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La filosofía nihilista y rebelde de Albert Camus

El concepto de «rebeldía metafísica» en Albert Camus, sacado de su imprescindible obra El hombre rebelde, haciendo un paralelismo con la rebeldía que efectúa el esclavo contra su amo, puede describirse como el  movimiento por el que el hombre se alza contra la condición en que le ha situado la creación. Contra el principio de injusticia que observa en el mundo, el hombre rebelde reclama el principio de Sigue leyendo

ACRACIA ANARQUISMO NIHILISMO

Reflexiones sobre el purismo ideológico (sea lo que sea eso)

Cuando uno era (más) joven, ingenuo izquierdista plagado de ideales, sufría toda suerte de comentarios críticos por parte de ciertos (presuntos) sapiens a su alrededor. Me sorprendía comprobar que para algunos elementos, más bien conservadores y acríticos con el mundo que colocaban delante de sus ojos, si pertenecías al universo de la izquierda, debías hacer poco menos que voto de pobreza. De esa manera, de modo sorprendente, se convertía en cuestionable para según que especímenes la legítima aspiración que todo ser humano posee de tratar de bien mejor en un sistema, a ser posible sin jorobar al prójimo, aunque este magnífico que sufrimos, basado en la competencia y en la salvación individual, más bien lo propicie. Normalmente, el personal que realizaba esa pseudocrítica, en este inefable país donde ser «rojo» es a menudo un estigma, no estaba sobrado de capacidad intelectual e inclusive yo diría que moral. No obstante, todavía hoy me sorprende esa visión del mundo que aceptaba que los que pueden vivir estupendamente son, claro, únicamente los de derechas o simplemente los que renuncian a tratar de cambiar el estado de las cosas para una sociedad más justa (que es lo mismo que decir «más libre», pero para todos). Hay quien dice que es muy saludable rodearse de personas que piensan diferente, departir con ellas y tratar de ver otros puntos de vista, pero en algunos casos, yo lo siento, es para que se lo hagan mirar los que adoptan cierta percepción de la realidad. Aquel entrañable ser que uno fue, empachado de unas ideas izquierdistas que no se habían dejado aplicar correctamente en la historia, emprendió ya hace mucho tiempo el camino hacia el horizonte de la bella acracia. No obstante, ojo, que nadie dude de a qué lado de la barricada me encuentro, en este inefable país donde ganó manu militari la reacción, y tampoco me molesta demasiado que me sigan tildando de rojo según qué personas.

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¿Por qué diablos hablamos tanto los ateos de Dios?

No soy muy original, la verdad, al formular dicha pregunta, ¿Por qué los ateos hablamos de Dios? Recuerdo alguna discusión, en cierto ámbito ateo (y, supuestamente, librepensador) en el que alguno sostenía que lo único que nos vinculaba a los ateos era la no creencia en Dios (o en cualquier tipo de dioses o deidad). De acuerdo, el asunto era técnicamente correcto, pero la mayor parte de los ateos, Sigue leyendo

PALESTINA GAZA ISRAEL

Lo mismo rendirse es una opción a tener en cuenta

Conste que yo no creo en las naciones soberanas, para nada. Para mí son construcciones de pacotilla, artimañas, triquiñuelas y maquinaciones de personajes que, o bien tomaron demasiado sol y andan delirando, o bien se aprovechan del espíritu de rebaño para reclamar impuestos y tributos, que es la finalidad de todo buen nacionalista deseoso de Estado propio. Dicho esto.

Ucrania, va a perder la guerra. Cuando comenzó la invasión del Ejército de la Federación Rusa, lo dije porque estaba cantado. Ucrania –que es una nación soberana, y que por lo tanto tiene derecho a existir– (eso dicen los que hablan de naciones soberanas), tiene menos dinero, menos población, menos ejército, menos armas y menos de todo, que la Federación Rusa. Así que necesariamente, están condenados a perder territorio, desarmarse, rendirse y entregarse a Rusia, o desangrarse lentamente. Rendirse tendrá la siguiente ventaja: no podrán estar peor de lo que están hoy, siendo bombardeadas sus infraestructuras y perdiendo en la hemorragia, del orden de cien soldados al día. Estarán mejor. Y Rusia también estará mejor y más contenta, por lo tanto, alegría para todos.

Con Palestina la cosa es más complicada. Se trata de otra nación soberana. Que como Ucrania, tiene derecho a existir. Pero va a ser destruida. Oh, sí. La agresión del Estado de Israel contra la población de Gaza, es tan desproporcionada, tan asimétrica, tan bestia, que ese va a ser el final. Yo escucho al gobierno de Israel, y exigen para parar la masacre, literalmente, que los 20.000 milicianos de Hamás se entreguen, y se rindan. Lo que pasa es que si Hamás se rinde, desde los altos mandos a los últimos reclutas de esa organización, serán conducidos a campos de concentración, juzgados y exterminados civilizadamente. Es decir, lo pasarán muchísimo peor de lo que lo están pasando en sus túneles y ruinas, dando caña al agresor. ¿Y si se rinde Israel? Pues lo mismo. Habiendo matado a miles de niños, mujeres y no combatientes, Netanyahu será sometido a juicio, ahorcado o encarcelado en Spandau. Así que no habrá armisticio, ni rendición incondicional por ninguna de las partes. Guerra Santa. Guerra Eterna.

Los que abogan por resistir a Israel (porque Palestina tiene derecho a su existencia), afirman que el gobierno de Israel no podrá aguantar mucho tiempo, y que al final se creará un Estado Palestino con todos sus avíos. Lo ha dicho Borrell, el Parlamento Británico, el Francés… Lo ha pedido hasta el Rey de España… Bueno, es que son estatistas, no pueden imaginar otra cosa. Lo que ocurre es que como la agresión militar está tipificada como Crimen Contra la Humanidad, y los tribunales internacionales, cuando se los convoca, suelen exigir a los agresores el pago de compensaciones económicas… ¿Quién iba a pagar los destrozos, las indemnizaciones, las deudas? ¿Hamás, Israel, Palestina? Y me pregunto, suponiendo que por fin tengan éxito los pro-Estado… ¿No es perverso, maquiavélico, retorcido, haber causado miles de muertos, para lograr la creación de un Estado?

Qué vida esta.

Acratosaurio rex
https://www.alasbarricadas.org/noticias/node/53960

El ateísmo contra el pensamiento religioso: los orígenes

El debate sobre la naturaleza y designios de la divinidad, a lo largo de la historia, ha supuesto entregas tremendamente entusiastas. Fernando Savater ha considerado tres actitudes básicas sobre esta cuestión: en primer lugar, la de quienes han considerado como inverosímil, inconsistente o falsa de cualquier modo la creencia en uno o varios dioses; en segundo lugar, la que precisamente considera que la fe en Dios consiste en creer en un ser invisible con rasgos incomparables a cuanto conocemos o podemos comprender; en último lugar, están aquellos que aceptan la divinidad como el esbozo todavía impregnado de mitología de un concepto supremo que sirve para pensar el conjunto de la realidad.

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SERVIDUMBRE VOLUNTARIA ANARQUISMO

La servidumbre voluntaria

Ya habréis adivinado por el título que voy a hacer referencia al texto de Étienne de La Boétie[1], un texto que he leído muchas veces, la última hace un par de semanas. Volví a leerlo porque me asombra ver a partidos políticos que dicen que la política es negociación y pacto y que eso justifica el decir sí a lo que ayer dije que no, haciendo de «la necesidad virtud». No importan las promesas hechas en campaña electoral, se dicen muchas cosas para atraer el voto y todo el mundo lo sabe y lo comprende.

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SARTRE CAMUS ANARQUISMO

El lamentable efecto Sartre

A mediados del baqueteado siglo XX, los filósofos Jean Paul Sartre y Albert Camus se enzarzaron en una polémica irresoluble, que alcanzó su momento álgido cuando la revista Les Temps Modernes, que al parecer reflejaba el pensamiento y las intenciones políticas del inefable Sartre, publicó una crítica devastadora y maledicente sobre la gran obra de Albert Camus El hombre rebelde. En dicha reseña, firmada por un tal Francis Jeanson, pero auspiciada por la tantas veces valorada Simone de Beauvoir, se negaba hondura intelectual a un libro que hoy, afortunadamente, se considera uno de los grandes de su tiempo. Hay que decir que Camus, que se acercaría paulatinamente a los valores libertarios, provenía igualmente del comunismo, pero nunca justificó los desmanes del socialismo autoritario. Sartre, conocedor por supuesto de las atrocidades del estalinismo, sobre las que él mismo acabó reconociendo que mintió en alguna ocasión, no creía en tercera vía alguna y ponía su foco crítico en un capitalismo que sumía a la mayor parte de la humanidad en la pobreza, la ignorancia y la explotación. Según una lógica atroz, sería necesario el sacrificio de innumerables personas en los llamados regímenes socialistas en aras de un supuesto paraíso futuro sin clases. Camus, junto a los anarquistas, se mantuvo fiel a unos principios morales y nunca justificó medios inicuos ni dictadura alguna, fuera fascista o comunista, cuyos resultados represivos y totalitarios fueron muy similares.

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Lo imprevisible

Los medios y los fines constituyen una unidad. Alguien se preguntará: «¿para qué luchar si ya soy libre?» .Y la respuesta es «Sólo es libre quien lucha. La muerte es el cese de toda necesidad, de todo conflicto». Pero la finalidad nunca se alcanza, puesto que la fuente fluye constantemente, empujando al concepto a nuevos horizontes. Si la libertad de la que se parte, no contiene ya la libertad a la que se aspira, el viaje es inútil, queda frustrado. Lo admisible ayer u hoy, no tiene por qué ser admisible mañana. En caso contrario, se impugnará totalmente la autonomía y capacidad de decisión e influencia de los individuos en la historia. La «disciplina» del libertarioa nace de la convicción interior, no de las soflamas o consignas de un ente político jerárquico situado en un «afuera» y presuntamente provisto de una clarividente perspectiva de conjunto de la realidad. Lo que la izquierda no puede entender y lo que jamás le perdonará a la anarquía es que ésta pretenda derrocar a toda autoridad por roja que se proclame. La lección más interesante de la revolución española de 1936 desencadenada por el estallido de la guerra civil son las comunas campesinas y, en sentido inverso, la burocratización y el gubernamentalismo de los que se postularon como dirigentes y representantes de la CNT. Surge así la cuestión de si, indefectiblemente, cualquier movimiento de masas, los espoleados por la lucha contra el poder inclusive, no acaba siendo partícipe de la lucha por el poder. Una lucha por el poder para la que la CNT no estaba aleccionada, porque esa es el ámbito de acción específico de toda organización jerárquica (los partidos políticos y su pugna por el dominio del estado). De esta manera, la CNT quedó en tierra de nadie, con unas bases revolucionarias y reacias a la colaboración y unos líderes poco aptos, pese al empeño que pusieron, para la lucha política tradicional, lo que quedó trágicamente expuesto en los hechos de mayo del 37 en Barcelona.

Puesto que, al margen de derrocar a toda autoridad, la anarquía no es un programa político. No dice como ha de ser la sociedad ni en cuatro años ni en veinte. La imprevisibilidad del futuro es la fuerza motora libertaria y a la vez, el aspecto más desconcertante para las gentes, acostumbradas a delegar su voluntad política y, por lo tanto ,su capacidad de influir en acontecimientos venideros. Toda una estirpe de especialistas -políticos, economistas, científicos, banqueros, burócratas- programan y planifican basándose en la pasividad de las masas y en la apropiación ilegítima de la autonomía individual y colectiva. Pero en una hipotética sociedad libertaria, ¿quién se atreve a afirmar que fórmulas organizativas van a desarrollar los individuos y los pueblos cuando todo el mundo tenga la posibilidad de participar en su construcción? Dentro de los  anarquismos, existe desde el clásico obrero del anarcosindicalismo intentando infructuosamente concienciar a las masas, al individualismo solidario insurreccional, pasando por el -para mí, ilusorio- municipalismo libertario (propugnando una participación limitada en el sistema para socavarlo desde dentro, se obtiene que  la participación en las elecciones municipales refuerzan el sistema democrático y forzarían mayormente al apoyo a partidos de izquierda como «mal menor») o el anti tecno-industrialismo de un Theodore Kaczynsky , el anarcoprimitivismo o el anarquismo postizquierda. Todas las corrientes tienen en común su antiautoritarismo, pero difieren bastante en sus teorías, medios y métodos. Hay quien piensa que la ciencia y la tecnología son básicamente neutrales y que bien orientadas pueden servir a la causa de la emancipación y quien las  encuentra intrínsecamente nocivas para el ser humano, causantes de su esclavitud. Desde por lo menos los ludditas, que en los albores de la civilización industrial destruían las máquinas y las fábricas que los forzaban a convertirse en proletarios hasta la exaltación del trabajo como bien preciado y orgullo del individuo que podemos encontrar en el anarquismo decimonónico, estas contradicciones se han ido actualizando y agudizando hasta el presente. Lo apasionante del presente es el futuro, o lo apasionante del futuro es el presente.

V.J. Rodríguez González

Tomado de https://www.portaloaca.com/opinion/lo-imprevisible/

Marx y los anarquistas

El anarquismo, aunque tenga una extensa prehistoria, nace en la primera mitad del siglo XIX; por lo tanto, al igual que el marxismo, es consecuencia de la Revolución francesa, del triunfo de la burguesía, de la formación de la clase obrera y del desarrollo del capitalismo industrial. Por muchos precedentes que podamos señalar, no podemos hablar de anarquismo explícito antes de Proudhon; dejaremos para más adelante, la primera y significativa controversia que tuvo este autor con Marx.

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