Llevan décadas las izquierdas verdaderas pidiendo que se salga España de la OTAN y que se quiten las bases militares de EEUU del sagrado territorio nacional. Y ahora resulta que EEUU de la mano del señor Trump, dicen que en la OTAN se ha acabado vivir del cuento. Que EEUU, que es la potencia mundial con el mejor ejército, las mejores armas, bombas atómicas y un montón de dinero, deja de dar la cara por polacos, finlandeses o lituanos. Y, claro, los izquierdistas afirman que Rusia no es ningún problema, que es un país pacífico, con el que podemos establecer relaciones de amor y fraternidad. La culpa de todo la tiene la OTAN….
Es verdad. El problema no es Rusia, no, para nada. Ni el problema es la OTAN. El problema es Europa, que es un polvorín.
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Howard Zinn: «el problema es la obediencia civil»
Howard Zinn, fallecido en 2010 a los 87 años, fue un historiador social y un radical próximo al anarquismo. Una de sus grandes obras fue A People’s History of the United States (edición en castellano con el título La otra historia de los Estados Unidos). Fue, además, autor de infinidad de conferencias y artículos, así como un dramaturgo con obras como Marx en el Soho (reciente versión en Madrid con el título de Marx en Lavapiés) o Emma, que recoge hechos de la vida real de Emma Goldman.
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La industria del holocausto
Mientras los palestinos mueren hoy en día en Gaza, masacrados por el Estado de Israel, resulta llamativa la cantidad de cultura popular (el cine, mayormente) que sigue recogiendo el horror del holocausto producido, mayormente, sobre el pueblo judío (aunque sea ya un lugar común aclararlo, no solo contra los judíos). Solo en el momento en que escribo estas líneas, en la cartelera española se encuentran los films The Brutalist, premiada obra que hay quien ha calificado de propaganda sionista más o menos justificadora de que cualquier medio sería válido para construir la nación israelí (aunque sea con la sangre de otros), Lee Miller, sobre la fotógrafa de moda que acabó yendo al frente de guerra para recoger en imágenes los desmanes del Tercer Reich, o A Real Pain, situada en la actualidad, con tono de comedia, en la que dos jóvenes recorren Polonia recuperando la memoria sobre sobre el holocausto producido sobre sus ancestros. El paradigma de la obra fílmica más efectista sobre el tema lo constituye quizás La lista de Schindler, firmada por el a menudo sensiblero y superficial Steven Spielberg. El pianista, de Polanski, aporta en cambio algunos interesantes matices sobre la actitud (humanamente comprensible, dado el horror) de parte de la comunidad judía sin caer en ese atroz maniqueísmo. Si echamos un vistazo atrás, todos los años hay un bombardeo constante sobre la misma temática y, ojo, no digo que me parezca mal a priori siempre y cuando se denuncien todas y cada uno de las matanzas y opresiones originadas en autoritarismos de diversa índole.
Seguir leyendo La industria del holocaustoLos derechos de las mujeres en crisis
Laura Vicente
Existe una sensación, con sustento real en algunos países, de catástrofe, de que los derechos conseguidos pueden retroceder e incluso desaparecer. No digo que los derechos no estén en peligro, pero creo que debemos abandonar esa visión catastrofista y enfocar bien dicho peligro y, sobre todo, cómo afrontarlo1.
Seguir leyendo Los derechos de las mujeres en crisisLa primacia de lo ético sobre lo político en el anarquismo
El anarquismo clásico considera la mejor organización social, en oposición a la regulación por parte de una instancia objetiva externa (el Estado), surgida de la voluntad de individuos libres, autónomos y conscientes con el paradigma de la solidaridad frente a cualquier otro; se trata de una primacía de lo ético sobre lo político.
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El neofascismo, el totalitarismo de nuevo cuño y el espejismo de las urnas
Voy a empezar con un apunte que es meramente conceptual, o quizás simplemente terminológico.
I—Fascismo y neofascismo
Es bien conocido que el fascismo propiamente dicho, el fascismo clásico, es un fenómeno históricamente situado en el cual se suele englobar, pese a sus diferencias, tanto al fascio mussoliniano como al nacionalsocialismo hitleriano. También sabemos que ese término ha sido extrapolado para designar tanto a los regímenes que guardan cierto parecido con los que se impusieron en los años veinte y treinta del siglo pasado, como para calificar a las posturas políticas y a los movimientos que se reclaman de las ideologías de aquellos regímenes, introduciendo si acaso algunas actualizaciones menores.
Seguir leyendo El neofascismo, el totalitarismo de nuevo cuño y el espejismo de las urnasPasiones de diversa condición
Continúo en mi pertinaz empeño de tratar de arrojar algo de luz sobre la condición humana y la deriva moral de la civilización que hemos construido. Un poco pretencioso, pero en este momento no tengo nada mejor que hacer. Habrá quién señale la paradoja de un tipo pretendidamente nihilista, y asumo la crítica de aquel que lo observe como una mera pose enrabietada en permanente tensión con cierto afán libertario, que por otra parte no para de lanzar moralismos varios. Así es, y es que si cierto reducto de mí persona se proclama sin rubor nihlista lo es, no por carecer de principio moral alguno, como el vulgo a veces quiero observar dicha condición, sino por considerar que es necesario destruir los valores instituidos para que, con suerte, algo mejor germine. Creo que, con ello, recojo de forma nada modesta el legado de alguien tan malinterpretado como Nietzsche, pero tampoco me hagáis demasiado caso al respecto, no vamos a ponernos demasiado intelectuales. Otro pensamiento reivindicable, y convenientemente distorsionado, es el del enérgico y bienintencionado Bakunin cuando afirma cosas como aquello de que la pasión destructora es también pasión creadora. No sé si tal aserto es generalizable, pero estoy seguro de que se aplica a las intenciones constructivas y loablemente transformadoras del gigante anarquista, que luego continuaron ácratas posteriores con encomiable esfuerzo. Pero, insisto, no divaguemos con reflexiones que, no digo que sea mi caso, alguno considerará meramente filosóficas. Vamos a lo práctico y situémonos en el milenio actual, transcurrido casi un cuarto del siglo XXI, que hace tiempo sonaba a ficción científica.
Demofascismo y terrorismo
La idea que la mayoría de la gente tiene del terrorismo es que este consiste en poner bombas y tirotear personas. El terrorismo es a veces eso, pero no sólo eso. Aunque no existe una definición comúnmente aceptada de terrorismo,1 lo cierto es que constituye un fenómeno que presenta una serie de elementos característicos. De entre estos elementos, el que quizás lo define mejor es que el terrorismo busca de forma deliberada crear terror en sus víctimas por un motivo de carácter político, para lo que se vale del uso de la violencia o la amenaza creíble de utilizarla contra personas y objetos, todo ello para conseguir un cambio en la conducta de la población o de los gobernantes que permita la realización de los objetivos de quienes protagonizan los actos terroristas.2
Seguir leyendo Demofascismo y terrorismoDescomposición absoluta a niveles altos
El desastre causado por las inundaciones provocadas por la “gota fría” del 29 de octubre pasado, especialmente en la parte sur del Área Metropolitana Valenciana, no tiene nada de natural. En la génesis y desarrollo de la mayor catástrofe habida en la zona han confluido cuatro causas antinaturales muy imbricadas en los modos de habitar, trabajar y administrar la cosa pública bajo un régimen capitalista. La primera, de origen industrial, es el calentamiento global generado por la emisión de gases de efecto invernadero de las fábricas, calefacciones y vehículos, causante de fenómenos meteorológicos extremos como la d.a.n.a. La segunda, de carácter político, es la incompetencia culpable de la administración estatal y autonómica, cuya irresponsable pasividad y negligencia podría tacharse de homicida. La tercera, de características económicas y sociales, es la suburbanización completa de la periferia agraria de la ciudad de Valencia, o sea, la conversión de los municipios de la Huerta en un gran suburbio-dormitorio y en una zona poligonera logística, comercial e industrial. La cuarta, consecuencia de la anterior, es la motorización generalizada de la población suburbial, forzada por la tajante separación que el desarrollismo ha implantado entre los lugares de trabajo y de residencia.
Seguir leyendo Descomposición absoluta a niveles altosEl anarquismo y el cambio revolucionario
¿Qué significa el término ‘revolución’ hoy en día? Si bien, es obvio, que el significado social y político tiene su importancia histórica, en la actualidad parece haberse desterrado, en gran parte del imaginario de la gente, la posibilidad de un gran cambio revolucionario.