Como a día de hoy, todavía, es posible escuchar de boca de algunos anarquistas que están en contra de la propiedad privada, esta aseveración me suscita no pocas preguntas y reflexiones. Uno es así de terco. Hay quien afirma que el anarquismo moderno nació como una corriente socialista, que a diferencia de otras no consideraba la libertad como algo dispensable y que proponía la colectivización de los medios de producción para participación y disfrute de todas y todos. Niego la mayor, uno considera desde su alabada ingenuidad que las ideas anarquistas (mejor en plural) son también herederas del liberalismo. Se me ocurrió, recientemente en cierto evento libertario, recordar aquella declaración del bueno de Rudolf Rocker, cuando sostuvo que se trataba el anarquismo de la síntesis de las dos grandes corrientes de la modernidad, socialismo y liberalismo, y observé con estupor cómo se torcieron varios morros entre aquel granado público. Recordemos, está muy bien indagar en la historia y aprender un poquito de ella sin ese detestable dogmatismo anclado en el pasado, algunas de las propuestas ácratas sobre el trabajo y la propiedad. Así, una de ellas es la que recibió el nombre de colectivismo, según la cual el productor debía tener todo el derecho a la propiedad de los bienes de consumo, ya que los mismos serían un garante de la libertad individual. Una vez escuché hablar de un anarquista de primera generación, no recuerdo el nombre, que ante el enfrentamiento con los marxistas, afirmó que esa gente, con sus prácticas autoritarias, iban a conseguir que las personas odiaran el término comunismo.
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Anarquismo y liberalismo: propiedad, mercado y competencia
John Locke afirmó: “El grande y principal fin que lleva a los hombres a unirse en Estados y a ponerse bajo un gobierno es la preservación de su propiedad”. La propiedad privada, para el liberalismo, es un derecho sagrado, pero nos preguntamos si su concepción de la misma no deja de estar directamente vinculada a la desposesión de gran parte de la sociedad. De hecho, Proudhon, al que se atribuye con ¿Qué es la propiedad? (1840) haber realizado el primer estudio científico en el ámbito de la economía política, pivotará toda su obra en torno a esta pregunta. Si Locke estableció los principios del liberalismo en vincular la propiedad privada a la libertad, Proudhon quebrará el altar sobre el que se colocó ese ídolo y, como es sabido, concluirá que se trata de una apropiación indebida. Pero el filósofo francés no pretendía ser lapidario en su conclusión, ni demonizar sin más el concepto, sino profundizar en algo que consideraba contradictorio. Con su oxímoron, pretendía señalar que la propiedad es una institución que se niega a sí misma, fundada en la contradicción y símbolo de la desigualdad social y política. Gaston Leval afirmará al respecto: “Proudhon negaba el derecho romano de la propiedad, la forma que permite a unos hombres usufructuar indebidamente el trabajo ajeno. Pero la consideraba indispensable en su forma generalizada”. Eso es algo que hay que poner delante de los liberales y su sacralización del concepto de propiedad, la gran premisa moral del anarquismo es su negación de la explotación, de “usufructuar indebidamente el trabajo ajeno”, por lo que está muy claro lo que quiso señalar el francés.
Sobre algunas perspectivas libertarias y el anarcocapitalismo
Nos lamentamos mucho las y los anarquistas, de manera quizá pertinazmente reiterada, pero la mayor parte de las veces con razón, de las muchas falsedades que se han vertido sobre nuestras ideas y prácticas. De hecho, la Real Academia Española, por decirlo con delicadeza, no resulta muy afortunada en su definición de anarquismo. Dejaremos a un lado la segunda acepción, una suerte de pleonasmo que plasma un absurdo como «Movimiento social inspirado por el anarquismo», y nos centraremos en la primera. En la misma, se asegura lo siguiente: «Doctrina que propugna la supresión del Estado y del poder gubernativo en defensa de la libertad absoluta del individuo». Resulta imposible en la insigne institución lingüística mayor imprecisión, por no hablar de mera mistificación, con tan escasas palabras. No queda clara la sociedad a la que aspiran los anarquistas, hubiera sido tan sencillo como aclarar que desean «una sociedad exenta de cualquier forma de dominación» (por lo tanto, no se oponen solo al Estado y sus instituciones coactivas), ni podemos subscribir desde ninguna perspectiva libertaria, incluso yo diría que tampoco desde la tradición más ferozmente individualista, ese despropósito filosófico de una «libertad absoluta del individuo». Nos sirve la errada e irritante acepción de la RAE, al menos, para profundizar en unos cuantos conceptos libertarios en la actualidad, más que nunca, extremadamente confusos.
Anarquismo, liberalismo y libertad
El anarquismo y el liberalismo poseen semejanzas históricas, aunque finalmente adopten caminos divergentes; si bien uno se acabó mostrando dual y ambivalente en su defensa de la soberanía individual y de la participación en la riqueza material, el otro tratará de aportar una visión compleja de la libertad para asegurar la emancipación social.
Okupación
¿Por qué okupamos?
Con este texto pretendemos hacer una pequeña exposición básica sobre los motivos por los cuales la okupación es una herramienta válida a la hora de luchar y a la hora de vivir. Este pequeño anexo, que se complementará en futuros números, se explica cómo entendemos la okupación, qué utilidad tiene y por qué la asumimos como algo vital.
Entramos ilegalmente en viviendas, edificios, solares, espacios… abandonados y en desuso y tomamos posesión de ellos porque lo consideramos un acto de reapropiación, es decir, una forma de recuperar parte de lo que es nuestro y de todos, puesto que el planeta tierra no es de nadie y es de tod@s.
Porque con la propiedad privada nos han negado el libre acceso a los recursos básicos para la vida, y esto nos “obliga” a aceptar durante casi toda nuestra existencia la explotación que supone el trabajo asalariado, explotación que significa que parte del esfuerzo que realizamos los desposeid@s para vivir, nos es robado por l@s propietari@s, perpetuando así el circulo vicioso del capitalismo, es decir, que un@s vivan a costa de otr@s. Al okupar, rompemos con la necesidad de aceptar ese chantaje, recuperamos una parte de lo sustraído y, por extensión, de nuestro tiempo de vida. Nosotr@s, usamos la okupación como herramienta política, es decir, como un medio más en nuestro intento de crear espacios de vida al margen de las leyes, normas y valores que nos imponen el Estado y el Capital.
No somos okupas, somos personas, que estamos okupando con el fin de procurarnos, por nuestros propios medios y esfuerzos, viviendas, lugares de aprendizaje y trabajo, espacios de esparcimiento y de producción de lo que necesitamos: alimentos, bienes, etc. Okupamos por algo más que el interés personal, por algo más que para huir de la asfixia cotidiana que supone vivir al son de políticas y mercaderes.
Usamos la okupación como ensayo de un mundo nuevo, como puesta en práctica de nuestras ideas:
De acción directa: no necesitando de intermediarios, sino siendo nosotr@s mism@s quienes tomamos y llevamos a cabo las decisiones, y, por tanto, asumimos las responsabilidades de las mismas.
De autogestión: organizando entre tod@s nuestras relaciones y necesidades, manteniendo nuestra capacidad de decisión intacta ante posibles chantajes surgidos de la relación y dependencia de instancias externas: estatales, comerciales, etc.
De solidaridad: compartiendo y ayudándonos l@s un@s a l@s otr@s, respetando y reconociendo los intereses individuales en los colectivos, y viceversa.
De horizontalidad: nadie manda y nadie obedece. Funcionando a través del libre acuerdo, la responsabilidad y la confianza en la palabra dada. No queremos que nadie se vea obligad@ a hacer nada con lo que no esté de acuerdo, por eso no aceptamos la imposición de la mayoría, y por eso, no votamos.
De igualdad: tod@s somos diferentes, pero tod@s somos personas. Considerando a cada un@ como un ser vivo único, con su propia personalidad, identidad e idiosincrasia. Tratando de respetar a l@s demás como nos respetamos a nosotr@s mism@s. Respeto por respeto, porque sólo respetando la libertad de l@s demás podremos hacer crecer la nuestra.
Concluyendo, cuando okupamos estamos realizando un acto de reapropiación de nuestras vidas. Por un lado, al rechazar la lógica opresora del Estado y el Capital por la cual se crean y fomentan las desigualdades sociales a través de la propiedad privada, y se perpetúan gracias a la herencia; y, por otro lado, ensayando la construcción de nuestra realidad individual y colectiva un poco más libre día a día.
A propósito de antropología económica
La antropología económica se ocupa del papel de la producción, el intercambio y el consumo entre las diferentes poblaciones humanas. Por tanto, se enlaza (y según algunas aproximaciones se identifica) con la economía política. Su historia es bastante singular: si bien ha sido siempre evidente que producción, intercambio y consumo están estrechamente unidos entre sí, resulta también evidente que los Seguir leyendo A propósito de antropología económica
La evolución del capitalismo moderno
Los inicios del capitalismo moderno normalmente se hacen coincidir con la revolución industrial, que se inició en la Inglaterra de mediados del siglo XVIII. Según la tesis más extendida, en aquella época se habría producido una mutación, que conllevaría una tendencia gradual, en el paso de la fase de acumulación originaria del capital a la del desarrollo, es decir, del crecimiento sostenido. Por Seguir leyendo La evolución del capitalismo moderno
El anarquismo y la propiedad
¿Qué quiso decir Proudhon con su conocida frase «La propiedad es el robo»? ¿Cómo contempla el anarquismo la cuestión de la propiedad? Incluso ateniéndonos a un anarquismo decimonónico, la respuesta no es ni debe ser dogmática.
El anarquismo nació como una corriente socialista que no consideraba dispensable la libertad, proponía la colectivización de los Seguir leyendo El anarquismo y la propiedad
Antología de Proudhon
Aprovechando que se han cumplido 150 años de la muerte de Proudhon hemos querido ofrecer a nuestros lectores una antología de su pensamiento. Los textos están tomados de sus obras, tanto de las que se tradujeron al castellano como de las que están todavía inéditas en nuestra lengua. El título de cada obra va como epígrafe de los textos. Seguir leyendo Antología de Proudhon