Cada vez que aparece el menor asomo de crisis existencial en mi vida (caldo de cultivo para las creencias más disparatadas), cada vez que se produce la mínima tentación idealista, autoritaria o alienante (¿no es todo algo muy similar?), cada vez que asoma la amenaza de alguna estúpida abstracción supuestamente liberadora, corro raudo a releer al bueno de Albert Camus. Y, especialmente, uno de los grandes libros del Siglo XX, El hombre rebelde. Hoy, tiempos confusos, en que los más inicuos reaccionarios fundamentalistas se presentan como «auténticos» rebeldes y defensores del individuo, bien es verdad que justificados en parte en cierta izquierda empecinada una y otra vez en medidas coactivas en nombre de un supuesto bien común, es más necesario que nunca oxigenar el cerebro y pasar a la acción. Ello, en nombre de un espíritu verdaderamente libertario con, por supuesto, algunos tics nihilistas que nos empujen a rechazar tanta superchería en todos los ámbitos de la vida de esta especie peculiar llamada sapiens. Son tiempos de reivindicar una auténtica rebeldía, en nombre de un extenso comportamiento ético, para combatir el sufrimiento de tantas personas en tantos lugares del mundo. Puede parecer paradójico que eso se haga en nombre de cierto nihilismo, pero es que precisamente los detentadores de una perversa moral (hay quien lo llama política haciendo distinciones) son los que apuntalan el mundo tal y como los sufrimos. Una moral instituida en nombre de algún fundamentalismo (llámese Dios, Estado, Nación, Democracia… incluso en ocasiones se invoca el horror en nombre de algo llamado Humanidad).
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La teoría que critica de broma
Una respuesta a La tierra que se subleva de broma
Sólo hay una manera digna de fomentar el espíritu de libertad de la juventud, y es acompañarlo de la crítica. La otra, que sería alentar la rebeldía sólo porque es rebelde, y sólo porque es juvenil, sería a todas luces indecente. Estos jóvenes deben ser tomados en serio, y el único modo de no burlarse de ellos es tratarlos de igual a igual, discutir sus ideas sin indulgencia ni desprecio.
Nicola Chiaromonte
Después de una tediosa manifestación por el 1º de mayo, algunas hacíamos las mochilas para ir hacia Mont-roig del Camp. Allí, Revoltes de la terra hacía su primera germinación contra una fábrica de componentes de baterías de coches eléctricos. Algunas llevábamos tiempos atentas a la convocatoria, leyendo y debatiendo los textos publicados, asistiendo a los encuentros de luchas en defensa del territorio, conversando con las compañeras implicadas… A la vez, la mayoría de nosotros llevamos buena parte de nuestro bagaje militante en conflictos territoriales, la agroecología o contra la turistización y los macroproyectos. En este sentido, el llamamiento a iniciar una dinámica de lucha que trascendiera las limitaciones de las luchas en defensa del territorio en el contexto de una protesta contra las fantasías del capitalismo verde nos parecía, como mínimo, sugerente. Desde un punto medio entre la expectativa y el compromiso, no fuimos allí a verlas venir sino a intervenir sin saber muy bien lo que pasará.
Seguir leyendo La teoría que critica de broma¿Un partido antiestatista?
Leo en cierto medio alternativo de izquierdas, por llamarlo de algún modo para que nos entendamos, una columna que aboga por la creación de un partido antiestatista (eso sí, matizando a continuación que «…o anticapitalista»). Para fortalecer su propuesta, acude a la historia mencionando el Partido Sindicalista, que fundó el bueno de Ángel Pestaña y que creo que tuvo una breve continuidad en los años de la llamada Transacción (perdón, «Transición» quería decir). Para los que no lo sepan, Pestaña fue un anarcosindicalista que en sus años en la CNT, junto a otros militantes, criticaba toda «aventurismo revolucionario» y consideraba que era necesaria una preparación durante un tiempo antes de llegar al comunismo libertario. Puede decirse que su decisión final de crear un partido, con el que él mismo llegó a ser diputado, suponía una continuación de su visión con la participación abierta en el sistema parlamentario y, a priori, sin renunciar a la revolución social. Algunos dirán que esto no le diferenciaba gran cosa de socialistas o comunistas, con el fracaso reiterado de la vía estatista para transformar la sociedad, y habrá que darles la razón. Pero, volvamos a esa propuesta actual de crear un partido antiestatista. De entrada, de algún modo se agradece el lanzar una crítica al Estado (al autoritarismo) en unos tiempos en que la izquierda en su conjunto lo identifica una y otra vez de manera pueril con los servicios públicos (y, llamémosle por su nombre, con el asistencialismo). Para otro espacio, dejaremos la profundización en unos servicios «públicos», autogestionados por los propios trabajadores (expertos en la materia) al servicio del conjunto de la sociedad, que no se equiparan a servicios estatales (burocratizados, centralizados y jerarquizados, cuya ineptitud estamos viendo una y otra vez en las diversas crisis sistémicas, este infernal verano son los malditos incendios).
Seguir leyendo ¿Un partido antiestatista?Hoy la rebelión es un deber ético
Editorial / Semi sotto la neve, nº 11
La rebelión es justa. Hoy la rebelión es un deber ético. Es lo que hacen los estudiantes serbios, las masas turcas y georgianas, los opositores israelíes al gobierno de Netanyahu, muchos ciudadanos estadounidenses, unos pocos pero valientes residentes de Gaza, las mujeres en Irán, así como muchas otras personas en muchos otros lugares del planeta, en nuestra realidad europea, en diferentes contextos geográficos, culturales y políticos: hombres y mujeres que se rebelan nos interrogan sobre nuestro presente y nos llevan a imaginar un futuro diferente. Desde la publicación del primer número de esta revista (febrero de 2022), han pasado solo unos años, pero los acontecimientos históricos han sido numerosos, rápidos e impactantes, generando nuevas preguntas, nuevos desafíos y también nuevas posibilidades para nosotros. El camino que hemos elegido conscientemente para potenciar los aspectos proactivos y positivos que resaltan las experiencias libertarias actuales, el esfuerzo por encontrar y cuestionar todas esas realidades espontáneas, antiautoritarias y mutualistas que prefiguran otra forma de relacionarnos socialmente, siguen siendo el sentido más profundo e importante de nuestra revista. No olvidemos ni descuidemos, sin embargo, la importancia y la opción estratégica de la revuelta permanente, individual y colectiva, la ruptura del imaginario dominante, la voluntad de oponer no solo la resiliencia sino también la resistencia a una deriva autoritaria y peligrosamente totalitaria de la política contemporánea. Es por esto que, aunque con un espíritu crítico y autocrítico, queremos considerarnos participantes activos en todo movimiento que luche contra toda forma de dominación, ya sea visible o nueva y oculta.
Seguir leyendo Hoy la rebelión es un deber éticoReligión, anarquismo y posmodernidad
¿Qué hay de cierto en lo que aseguran los pensadores posmodernos? La posmodernidad se caracteriza por la crítica a cualquier discurso totalizante, algo que debería poner en cuestión a las religiones y a todo tipo de dogmatismo. Lejos de esto, lo que llaman «época posmoderna» ha abierto la puerta a toda suerte de creencias espirituales y seudocientíficas. ¿Existe algo llamado «anarquismo» posmoderno? Defendemos que las ideas libertarias, con su huida de toda solución definitiva y de toda trascendencia, y con su convicción en la transformación de la vida para abrir nuevas posibilidades inmanentes, han sido la excepción entre las corrientes surgidas en la modernidad
Redes Libertarias entrevista al Local Anarquista Magdalena de Madrid
¿Cómo y cuándo surgió el Local Anarquista Magdalena? Explicadnos por qué Magdalena y cómo os vinculáis al barrio de Lavapiés en el que está ubicado el Local.
El origen del local se da por una necesidad de aglutinar varios proyectos. Nace en un espacio de la CNT que estaba en la calle Magdalena, un local que llevaba usando el sindicato desde los años setenta. Ya en los años noventa y los dos mil, lo van compartiendo con otros colectivos que se juntan allí. Llega un momento en que el sindicato ya no participa en el local y lo siguen usando estos otros colectivos. Para que os hagáis una idea, era un piso grande con varias habitaciones, por lo tanto, cada habitación la usaban proyectos diferentes. Por allí pasaron desde las Juventudes Anarquistas de hace muchos años, a la Federación Anarcopunk, etc. Colectivos muy diferentes sin un proyecto común. Luego llega un momento en que se mete también la editorial Klinamen, la distribuidora Mundo Muerto y empieza a haber proyectos que fueron dando lugar al local como lo entendemos hoy.
Seguir leyendo Redes Libertarias entrevista al Local Anarquista Magdalena de MadridA vueltas con la memoria (y con la historia)
Tengo una amiga, una excelente y honesta historiadora, que no le gusta nada el concepto de «memoria histórica», que para ella vendría a ser poco menos que un oxímoron. Si lo he entendido bien, piensa que una cosa es la historia o historiografía y otra muy diferente es la memoria, más tendente a la subjetividad por motivos obvios. No está nada mal dicha aclaración, dada la acaparación de ambas cosas por intereses políticos, pero me temo que los que lo hacen les interesan más bien poco las sutilezas (y, todavía menos, la honestidad). De hecho, la actual polarización ideológica (por llamarla de algún modo, ya que «ideas» más bien pocas) conduce a que unos, el bando progre, hinchen el pecho de orgullo al mencionar el vocablo memoria a veces etiquetada de algo grandilocuente, mientras que otros, el bando conservador-reaccionario, suele ser partidario de la amnesia colectiva (la derechita cobarde), en el mejor de los casos, o bien directamente de reivindicar la ignominia histórica en este inefable país (la derechista abiertamente ultra). Los anarquistas, aparentemente una minoría hoy en día, aunque muy enérgica, no lo tenemos fácil ante esto de la memoria y la historia. De hecho, dado el muy repulsivo facherío todavía muy vivo en este inefable país, podría resulta tentador adherirse (al menos, de forma crítica y condicional) a la campaña de este gobierno tan progresista, cuando se cumplen 50 años de la muerte del matarife dictador, justificado en lo que se quiere llamar nada menos que Memoria Democrática y con el lema, todavía más distorsionador, de «España en libertad. 50 años». ¿Se nos quiere hacer creer que el franquismo acabó hace medio siglo?. No ya que hubiera un proceso de Transacción (perdón, Transición), sino que con la muerte del cruel caudillo en la cama, nos llegó la libertad por generación espontánea. En fin, la manipulación tiene todavía una vuelta de tuerca. Claro que, como la derecha gobernará más temprano que tarde, muchos dirán que más vale que nos conformemos con esto, aunque la visión histórica sea de una puerilidad que tumba de espaldas.
Seguir leyendo A vueltas con la memoria (y con la historia)Vivamos las Utopías
Este escrito no pretende ser una reseña expresa del recientísimo libro de Carlos Taibo Anarquía para jóvenes (y para quienes no lo son tanto), Catarata, 2025. Podría hacerla, toda vez que he tenido la oportunidad de leerlo —se lee amigablemente de un tirón al constar de algo más de 120 páginas, con breves y numerosos epígrafes escritos en un estilo eminentemente sintético, pedagógico y divulgativo—. Sin embargo, utilizaré la presentación de dicho libro, a la que asistí, para enlazar con la miniserie de TV Apagón y el concepto o teoría del Colapso, sobre el que este autor ha profundizado y reflexionado en los últimos años.
Seguir leyendo Vivamos las Utopías¿Nihilismo?
Al parecer, en alguna ocasión se ha acusado a los bodoques ultrarreaccionarios de Vox de nihilistas. Soy consciente de que no son los mejores tiempos para el conocimiento político y filosófico, pero la confusión llega a extremos irritantemente surrealistas. Presuponiendo que son honestos, que es mucho presuponer, los integrantes de la ultraderecha suelen ser, precisamente, todo lo contrario, fervorosos creyentes deseosos de imponer sus dogmas a los demás. Me recuerda un genial diálogo de una de las mejores comedia de los Coen, El gran Lebowski; ante la aparición de un grupo terrorista, compuesto por patanes que aseguran ser nihilistas, otro peculiar personaje espeta: «¿Nihilistas? ¡Hasta los nazis creían en algo!». Es posible que el genial chiste aluda indirectamente a Nietzsche, filósofo con el que se puede estar o no de acuerdo, pero cuyo pensamiento resulta imposible vincular a ninguna forma de fascismo, en mi nada modesta opinión. En cualquier caso, no es mi intención ponerme estupendo a nivel intelectual, o tal vez sí, pero viene al caso lanzar unas cuantas reflexiones para tratar de hacer justicia con esa concepción filosófica vital tan interesante llamada nihilismo. Cierto es que, a un nivel vulgar, el término de marras suele identificarse con la absoluta falta de un principio moral o político. Bueno, la cosa no es tan descabellada como parece en un primer vistazo, ya que la ausencia de dicho principio o fundamento puede ser la negación de cualquier esencia, en lo que atañe al ser humano y la realidad social y política que construye, y se abre la puerta por lo tanto a algo mejor.
Seguir leyendo ¿Nihilismo?Comienza en Chiapas el Encuentro de Resistencias y Rebeldías: “Algunas partes del todo”
El encuentro, organizado en Chiapas por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), busca «llegar a un acuerdo sobre qué, cómo, dónde y por qué» demoler el capitalismo y todos los sistemas jerárquicos. El encuentro se inauguró pasado 3 de agosto con una marcha en la que todos portaron banderas palestinas. El encuentro durará hasta el 16 de agosto.
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