Más de 1000 personas han sido ejecutadas en Irán en lo que va de año, han denunciado expertos de las Naciones Unidas. Según Iran Human Rights, es la cifra más alta en los últimos 30 años. IHR, con sede en Noruega, contabiliza y verifica las ejecuciones en Irán a diario. La organización se queja de la ausencia de reacciones internacionales ante esta barbarie.
IHR ha afirmado que sus cifras son “un mínimo absoluto”, y que la cifra real probablemente sea mayor “debido a la falta de transparencia y las restricciones a la información”. En Irán, las ejecuciones se llevan a cabo actualmente mediante ahorcamiento, aunque en el pasado se emplearon otros métodos. La mayoría se llevan a cabo en prisión, aunque ocasionalmente se realizan ahorcamientos públicos. Según las organizaciones de derechos humanos, Irán es el segundo país con mayor número de ejecuciones del mundo, después de China, donde se cree que se ejecutan miles de personas al año, aunque no se dispone de cifras precisas.
En una publicación en Truth Social ayer, Donald Trump declaró que designará a «Antifa» como «una importante organización terrorista». ¿Qué significa eso? ¿Cómo podemos prepararnos para capear el temporal? Todo el mundo debería leer esta guía.
Siempre es difícil saber hasta qué punto hay que tomarse en serio las declaraciones performativas de Trump. Hace declaraciones descabelladas para ver qué es lo que le funciona ante su público, lanza cosas contra la pared para ver qué se pega y luego redobla la apuesta cuando no hay rechazo. Pero esta vez, su administración se ha ceñido mucho al clásico manual fascista, y uno de sus partidarios ha llegado a declarar, sin ninguna ironía, que el tiroteo de Charlie Kirk «es el incendio del Reichstag estadounidense». El siguiente paso obvio en ese manual es pasar de atacar a los y las inmigrantes a perseguir también a anarquistas, izquierdistas y otras personas opositoras al régimen.
Frente a la autoridad y la cultura del castigo, crear espacios de reflexión y acción
A principios del 2025 diversos colectivos se reunieron en Iruña/Pamplona para dar los primeros pasos hacia la constitución en el ámbito del Estado español de un espacio de diálogo, reflexión y lucha contra la cultura del castigo.
Esas jornadas, representaron el primer contacto físico y presencial de lo que se da a conocer como la Red Antipunitivista, en las que estuvieron presentes Traba (Valencia), Tapa (Madrid), Aukeraz (Iruña), Asamblea Popular de Carabanchel (Madrid), CAMPA (Zaragoza), Salhaketa Nafarroa y Salhaketa Araba, Txago (Donosti), Fábrica de lo social (Zaragoza), Sin Poli (Madrid-Euskadi-Santander).
Caminando por la Gran Vía madrileña, en una capital del Reino de España colonizada en algunas zonas por la población inmigrante china, me topo con un solitario tipo con un pancarta de protesta. En la misma, se alude a la persecución de algo llamado Falun Gong en el régimenchino y como mi ignorancia no tiene límites, le interrogo al respecto. Al parecer, se trata de una enseñanza espiritual, que creo que algo tiene que ver con el budismo, y por algún motivo el régimen chino lleva más de un cuarto de siglo reprimiendo, incluso de manera brutal, a sus practicantes. Me pregunto si existe alguna creencia o ideología ajena al todopoderoso Estado que no esté reprimida en China y también el hecho de que esta en particular lo sea de manera tan despiadada. Si alguien se pregunta sobre por qué, al margen de algunas organizaciones de defensa de los derechos humanos, no se levanta con fuerza la voz denunciando la represión en el régimen totalitario chino, la respuesta puede ser evidente. Hablamos del primer exportador mundial y no sé si la segunda potencia económica, ya que creo que se encuentra muy cerca de los Estados Unidos. Los acuerdos comerciales de China con las grandes potencias «democráticas», al margen de derechos fundamentales de los trabajadores, creo que son un hecho, lo cual hace que vuelva la vista ante ciertas cosas, al igual que ocurre con tantos regímenes despóticos en el mundo. No puedo evitar acordarme de la frase que pronuncio el maléfico empresario Juan Roig: «Tenemos que imitar la cultura del esfuerzo con la que trabajan los chinos en España».
Sí. Trump probablemente tiene un plan maquiavélico para justificar la ocupación militar con los disturbios. Y al igual que su plan maestro de usar aranceles para traer de vuelta los empleos, es completamente idiota.
Creen que pueden golpearnos e intimidarnos hasta someternos. Pero esto se vuelve en su contra.
Si cada ciudad de Estados Unidos luchara como los héroes en las primeras noches del levantamiento de Los Ángeles, el régimen no tendría ninguna oportunidad.
Edición en castellano de un magnífico libro que recorre los argumentos del movimiento «No Prison» en Italia, para cuestionar la existencia de la cárcel como respuesta al delito y puede servir como inspiración para promover o reforzar similares iniciativas en el Estado Español.
La idea que la mayoría de la gente tiene del terrorismo es que este consiste en poner bombas y tirotear personas. El terrorismo es a veces eso, pero no sólo eso. Aunque no existe una definición comúnmente aceptada de terrorismo,1 lo cierto es que constituye un fenómeno que presenta una serie de elementos característicos. De entre estos elementos, el que quizás lo define mejor es que el terrorismo busca de forma deliberada crear terror en sus víctimas por un motivo de carácter político, para lo que se vale del uso de la violencia o la amenaza creíble de utilizarla contra personas y objetos, todo ello para conseguir un cambio en la conducta de la población o de los gobernantes que permita la realización de los objetivos de quienes protagonizan los actos terroristas.2
«La cárcel solo fue hecha para los pobres. Todo lo que le estorba a la sociedad y toda persona rebelde acaba ahí, pero a un rico no lo veréis nunca, a lo mejor un mes o dos, y no en las condiciones en que están nuestros familiares. A mí que no me digan que existe la justicia, porque para la gente pobre no hay.» (Pastora González Vieites)
La atención sanitaria en las prisiones españolas atraviesa una crisis de gran magnitud caracterizada por el incumplimiento de la ley por la propia Administración (La ley de 2003 de Cohesión y Calidad que preveía la transferencia de los servicios sanitarios a los Servicios Públicos de Salud de las Comunidades Autónomas), por lo que 20 años después, salvo Cataluña, País Vasco y Navarra, dichos servicios siguen dependiendo del Ministerio del Interior en calidad de funcionarios de prisiones y dentro de cada cárcel, subordinados a las autoridades no sanitarias -Director y Jefe de Servicios- convirtiéndose en la práctica en el escudo de los carceleros. Ahora ya no se cubren las plazas ni se relevan las jubilaciones y las plantillas se han reducido hasta quedar en un 30% de la relación de puestos de trabajo. En las cárceles españolas, como veremos más adelante, se practica una suerte de submedicina centrada en las contenciones químicas y supervisando las mecánicas que llevan a cabo los carceleros. Las medidas-parche que se toman, como la contratación privada al estilo de subcontratas laborales o la telemedicina, profundizan aún más la desatención. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? Trataremos de ordenar los aspectos principales de esta evolución, empezando por la ideología punitiva que la preside.
Los que sigan este blog, sabrá que dediqué algunos textos a la denuncia del encarcelamiento de Pablo González, durante dos años y medios, sin juicio, ni prueba alguna sobre su presunto espionaje para Rusia y vulnerando sus derechos más elementales. No conocía a este reportero en el momento de su detención, pero el caso me era cercano por motivos que no vienen al caso. Como es sabido, el pasado 1 de agosto González fue liberado en un intercambio de presos entre Rusia y diversos países atlantistas. La verdad, desconozco a la mayor parte de las personas liberadas, de uno u otro lado, y por lo tanto no voy a tildar a nadie de nada. Para algunos medios y personas, el hecho de que Putin lo incluyera en dicho canje y luego lo recibiera en Moscú, a él y al resto de liberados, claro, ya parece ser prueba irrefutable de su culpabilidad. Dejemos, de momento, el hecho de que sigue sin haber ninguna prueba palpable de que este hombre sea, efectivamente, un espía ruso y pasemos a lo más flagrante: la ya mencionada vulneración de los derechos humanos con una situación de presión continuada digna de las peores dictaduras, el no haberse respetado la más mínima presunción de inocencia y el habérsele negado un juicio justo con posibilidad de defenderse con medios adecuados. Resulta sorprendente que la mayoría de los medios y de la clase política, fuera o no culpable González de algo, siga sin denunciar algo tan indignante. Será que están acostumbrados a, en el mejor de los casos (no quiero pensar el peor), justificarlo.
Recientemente, se ha difundido un vídeo en el que puede comprobarse cómo dos agentes de la policía nacional agreden violentamente a dos hombres negros, que en ningún momento se les ve mostrar resistencia alguna. Puede verse a uno de los maderos inmovilizar a una de estas personas por el cuello y todos sabemos cómo acabó una situación parecida en Estados Unidos, pero esta vez hablamos del barrio de Lavapiés en la capital de este inefable Reino de España. Mientras el tipo le axfisia, su compañero golpea al detenido en la pierna con la porra y no tarda en arremeter contra el otro hombre, que se mostraba tranquilo pegado a una pared, golpeándole en la traquea. La actitud de los dos agentes, por lo que puede verse, es extremadamente violenta, aunque no una excepción, sencillamente esta vez ha quedado grabada en vídeo. Afortunadamente, a diferencia de los que todos lo justifican en nombre del «algo habrá hecho», vecinos de Lavapiés, hartos del hostigamiento policial, han denunciado este uso «excesivo» de la fuerza. Hay quien ha señalada lo intolerable de semejante actuación policial, que han tildado de racista, en un sistema «democrático», pero uno se pregunta si no es lo habitual en una sociedad jerarquizada y clasista.
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general