y Babilonia, pastores… Están ausentes militares, empresarios, gobernantes, abogados y curas. Todo incide en señalar un origen humilde y un mensaje universal de salvación para todos. Es un mensaje que un Abogado Cristiano, empeñado en denunciar a los blasfemos y llevarlos a juicio, no hace más que reproducir las costumbres de Anás, Caifás, Herodes, Pilatos, de coger al que se le encarte, y sin compasión, sin escrúpulos, pisotear sus creencias, ponerlo ante una multitud de fanáticos, y crucificarlo o quemarlo vivo…

Ya. Porque no pueden. Que si no… Ese es el sueño húmedo, de la abogacía cristiana.

Acratosaurio rex
https://www.alasbarricadas.org/noticias/node/56302

Felis Navidá

La verdad es que si no se concediesen vacaciones -al menos para el alumnado y el profesorado- por estas fechas, serían las más tristes del año. Ya es excesivo que los ayuntamientos cuelguen la luminotecnia navideña dos meses antes, destacando el alcalde de Vigo, Abel Caballero, campeón nacional y según él, internacional, de la horterada lumínica que inaugura con un inglés macarrónico -cuánto provinciano presuntuoso jugando a ser cosmopolita, y sé bien lo que digo porque yo también soy un provinciano, pero sin ínfulas-. (Ahora parece que otro mastuerzo, el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol, quiere hacerle la competencia. Votad a vuestro fantasma favorito). No se me ocurre chapurrear en inglés porque no tengo ni puta idea y lo peor que pueden decir de mí los políticos, desde su perspectiva, es que no quiera ser uno de ellos. No hago alardes de poderío ni tengo delirios de grandeza, los políticos realizan sus gilipolleces siempre con dinero ajeno, el presupuesto oficial recaudado a expensas del pueblo, que es soberano para pagar pero incapaz de saber que hacer con su dinero: los políticos financian sus demostraciones de fuerza con el producto del trabajo de los demás (si el término dinero os parece deleznable y justificador del sistema capitalista, cambiadlo por recursos y logística).

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Sobre las ideas de Carlos Díaz. Su entrevista

Hace unos días leí una entrevista que le hacen a Carlos Díaz (1). Como las nuevas generaciones no le conocen, os lo explico: es un filósofo que tuvo en el ámbito anarquista bastante presencia en los años setenta y hasta el año ochenta a través de la Editorial ZYX. Y ha escrito muchísimo sobre anarquismo, el que más posiblemente estando vivo. No sé si algún muerto habrá escrito más. Y lo saco a la palestra, porque Carlos Díaz es un anarquista católico. No cristiano: católico. O sea, de los que están dentro de la Iglesia de Roma, los Papas, y esas cosas. Es un anarcopapista. Es una criatura a la que hay que conocer, porque además, llevaba décadas sin saber de él.

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Cristianismo (y distorsión moral)

Ahora que está a punto de celebrarse no sé muy bien qué, sobre el mito del cristianismo, y mientras en la tierra donde supuestamente nació masacran al pueblo palestino ante la indiferencia generalizada, no está demás lanzar unas reflexiones al respecto. Antes de nada, un lúcido comentario apriorístico ante las acusaciones de todos esos bodoques sobre que criticamos fácilmente una religión mientras con otras, supuestamente, no nos atrevemos. Y es que, de forma obvia, uno lanza exabruptos sobre las creencias e instituciones que sufre con mayor fuerza, máxime si pretende ser toda una luz civilizatoria como es el caso del cristianismo (en este inefable país, llamado España, sabemos mucho de eso). Diremos, por supuesto, que hay que combatir otras religiones, como es el caso de la musulmana, máxime con las teocracias que perviven en el siglo XXI y con la guerra santa proclamada por unos cuantos fanáticos dispuestos a hacer cualquier barbaridad en nombre de ella, algo por otra parte que también han hecho históricamente los seguidores de ese personaje de ficción evangelizadora llamado Jesús. Aclarado esto, vamos allá. Ya el gran Bertrand Russell lo dijo hace casi un siglo, pero trataremos de señalar de nuevo lo evidente ya entrado el nuevo milenio. Las brillantes diatribas de hoy no serán contra la religión en general, con sus peculiares fantasías sobre seres sobrenaturales y sus sueños sobre la inmortalidad, más bien sobre la figura que ha conformado culturalmente eso que llamamos Occidente.

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Sobre una tal Teresa de Calcuta

Escucho que a un cretino de Vox se le llevan los demonios porque alguien ha llamado «mal bicho» a la muy alabada, y también criticada, Teresa de Calcuta. Es lo que tiene ser un facha acrítico (valgo el pleonasmo). Resulta curioso que este personaje haya quedado en el imaginario popular, e incluso en el lenguaje, como sinónimo de realizar «buenas obras», incluso de manera exacerbada. Es decir, que si te muestras excesivamente genero o altruista, viene alguien a decir que eres «una Teresa de Calcuta». Veamos si podemos aportar algo de lucidez a toda esta distorsión moral a la que es tan proclive, en ocasiones, la bendita humanidad. Hay que recordar, y tal vez venga al caso, que la India es un país con un tremendo e irritante apego por las creencias sobrenaturales. De hecho, tengo unos vecinos originarios de aquellas tierras, gente tremendamente modesta, y hay que ver en las pelotudeces en las que creen. Tal vez, el viejo Marx, tan equivocado en otros terrenos, no andaba desencaminado cuando señaló que las creencias religiosas eran un consuelo del sufrimiento de los humildes en el mundo terrenal (el famoso «opio», tan malentendido por otra parte). Mis conocidos hindúes adoran a no sé qué deidad con forma de elefante y alguien dirá que no hacen daño a nadie y así nos echamos unas risas, pero me permito dudarlo, aunque solo sea por el tiempo que se pierde en tonterías.

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Alegato contra el cristianismo

Esta obra, Alegato contra el cristianismo, del autor Michael Martin, que ya nos brindó otro impagable libro como es Introducción al ateísmo, está dedicada a la que es la religión actual con mayor número de seguidores. Obviamente, lo está de un modo devastador.

Martin considera que las doctrinas cristianas deberían estar basadas en razones epistemológicas, esto es, en lo que Seguir leyendo Alegato contra el cristianismo

Fanatismos religiosos (valga el pleonasmo)

Hace escasos días, el escritor Salman Rushdie fue apuñalado repetidas veces por uno de esos fanáticos dispuestos a hacer cualquier cosa en nombre de sus creencias. Hacía ya más de tres décadas que el ayatollah Jomeiní lanzó una fatwa (o como se diga eso) en la que pedía nada menos que el asesinato para el autor del libro Los versos satánicos; al parecer, por haber provocado la ofensa para los musulmanes, pero que dudo mucho que haya leído cualquiera de esos cretinos fundamentalistas. Son las cosas de la religión, mezcladas en este caso con la opresión política para mayor inri. Era yo muy jovencito cuando aquella situación se produjo, que obligo a Rushdie a vivir oculto y protegido durante años; tiene bemoles que el agresor homicida actual ni siquiera había nacido. El bueno de Rushdie, al pasar tanto tiempo, debía haberse relajado en su protección y estas son las consecuencias sangrientas, que deberían reforzarnos en nuestra condena del fundamentalismo religioso, que viene a ser una suerte de pleonasmo; la realidad es que durante esos años no pocos políticos y clérigos habían ratificado la sentencia iniciada por el inicuo Jomeiní, que por cierto murió al poco de lanzar su repulsiva fatwa, e incluso se había aumentado la recompensa económica por servir la cabeza de Rushdie. Una de las grandes vergüenzas de la humanidad, que no son pocas. Por supuesto, hubo numerosas voces de figuras públicas que dieron todo su apoyo al escritor en su momento, aunque la sensación es que no se produjo una condena unánime por gran parte de las instituciones que forman esta civilización tan cuestionable que hemos creado. Valga como ejemplo qe la Academia Sueca, que concede el premio Nobel, no acabó condenando la fatwa hasta hace pocos años.

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Abandono del cristianismo

Según datos de los últimos años, España está a la cabeza en cuanto a abandono del cristianismo. Ese abandono de la religión en la edad adulta, no es un caso raro en la Europa Occidental, aunque más bien se produce el caso inverso en los países del este. Si echamos un vistazo a la convulsa historia contemporánea de este país, si en un momento pareció apartarse el cristianismo y la religión en general, luego llegó lo que llegó, cuatro décadas de dictadura en la que se primó el catolicismo como impuesta identidad nacional. Hoy, aunque en claro retroceso, todavía existe esa identificación, por parte de una número considerable de gente, de la nacionalidad española con la religión católica. Los fundamentalistas, y empleo esta palabra en sentido lato como algo inherente de forma obvia a la identidad religiosa, consideran esta situación de abandono de la creencia como un síntoma de la falta de valores, seguramente también como falta de unidad de la patria fundamentanda en esa dogmática identidad nacional e, incluso, con tono ya irrisoriamente apocalípticio con el desmoronamiento de la civilización. Unas líneas más abajo, entraremos en esa controversia entre esa supuesta falta de valores y, tal y como también puede entenderse, una lógica concepción del progreso en el que se deja atrás el dogma religioso. Primero, habría que señalar lo que parece una evidente correlación entre la creencia religiosa y ciertos regímenes autoritarios en los que se impone o se reprime.

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¿Es la doctrina del cristianismo un ejemplo ético a seguir?

Es habitual que los cristianos consideren la figura de Jesús como un ejemplo sobrehumano (nunca mejor dicho) de doctrina y comportamiento éticos. Por extensión, resultaría evidente, el seguidor de la religión cristiana, incluso aquellos de menor talante dogmático, tendría como modelo el mayor ejemplo moral y ético de la historia de la humanidad. ¿Es esto realmente así? Si Seguir leyendo ¿Es la doctrina del cristianismo un ejemplo ético a seguir?

¿Raíces cristianas de Europa?

A propósito de las raíces cristianas de Europa oímos demasiado a menudo decir que las instancias políticas que hoy declaran compartir los países europeos, el “pluralismo”, la “pasión por la libertad”, se enraízan en el cristianismo, en el sentirse partícipes de una historia común que ha hecho del cristianismo el foco en torno al que se ha definido Europa, y que Europa es deudora del cristianismo Seguir leyendo ¿Raíces cristianas de Europa?