Tan solo en casa, después de verter algunas lágrimas en compañía de sus amigas de armas, las mujeres comienzan a hablar de su guerra.
Svetlana Alexiévich[1]
No hay historia muda. Por mucho que la quemen, por mucho que la rompan, por mucho que la mientan, la historia humana se niega a callarse la boca. El tiempo que fue sigue latiendo, vivo, dentro del tiempo que es, aunque el tiempo que es no lo quiera o no lo sepa.
Eduardo Galeano
Nunca he sido partidaria de exponer mis emociones en público, una educación sobria hasta el límite, en una familia obrera que migró del campo a la ciudad en momentos de dura crisis (una rama familiar antes de la II República y la otra en la década de 1950) y una convicción propia de que había que controlar las emociones en aras de la racionalidad, me convencieron de lo peligroso que podía llegar Seguir leyendo Cuando el nacionalismo pone las emociones en el centro del debate→
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