A propósito del reciente atentado en Algeciras donde murió una persona en una iglesia, por parte de un tipo de origen magrebí machete en ristre, y al parecer vociferando en nombre de Allah, las necedades interesadas no han dejado de oírse. Hay que aclarar que no está muy claro a día de hoy si el homicida en cuestión actuó por fanatismo religioso o por problemas psiquiátricos, y uno se pregunta si ambos factores no están estrechamente relacionados, disculpad el razonamiento obvio. El caso es que la inicua ultraderecha patria, arrimando miserablemente el ascua a su sardina, ha insistido en la represión sobre inmigrantes («ilegales», claro); mientras, el líder de la derecha oficial del Partido Popular, no muy distante de ese engendro escindido llamado Vox y al conocer bien a los votantes por los que compite, ha asegurado que los cristianos hace siglos que no matan en nombre de su deidad. Ahora entraremos en eso, pero adelantamos que una vez más se resucita el fantasma amenazador de una supuesta organización terrorista, de creencias e ideologías adecuadas a los nuevos tiempos, ya que sabemos o deberíamos saber a estas alturas que los poderes fácticos necesitan y moldean a su gusto. Sobre el fanatismo religioso, algo que considero una especie de pleonasmo, diré que no suelo entrar en si tal o cual creencia sobrenatural es más propicia a ello o en nombre de la cual se ha asesinado más a lo largo de la historia. Lo que ocurre es que, al menos en este inefable país que llamamos Reino de España, supuesto Estado aconfesional (donde se favorece a esa institución arcaica llamada Iglesia Católica), pues algunos lo hacen evidenciando su propio interés y/o fanatismo.
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Una guerra con lecciones para todos
Quienes siendo de izquierdas, manifestaban que la hipocresía de la UE era tremenda y que no se hablaba de la guerra en otras partes del mundo, que las hay a porrillo, pueden sentirse aliviados. Ya casi no se habla de Ucrania. No acapara primeras páginas. Shakira y su canción sobre Piqué tienen mucha más audiencia. ¿Nuevo truco diabólico de los EE.UU.? Haya pues, paz. Ucrania poco a poco se está convirtiendo en un conflicto crónico, y saldrá en los periódicos de forma esporádica, cuando se produzca algún desastre monumental.
Seguir leyendo Una guerra con lecciones para todosImpregnados de estulticia
Siempre tengo muy presente una charla del bueno de Agustín García Calvo (algo ininteligible a veces en sus propuestas radicales para el común de los mortales, todo hay que decirlo) en la que sostuvo algo así como que él pasaba totalmente de estar impregnado a diario de los medios de desinformación. Cito de memoria, y con toda la inexactitud e incluso algo de distorsión que eso puede conllevar, pero creo que el saludable espíritu libertario y algo nihilista era ese. El caso es que, en aquella época en la que yo era todavía un candoroso mozalbete cargado de cuestionable energía positiva, defendía con cierto ardor lo contrario; venía a decir que había que estar bien informado sobre la sociedad que sufrimos, precisamente, para poder combatirla con conocimiento de causa y transformarla a mejor. A pesar de aquella tierna oposición, como dije al principio, siempre tuve en cuenta aquellas palabras y, hoy por hoy, sin caer en ninguna suerte de solipsismo, pienso y actúo de modos harto diferentes. Y es que al cabo de los años la sociedad mediática, con la irrupción de nuevas tecnologías, internet, redes sociales y demás medios de desinformación, solo ha ido a peor para afección de aquellos incautos exentos de espíritu crítico; no ya que moldeemos nuestro imaginario, y nos manipulen de una u otra manera, a conveniencia de unos determinados paradigmas políticos y económicos, es que directamente nos impregnamos de la más pura estulticia a poco que nos dé por estar pendientes de los consabidos chismes en los dispositivos electrónicos.
Seguir leyendo Impregnados de estulticiaLa vanguardia y la retaguardia involuntarias
Algunas personas hemos leído más, otras hemos leído menos; cuando se cae en demasía en abstracciones intelectuales, privilegio de ciertos círculos de iniciados y la inmensa mayoría de la población ni siquiera barrunta lo que estamos hablando; cuando el anarquismo abandona la calle para refugiarse en interminables discusiones sobre el qué hacer, pregunta con inevitables reminiscencias leninistas; cuando el ostracismo mediático al que estamos sometidos, signo inequívoco de que el sistema todavía nos tiene miedo, es equivalente a una mordaza en la boca; cuando caemos en el desánimo porque nuestros argumentos son ignorados sistemáticamente, no ya por los medios de formación de masas, lo cual es natural pues si el anarquismo tuviera un papel, siquiera secundario, en la sociedad del espectáculo, ¿Qué clase de anarquismo sería?, sino por el pueblo al que van dirigidos; si no dejamos de mitificar al trabajador, que en las democracias occidentales está imbuido de los valores de esta sociedad, es decir, profundamente conservador al que le encanta el ficticio papel protagonista que le adjudican la izquierda y la derecha; y en fin, cuando la voluntad intenta inútilmente imponerse a la realidad, es que tenemos un problema serio.
Seguir leyendo La vanguardia y la retaguardia involuntariasPerplejidades institucionales y violencia de género
Tres ministerios (Igualdad, Justicia e Interior) andan confusos, perplejos, frustrados y asombrados ante el aumento de asesinatos de mujeres en el mes de diciembre de 2022 (trece mujeres asesinadas y un caso más que todavía se está investigando) y en el de enero de 2023 (a día 11 debemos contabilizar cuatro mujeres asesinadas). Y es que desde el Estado se confía en que, con recursos, leyes, ministras feministas en Igualdad y labor policial se puede atajar la violencia de género.
Seguir leyendo Perplejidades institucionales y violencia de géneroDe ideologías y justificaciones
Cuando uno se define como anarquista en ciertas situaciones, con algo de provocación y un poquito de orgullo, no tiene precio el gesto que suele adquirir el interlocutor, a medio camino entre la ignorancia supina y una perplejidad exenta de luz alguna. Dan ganas, inmediatamente, de añadir que cierta dosis de nihilismo le salva a uno de caer en tentaciones dogmáticas; mejor no hacerlo, ya que es muy posible que la cabeza del vulgo empieza inevitablemente a girar sobre su eje. El caso es que dicha confesión, expresada a un público no versado en el tema, en vez de provocar alguna curiosidad para tratar de aumentar sus conocimientos, suele caer en los más lamentables tópicos: «eso es una utopía», «eso no lo quiero yo», «eso es algo del pasado» y bla, bla, bla. He de reconocer que dichas respuestas me provocan tal hastío, que no pocas veces, en lugar de verbalizar justificación alguna, para tratar de razonar con el sujeto en cuestión, suelto cualquier barbaridad. Recuerdo otros tiempos, en los que el que suscribe era (más) joven y tiernamente ingenuo, que en estas situaciones solía matizar que mis simpatías estaban con la izquierda libertaria; en estos tiempos posmodernos, no resultan muy claros ni el sustantivo ni el apelativo, aunque frente a toda distorsión es plenamente asumible reivindicar «lo libertario» como emancipatorio (perdón por la solemnidad).
Seguir leyendo De ideologías y justificacionesLa guerra que queremos y necesitamos
Alguna vez he comentado que a mí lo que me asombra de la guerra no es el aspecto humanitario. Al fin y al cabo en todas las guerras hay civiles huyendo, civiles muriendo, soldados ejecutados, torturas, saqueos, violaciones, niños huérfanos y todo eso. A mí lo que me asombra, es el tema de la logística.
Seguir leyendo La guerra que queremos y necesitamos¿Alguien sabe qué diablos ha pasado en Perú?
La pregunta del titular de este nada modesto blog es (casi) retórica, ante la imposibilidad de acceder a una mínima verdad debido a la avalancha de intoxicación informativa. No sé si esto es por el principio de incerditumbre ese del tal Heisenberg, pero creo que no, que es pura y dura manipulación mediática por parte de toda suerte de sinvergüenzas. Creo recordar que el año pasado, el premio Nobel peruano Vargas Llosa, tan talentoso en lo literario como inicuo en lo económico y político, aludió a «la gente que no vota bien». No hace falta mucho recorrido intelectual (o moral) para dilucidar que lo que este fulano quiso decir es que las elecciones en su país, celebradas poco antes, las habían ganado los que no eran de su cuerda. El caso es que, efectivamente, un maestro rural ganó la presidencia en el país y la izquierda (parlamentaria) de este inefable país se congratuló por ello. El mismo tipo, llamado Pedro Castillo, hace escasos días, acabó disolviendo el Congreso, creando un gobierno de excepción y dando lugar a nada menos que un toque de queda para convocar elecciones constiruyentes unos meses después. Ciertos medios han insistido que las accciones de Castillo suponían un golpe de Estado de tomo y lomo; no me gusta en absoluto estar de acuerdo con la inmensa mayoría de ellos, pero a mí me parece que todo eso olía, efectivamente, a autoritarismo puro y duro. También se ha dicho que el golpe o disolución, o como narices quiera llamarse, fue debido ante la amenaza de una inmediata destitución, gracias a una moción de censura, del hoy ya expresidente.
Seguir leyendo ¿Alguien sabe qué diablos ha pasado en Perú?La guerra de Ucrania y la ideología de izquierdas
Me ha costado mucho decidirme a escribir sobre el tema de la guerra en Ucrania y la actitud de la izquierda, incluidos sectores libertarios, hacia este conflicto bélico (no caeré en el justificante ideológico de decir «guerras» cuando quiero decir guerra en Ucrania). Asumo el riesgo que conlleva esta reflexión a contracorriente, busco el debate y el intercambio de pareceres.
Seguir leyendo La guerra de Ucrania y la ideología de izquierdas¿Nostalgia por el pasado?
Resulta estremecedoramente peculiar que tantas personas aludan una y otra vez a los malos tiempos que vivimos, algo que nadie discute, pero lo hagan apelando a un supuesto pasado más benévolo. Eso se traduce en la recurrente frase, digna de toda suerte de parodias, «cualquier tiempo pasado, fue mejor». ¿Acaso eso significa que gran parte de la humanidad son una panda de reaccionarios sin remedio? Veamos. Cierto es que, a nivel social y económico, la situación de una crisis tras otra es como hacerse mirar el sistema en que vivimos. Pero, que yo recuerde el condenado capitalismo este, en perfecta armonía con la clase política, siempre ha encadenado una crisis tras otra; espero que eso no nos haga volver al feudalismo explícito, que ya suficiente explotación tenemos con la actual. Si nos referimos a lo político, el asunto este nostálgico llega a tal nivel de despropósito, que muchas personas consideran que los dirigentes de los partidos no tienen ni punto de comparación con los de hace décadas, en concreto con esos prohombres bondadosos que trajeron la democracia a este inefable país. Pues qué queréis que os diga, no solo los políticos de generaciones anteriores no me parecen mejores que los actuales que sufrimos, sino que, además, aquellos me resultan especialmente repulsivos por haber encabezado esa farsa llamada Transición. Uno se pregunta a qué distorsión cognitiva patética obedece que el personal piense, sin el menor asomo de pensamiento crítico, que los políticos de antes son los que tenían una gran catadura moral mientras que los de ahora no son más que peleles tecnócratas sin entidad alguna. Lo segundo, no lo discuto. Podemos repasar a conciencia, uno tras otro, sean de un partido u otro, por ejemplo a los llamados padres de la Constitución y la cuestión es para echarse a llorar. Claro que para llegar a esa conclusión es necesario una lucidez política y existencial de la que, al parecer, gran parte de este indescriptible país adolece.
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