Archivo de la categoría: Anarquismo en la actualidad

Fraternidad y cosmopolitismo


El término fraternidad parece hoy, al menos en el lenguaje vulgar, anacrónico. Si bien se alude, al menos en la teoría política, constantemente a la libertad y a la igualdad, la tercera parte del gran proyecto de la modernidad queda relegada al olvido. Trataremos en este texto, al igual que hemos hecho en diversas ocasiones con la solidaridad (que, por otra parte, es un concepto muy relacionado con el que nos ocupa) de vincularlo estrechamente a los otros dos grandes conceptos: libertad implica necesariamente igualdad y fraternidad.

Frente a cualquier nexo y vinculo social tradicional, la fraternidad trata de imponerse, al menos desde la Revolución francesa, como la gran alternativa revolucionaria. Esta novedad radical de la fraternidad tiene sus precedentes, no tanto en la fraternidad religiosa, como en la estoica de la Antigua Grecia: la natural sociabilidad del ser humano como base para una aspiración cosmopolita. La Revolución francesa, o al menos una corriente dentro de ella, posee esas aspiraciones claramente universales, no una simple emancipación de una pólis o nación, sino el comienzo de la liberación del conjunto de la humanidad.

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Revolución o colapso. Entre el azar y la necesidad, de Octavio Alberola

Revolución o colapso. Entre el azar y la necesidad, libro editado el año 2017 por Queimada, recoge las memorias de Octavio Alberola a través de artículos suyos escrito a lo largo del tiempo, muestras de un anarquismo libre de dogmas y heterodoxo, que llega hasta nuestras días, en los que se nos invita a repensar y reinventar la revolución a través de una llamada a la rebelión en un sociedad adormecida y seducida, en gran medida, una y otra vez por las instituciones. Seguir leyendo Revolución o colapso. Entre el azar y la necesidad, de Octavio Alberola

La búsqueda en el anarquismo de la fragmentación y la pluralidad vinculadas por la ética

El camino fácil, y de consecuencias terribles de forma reiterada, para cualquier otra opción política es la conquista del poder. El reto para el movimiento anarquista es propagar en las personas un deseo de libertad, entendida como negación de toda estructura jerárquica y de dominación, los vínculos sociales deben ser fundamentalmente éticos, el apoyo mutuo y la solidaridad.

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Sobre las nociones de persona e individuo con una perspectiva libertaria

Individuo, como la propia etimología de la palabra indica, alude a lo indiviso e indivisible. Porfirio, con una visión muy influyente en la época medieval, dio una definición de individuo como entidad singular e irrepetible, que posee unos atributos propios. En la era moderna, ha habido visiones más dispares sobre la noción de individuo, pero en general ha existido la tendencia a considerarlo como algo singular. Por ejemplo, Leibniz destacó la singularidad de cada individuo de forma extrema, aunque encontramos otra visión en Spinoza al querer ver que los entes singulares son modos de una sustancia única.

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El deseo revolucionario y el activismo innovador

Al leer el interesante libro Desierto. Posibilidades para la libertad y lo salvaje en un mundo en colapso, con cuyo análisis y posturas podemos estar o no de acuerdo, especialmente por su marcado tono apocalíptico, se suscitan unas cuestiones primordiales para un auténtica transformación social y ecológica. Seguir leyendo El deseo revolucionario y el activismo innovador

Nuevo (y necesario) contrato social

Una de las grandes esperanzas para el género humano ha sido la revolución llevada a cabo en Rojava por el publo kurdo, que se ve muy influencia por las ideas del libertario Murray Bookchin y su ecología social: el sistema económico se basa en una economía autosuficiente a través de cooperativas y el respeto al medio ambiente mediante un uso de los recursos económicos de una manera sostenible y eficiente. Hace ya más de una década que la región proclamó su autonomía respecto al Estado sirio, pero no esperéis encontrar excesiva información en nuestros inicuos medio oficiales. A pesar de la constante amenaza de leviatanes autoritarios, y con una voluntad de hierro, recientemente, los pueblos del norte y este de Siria, han logrado promulgar una nueva versión del Contrato Social. De esa manera, se incide en la ecología, la economía y justicia sociales, así como en los principios del confederalismo democrático. No somos los ácratas, a veces con un talante excesivo, muy amigos de constituciones, ni de sistemas de barniz democrático, pero ningún problema con dotar a conceptos pervertidos de un nuevo carácter semántico. Al fin y el cabo, la democracia debería ser de verdad el gobierno del pueblo o, si se quiere, la gestión social, política y económica por parte de las personas afectadas.

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La servidumbre voluntaria

Ya habréis adivinado por el título que voy a hacer referencia al texto de Étienne de La Boétie[1], un texto que he leído muchas veces, la última hace un par de semanas. Volví a leerlo porque me asombra ver a partidos políticos que dicen que la política es negociación y pacto y que eso justifica el decir sí a lo que ayer dije que no, haciendo de «la necesidad virtud». No importan las promesas hechas en campaña electoral, se dicen muchas cosas para atraer el voto y todo el mundo lo sabe y lo comprende.

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Lo imprevisible

Los medios y los fines constituyen una unidad. Alguien se preguntará: «¿para qué luchar si ya soy libre?» .Y la respuesta es «Sólo es libre quien lucha. La muerte es el cese de toda necesidad, de todo conflicto». Pero la finalidad nunca se alcanza, puesto que la fuente fluye constantemente, empujando al concepto a nuevos horizontes. Si la libertad de la que se parte, no contiene ya la libertad a la que se aspira, el viaje es inútil, queda frustrado. Lo admisible ayer u hoy, no tiene por qué ser admisible mañana. En caso contrario, se impugnará totalmente la autonomía y capacidad de decisión e influencia de los individuos en la historia. La «disciplina» del libertarioa nace de la convicción interior, no de las soflamas o consignas de un ente político jerárquico situado en un «afuera» y presuntamente provisto de una clarividente perspectiva de conjunto de la realidad. Lo que la izquierda no puede entender y lo que jamás le perdonará a la anarquía es que ésta pretenda derrocar a toda autoridad por roja que se proclame. La lección más interesante de la revolución española de 1936 desencadenada por el estallido de la guerra civil son las comunas campesinas y, en sentido inverso, la burocratización y el gubernamentalismo de los que se postularon como dirigentes y representantes de la CNT. Surge así la cuestión de si, indefectiblemente, cualquier movimiento de masas, los espoleados por la lucha contra el poder inclusive, no acaba siendo partícipe de la lucha por el poder. Una lucha por el poder para la que la CNT no estaba aleccionada, porque esa es el ámbito de acción específico de toda organización jerárquica (los partidos políticos y su pugna por el dominio del estado). De esta manera, la CNT quedó en tierra de nadie, con unas bases revolucionarias y reacias a la colaboración y unos líderes poco aptos, pese al empeño que pusieron, para la lucha política tradicional, lo que quedó trágicamente expuesto en los hechos de mayo del 37 en Barcelona.

Puesto que, al margen de derrocar a toda autoridad, la anarquía no es un programa político. No dice como ha de ser la sociedad ni en cuatro años ni en veinte. La imprevisibilidad del futuro es la fuerza motora libertaria y a la vez, el aspecto más desconcertante para las gentes, acostumbradas a delegar su voluntad política y, por lo tanto ,su capacidad de influir en acontecimientos venideros. Toda una estirpe de especialistas -políticos, economistas, científicos, banqueros, burócratas- programan y planifican basándose en la pasividad de las masas y en la apropiación ilegítima de la autonomía individual y colectiva. Pero en una hipotética sociedad libertaria, ¿quién se atreve a afirmar que fórmulas organizativas van a desarrollar los individuos y los pueblos cuando todo el mundo tenga la posibilidad de participar en su construcción? Dentro de los  anarquismos, existe desde el clásico obrero del anarcosindicalismo intentando infructuosamente concienciar a las masas, al individualismo solidario insurreccional, pasando por el -para mí, ilusorio- municipalismo libertario (propugnando una participación limitada en el sistema para socavarlo desde dentro, se obtiene que  la participación en las elecciones municipales refuerzan el sistema democrático y forzarían mayormente al apoyo a partidos de izquierda como «mal menor») o el anti tecno-industrialismo de un Theodore Kaczynsky , el anarcoprimitivismo o el anarquismo postizquierda. Todas las corrientes tienen en común su antiautoritarismo, pero difieren bastante en sus teorías, medios y métodos. Hay quien piensa que la ciencia y la tecnología son básicamente neutrales y que bien orientadas pueden servir a la causa de la emancipación y quien las  encuentra intrínsecamente nocivas para el ser humano, causantes de su esclavitud. Desde por lo menos los ludditas, que en los albores de la civilización industrial destruían las máquinas y las fábricas que los forzaban a convertirse en proletarios hasta la exaltación del trabajo como bien preciado y orgullo del individuo que podemos encontrar en el anarquismo decimonónico, estas contradicciones se han ido actualizando y agudizando hasta el presente. Lo apasionante del presente es el futuro, o lo apasionante del futuro es el presente.

V.J. Rodríguez González

Tomado de https://www.portaloaca.com/opinion/lo-imprevisible/

Hablando de libertad (con cierta ira)

Resulta ya extremadamente preocupante, y será cosa de la «involución intelectual» que diría una amiga mía, cómo calan los discursos abiertamente simplistas y grotescos. Es posible que uno de los años colaterales que ha hecho el socialismo estatista, una de cuyas variantes en versión totalitaria es lo que el imaginario popular entiende por comunismo a estas alturas, está en el hecho de que gobernantes que deberían ser vistos como lo que son, inicuos e irrisorios, se llenen la boca de libertad sin asomo alguno de vergüenza. Comunismo o libertad, que dijo la indescriptible tipa que preside la capital de este inefable país, llamado Reino de España, y es la libertad que repite sin sonrojo un esperpento como el nuevo presidente de la pobre Argentina. Libertad, para esta gente, es todo lo que no guste a su liberalismo insolidario, usando el subterfugio constante de rechazar la opresión estatal, ellos que están al frente de gobiernos, y alabando el esfuerzo individual sustentado en sálvate tú mismo explotando a los demás. Es especialmente terrible que infinidad de jóvenes, que acabarán siendo carne de cañón en sociedades basadas en la explotación laboral, compren sin rubor el discurso de esa libertad basada en el emprendimiento, en la acumulación de riqueza y en una meritocracia, que también resulta falaz en la práctica.

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