En el núcleo de la política hay una práctica anárquica del disenso democrático (Simon Critchley, La demanda infinita)
En un artículo reciente sobre la necesaria renovación del anarquismo para afrontar los retos del siglo XXI («Anarco-sindicalismo: el orden de los factores»), terminaba diciendo: «En la búsqueda de ese Grial que se replantea el inicio de la experiencia en el orden de los factores (su arkhé-ología) figuran pensadores del mundo de la academia y de los movimientos sociales como Daniel Colson, Todd May, Saul Newman, Reiner Schürmann o nuestro amigo Tomás Ibáñez con su nuevo libro Anarquismo no fundacional. Postanarquistas de condición (Hakim Bey dixit) que pretenden un nomadismo libertario de largo aliento reseteando la anarquía». Propuestas de «rupturas epistemológicas» que, frente a lo que era habitual en el revisionismo marxista, hechas desde el confesionalismo militante, ahora surgen en los márgenes de la ideología. Muchos de los nombres citados no proceden de la cantera anarquista. Los hay que sí lo son, como el profesor Ibáñez que además es un referente histórico por su pictograma sinecista de la A circulada (nuestro Banksy del 68), pero la mayoría se declara orgullosamente no anarquista y sin embargo contribuye a su innovación intelectual. Un cierto cambio de paradigma que ofrece garantía de apertura de mente y espíritu crítico, precisamente cuando el ecosistema anarquista corre el riesgo de adulteración polisémica por la embestida ultraliberal promocionada como «anarcocapitalista» (https://elpais.com/eps/2024-01-13/la-palabra-anarcocapitalismo.html) y «libertaria».
Hace pocos días intentaba distanciarme del concepto «libertario» y «anarquista» que utiliza la extrema derecha con un desparpajo cabreante. Traté de enmarcarlo en nuestra genealogía, que nos ha costado sangre y fuego (sin querer ponerme transcendente ni intensa), nunca con afán de propiedad. El anarquismo es movimiento y lejos de mí la idea de que haya conceptos o ideas inamovibles y graníticas, pero tampoco soy partidaria de la volatilidad y lo «líquido» (que decía Bauman) porque detrás nuestro existen experiencias, personas, propósitos y emociones que nos enraízan a un proyecto que continúa vivo, cambiando y adaptándose a los nuevos tiempos.
A pesar de ser una revista semestral, desgraciadamente, sigue siendo actualidad la llamada guerra de Gaza. Mal llamada guerra porque en una guerra se enfrentan ejércitos y en este caso se ha convertido en una escalada más de la violencia ejercida por el estado sionista de Israel contra la población palestina que comenzó en 1948 con el impulso de los países colonizadores.
Desde hace varios meses estamos asistiendo a la exaltación de la barbarie y a la demostración de que el juego de poderes está por encima del respeto a los derechos humanos. No podemos permanecer impasibles mientras se ejerza violencia contra los pueblos.
Desde la sociedad civil se han organizado manifestaciones y concentraciones desde el inicio de estos nuevos ataques de Israel a Gaza. No obstante, la actitud de los gobiernos no varía y siguen dando apoyo al gobierno israelí a pesar de reconocer que los ataques israelíes son una atrocidad y están asesinando a personas inocentes. En las últimas semanas se han producido acampadas en universidades de todo el mundo, y también en España, denunciando el genocidio y pidiendo el fin de cooperación con el Estado de Israel.
Da igual que se bombardeen ciudades, hospitales como campos de concentración, el gobierno israelí emite órdenes al ejército sin someterse a ninguna de las exigencias que las leyes internacionales establecen de amparo a la población civil. USA y otros países venden armas a Israel con las que seguirán matando a palestinos y palestinas hasta el exterminio.
No deberíamos asistir a esta guerra ni a ninguna otra. Porque hay muchas más guerras en el mundo, desde la guerra de Ucrania a las distintas guerras que sufren las poblaciones africanas, como la violencia provocada en distintos lugares de América. Y todo ello envuelto en un conflicto de intereses mercantilistas de las empresas armamentísticas. Por principios, el movimiento libertario no puede admitir la violencia contra la población civil y, además, considera innecesarios los ejércitos.
Es tan grande nuestra indignación que por ello hemos elegido la ilustración de Carlota Ribs sobre Palestina para la portada del número 1 de Redes Libertarias. Sus rasgos marcan el dolor y sufrimiento de las víctimas palestinas. Así, con esta denuncia, abordamos nuestro número 1 recogiendo las mismas secciones que pusimos en marcha en el núm 0. En este nuevo número abordamos una reflexión sobre la visión de la guerra desde el anarquismo realizando un análisis de cuál ha sido la relación de los seres humanos con la violencia desde los inicios de la humanidad. También nos informan de la situación de otros países como Argentina o Brasil y nos hablan de un ejemplo de escuela rural y las dificultades para llevar a cabo el proyecto de educación pública y alternativa adaptada al medio.
En este número 1 se explican los inicios del anarquismo en España y cómo se vivió en aquellas épocas. En otro artículo nos cuentan cómo se desarrolló el Consejo de Aragón durante la guerra española. También, fruto del estudio y la investigación, nos presentan una demostración de la participación de otras mujeres en la revista Mujeres Libres que no son conocidas ni reconocidas.
En la sección de Cultura se recogen todas las artes. Poesía, escultura, exposiciones, cómic. Demostrando que a través del arte se pueden reivindicar derechos y la revolución.
Seguimos presentando reseñas sobre libros y películas que consideramos interesantes dar a conocer y, por ello, compartimos. En la sección de Pensamiento recogemos una reflexión sobre los mitos del anarquismo, una bonita historia sobre la abuela anarquista que no sabía que era anarquista y un llamado a la filosofía para niños y niñas con las líneas libertarias como referente.
La temática del feminismo en este número recoge un análisis del feminismo y el anarquismo en Brasil con un recorrido histórico y analítico de cómo se entiende al otro lado del océano el mundo anarcofeminista. Siguiendo con los principios del anarquismo en otro artículo se reflexiona sobre la inoperancia del derecho penal como solución y se aboga más por un derecho restitutivo y no punitivo para acabar con la violencia machista y en una reflexión sobre la lucha feminista se hace un recorrido por los distintos conceptos que recogen el abc del día a día de las mujeres.
Esperamos que esté nuevo número os resulte interesante y genere ideas de debate entre nuestros lectores y nuestras lectoras.
No resulta tan fácil, a pesar de lo que nos han enseñado, establecer los límites de las diferentes etapas históricas; una de las señas de identidad de la modernidad es el de la racionalidad científica y, aunque suele hablarse de su inicio en la Ilustración del siglo XVIII, ya empezó a forjarse en la Europa del siglo XV con el descubrimiento de la imprenta, de las artes navegatorias y del Nuevo Mundo(1). La modernidad, y la racionalidad científica con la idea de la objetividad, resultan impensables sin la representación gracias al libro impreso; por lo tanto, la ideología moderna cree que es posible trasladar el plano de lo real al plano del conocimiento de forma fiel y fiable. Otros rasgos de la modernidad es la confianza exacerbada en la razón y el progreso(2), la pretensión universal de los valores, la autonomía del sujeto, un humanismo que considera existe cierta naturaleza humana o, muy importante para la construcción de la comunidad política, el surgimiento del individualismo (los vínculos sociales se fundamentarán ahora en los derechos e intereses de los individuos). La modernidad, no cabe duda, constituye un proceso secularizador con adelantos evidentes que apartan el oscurantismo religioso. Pero, con la anunciada muerte del concepto de Dios no se destruye el trono, valga la metáfora, y en él se acaban asentando otros principios absolutos: la Razón, la Verdad, los Valores… Valga esta última aseveración para abrir boca sobre la controversia establecida por la posmodernidad donde se vincula la modernidad con otra forma de absolutismo.
El pasado 2 de febrero, Catherine Malabou, filósofa y feminista francesa, presentó en el Centro studi libertari la edición italiana – Al ladro! Anarchismo e filosofía, Elèuthera, 2024- de Au voleur!: Anarchisme et philosophie (PUF, 2022). En la presentación del libro le acompañaron Tomás Ibáñez, activista y pensador anarquista, Salvo Vaccaro, filósofo y pensador anarquista, y Donatella Di Cesare, filósofa, ensayista y columnista.
Redes Libertarias os irá ofreciendo semanalmente las distintas intervenciones en la presentación del libro, comenzando, como es lógico, con la intervención de Catherine Malabou, a la que seguirán las intervenciones de Tomás Ibáñez, Salvo Vaccaro y Donatella Di Cesare, que no pudo participar presencialmente en el acto de presentación.
La participación de las mujeres en la cultura impresa anarquista a escala internacional fue imprescindible para la extraordinaria difusión de la prensa y producción editorial del movimiento libertario, desde finales del siglo XIX hasta principios del XX. Fueron mujeres que desafiaron las normas de clase y de género, mujeres que crearon proyectos editoriales y colecciones, editaron periódicos y folletos, tradujeron textos políticos y literarios. “Su participación se rastrea en las primeras planas y en las portadas, pero también en los talleres y las imprentas, y en las calles, distribuyendo publicaciones o cobrando suscripciones”. Así recibe la exposición ‘Moldeadoras de la idea: mujeres en la cultura impresa anarquista’, que, en las propias palabras de sus curadoras, “recupera ese trabajo intelectual y manual muchas veces invisibilizado, para recordar y homenajear a todas aquellas que llevaron a letra de molde las ideas de la revolución, la emancipación, la fraternidad y la igualdad, y que imaginaron un mundo absolutamente diferente del que conocían”.
Podemos explorar e investigar exhaustivamente todos los archivos, retroceder en el tiempo tanto como nos sea posible y recorrer todos los continentes que, sin embargo, la realidad seguiría siendo tozuda: antes de abril de 1964, nunca una A en un círculo simbolizó la anarquía y el anarquismo.
Ningún cartel, ninguna inscripción mural, ni rastro alguno. No obstante, esta ausencia no encierra ningún misterio. Es tan simple como que dicho símbolo anarquista no podía existir antes de ser concebido, lo cual aconteció precisamente en abril de 1964.
Habitualmente, los ácratas nos lamentamos sobremanera de que las anarquistas son las ideas y prácticas sobre las que se han vertido mayores falsedades, y visto lo visto es posible que no lo suficiente. El caso es que uno, propenso a la indignación y presto a dar batalla a poco que se presente, se niega a acostumbrarse a esos numerosos embustes arrojados de manera continua sobre la historia de un movimiento que ha buscado, desde sus inicios, eso tan bello que es la conciliación entre la emancipación individual y la colectiva. Si embargo, por lo que veremos a continuación, esa ignominia no se reduce el pasado y es algo que al parecer llega hasta estos, si cabe, todavía mayores confusos tiempos en los que el sistema globalizado busca enemigos una y otra vez para mantener al personal distraído y temeroso. No me preguntéis por qué, pero recientemente cayó en mis manos un ejemplar de El Mundo, es posible que el rey de los diarios mendaces en este inefable país llamado Reino de España. El caso es que una entrevista a doble página de un fulano anglosajón, director de algo descrito como un think tank (sea lo que sea eso), provoca que un escalofrío recorra mi cuerpo, indecisa mi pobre persona al no saber muy bien a qué emoción corresponde, al ser titulada de la siguiente manera: «Temo un ataque cíber o biológico de un grupo terrorista anarquista».
Revolución o colapso. Entre el azar y la necesidad, libro editado el año 2017 por Queimada, recoge las memorias de Octavio Alberola a través de artículos suyos escrito a lo largo del tiempo, muestras de un anarquismo libre de dogmas y heterodoxo, que llega hasta nuestras días, en los que se nos invita a repensar y reinventar la revolución a través de una llamada a la rebelión en un sociedad adormecida y seducida, en gran medida, una y otra vez por las instituciones.Seguir leyendo Revolución o colapso. Entre el azar y la necesidad, de Octavio Alberola→
Un espacio en la red para el anarquismo (o, mejor dicho, para los anarquismos), con especial atención para el escepticismo, la crítica, el librepensamiento y la filosofía en general