Como es sabido, y si no ya lo explico yo, Hannad Arendt cubrió durante cuatro años (1861-1964), para The New Yorker, el juicio contra el criminal nazi Adolf Eichmann, uno de los responsables de la deportación y exterminio de infinidad de personas, que había sido secuestrado y encarcelado por el Estado de Israel. El libro resultante de aquello, Eichmann en Israel. Informe sobre la banalidad del mal, llevó a un considerable revuelo hasta el punto de que aquella valiente mujer fuera atacada, considerada enemiga de los judios (perteneciendo ella misma a dicha etnia, tiene bemoles) y etiquetada poco menos que de filonazi. Veamos qué quiso expresar esta importante filósofa con dicha obra y tratemos de encontrar una explicación, aunque sea estremecedora, para los muchos horrores que perviven bien entrado el siglo XXI. Arendt no encontró en Eichmann ninguna encarnación del mal con mayúsculas, sino un tipo mediocre, un burócrata incapaz de pensar que cumplía órdenes, y por lo tanto alguien que había acabado renunciando a su condición de ser humano. El concepto que desarrolló Arendt debería ser considerado hoy en día primordial para juzgar, no solo los sistemas totalitarios, también cualquier forma de dominación, entender cómo tanta gente se muestra igualmente incapaz de pensar y acaban convertidos en una suerte de discapacitados intelectuales que se dedican a repetir lo que dicen otros o, en el peor de los casos, a llevar a cabo acciones terribles.
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Capitalismo libidinal (ahora trato de explicarlo)
Alguien dijo una vez que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin de eso tan nocivo que llaman capitalismo. Como los anarquistas no somos amigos de lo fácil, pero nos sobra imaginación, añadimos además a nuestro imaginario sin dudarlo el final de eso que denominan Estado. El caso es que alguien que creo que no se ha puesto la etiqueta de ácrata, pero que sin embargo nos está dejando una notable obra con una considerable carga libertaria es Amador Fernández-Savater. Uno se pregunta las discusiones que puede haber en su familia dado el discurso actual del padre, ese autor tan interesante que una vez escribió Ética para Amador y Política para Amador, a años luz de distancia de lo que proclama ahora el hijo. Este año, Amador ha pubicado Capitalismo libidinal. Antropología neoliberal, políticas del deseo, derechización del malestar donde muestra sus preocupaciones y nos ofrece el reto de combatir el maldito capitalismo en el ámbito del deseo. No cabe demasiada duda, a poco que lo pensemos, que nuestra vida está marcada por el mercado e incluso tenemos, Amador dixit, «nuestra propia concepción de nosotros mismos como capital humano que explotar». Digno de reflexión. Y es que, efectivamente, si logramos un cambio en las personas, difícilmente va a ser por una idea o por un dato, sino por afecto, experiencia y buscando ser sensibles a algo nuevo (y, claro, mejor).
Seguir leyendo Capitalismo libidinal (ahora trato de explicarlo)La fuerza moral del pensamiento de Bertrand Russell
Un aspecto de la obra de Bertrand Russell muy importante, y estrechamente vinculado a la concepción libertaria como garante de una sociedad libre compuesta de individuos libres, es el de la educación. En este sentido, la educación estaría muy relacionada con la política, ya que esta debe ocuparse verdaderamente del individuo y no quedar reducida a una mera técnica.
Seguir leyendo La fuerza moral del pensamiento de Bertrand RussellCuestión de moralidad
Se me escapan las razones, y no dice mucho de gran parte del género humano, sobre por qué se acaba justificando lo intolerable y moralmente repulsivo en función de la pertenencia a una supuesta identidad política. Muchos derechistas se quejan que los de izquierdas se sientan «moralmente superiores», aseveración que me parece tan patética como significativa; demuestra tú mayor humanidad, botarate, y deja de acusar al vecino que no piensa como tú. Sobre el papel, parece cierto que cierto lado del espectro político parece más acrítico, apoyando a los suyos hagan lo que hagan, ya que en un remedo de razonamiento deben pensar que si lo hacen, buenas razones tendrán; es lo que tiene no pensar demasiado y abandonarse a los otros de la manera más lamentable. Pero, por supuesto, si de algo no pueden acusar al que suscribe es de caer en el maniqueísmo más atroz. No pocas personas he tratado también, muy preocupadas por lo social y humano, vamos a llamarlas progresistas, cuando gobiernan los suyos realizando una política no muy diferente a los del otro lado, son incapaces de adoptar el mismo enfoque crítico. Por otro lado, la historia nos pone no pocos ejemplos de feroces revolucionarios de izquierda que, en nombre de una humanidad con mayúsculas, acaban justificando lo injustificable por una sociedad mejor que, huelga decirlo a estas alturas, nunca llegó.
Seguir leyendo Cuestión de moralidadCristianismo (y distorsión moral)
Ahora que está a punto de celebrarse no sé muy bien qué, sobre el mito del cristianismo, y mientras en la tierra donde supuestamente nació masacran al pueblo palestino ante la indiferencia generalizada, no está demás lanzar unas reflexiones al respecto. Antes de nada, un lúcido comentario apriorístico ante las acusaciones de todos esos bodoques sobre que criticamos fácilmente una religión mientras con otras, supuestamente, no nos atrevemos. Y es que, de forma obvia, uno lanza exabruptos sobre las creencias e instituciones que sufre con mayor fuerza, máxime si pretende ser toda una luz civilizatoria como es el caso del cristianismo (en este inefable país, llamado España, sabemos mucho de eso). Diremos, por supuesto, que hay que combatir otras religiones, como es el caso de la musulmana, máxime con las teocracias que perviven en el siglo XXI y con la guerra santa proclamada por unos cuantos fanáticos dispuestos a hacer cualquier barbaridad en nombre de ella, algo por otra parte que también han hecho históricamente los seguidores de ese personaje de ficción evangelizadora llamado Jesús. Aclarado esto, vamos allá. Ya el gran Bertrand Russell lo dijo hace casi un siglo, pero trataremos de señalar de nuevo lo evidente ya entrado el nuevo milenio. Las brillantes diatribas de hoy no serán contra la religión en general, con sus peculiares fantasías sobre seres sobrenaturales y sus sueños sobre la inmortalidad, más bien sobre la figura que ha conformado culturalmente eso que llamamos Occidente.
Seguir leyendo Cristianismo (y distorsión moral)Ateísmo, moral y conciencia
Hay una frase atribuida a Albert Einstein: «Si la gente es buena solo porque teme el castigo y espera una recompensa, somos efectivamente un grupo lamentable». Aunque temamos caer en la simplificación, puede que ésta sea una de las claves del pensamiento religioso en lo que atañe a la moral, un comportamiento correcto se realiza para obtener ciertos beneficios (en el caso que nos ocupa, sobrenaturales). Desde este punto de vista, el ser humano necesita la religión, o cree necesitarla, para comportarse correctamente, aunque la vigilancia al respecto suele ser muy terrenal para justificar la existencia del Estado. Richard Dawkins, de forma muy irónica, afirma que se suele decir que la gente necesita religión, cuando en realidad lo que necesita son policías. Por supuesto, en ambos casos se trata de una visión simplista y hay que observar los factores determinantes, todos muy humanos.
Seguir leyendo Ateísmo, moral y concienciaAnarquismo y religión, unas nada modestas reflexiones
Alguien dijo, tengo que reconocer que con un tono sarcástico encomiable, algo así como que si los ateos empleamos tanto tiempo en hablar de ese ser de ficción que la historia ha llamado Dios es porque, en el fondo, somos fervorosos creyentes (no recuerdo si dijo exactamente ese adjetivo, pero lo añado yo, que tampoco estoy exento de buen humor). El caso es que, es cierto, a poco que se eche un vistazo a este lúcido blog, se verificará que no pocas veces lo he dedicado a una crítica feroz a las creencias religiosas. Luego incidiré en motivos más profundos, pero también reconozco que me inquieta sobremanera la capacidad que tiene el homo sapiens para arrodillarse ante entes sobrenaturales y generar toda una suerte de ritos disparatados alrededor. Y, efectivamente, no distingo demasiado entre religiosidad, idolatría o creencias fantásticas; creo que los que lo hacen es por intereses muy concretos de defender sus propias convicciones ultraterrenales y adornarlas con una terminología más asumible. En los orígenes de la modernidad, las filosofías críticas con la religión, entre las más radicales se encontraba la libertaria (¡santa anarquía!), observaron algo que parece muy evidente: la creencia religiosa convertía la existencia más soportable a los humildes y trasladaba un posible bienestar a una realidad sobrenatural en forma de paraíso.
Seguir leyendo Anarquismo y religión, unas nada modestas reflexionesAnarquismo versus liberalismo, ¿un abismo infranqueable?
Suelen mencionarse como dos las corrientes políticas y filosóficas que marcan el desarrollo de la Modernidad, socialismo y liberalismo; sin embargo, el engaño de tal aseveración estriba en la marginación de una que, aunque ello precise de muchos matices, puede observarse como una síntesis de ambas. De esa manera, como dice Christian Ferrer, podrían ser tres las filosofías modernas con aspiración emancipatoria: liberalismo, marxismo y anarquismo; particularmente, creo que son muchas las diferencias que separan las ideas libertarias de las marxistas, mientras que de las ideas liberales no podían aceptar bajo ningún concepto que la libertad política y la justicia económica fueran irreconciliables. Es por eso que, para mí, posee la anarquista la más compleja concepción de la libertad que ha dado la Modernidad. Es cierto que las ideas libertarias, proudhonianas o bakuninistas en origen, nacen o al menos se desarrollan inicialmente como una corriente socialista en la Asociación Internacional de Trabajadores, pero pensamos que van mucho más allá y una muestra de ello sería la temprana ruptura con la rama marxista, por incompatibilidad entre medios y fines, por realizar la doctrina de Marx demasiado hincapié en la liberación obrera, pero también por la fe que depositaban los libertarios en la autonomía individual así como en el criterio y la responsabilidad personales.
Seguir leyendo Anarquismo versus liberalismo, ¿un abismo infranqueable?Apuntes sobre el pensamiento libertario español
Es recurrente hablar de que en España, paradójicamente, siendo el lugar donde ha existido el más poderoso movimiento libertario en la historia, no ha habido grandes teóricos. Como la historia de las ideas resulta apasionante, y consideramos que la pasión por la filosofía es algo que habría que inculcar a los chavales en toda pedagogía (y, especialmente, por sus ramas más prácticas como la ética o la política), queremos indagar continuamente en cómo pensaban gentes de otras épocas y establecer un necesario vínculo para renovar unas ideas que buscan con ahínco una auténtica emancipación individual y social. Porque contextualizar el pensamiento de una época es importante, pero desdeñarlo sin más, como ocurre tantas veces en nombre de ese concepto tan prostituido llamado «progreso», contribuye al empobrecimiento de valores y al permanente culto de un presente neutro, desmemoriado y despreocupado por el futuro.
Seguir leyendo Apuntes sobre el pensamiento libertario españolLa moral en el pensamiento anarquista
Vamos a repasar en el siguiente texto la visión moral, y las consecuentes propuestas éticas, que han propuesto los grandes pensadores ácratas; junto a ellos, algún autor no explícitamente anarquista, pero reivindicado por la tradición libertaria. Si el desarrollo moderno de la política ha tratado de desvincular radicalmente la ética de la política, encontramos en el anarquismo propuestas abiertamente diferentes, muy necesarias en el mundo que vivimos en la actualidad.