Entre muchas otras cosas el anarquismo es también un antídoto contra la uniformidad. Promueve y defiende las diferencias, siempre que estas no impliquen desigualdad, claro está.
Si el anarquismo valora la diversidad, no puede sorprendernos que sea plural, diverso, polimorfo, y lo es hasta tal punto que resulta mucho más apropiado hablar de “los anarquismos” que del Sigue leyendo →
Estimulante y bien argumentado, el artículo «Ideología, utopía y pseudoutopía» escrito por Enrico Voccia (Tierra y Libertad 353, diciembre 2017) se presta bien como apunte para posteriores profundizaciones críticas.
En particular, nos parece que puede ser útil e interesante para los lectores de estas páginas hacer algunas focalizaciones sobre el Sigue leyendo →
Sólo soy verdaderamente libre cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, lo son igualmente. La libertad de otro, lejos de ser un límite o la negación de mi libertad, es su condición necesaria y su confirmación. Bakunin
La existencia de corrientes antiautoritarias ajenas al anarquismo (en tanto que ideología o en tanto que movimiento) no es un hecho nuevo. Desde las primeras resistencias al Estado, “como mentira y realidad”, la impugnación de la autoridad no ha cesado de engendrar formas diferentes de pensar y de vivir el antiautoritarismo, es decir: la libertad. Sigue leyendo →
¿Qué queremos decir exactamente cuando hablamos de tener una «ideología»? Huyendo de la utilización de la filosofía como herramienta elitista, y como separación del mundo de las ideas con la realidad cotidiana (algo que puede observarse como muy habitual), parece importante reflexionar sobre este aspecto, y por varios motivos. Por un lado, vivimos en una sociedad básicamente conservadora, en la que tener una ideología parece una cosa arcaica propia de personas dogmáticas que desean, inútilmente, cambiar el mundo conforme a un modelo establecido y, desgraciadamente, incluso a un nivel vulgar, es el pensamiento que ha triunfado: las grandes ideologías murieron y todo intento de resucitarlas supone el peligro de una nueva tentación totalitaria.
En otras ocasiones, hemos insistido en el desprestigio de la palabra «ideología», esto es así hasta tal punto que la confusión al respecto es enorme y parece calar ese discurso en gran parte de la gente, lo que empuja al conformismo, a la falta de reflexión y a la dificultad para generar una nueva conciencia. Lo que es cierto, poniéndonos ya en un tono más intelectual, es que la noción de ideología ha llevado en las ciencias sociales a mayores dificultades analíticas y conceptuales que cualquier otra noción.
Entendemos por imaginario social, término que se usa habitualmente en las ciencias sociales, un concepto creado para designar las representaciones sociales en sus instituciones. No pocas veces, puede considerarse a este concepto con el mismo significado de mentalidad, cosmovisión, conciencia colectiva o ideología. Para Cornelius Castoriadis, autor que se considera que ha dado un significado moderno al concepto que nos ocupa, las instituciones sociales y la posibilidad de transformación no se explican únicamente por causas materiales (tal y como sostienen los marxistas más deterministas), sino que tiene un papel importante el imaginario social.
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general