Recientemente, se ha difundido un vídeo en el que puede comprobarse cómo dos agentes de la policía nacional agreden violentamente a dos hombres negros, que en ningún momento se les ve mostrar resistencia alguna. Puede verse a uno de los maderos inmovilizar a una de estas personas por el cuello y todos sabemos cómo acabó una situación parecida en Estados Unidos, pero esta vez hablamos del barrio de Lavapiés en la capital de este inefable Reino de España. Mientras el tipo le axfisia, su compañero golpea al detenido en la pierna con la porra y no tarda en arremeter contra el otro hombre, que se mostraba tranquilo pegado a una pared, golpeándole en la traquea. La actitud de los dos agentes, por lo que puede verse, es extremadamente violenta, aunque no una excepción, sencillamente esta vez ha quedado grabada en vídeo. Afortunadamente, a diferencia de los que todos lo justifican en nombre del «algo habrá hecho», vecinos de Lavapiés, hartos del hostigamiento policial, han denunciado este uso «excesivo» de la fuerza. Hay quien ha señalada lo intolerable de semejante actuación policial, que han tildado de racista, en un sistema «democrático», pero uno se pregunta si no es lo habitual en una sociedad jerarquizada y clasista.
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Palestina, transformar el dolor en lucha
“Esto es lo que nuestra clase gobernante ha decidido que será lo normal” – Aaron Bushnell (RIP 25/02/2024)
Se van a cumplir, o se han cumplido ya, 5 meses desde que el Estado israelí recrudeciera las acciones militares contra la población palestina. Todas conocemos las brutales consecuencias de las operaciones del ejército invasor llevada a cabo durante este tiempo. Todas estamos enteradas de la cifra de asesinatos totales, todas hemos visto las imágenes de ciudades enteras arrasadas, todas hemos leído alguna de las múltiples denuncias sobre la situación alarmante de hambre, sed, proliferación de enfermedades, falta de recursos y atención sanitaria, etc. Todas sabemos lo que hay, todas sabemos que la situación es incomparable a ninguna otra.
Estamos presenciando la comisión de un genocidio, ampliamente documentada en medios y redes sociales. Ninguna otra operación de exterminio está dejando tanto testimonio directo, pero, aún así, ni la llamada comunidad internacional, ni tribunales u otros organismos de intercesión en situaciones de conflicto, han dado ningún paso con efectos palpables, se han limitado a declaraciones con simple valor simbólico, a una teatralización de la indignación.
El caso del Estado español es también sangrante, mientras el Gobierno ha continuado autorizando la venta de armas a Israel durante todos estos meses, como ha quedado suficientemente acreditado, la acción gubernamental se ha basado en elevar un poco el tono de voz en alguna rueda de prensa o conferencia, para, posteriormente, retractarse en cuanto la representación diplomática israelí exigía explicaciones. Mientras todo esto ocurría, ministros y ministras del Gobierno del ala izquierda acudían a manifestaciones o se pronunciaban por redes sociales, evidenciando, más si cabe, la incapacidad y la farsa de la socialdemocracia.
Ya nos recordaban las organizaciones revolucionarias pro-palestinas que, a la lucha por la liberación, en nada podía contribuir la intervención de estos organismos internacionales, que los tribunales de justicia creados por las potencias coloniales que sostienen a Israel, nunca serán parte de la solución, por ello, es en el seno de nuestra clase donde debemos crear complicidades solidarias con el pueblo palestino, enarbolando, una vez más, la bandera del internacionalismo.
Pero estamos en una situación difícil, nuestras organizaciones no están en su mejor momento, no contamos, por ejemplo, con un gran sindicato, decidido, firme, que pueda paralizar puertos, fábricas enteras, etc. Además, andamos desconcertadas, con un gran sentimiento de impotencia, desbordadas por las imágenes tan duras que nos llegan, luchando contra el dolor, yendo de una a otra manifestación sin mucha esperanza en el alcance que puedan tener, por ello, nos preguntamos, una y otra vez, qué hacer, sabiendo que es necesaria una intervención directa, en el presente, pero, también, a su vez, que el recorrido es largo, que tenemos mucho trabajo por delante para recomponer un tejido político radical que pueda ser una herramienta útil de solidaridad internacional.

Antes de todo esto, habíamos leído libros que se preguntaban qué estaba haciendo la humanidad ante otras situaciones terroríficas, que reflexionaban sobre cómo es posible que ocurrieran ante la pasividad o complicidad del resto, ahora nos ha tocado a nosotros y todo lo que habíamos leído ha saltado por los aires, parece que no nos sirve para casi nada.
Así que volvemos al inicio, a la eterna pregunta, qué hacer. Pues, de momento, seguir. Que el pueblo palestino no caiga en el olvido, que el silencio no les termine de enterrar, que esté presente siempre, en nuestras conversaciones y en nuestras calles. Que la bandera palestina llene nuestros balcones, nuestros muros, etc. Que, en nuestros colectivos, ocupe el lugar prioritario que merece.
Pero esto no es suficiente. Vivimos en el corazón del poder colonial, en la UE, algo más se puede hacer. Necesitamos una militancia internacionalista. Las compañeras de Catalunya, UK o de otros diferentes lugares, nos han mostrado diferentes alternativas como la ocupación de intereses económicos israelíes, bloqueo de fábricas de armamento, tecnología militar, etc., campañas de boicot a quienes colaboran con el Estado sionista, jornadas de huelgas, generales o en sectores concretos, etc., es decir, contestar en el terreno económico, arremeter contra sus intereses productivos, impedir que la dinámica de producción y consumo continúe con total normalidad, sobre todo, en aquellos sectores con vinculación directa con la maquinaria de guerra sionista.
Pero no es solo la única vía, también es necesario construir nuestro propio discurso que, entre otras cosas, defienda el derecho a la resistencia del pueblo palestino y se oponga al relato de la socialdemocracia que plantea la posibilidad de una armonía pacífica, obviando los diferentes conflictos e intereses presentes, defendiendo la solución de los dos Estados, sin criticar en sí al propio Estado israelí, asumiendo que su dinámica actual es fruto de los excesos de una clase dirigente concreta y no parte intrínseca de su naturaleza. Además, otra vez, dictando planes desde la lejanía, eliminando cualquier posibilidad de agencia a la población palestina. Más allá de la necesaria crítica libertaria al proyecto estatal, no hay posibilidad de convivencia alguna con un poder colonial.
Seguir teniendo presente lo que está ocurriendo, apoyar materialmente a la resistencia palestina y a las organizaciones que están trabajando en el terreno, ir más allá de la manifestación como forma de presión, forjar discurso y crítica radical, etc., pueden ser parte del plan de lucha que tenemos que crear, rompiendo con la inercia de los caminos ya recorridos una y otra vez, reflexionando en colectivo para poder actuar aquí y ahora, a la vez que reconstruimos nuestras bases para afrontar los conflictos futuros.
Todo por hacer
https://www.todoporhacer.org/palestina-dolor-lucha/
Siniestras fronteras, inicuos Estados
2023 ha sido uno de los años más mortíferos en cuanto a la migración se refiere, 18 muertes diarias. La ruta Atlántica, en dirección a las Islas Canarias, y partiendo de lugares tan lejanos como Mauritania, Senegal o Gambia, se ha convertido en la más letal del mundo. Se ha denunciado que una de las causas de tan tremenda mortalidad es el control migratorio en el que los Estados ponen el foco, por encima de cualquier otra motivación humanitaria. Los medios de búsqueda y rescate, o no se activan, o se hacen ya demasiado tarde provocando la tragedia. Los migrantes se convierten así en mera piezas sacrificables sobre el tablero, según los intereses de los poderes establecidos. Y es que, como en tantas otras cuestiones, las instituciones que deberían ser garantes de derechos se convierten en todo lo contrario en la práctica. La Convención de eso que sirve para tan poco, que son las Naciones Unidas, establece que los países deben colaborar para proteger las vidas de las personas. Se dirá que ciertos gobiernos del tercer mundo se desentienden de sus poblaciones migrantes, lo cual no deja de ser cierto, pero es que se ha señalado también al Estado español, que usualmente presiona para que los rescates los efectúen otros países, aunque no tengan ni los medios ni la voluntad de hacerlo.
Seguir leyendo Siniestras fronteras, inicuos EstadosNuestros hermanos portugueses
Tengo un amigo, que aboga por algo que él llama Unión de Repúblicas Ibéricas; creo que no, no le añade lo de Socialistas, pero por ahí van los tiros. Incluso, sostiene sin rubor que los anarquistas en el pasado, o al menos algunos de ellos, estaban también en esa línea. No puedo evitar que una mueca escéptica se dibuje en mi rostro ante semejante afirmación, pero bueno, al fin y al cabo los ácratas llamaron a su organización específica Federación Anarquista Ibérica. Es posible que pudiera haber una línea de entendimiento con los libertarios si estuviéramos hablando de un verdadero sistema federal, con autonomía de cada grupo, plena solidaridad entre ellos, profundización en la democracia y una economía autogestionada. No, nada de eso se produjo en la llamada Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, a pesar de tener una estructura federal de boquilla, la población era presa de un feroz centralismo. Pero, vayamos con nuestros hermanos portugueses, a los que habría que preguntar si quieren formar parte de una estructura social y política junto a este inefable país (llamado, hasta nueva orden, Reino de España). Acaban de celebrarse unas elecciones en el país vecino, donde, para horror de la progresía, ha ganado la derecha y ha subido, notablemente, la extrema derecha.
Seguir leyendo Nuestros hermanos portuguesesPablo González y la miseria del periodismo en este inefable país
No, no soy justo al generalizar en el título, ha habido excepciones a nivel individual y algunos medios (los menos) en este inenarrable país, que sí se han ocupado y han denunciado lo que están haciendo con el periodista Pablo González en las prisiones polacas. Por otra parte, Reporteros Sin Fronteras sí ha pedido directamente la liberación de una persona detenida hace dos años, sin que se haya producido ningún juicio tras unas «graves» acusaciones de espionaje para Rusia, que tampoco se han sustentado de modo alguno. Recordaremos que González fue detenido pocos días después del comienzo de la agresión del ejecutivo ruso sobre la población ucraniana, en la localidad fronteriza de Przemyśl en Polonia; allí, se encontraba cubriendo el éxodo de ciudadanos ucranianos hacia territorio polaco. Para mayor ignominia, estamos hablando de un país de la Unión Europea y, en cualquier caso, resulta inadmisible que alguien esté encarcelado, en condiciones infrahumanas, durante dos años sin que haya trascendido prueba alguna contra él.
Seguir leyendo Pablo González y la miseria del periodismo en este inefable paísReflexiones sobre el purismo ideológico (sea lo que sea eso)
Cuando uno era (más) joven, ingenuo izquierdista plagado de ideales, sufría toda suerte de comentarios críticos por parte de ciertos (presuntos) sapiens a su alrededor. Me sorprendía comprobar que para algunos elementos, más bien conservadores y acríticos con el mundo que colocaban delante de sus ojos, si pertenecías al universo de la izquierda, debías hacer poco menos que voto de pobreza. De esa manera, de modo sorprendente, se convertía en cuestionable para según que especímenes la legítima aspiración que todo ser humano posee de tratar de bien mejor en un sistema, a ser posible sin jorobar al prójimo, aunque este magnífico que sufrimos, basado en la competencia y en la salvación individual, más bien lo propicie. Normalmente, el personal que realizaba esa pseudocrítica, en este inefable país donde ser «rojo» es a menudo un estigma, no estaba sobrado de capacidad intelectual e inclusive yo diría que moral. No obstante, todavía hoy me sorprende esa visión del mundo que aceptaba que los que pueden vivir estupendamente son, claro, únicamente los de derechas o simplemente los que renuncian a tratar de cambiar el estado de las cosas para una sociedad más justa (que es lo mismo que decir «más libre», pero para todos). Hay quien dice que es muy saludable rodearse de personas que piensan diferente, departir con ellas y tratar de ver otros puntos de vista, pero en algunos casos, yo lo siento, es para que se lo hagan mirar los que adoptan cierta percepción de la realidad. Aquel entrañable ser que uno fue, empachado de unas ideas izquierdistas que no se habían dejado aplicar correctamente en la historia, emprendió ya hace mucho tiempo el camino hacia el horizonte de la bella acracia. No obstante, ojo, que nadie dude de a qué lado de la barricada me encuentro, en este inefable país donde ganó manu militari la reacción, y tampoco me molesta demasiado que me sigan tildando de rojo según qué personas.
Seguir leyendo Reflexiones sobre el purismo ideológico (sea lo que sea eso)Lo mismo rendirse es una opción a tener en cuenta
Conste que yo no creo en las naciones soberanas, para nada. Para mí son construcciones de pacotilla, artimañas, triquiñuelas y maquinaciones de personajes que, o bien tomaron demasiado sol y andan delirando, o bien se aprovechan del espíritu de rebaño para reclamar impuestos y tributos, que es la finalidad de todo buen nacionalista deseoso de Estado propio. Dicho esto.
Ucrania, va a perder la guerra. Cuando comenzó la invasión del Ejército de la Federación Rusa, lo dije porque estaba cantado. Ucrania –que es una nación soberana, y que por lo tanto tiene derecho a existir– (eso dicen los que hablan de naciones soberanas), tiene menos dinero, menos población, menos ejército, menos armas y menos de todo, que la Federación Rusa. Así que necesariamente, están condenados a perder territorio, desarmarse, rendirse y entregarse a Rusia, o desangrarse lentamente. Rendirse tendrá la siguiente ventaja: no podrán estar peor de lo que están hoy, siendo bombardeadas sus infraestructuras y perdiendo en la hemorragia, del orden de cien soldados al día. Estarán mejor. Y Rusia también estará mejor y más contenta, por lo tanto, alegría para todos.
Con Palestina la cosa es más complicada. Se trata de otra nación soberana. Que como Ucrania, tiene derecho a existir. Pero va a ser destruida. Oh, sí. La agresión del Estado de Israel contra la población de Gaza, es tan desproporcionada, tan asimétrica, tan bestia, que ese va a ser el final. Yo escucho al gobierno de Israel, y exigen para parar la masacre, literalmente, que los 20.000 milicianos de Hamás se entreguen, y se rindan. Lo que pasa es que si Hamás se rinde, desde los altos mandos a los últimos reclutas de esa organización, serán conducidos a campos de concentración, juzgados y exterminados civilizadamente. Es decir, lo pasarán muchísimo peor de lo que lo están pasando en sus túneles y ruinas, dando caña al agresor. ¿Y si se rinde Israel? Pues lo mismo. Habiendo matado a miles de niños, mujeres y no combatientes, Netanyahu será sometido a juicio, ahorcado o encarcelado en Spandau. Así que no habrá armisticio, ni rendición incondicional por ninguna de las partes. Guerra Santa. Guerra Eterna.
Los que abogan por resistir a Israel (porque Palestina tiene derecho a su existencia), afirman que el gobierno de Israel no podrá aguantar mucho tiempo, y que al final se creará un Estado Palestino con todos sus avíos. Lo ha dicho Borrell, el Parlamento Británico, el Francés… Lo ha pedido hasta el Rey de España… Bueno, es que son estatistas, no pueden imaginar otra cosa. Lo que ocurre es que como la agresión militar está tipificada como Crimen Contra la Humanidad, y los tribunales internacionales, cuando se los convoca, suelen exigir a los agresores el pago de compensaciones económicas… ¿Quién iba a pagar los destrozos, las indemnizaciones, las deudas? ¿Hamás, Israel, Palestina? Y me pregunto, suponiendo que por fin tengan éxito los pro-Estado… ¿No es perverso, maquiavélico, retorcido, haber causado miles de muertos, para lograr la creación de un Estado?
Qué vida esta.
Acratosaurio rex
https://www.alasbarricadas.org/noticias/node/53960
Hola ¿A cuántos muertos está el Estado hoy?
Leía hoy en la prensa que la ONU declara que ya van 25.000 muertos en la guerra del Estado de Israel contra Hamás, un 80% de ellos mujeres y niños. O sea, 20.000 mujeres y niños, que hay que suponer que no eran combatientes de Hamás, aunque lo mismo había algún bebé que ya estaba alistado en la milicia. Allá vamos. Es decir, que si el 80% de los muertos son no-combatientes, puedo suponer y supongo que el 80% de las 5.000 víctimas masculinas, es decir, 4.000 hombres eran también no-combatientes. Y eso nos lleva a concluir dos cosas: que los combatientes de Hamás son endiabladamente escurridizos, y que es mucho más seguro estar alistado en el ejército que ser un no-combatiente.
Seguir leyendo Hola ¿A cuántos muertos está el Estado hoy?Ídolos mercenarios del deporte
Anda bastante gente decepcionada con el hecho de que un hasta ahora inmaculado deportista (¡ya será menos!), no estoy seguro, pero creo que es alguien con gran habilidad para dar a una bolita con una especie de mango con una red tensada, se ha convertido en promotor y embajador de un régimen tan repulsivo como el de Arabia Saudí. Alguien infinitamente más lúcido me aclara que no hace mucho se ha llegado a jugar un torneo balompédico (la misma palabra aclara algo sobre este deporte que despierta tantas pasiones) de este inefable país llamado España en la misma tierra saudita, por oscuros intereses crematísticos, sin que apenas nadie dijera ni mú sobre los derechos humanos, por lo que la hipocresía y consecuente indignación es aún mayor. En cualquier caso, no sé si hay mucho de lo que sorprenderse, con (muy) escasas excepciones, a estos deportistas de élite se les presupone una total falta de conciencia ética y social. Y, para el caso que nos ocupa en este más que lúcido blog, me interesa reflexionar en por qué este gente (o, más bien, auténtica gentuza), que tiene una cantidad incontable de dinero, para resolver la vida de los suyos durante varias generaciones, llega a semejante grado de indecencia moral llegando a corromperse hasta la náusea.
Seguir leyendo Ídolos mercenarios del deporteIsrael asesina periodistas mientras Europa los encarcela
“Solíamos tener grandes sueños, pero ahora el único sueño que nos queda es que, cuando nos maten, nuestro cuerpo no se rompa en pedazos para que nos puedan identificar”. Estas palabras las profirió la periodista y podcaster palestina Ayat Khaddoura, en un vídeo de Instagram que tituló “Mi último mensaje al mundo”, publicado el pasado 6 de noviembre. Una semana después, un ataque aéreo israelí acabó con su vida.
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